Egipto: Cristianos en el punto de mira
Para los coptos, la vida se ha hecho más dura
EL CAIRO,
20 de diciembre de 2003 (ZENIT.org).-
Las Navidades pueden ser de todo menos felices para los cristianos de Egipto.
Cada vez tienen que hacer frente a un día a día más duro bajo leyes contra las
conversiones y discriminación legal. Sólo hasta el 3 de diciembre, por ejemplo,
no puso la policía en libertad al último de un grupo de 22 conversos que habían
sido arrestados el pasado octubre. Su único crimen había sido un intento de
convertirse del Islam al cristianismo, informó el Barnabas Fund, una
organización con sede en Gran Bretaña. Mariam Girgis Makar, la última detenida,
fue puesta en libertad por una fianza de 1.000 libras egipcias (162 dólares).
Según el Barnabas Fund, en su informe del 4 de diciembre, los convertidos fueron
arrestados con la acusación de falsificar sus nombres en documentos. En Egipto,
un cristiano que se convierte al Islam puede cambiar sus papeles de
identificación, añadiendo su nuevo nombre musulmán en 24 horas. Pero no hay un
procedimiento recíproco para un musulmán que se convierta al cristianismo. Se
les requiere a todos los ciudadanos que incorporen en su tarjeta de
identificación si son cristianos o musulmanes.
Según Helmy Guirguis, presidente de la Asociación Copta del Reino Unido, los
musulmanes que se convierten al cristianismo y no cambian sus nombres se ven
forzados a vivir una doble vida. «Se convierten, conservan sus nombres
(musulmanes)... van a la Iglesia y toman la comunión, (pero) cuando salen de la
Iglesia, se comportan como los clásicos musulmanes», afirmaba en una entrevista
con Cybercast News Service, publicada el 29 de octubre.
Normalmente, sólo los sacerdotes saben de su verdadera identidad, decía Guirguis.
Los convertidos no pueden confraternizar con otros congregantes, a no ser que
sean también convertidos que viven una vida secreta, observaba. Si son
descubiertos y arrestados, los convertidos serán torturados y forzados a revelar
las identidades de sus cómplices y de otros convertidos, añadía Guirguis.
El 2 de diciembre, el Barnabas Fund hacía público otro caso de persecución, que
implicaba al marido cristiano de una convertida que fue arrestado mientras
intentaba abandonar Egipto. El 28 de noviembre, Bolis Rezek-Allah intentó
escapar de lo que el Barnabas Fund denominó «el montaje persecutorio, que sufría
a manos de las autoridades egipcias, debido a su matrimonio con Enas Badawi, una
cristiana convertida de un ambiente musulmán».
La nota de prensa explicaba que fue puesto bajo custodia de Hussein Gohar, un
funcionario de seguridad conocido por su comportamiento vengativo con los
convertidos del Islam. Según se informa, Gohar había amenazado a Rezek-Allah de
que perseguiría a su esposa Enas y la ejecutaría en presencia de su esposo.
Rezek-Allah fue puesto en libertad, pero la policía afirma que continuará
impidiéndole abandonar el país, a pesar de tener la documentación en regla para
irse a Canadá.
Los problemas de Rezek-Allah comenzaron el pasado verano, cuando fue arrestado
con el cargo de haberse casado con una musulmana. Bajo la ley islámica de
Egipto, es ilegal que un cristiano se case con una musulmana. Badawi, de hecho,
se había convertido al cristianismo antes del matrimonio, pero las autoridades
egipcias no han querido reconocer su conversión.
Un doble patrón
La organización International Christian Concern calcula que los musulmanes suman
el 85,4% de la población de Egipto. El gobierno estima que la población
cristiana alcanza el 6%, pero otras fuentes la elevan hasta el 14,2%. La gran
mayoría de los cristianos son miembros de la Iglesia copta, que existía antes de
la llegada del Islam a Egipto.
A pesar de tratarse de una importante minoría egipcia con muchos años de
historia, los cristianos coptos hacen frente a numerosas dificultades, afirmaba
un análisis pormenorizado de International Christian Concern. El mayor obstáculo
es conseguir el permiso para construir iglesias. Un decreto de 1856, que se
remonta al Imperio Otomano, hace necesario todavía que se obtenga un decreto
presidencial para reparar, remodelar o construir un lugar de culto.
Un decreto de 1934 del Ministro del Interior añadió más de 10 condiciones a la
ley de 1856. Entre ellas, el no permitir que se construya una iglesia a menos de
100 metros de una mezquita, requiriéndose el permiso del edificio oficial cuando
la construcción esté cerca de dicho edificio, y requiriéndose también que
ninguno de los vecinos musulmanes se oponga a la construcción.
Otro tema problemático tiene que ver con los nombres dados a los niños. Los
jóvenes con nombres musulmanes son apuntados automáticamente en clases de
religión islámica, sin importar las creencias de sus padres. Los niños con
nombres coptos tradicionales corren el riesgo de una vida de discriminación.
Los asesinos deambulan libres
Más evidencias de la parcialidad del sistema legal egipcio se pudieron constatar
este año cuando se absolvió a los acusados de una masacre del año 2000. Un
comunicado de prensa, del 4 de marzo de Freedom House’s Center for Religious
Freedom, expresaba su alarma ante la decisión de un tribunal egipcio de absolver
a los acusados de la masacre de 21 cristianos en la aldea de El-Kosheh, en enero
del 2000. La organización con sede en Washington, D. C., pedía al gobierno
egipcio que investigara la mala conducta de la policía en El-Kosheh.
El Tribunal de Seguridad del Estado de Egipto en Sohag no encontró culpables de
asesinato a ninguno de los 95 demandados, de la que ha sido la mayor masacre de
coptos desde hace décadas, según el Center for Religious Freedom el 27 de
febrero. El tribunal condenó sólo a dos hombres del cargo de homicidio
involuntario por la muerte de un musulmán en la aldea próxima de Al-Balabish.
Un miembro de la organización, Paul Marshall, llevó a cabo una misión de
exploración en El-Kosheh en el 2000 y entrevistó a testigos presenciales de la
masacre. Dieron los nombres de los asesinos, muchos de los cuales todavía viven
en la aldea y amenazan con más ataques.
Otro ejemplo de discriminación contra los cristianos se publicó en el boletín de
noviembre de la organización para los derechos religiosos Compass Direct. El
boletín informaba del caso de Ingy Nagy Edwar, de 19 años. La adolescente copta
fue raptada en septiembre por musulmanes que afirman que ahora se ha convertido
al Islam. A su familia se la ha prevenido de ponerse en contacto con ella.
De hecho, informaba Compass Direct, los funcionarios de policía de la seguridad
del Estado no fueron más de allá de la detención temporal de su padre y de otros
parientes masculinos unos pocos días después de la desaparición de la
adolescente. La policía les acusó de intentar interferir en su conversión al
Islam y les mostró una supuesta declaración de conversión al Islam firmada por
Ingy. Según la ley civil, una hija de menos de 21 años no puede cambiar su
religión sin el permiso legal de su padre.
La familia de Ingy, que habló con ella por teléfono en octubre, cree que la
adolescente está siendo manipulada con drogas que hacen que «su personalidad sea
diferente», explicaba su hermano, Nagy Edward Nagy.
Entre tanto, en las calles de El Cairo, cristianos y musulmanes se hayan
envueltos en una guerra de pegatinas en los parachoques. El 29 de noviembre,
Associated Press informaba que algunos coptos habían importado de Estados Unidos
pegatinas de peces para los parachoques de sus coches. Poco después, los
musulmanes respondieron con sus propias pegatinas para los parachoques:
tiburones hambrientos de peces.
Emad, un musulmán, se reía al ser preguntado sobre los símbolos en competencia,
pero no se excusaba por las dos pegatinas de tiburones en su coche. «Los
cristianos tenían el pez, por lo que respondimos con el tiburón. Si se quieren
presentar a sí mismos como débiles peces, OK. Nosotros somos los más fuertes»,
afirmaba Emad, que sólo dio su nombre, sin dar su apellido.
Los acontecimientos recientes muestran que, detrás de la competencia por las
etiquetas en los parachoques, hay una realidad mucho más fea. Hace dos mil años
la providencia aconsejó a José que tomase a María y al niño Jesús y escapara de
la persecución huyendo a Egipto. Esa opción ya no existe