No mataras

 

El quinto mandamiento defiende el derecho a la vida. Mandamiento corto, pero muy importante.

"No matarás" (Ex 20.13)

¿Cuál es el sentido de este mandamiento? Es el que el texto declara: "está prohibido matar". Pero aquí surge un problema. En muchos lugares de la Biblia, la propia ley de Dios manda matar (Ex 21, 12-17) .Se mata mucho en la Biblia. Ciudades enteras son destruidas y sus habitantes masacrados: (Jos 6, 21; 8,24-25). Y todo eso se hacía en nombre de Dios. Y al mismo tiempo se dice: "no matarás" ¿Cómo entender esta contradicción? El problema continúa hasta hoy. La Biblia dice: "no matarás". Pero también: "quién hiere a otro y le causa la muerte, morirá" (Ex 21' 12). En nombre de este mandamiento se apresa a los criminales que matan. Pero los grandes criminales que matan a millares y hasta a millones de personas en nuestras latitudes, andan sueltos y hasta son honrados. En nombre de la defensa de los "valores cristianos de nuestra civilización"; ellos no tienen miedo de masacrar a una población indefensa para defenderla de lo que ellos llaman "el comunismo ateo". Hubo incluso eclesiásticos que bendijeron las armas que iban a matar al pueblo de Vietnam. El Dios de los cristianos dice "NO MATARAS" y en nombre de su Dios, los cristianos continúan matando. ¿Cómo entender esta contradicción?

Al comienzo de esta conversación, conviene notar una cosa que vale también para los otros mandamientos. El texto dice: "no matarás". A primera vista, los mandamientos se dirigen a cada individuo en particular. En realidad es al contrario; los mandamientos se dirigen, en primer lugar, al pueblo como tal, a la nueva comunidad que se formó allá en el desierto, después de la salida de Egipto. No es solamente el individuo que no puede matar. Es el propio pueblo que no puede matar. O sea, por el quinto mandamiento, el propio pueblo estaba obligado a crear un nuevo orden social en el que ya no se mate como se mataba en Egipto. Generalmente, al explicar el quinto mandamiento sólo se piensa en los individuos criminales que matan. No se piensa en el sistema y organización equivocada del pueblo que mata mucho más. Vamos a ver esto más de cerca.

En Egipto, como en todos los países, el Faraón decretaba leyes que mandaban castigar a los individuos que mataban. Por eso, Moisés, que había matado a un fiscal, tuvo miedo y se fugó (Ex 2, 15). Pero el sistema con que el Faraón gobernaba el país, no respetaba la vida del pueblo y mataba a todos los que fuesen contrarios a sus intereses. Por ejemplo, el miedo de que el creciente aumento del número de oprimidos fuera a crear problemas para la seguridad del Estado, llevó al Faraón a decretar la muerte de todos los niños recién nacidos de los israelitas (Ex l' 10-16) . El miedo de perder la producción del pueblo esclavizado llevó al Faraón a decretar mayor opresión (Ex 5, 6-9), al punto de transformar la propia situación del pueblo en una situación de muerte: "Les amargaron la vida con duros trabajos" (Ex 1, 14), "gimiendo bajo el peso de la esclavitud" (Ex 2, 23). La preocupación de mantener su dominio sobre los pueblos vecinos, llevó al Faraón a crear un ejército fuerte para aplastar en sangre las revueltas de los pueblos dominados por ellos. Es lo que la historia nos cuenta. En una palabra, a pesar de mandar castigar a los asesinos, el propio Faraón asesinaba mucho más. Pero él no era castigado. ¿Por qué? Porque era considerado como dueño de la vida y de la muerte de sus súbditos. Podía disponer de ellos como quería. Quien mataba cumpliendo las órdenes del Faraón no era inculpado ni era procesado. El asesino tenía la protección de la ley, en tanto que el inocente asesinado que daba sin la protección de la ley.

La ley servía a la muerte, no a la vida. La vida del pueblo era amenazada y destruida, sin ninguna defensa. En Egipto, la ley que prohibía matar castigaba sólo a los criminales comunes, a los individuos que mataban. No castigaba al sistema, a la organización, que mataba mucho más. El sistema tenía hasta la protección de la ley, y la inmunidad ante ella.

Los pobres y oprimidos no tenían a quién recurrir. No había ley que los defendiese. Ninguno escuchaba su clamor. Sólo Dios, Yavé. El quinto mandamiento responde a este clamor del pueblo y quiere luchar por su causa.

El Faraón no consiguió que todos obedeciesen sus órdenes. No consiguió que la enseñanza de su escuela penetrase en la cabeza de todo el pueblo oprimido. Las parteras del pueblo de Moisés, por ejemplo, no admitían que el Faraón fuese el dueño de la vida y de la muerte del pueblo. Eran rebeldes y no obedecían las órdenes del gobierno. No mataban a los niños, cuya muerte había sido decretada por el Faraón (Ex 1, 17). ¿Por qué? Porque en el pueblo de Moisés comenzó a nacer una convicción contraria. Para ellos, ni el Faraón ni el rey ni ningún jefe podía declararse dueño de la vida y de la muerte; el Señor absoluto de todo era Yavé, el Dios del pueblo. Para el pueblo de Moisés, el Faraón no pasaba de ser un criminal; su policía y su ejército no eran más que una banda de asesinos; su ley no pasaba de ser una mentira. Pues el sistema del Faraón no favorecía la vida, pero sí la muerte. Una vez liberado de la "casa de la esclavitud", el pueblo tenía que organizarse de tal manera que la vida fuese respetada al máximo: "no matarás".

El quinto mandamiento defiende el derecho que todos tienen a la vida. Este derecho es tan importante, que todo aquél que no respeta el derecho del otro a la vida y lo mata a propósito, ya no merece vivir. "Quien hiere a otro y le causa la muerte, será muerto" (Ex 21, 12). Dice otro texto: "cual- quiera que derrame sangre humana, su sangre será derramada, porque Dios creó al hombre a imagen suya" (Gen 9, 6). La vida es un don de Dios, el mayor don de Dios. Debe ser respetada como se respeta la imagen del propio Dios. El atentado contra la vida es lo mismo que un atentado contra Dios. Ahora bien, este respeto por la vida debe aparecer, de manera bien concreta, en la organización de la comunidad que se formó allá en el desierto, luego de la salida de Egipto. Por eso dice el mandamiento: "No matarás". Tarea difícil...

El pueblo comenzó a realizar esta tarea creando leyes para educar a sus hijos en el respeto a la vida. El objetivo de estas leyes no era la defensa de los intereses de los grandes, como hacía el Faraón, sino que era la defensa del derecho a la vida de los pequeños y de los débiles (Ex 22, 20-26).

Fue un largo proceso, en que hubo muchos errores y fallas descritas en la Biblia, pues el pueblo liberado no era un pueblo santo. Todavía no tenía las ideas bien claras en la cabeza. Ellos mezclaban el respeto por la vida con el odio a sus enemigos y con el deseo de venganz3. Identificaban la voluntad de Yavé con la ley antigua que decía "ojo por ojo, diente por diente". Usaban los métodos violentos del Faraón para imponer a los otros su fe en el Dios que escucha el clamor de los oprimidos. Por eso cometieron grandes injusticias, practicaron crímenes sin número. Las ideas no estaban claras, pero se fueron aclarando poco a poco, en la medida en que el pueblo caminaba, a tientas y a ciertas, haciendo revisiones, recomendaciones siempre de nuevo. Algunas veces, la enseñanza de la escuela del Faraón surgía de nuevo en su cabeza y cubría el cielo de nubes oscuras. El sistema de rnuerte volvía a dominar la vida del pueblo, sobre todo después que ellos mismos pidieron un rey que reinase sobre ellos (1 Sam 12, 6-25).

Finalmente, después de casi dos mil años de caminar, después de muchas denuncias por parte de los profetas, después de una larga y dolorosa educación, Jesús vino a revelar al pueblo todo el alcance y todo el sentido del quinto mandamiento. El dice: "saben que se dijo a sus antepasados: no matarás, y el que mate será llevado ante la justicia. Yo les digo más: cualquiera que se enoje contra su hermano comete un delito, y el que lo trate de cretino merecería responder ante el Tribunal Supremo" (Mt 5, 21-22). Según Jesús, sólo observa plenamente la ley de Dios aquél que llegue a arrancar desde dentro de sí mismo todo aquello que puede llevarlo al asesinato, rabia, insulto, maldición (Mt 5, 22). O sea, sólo observa plenamente la ley de Dios aquél que llega a la plenitud del amor a Dios y al prójimo. Los diez mandamientos son "educadores del pueblo". Son como "pedagogo" que conduce a Cristo (Gal 3, 24).

Jesús ayudó al pueblo a hacer una revisión de los grandes errores del pasado. Jesús lo llevó a un mayor respeto por la vida. Este respeto por la vida pide que se vaya más allá de la ley que dice: "ojo por ojo, diente por diente" (Mt 18, 22). Jesús mismo dio ejemplo y perdonó a aquéllos que lo mataron (Lc 23, 34). Jesús criticó la mentalidad que decía: "Ama a tu prójimo y guarda rencor a tu enemigo" (Mt 5, 46) El nos mandó amar a los enemigos y rezar por aquellos que nos persiguen {Mt 5, 44). Con su vida y palabra Jesús señaló el objetivo del quinto mandamiento: "Yo vine para que tengan vida y encuentren la plenitud" (Jn 10' 10).

Jesús observó el quinto mandamiento y vivió bien concretamente el respeto por la vida. Escuchaba el clamor del pueblo abandonado, privado de su derecho a la vida. Convivía con los enfermos, los pobres, los hambrientos, los pecadores, los marginados, los condenados de la tierra. Se opuso al sistema de muerte montado por los fariseos y por los sacerdotes de aquel tiempo; pero perdonó y acogió a aquel malhechor que estaba clavado junto a El en la cruz. Jesús no condenaba sólo los crímenes de los individuos, condenaba también y ante todo el falso sistema, que mataba mucho más. El mismo, siendo inocente, fue condenado por el sistema de muerte y murió como un pobre, gritando y clamando al Dios de la vida (Mc 15, 37). Creyó que Dios es un Dios de vivos y no de muertos (Mt 22, 32), un Dios que escucha el clamor de los pobres. y por esto venció a la muerte, venció al mundo (Juan 5, 4), pues Dios lo resucitó. En una palabra, Jesús mostró que el camino para llegar a la observancia perfecta del quinto mandamiento es imitar al propio Dios (Mt 5, 44-45-48), que es el Dios de la vida.

Actualmente existen naciones que se vanaglorían de haber abolido la pena de muerte. Pero el sistema de organización de estas naciones continúa matando a millares por el hambre, por el desempleo, por la falta absoluta de condiciones para vivir, por los escuadrones de la muerte que actúan impunemente, por las leyes que no defienden la vida sino sólo los intereses de los grandes. Estas naciones son transgresoras del quinto mandamiento; da lo mismo que hayan abolido la pena de muerte. Estas naciones no sirven a la vida, sino a la muerte. Por su parte, el pueblo de Dios, ¿qué hace? ¿Cómo vive y aplica el quinto mandamiento que dice: "no matarás"?