Definición de hipocresía
Hipócrita proviene de la palabra griega hypokrites y se refiere a alguien que
actúa o finge. Era costumbre de los actores griegos y romanos cubrir sus rostros
con grandes máscaras y hablar con aparatos mecánicos para aumentar la fuerza de
su voz. Estos actores, que escondían sus verdaderos rostros y cambiaban sus
verdaderas voces, eran llamados hypokrites, o "hipócritas".
Jesús comparó la conducta de los fariseos a la de los actores: hombres que
simulaban o desempeñaban un papel. Los fariseos del tiempo de Jesús constituían
un poderoso organismo de liderazgo y se consideraban más celosos y más justos
que el resto de la sociedad judía. Se establecían a sí mismos como modelos de lo
que es correcto y santo; no obstante, a los ojos de Jesús el ejemplo de ellos
era en realidad destructivo. Jesús consideraba que la conducta de estos hombres
tenía un efecto contaminante en los que seguían su ejemplo, un efecto
fermentante, por así decirlo.
El Sermón del Monte y la enseñanza sobre la hipocresía
Es interesante que al comienzo del ministerio de Jesús él se pronunció
enérgicamente sobre el asunto de la hipocresía. Uno podría denominar Mateo
6:1-18 como el texto elemental que identifica la hipocresía. Los hipócritas
ofrendan con el propósito de ser vistos y admirados (vv. 1-2); oran con el
propósito de impresionar a los demás con sus voces y sus palabras (v. 5); y
hacen todo lo posible por verse miserables cuando ayunan, con el propósito de
ser admirados por su sacrificio y compadecidos por su malestar (v. 16). El
mensaje de Jesús a los discípulos era sencillo: Si ustedes se comportan de esta
manera, la admiración de los hombres será vuestra única recompensa, puesto que
yo no os miraré ni escucharé.
La mayoría de las personas que profesan ser cristianas comprenden esto; es
elemental. ¿Cuán a menudo vemos a alguien tocar la trompeta para anunciar su
ofrenda o verse tan despeinado, sin rasurar y descuidado que tenemos que
preguntarle: "¿Estás ayunando hoy?" Pero el efecto fermentante de la hipocresía
es más extenso aún.
La hipocresía, la malicia y la maldad
La mayoría de nosotros está familiarizado con la situación descrita en Mateo
22:15-18. Los fariseos le trajeron a Jesús una moneda con la imagen de César y
le preguntaron si era lícito pagar impuestos. Los judíos de esa época odiaban el
dominio de Roma. Contestar que sí era lícito, no le ganaría la simpatía de los
judíos. Contestar que no era lícito pagar impuestos, sería un acto traidor digno
de enjuiciamiento por el gobierno romano. Jesús les contestó en el versículo 18:
"¿Por qué me tentáis, hipócritas?" Aquí, la hipocresía era el enmascaramiento de
sus fines delictivos.
Los versículos 15 al 18 dejan en claro que las apariencias y la intención del
corazón eran diferentes: "Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo
sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los
herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que
enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no
miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, qué te parece".
Aquí tenemos un ejemplo evidente de segunda intención. Con caras sonrientes y
palabras lisonjeras ellos pretendieron dañar a Jesús. El apóstol Pablo, que
había sido fariseo antes de su conversión, podía ver fácilmente el vínculo entre
la levadura y las malas intenciones. En su carta a los corintios, escrita en la
temporada de la Pascua, Pablo los exhortó: "Así que celebremos la fiesta, no con
la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin
levadura, de sinceridad y de verdad" (1 Corintios 5:8). Pero hay más en cuanto a
la historia de la levadura de los fariseos.
Otra forma de levadura
En Mateo 16 la Escritura muestra que la levadura de los fariseos va más allá de
la hipocresía. Después del milagro de los peces y los panes, los fariseos
confrontaron a Jesús al buscar una señal. Él los llamó hipócritas y no les
ofreció ninguna señal sino la de Jonás. Más tarde les advirtió a sus discípulos:
"Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos" (v. 6). Al
principio los discípulos no entendieron el significado de esto. Jesús llamó
hipócritas a los fariseos en el versículo 3, pero los discípulos no captaron
automáticamente un vínculo entre las dos cosas.
Es muy probable que los discípulos se vieron inicialmente cegados por un
sentimiento de culpabilidad. Ellos pensaron que él los estaba reprendiendo
sutilmente por no haber recordado comprar comida para el grupo (Mateo 16:7).
Jesús les aclaró que él no dependía de si ellos se acordaban o no de comprar
comestibles; al fin y al cabo, ¿no había alimentado recientemente una gran
multitud con siete panes y unos pocos peces? Viéndose aliviados de su
sentimiento de culpabilidad, ellos entendieron la verdadera intención de las
palabras de Jesús, la cual se aclara en el versículo 12: "Entonces entendieron
que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la
doctrina de los fariseos y de los saduceos".
La levadura de los fariseos es más que la hipocresía; es también su doctrina o
enseñanza. Pero ¿cómo o por qué se asemeja su doctrina a la levadura?
Doctrina e
hipocresía
El vínculo más evidente entre la hipocresía de los fariseos y su doctrina lo
vemos en Marcos 7:1-9, donde los fariseos se quejaron de que los discípulos
comían sin lavarse las manos. Debemos entender que las tradiciones, o reglas,
transmitidas de generación a generación por los hombres doctos de persuasión
farisaica, se convertían en ley. Para la mente de un fariseo, los dichos de sus
ancianos eran tan obligatorios como las Escrituras. De hecho, Jesús dio a
entender que cuando había un conflicto entre las tradiciones farisaicas y la ley
de Dios, las tradiciones se veían como más obligatorias. Para Jesús, esto era
hipocresía. ¿Cómo puede una organización de hombres que afirman ser los
observadores más justos de la ley de Dios, crear tradiciones que nulifican la
ley de Dios y no obstante llamarse justos? Esto no tenía sentido. Jesús
consideró que las enseñanzas de ellos eran, en este caso, hipócritas.
Conforme continuamos en Marcos 7 podemos ver el conflicto. Los fariseos vinieron
a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la
tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?" (Marcos 7:5).
Él les respondió: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está
escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues
en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres" (vv. 6-7).
Jesús continuó reprendiéndolos en Marcos 7:8-13, dando ejemplos de tradiciones
trasmitidas por los ancianos que contravenían directamente la ley de Dios. Jesús
terminó diciéndoles que en lo que se refería a muchos de sus consejos, fallos y
aun leyes, ellos se habían apartado de la ley de Dios prefiriendo más bien
seguir sus propias tradiciones. Para Jesús esto demostraba que ellos, que
afirmaban ser más justos que los demás, eran hipócritas, ya que las leyes de
Dios son justicia (Salmos 119:172).
Conforme nos acercamos a la Pascua y los Días de Panes sin Levadura, tomemos muy
en cuenta las palabras de advertencia de Jesús: guardaos de la levadura de los
fariseos. Durante estos días en que vamos a examinarnos introspectivamente,
seamos firmes en nuestra determinación de adorar a Dios de todo corazón, con
sinceridad e integridad, y con profundo respeto tanto de la letra como del
espíritu de su Palabra.
Robert Dick