Los mártires y el nacionalsocialismo
Por monseñor Gerhard Ludwig Müller
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 2 junio 2004 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención de monseñor Gerhard Ludwig Müller, obispo de la
diócesis alemana de Ratisbona, pronunciada en la videconferencia mundial sobre
«El martirio y los nuevos mártires» organizada por la Congregación vaticana para
el Clero (www.clerus.org) el pasado 28 de
mayo.
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Los mártires y el nacionalsocialismo
Obispo Gerhard Ludwig Müller (Ratisbona)
Las guerras y los regímenes totalitarios han sacudido el siglo XX.
Fundamentalmente en Alemania, durante los años del régimen nacionalsocialista,
la violencia, la represión y el crimen costaron la vida a millones de personas.
Los religiosos, párrocos y obispos fueron víctima de una propaganda anticlerical
y anticristiana que se alimentaba del ateísmo y de la hostilidad hacia Dios y
hacia la salvación revelada en Jesucristo. Finalmente, la Iglesia y la fe se
convirtieron en objetivo del terror. El condicionamiento trascendente del hombre
debía dar lugar a una nueva fe, que se expresaba en el culto al Estado y al
Führer.
Junto a los miles de víctimas sin nombre y de los mártires por Cristo y por la
Iglesia, se yerguen personajes cuyos nombres se han convertido para todos en
ejemplo de la violencia y del terror vividos: Alfred Delp, padre Maximiliano
Kolbe, Rupert Mayer, Edith Stein, Hermann Joseph Wehrle y Domprediger Maier.
Todos ellos acabaron en el punto de mira de sus verdugos por su fe y por su
entrega incondicional a Jesucristo.
Fueron valerosos en la fe y en su vocación, en la misión y en sus actividades.
En 1980, el Papa Juan Pablo II recordaba en Munich de manera muy conmovedora al
padre Ruper Mayer: «Enfermo gravemente a consecuencia de una herida grave
recibida en el curso de la Primera Guerra Mundial en el momento en que
administraba el viático, se puso abierta y valerosamente a favor de los derechos
de la Iglesia y de la libertad y por ello sufrió las atrocidades del campo de
concentración y el exilio».
Nunca se podrá olvidar la vida y la muerte de cuantos se opusieron con su
sangre, entre 1933 y 1945, al terror nacionalsocialista.