CAPITULO XVI

LA REFORMA QUE FALTA

 

1.- El Papado del Renacimiento.

Sobre la necesidad de la Reforma estaban todos de acuerdo. Se trataba de ver, qué medios usar. En el siglo XV los medios eran tres:

n    El Concilio sin el papa.

n    El Concilio con el papa.

n    El papa.

En el conflicto entre el conciliarismo con el papa había prevalecido este último. Restablecido una vez más el justo equilibrio en los poderes de la Iglesia, la voluntad de Reforma se había adormecido dado que el papado se había dejado absorber por otros intereses.

Eugenio IV había sido un papa notable. Había conseguido vencer el conciliarismo en Basilea, había trabajado por la reforma de la Iglesia y por las misiones, al inicio de su pontificado atravesó enormes dificultades. Dejaba una positiva herencia. Sus sucesores fueron:

·      Nicolás V  (1447-55): Tomás Parentucelli.

·      Calixto III (1455-58): Alfonso Borgia.

·      Pío II (1458-64): Eneas Silvio Piccolomini.

·      Pablo II (1464-71): Pedro Barbo, sobrino de Eugenio IV.

·      Sixto IV (1471-84): Francisco de la Rovere OFM.

·      Inocencio VIII (1484-92): Juan Bautista Cibo.

·      Alejandro VI (1492-1503): Rodrigo Borgia, sobrino de Calixto III.

·      Pío III (1503): Francisco Todeschini-Piccolomini. Sobrino de Pío II.

·      Julio II (1503-13): Julian de la Rovere. Sobrino de Sixto IV.

·      León X (1513-21): Juan de Medici, hijo de Lorenzo el Magnífico y cuñado del hijo de Inocencio VIII.

2.- La lógica del estado.

Para el conflicto plurisecular entre reino y sacerdocio habían salido todos y los dos contendientes. Primero se había retirado de la escena el imperio, que para el 1438 estará en las manos de la casa de Austria. El papado acababa de sucumbir frente a los estados nacionales. Esto explica el nepotismo. Inocencio VI había elevado al cardenalato a Juan de Medici con 13 años, dado que era hermano de Magdalena, hija de Lorenzo de Medici, que se había casado con su hijo Francisco. Además Juan de Medici será León X. Calixto III fue pródigo con sus sobrinos. Dos de ellos, entre los cuales Rodrigo de Borgia, además de Alejandro VI, fueron cardenales. Sixto IV, franciscano, fue aún peor a la hora de favorecer. Los cardenales sobrinos fueron seis. El más notable fue Giuliano de la Rovere, obispo de Bolonia, Coutance y otras cuatro diócesis, además de Julio II. El más licencioso fue Pietro Riario, llamado el cardenal de s. Sixto, arzobispo de Florencia, Sevilla, Spalato, patriarca de Constantinopla, lucía un lujo principesco. Muere con 28 años de juergas. El mas turbulento fue Jerónimo, el cual da en feudo Imola y Forli. Este convence a su tío el papa para participar en la conjura de los Pazzi, contra Lorenzo el Magnífico. El papa consiente la conjura, en la cual participaron Jacobo y Francisco de Pazzi y Francisco Salviati, que por la oposición de lo Medici no había podido obtener el arzobispado de Pisa. La condición puesta por el papa era que no hubiera derramamiento  e sangre, pero el domingo 26 de Abril del 1478 Giuliano de Medici fue asesinado en la catedral de Florencia, mientras Lorenzo salía indemne. Su reacción fue terrible. El papa impone la horca, casi como vencedor.

Después de la reconciliación con Florencia el sobrino Jerónimo Riario trató de tener una alianza para apoderarse de Nápoles. Se alió con Venecia, prometiendo Ferrara. El papa participó en la guerra que concluyó pronto, pero no en el sentido deseado por el sobrino.

A la muerte de Sixto IV el sobrino Jerónimo estaba en el asedio de Paliano. Marchó hacia Roma pero tuvo que retirarse.

El cónclave del 1484, fue, a juicio de Pastor, uno de los más infaustos de la historia de la Iglesia. Los jefes de los dos partidos en lucha fueron Rodrigo Borgia y Giuliano Rovere. Estos hicieron elegir a un hombre que les debía todo, Juan Battista Cibo, que tomó el nombre de Inocencio VIII. Mientras estaba cercano a la corte aragonesa, el futuro papa tenía dos hijos, Francisco y Teodorina. Fue un papa dócil y débil. Asesinado por una conjura Jerónimo Riario, no fue capaz de reprender Forlí (1488). Ancona se mantuvo en las manos de los húngaros de Mattia Corvino. Perugia estaba dividida entre los Oddi y los Baglioni.

Con Alejandro VI el nepotismo superó todos los límites. Está probado la elección simoníaca. Por la figura de su hija Lucrecia se empeño por encontrarle sistematizaciones adecuadas a su rango. Hace a su hijo Cesar cardenal. Este renunció al estado eclesiástico y siguió su vocación de hombre de armas. Muerto su padre se encontró impreparado y se metió en la ama con una fiebre banal. El otro hijo Juan duque de Gandía fue asesinado y tirado al Tiber. El autor nunca fue descubierto.

Como papa hace discutir una carta, en la cual el sumo pontífice le comunicaba bajo pena de excomunión latae sententiae y maldición eterna si Giulia Farnese, se acostaba con su marido, capitán del ejercito pontificio. La relación con Giulia llevó a su hermano, Alejandro Farnese, el capelo cardenalicio, y después será Pablo III. Le nacieron dos hijos después de ser papa.

Después de un brevísimo pontificado de 26 días de Pío III, fue elegido Giuliano de la Rovere, que para recordar a Julio Cesar, tomo el nombre de Julio II. Tiene que recuperar Bolonia y Perugia. Para reconquistar Faenza, Rávena, Cervia e Rimini negoció con la liga de Cambrai contra Venecia (1508) que fue derrotada en Agnadello (1509).

Se vuelve además contra Francia (.fuera los bárbaros.), que como respuesta reunió la asamblea galicana de Tours (1510) y además hace convocar un concilio en Pisa (1511-12). La liga santa (papa, Venecia, Aragón, Inglaterra) fue derrotada en Rávena (1512). Pero por la muerte del jovencísimo comandante Gaston de Foix, sustituido por el general La Palisse, de hecho los aliados prevalecieron.

3.- Las elecciones culturales.

Con Nicolás V comenzó el periodo de mayor esplendor de Roma. Sobre el lecho de muerte hizo un discurso muy importante, defendiendo todos los tesoros de la Iglesia.

Nicolás V fundó la Biblioteca Vaticana, proyectó una renovación urbanística radical en Roma, pensó en hacer de nuevo la Basílica de San Pedro. Bajo él Roma llega a ser la capital del Humanismo.

Entre sus sucesores recordamos a Sixto IV que construyó la capilla Sixtina y Julio II. Este pide a Bramante diseñarle una nueva Basílica de s. Pedro, le confió la apertura de la vía Giulia y llamó a Miguel Angel a Roma para la Sixtina y para el propio monumento sepulcral, mientras dejaba a Rafael las habitaciones.

¿Se puede hablar de paganismo de este papado?. No se puede concluir nada si nos referimos a los  desnudos del arte, para el momento el desnudo artístico invitaba a la superación de la realidad, según las coordenadas neoplatónicas. Los contenidos del arte de este periodo son ricos de influencias cristianas. Si pensamos en Ntra. Sra. de la Consolación de Todi (1508) de Bramante, vemos un programa de primera armonía. El neoplatonismo triunfaba en la Sixtina con el las Estancias de Rafael en la exaltación de los príncipes del Bien, Belleza y Verdad.

Puede ser significativo considerar como el ciclo pictórico de la capilla Sixtina se concluye con la embriaguez de Noé. La curia romana en la última mitad del 400 actúa como en un estado de semiconciencia. La recta doctrina, hasta Alejandro VI estuvo siempre salvada. Los comportamientos sexuales de Alejandro VI o belicosos de Julio II no fueron una mera consecuencia de una elección humanísitca. Es grave la ausencia de un grueso religioso. Estos pontífices no imaginaban la irritación del mundo germánico por un fiscalismo que después se gastaba en el lujo más que en el arte, que permitía conductas reprobables. El paganismo no estaba en el arte, sino en los comportamientos.

No está privado de interés considerar la idea del emperador Maximiliano, se quedó viudo, y se quería hacer elegir Papa para unir tiara y cetro. En 1511 pagó 300.000 ducados para comprar los votos en el cónclave. ¿Proyecto, sueño movido por el Espíritu?. Admitida también esta tercera hipótesis (pero los documentos son más favorables a la primera) queremos decir que la relevancia del papado había caído en lo más bajo.

4.- Intentos de reforma.

Después de Basilea el papado habría debido o podido tomar la iniciativa de la reforma. El pontificado de Nicolás V fue dominado por la preocupación humanística, que al menos intencionalmente miraba a actuar por un cambio benéfico a través del prestigio de la cultura.

Por encargo de Pío II, Domenico Domenich había preparado un importante tratado de reforma, el De reformationibus curiae romanae (1458), en él Domenich consignaba la abolición del cúmulo de los beneficios, del lujo y de los banquetes de la curia. En otra sugería la creación de una omisión de control de las obras de los oficiales de la cura para frenar la avidez y abolir la vanalidad de los oficiales. Sugería de imponer a los obispos la residencia.

Siempre por Pío II, Nicolás Cusano, había redactado un memorial de reforma; en él se aconsejaba la abolición de acumulaciones de beneficios, la cura de los hospitales, la vigilancia sobre los vendedores de indulgencias y reliquias, las represiones de las supersticiones y brujería la visita a los monasterios femeninos. Proponía actuar con una acción quirúrgica para alejar a los funcionarios corruptos de la curia demandando a los curiales la observancia de sus deberes eclesiásticos.

Los sucesores midieron por parte estos proyectos.

El intento supremo fue hecho por el concilio Lateranense V (1512-17). En el discurso inaugural Egidio de Viterbo hace observar que .los hombres deben venir a transformados por las cosas santas y no las cosas santas de los hombres..

En 1513 los dos camalduenses, Giustiniani y Querini, habían presentado un memorial de reforma que llevaba un proyecto de reforma muy amplia, el Libellus ad Leonem X. La obra de reforma debía renovar la Iglesia para que estuviese lista para evangelizar las nuevas tierras de América. Para realizarlo la Iglesia habría debido acogerse a las potencias europeas y procurar la formación de un clero indígena. Aconsejaban de formar el clero no sobre la escolástica, sino sobre la Sagrada Escritura, que habría debido ser traducida a la lengua viva, los Padres y Concilios. Sugerían un mayor control de los candidatos a las órdenes, la reforma de los religiosos, la unión de los Benedictinos, la introducción de la lengua nacional en la liturgia, la convocación de sínodos y de concilios ecuménicos cada cinco años, la visita a las diócesis por parte de los legados pontificios.

El concilio no fue a propósito, aprobó cualquier buen decreto sobre las tasas curiales, sobre la nómina de los obispos, sobre la instrucción religiosa, sobre montes de piedad, sobre la censura de los libros y de la predicación. 

Se curó con medicina muy blanda a un enfermo muy grave, pero no se quería amputar el tumor. No se hizo nada contra el cúmulo de los beneficios, contra la falta de residencia y el laxismo de tanto eclesiásticos.

5.- La cristiandad.

En el panorama internacional dos eran los problemas: la amenaza turca en Oriente, y los nuevos espacios en Occidente.

El papado se empeñó con celo por la cruzada. La caída de Constantinopla (1453) había afligido a Nicolás V que indica inútilmente una cruzada. Más determinado fue Calixto III, que ayudó a Juan Corvino en la batalla de Belgrado (1456) donde Mahoma II fue derrotado. La fiesta de la Transfiguración fue instituida como recuerdo de este hecho.

Pío II pensó en un modo más moderno, y convocó una conferencia de jefes de estado en Mantua (1459) para la cruzada. Muere en Ancona contemplando una flota que jamás partiría.

Bajo Pablo II se tiene la caída de Negroponte (1470) y la invasión de Albania. El sucesor, Sixto IV, ve llegar a los turcos sobre Isonzo

Aunque el papado fue activo y presente; fue el último bastión de la cristiandad, pero en el Occidente en vez de tomar la iniciativa de las misiones, como hicieron con los mogoles, recurre a la solución del patronato, delegando a los estados ibéricos esta espléndida oportunidad.

También en este sector prevalece la lógica política más que la religiosa. Se verifica que el error del papado del segundo 400 fue el haber descuidado la .cura de almas..

Para entender el cambio que se dio en pocos años, entre el 1517 y 1545, fecha de la apertura del Concilio de Trento, creo que el documento más impresionante sea el Juicio Universal de Miguel Angel (1536-41). En un espacio sin moldura, abierto al infinito, se abre la escena de la conclusión de la historia. En el centro Cristo que, de frente a una humanidad aterrorizada, se aleja de sí cuantos han obrado el mal. Una atmósfera nueva, cargada de remordimiento y de miedo, de implorar la salvación y también de esperanza sustituye a aquella irenea del renacimiento. Con el 1527, la armonía humanística ha terminado. Los hombres como Erasmo debían de quedarse a parte. Deben entrar en escena autores como Lutero e Ignacio, Calvino y Felipe Neri, Isabel de Inglaterra y Teresa de Ávila, Protagonista de una otra historia.