La Mezuzá
La
Mitzvá de Mezuzá ilustra claramente que no sólo la sinagoga u otros lugares
de culto y estudio constituyen lugares santos, sino que también el hogar de
cada uno puede y debe configurar un santuario sagrado.
La santidad del hogar judío está simbolizada en la Mezuzá, pequeño rollo de
pergamino manuscrito de manera especial y fijado en la jamba derecha de la
puerta de cada cuarto del hogar judío. Ello da fe, también, de la cuidadosa
vigilancia que Elohim ejerce sobre el hogar y todo lo que éste último
contiene, recordando tanto a moradores como a visitantes, a la entrada misma del
recinto, que “Esta casa es un santuario del Todopoderoso”.
La Mezuzá contiene dos pasajes bíblicos que mencionan este mandamiento Divino:
“Shemá” y “Vehayá” (Deut. 6:4-9; 11:13-21): “Shemá declara la
unidad del Único Elohim y nuestro deber sagrado y eterno de servir a El y sólo
a El”. “Vehayá” expresa la seguridad que Di-s nos brinda de que
nuestra observancia de los preceptos de la Torá será seguida de recompensa, en
tanto que nos advierte del castigo que sobrevendrá a la desobediencia.
En el reverso del pergamino aparece el Nombre Divino “SHADAY”. Ello es también
un acróstico de las palabras hebreas “Shomer Delatot Israel” que
significan“Guardián de las puertas de Israel”
El Talmud nos cuenta de Onkelos, hijo de Calónimos, personalidad sobresaliente
del antiguo imperio romano, quien, al convertirse al judaísmo, despertó las
iras del César. Este envió un grupo de soldados con el fin de persuadirle de
que cambiara de parecer. Sin embargo, Onkelos consiguió convencer a los
soldados para que ellos mismos se conviertieran. Ante la circunstancia, el César
envió otra partida de soldados, advirtiéndoles que no debían hablar con
Onkelos. Los enviados capturaron a este último y se aprestaban a llevarlo ante
la presencia del César cuando, al dejar la casa, Onkelos colocó su mano sobre
la Mezuzá y sonrió. Cuando le preguntaron por qué lo hacía, respondió:
“Cuando un rey de carne y hueso se encuentra dentro de su palacio, es
costumbre que sus servidores lo protejan desde fuera del edificio. Nuestro Rey,
el Rey del Universo, permite que Sus servidores permanezcan adentro, y es El
quien los protege”. Al oír estas palabras estos soldados también se
convirtieron.
Como dice el Rey David en sus Salmos: “Yhwh os protegerá al salir del hogar,
y al volver a él, ahora y siempre”. No sólo cuando uno se encuentra en su
casa, sino inclusive cuanto está lejos de ella, Yhwh lo protege en razón de la
Mezuzá colocada sobre la jamba de su puerta.
El Talmud narra una historia acerca de la gran luminaria, Rabí Yehuda Hanasí
(el “Príncipe”). Artabán, el Rey Parto, le envió de regalo una espléndida
perla. Rabí Yehuda replicó con un regalo propio. Una Mezuzá. Colérico ante
lo que pareció una burla, el Rey, iracundo, reprochó tal acción a Rabí
Yehuda en los siguientes términos: “Me has insultado, yo te envié un regalo
invalorable, y tú me respondes con una bagatela carente de todo valor”. Rabí
Yehuda replicó rápidamente: “¡El presente que tú me has dado es tan
valioso que deberá ser protegido, en tanto que el regalo que yo te he dado te
protegerá a ti hasta cuando duermas!”
PROCEDIMIENTO PARA FIJAR LA MEZUZA
Si está colocando más de una Mezuzá al mismo tiempo, con una bendición es
suficiente. La Mezuzá se fija de la siguiente manera: A: En posición
inclinada, con su parte superior apuntando hacia el interior del cuarto; B: En
la jamba derecha de la puerta, según se entra al cuarto; C: En el tercio
superior de la altura total de la jamba; D: En la parte exterior del ancho de la
entrada (unos 8 cm).
Antes de fijar la Mezuzá en la jamba derecha de la puerta debe recitarse la
siguiente plegaria:
“Barúj atá Yhwh E-lo-hénu mélej haolám asher kiddeshánu bemitzvotáv
vetzivánu likbóa Mezuzá”
. Bendito eres Tú, Yhwh nuestro Elohim, Rey del Universo, que nos Has
santificado con Tus preceptos y nos Has ordenado fijar la Mezuzá.
La Mezuzá debe ser adquirida de una fuente de confianza, a fin de tener la
seguridad de que ha sido manuscrita en la manera apropiada, sobre pergamino
especial, por un Escriba (Sofér) habilitado a tal efecto, o en su defecto,
puede ser solicitada directamente de tal Escriba. Resulta sumamente lamentable
que el mercado se haya visto inundado de Mezuzot escritas en forma inadecuada, o
hasta IMPRESAS, particularmente en ciertos países. Tales Mezuzot ¡CARECEN DE
VALOR y NO DEBEN SER UTILIZADAS!
CADA MEZUZA CONTIENE: 22 LINEAS, 713 LETRAS, 4.649 LEYES QUE UN SOFER (ESCRIBA)
DEBE CONOCER PARA PROCEDER A SU ESCRITURA. PARA RECORDAR
Requieren Mezuzá no sólo la puerta de entrada, sino también todas las puertas
que conduzcan a cuartos cuyas dimensiones sean de por lo menos cuatro cúbitos
cuadrados (1 cúbito = aprox. 48 centímetros). Si la superficie del cuarto es
de 16 cúbitos cuadrados pero su ancho mide menos de cuatro cúbitos, debe
colocarse la Mezuzá sin recitar la bendición.
No se debe colocar una Mezuzá en el cuarto de baño.
Una casa o departamento alquilado (fuera de Eretz Israel), están exentos por un
término de treinta días de la obligación de tener Mezuzá. En Eretz Israel,
se requiere la Mezuzá inmediatamente. Si no existe puerta alguna, sino tan sólo
un pórtico en forma de arco, debe colocarse la Mezuzá sin recitar la bendición.
Deben examinarse las Mezuzot por lo menos dos veces cada siete años, aunque se
recomienda hacerlas revisar con mayor frecuencia por un escriba debidamente
habilitado a tal efecto.
Se acostumbra colocar la mano derecha sobre la Mezuzá y besarla tanto al entrar
como al salir de la casa. Lo mismo se hace, generalmente, durante el transcurso
de la plegaria nocturna, antes de retirarse a descansar.