Iglesia de la Unificación

 

Sun Myung Moon –que en los escritos moonistas siempre es llamado el “reverendo Moon”- nació en 1920 en Sangsa Ri, en la actual Corea del Norte, en una familia de protestantes presbiterianos. En 1936, a los 16 años, tuvo una fuerte experiencia religiosa: se le había aparecido Jesucristo, que lo habría invitado a continuar su misión, interrumpida por la muerte en la cruz: él tenía que ser el portador de un despertar espiritual entre los cristianos y de un mensaje de unidad para todos los hombres.

En 1960, Moon se casó con una muchacha de 17 años, Hak Jan Han, un matrimonio que más tarde fue definido como “las bodas del Cordero”. Se iniciaba, así, una fase de su misión: la de ponerse al servicio de Dios, ya no sólo como individuo, sino también creando junto con su esposa, que compartió plenamente sus ideales, una familia totalmente consagrada a la realización de la voluntad de Dios. Deseaba de esta manera establecer un modelo de amor y de unidad familiar que pudiera inspirar también a sus discípulos. Moon y su esposa serían los “Verdaderos Padres”. Por este motivo, desde 1960, los matrimonios entre los seguidores de Moon se celebran de forma colectiva ante los “Verdaderos Padres” con el lema: “La paz en el mundo por medio de la creación de familias ideales”.

Fue en 1965 cuando Moon realizó la primera vuelta al mundo, visitando 40 países. En 1971 estableció su residencia en Estados Unidos, que él consideraba la nación-guía en la tarea de unificar el mundo “bajo Dios”. Mientras tanto, ponía las bases de lo que en los años siguientes se convertiría en un imperio financiero e industrial, ocupándose de pesca, de máquinas, de prensa: posee, de hecho, dos grandes empresas de pesca, controla un banco, tiene el monopolio mundial de la fabricación y de la comercialización del ginseng, ha creado cinco periódicos, tres en América (entre ellos el “Washington Times”), uno en Japón y uno en Uruguay. Esta notable cantidad de medios sirve, ante todo, para financiar la difusión de su movimiento religioso con la creación de asociaciones culturales en condiciones de organizar congresos y encuentros de estudio; sirve también para combatir la ideología comunista, tanto en Corea como en América Latina.

La doctrina de Moon es la “revelación” de la verdad de Dios para nuestro tiempo. No es una simple repetición del Nuevo Testamento, sino que es algo “nuevo” que Jesús habría comunicado a Moon para que lo dé a conocer al mundo: es el “nuevo mensaje” de Dios a los hombres, que llevaría el mensaje de Jesús a su cumplimiento. Es, por tanto, la “revelación definitiva” de Dios a la humanidad; es el “Tercer Testamento”. Está contenido en “Los principios divinos” que Dios habría revelado a Moon y en su obra “El mensaje de Dios al mundo”.

El plan de Dios en el mundo fracasó, como fracasó el plan de Jesucristo. La convicción de ser el nuevo Mesías, destinado a llevar a cumplimiento la misión de Jesús, trágicamente interrumpida por la malicia humana, explica la actividad de Moon y del movimiento religioso creado por él. Ante todo, se preocupa de crear nuevas familias que sean como el núcleo fundamental del que hay que partir para la construcción de una sociedad “bajo Dios”: él y su esposa son aquellos que deberían haber sido Jesucristo y su esposa, es decir, los “Verdaderos Padres”, de los que pasan a formar parte las familias de sus secuaces mediante la “bendición” que reciben cuando se casan.

Moon y sus seguidores también se proponen unificar todas las religiones y todas las denominaciones cristianas y de esta manera crear un nuevo cristianismo.

¿Qué hay que pensar de Moon y de su movimiento religioso desde la perspectiva de la fe cristiana? Para algunos no plantearía problemas la capacidad empresarial de Moon, que ha logrado crear un verdadero imperio financiero e industrial, porque toda esa riqueza se emplearía en mantener su movimiento y para financiar la creación de un gran número de instituciones culturales, religiosas, sociales y asistenciales, que abarcan todos los campos e intentan implicar al mayor número de personas, sobre todo intelectuales y científicos de fama y jóvenes estudiantes universitarios, con el fin de promover “la unificación del mundo bajo Dios, más allá de todas las barreras religiosas, políticas, nacionales, raciales y sociales”.

Visión no cristiana

Lo que crea problemas en el movimiento moonista es su visión religiosa. Ésta es radicalmente no cristiana, porque niega todas las verdades esenciales del cristianismo: la Santísima Trinidad y la divinidad de Jesucristo en primer lugar. En “Los principios divinos” se habla de estos misterios cristianos, pero son interpretados de manera diversa de la fe cristiana.

Esta claro que la adhesión consciente y libre a la iglesia de la Unificación Moon comporta el abandono de la fe cristiana y por tanto la apostasía de la fe y la Iglesia. Esto, desde luego, en una perspectiva objetiva.

Subjetivamente, una persona que se adhiere a la iglesia de la Unificación puede creer y decir que pertenece todavía a la Iglesia católica; pero objetivamente se ha colocado fuera de la Iglesia.