CAPÍTULO II

INOCENCIO III (1198-1216).

EL APOGEO DEL PAPADO MEDIEVAL

 

1.- Fuentes.

En cuanto a las fuentes tenemos los Gesta Inocencio III Papae, una especie de crónica basada en los materiales del Archivo Pontificio, escrita por un curial (1203/1208), pudiendo ser un añadido los últimos capítulos.

La segunda fuente son los Registri del papa. Con este papa comienzan los Registros papales que fijan en grandes volúmenes de pergamino la expedición de documentos de la curia y también en parte de las entradas. Documentan la actividad del papa y son un instrumento de trabajo para la curia, son la memoria de la curia.

Los Registros originales se han conservado sólo de nueve años de pontificado. Lo años 3º y 4º solo se han conservado en fragmentos. Los años 13-16 están dispersos, pero su contenido ya se publico en 1635.

Junto al Registro oficial existe también uno secreto del papa, llamado Regestum Inotentii Tertidi super negotio Romani imperidi (R.N.I.). Este Registro lo comenzó Inocencio III en la lucha por el trono imperial y va de 1199-1209, siendo una fuente muy importante para las concesiones políticas de Inocencio III.

Debemos hacer referencia a otras obras del papa como sus Sermones, la obra teológica del Cardenal, una obra de mucha difusión aunque no muy original, De miseria humanae conditionis o De contentu mundo. Otra obra es el De Misarum misteridis o De Sacro alteris misterio, en la cual se encuentra una descripción de la misa papal.

2.- Biografía.

El sucesor del anciano Celestino III era el cardenal más joven del colegio llamado Giaccomo Lotario di Senni que era el titular de la Iglesia de S. Sergio y S. Bacco al Foro, sólo tenía 37 años. Procedente de una familia noble se había formado en los dos más importantes centros de su tiempo, París y Bolonia, adquiriendo grandes conocimientos de Teología y Derecho Canónico. Su maestro en Bolonia fue Hugucco, autor de una gran Summa al Decreto de Graciano.

Había sido admitido al colegio cardenalicio por su tío Clemente III, pero su sucesor, Celestino III le había alejado y tenido apartado de la curia por una vieja rivalidad familiar. Por todo ello su personalidad no era muy conocido.

Fue elegido el 8.01.1198 y con la imposición de la capa roja se convierte en papa, pero sólo era diácono. Es ordenado sacerdote el 21.02, siendo consagrado obispo al día siguiente. Era un trabajador enérgico, tenaz e incansable. Estaba siempre concentrado sobre las cosas prácticas y factibles, con la mente metódica y ordenada la cual estaba en grado de correr con rapidez los elementos esenciales de un problema. Hombre de gran imparcialidad. Junto a esto tenía una inteligencia superior que le situaba por encima de sus contemporáneos.

3.- Programa. De la Plenitudo potestatis.

Pocos papas se han identificado tanto con su oficio como Inocencio III. En su obra dirigida hacia la cristiandad estaba guiado por una rígida seriedad de costumbres y por una sincera piedad, que sus adversarios no podían rebatir. Sobre todo tiene una clara conciencia de la incomparable dignidad de sus posición. No se limitó a ser .Sucesor y Vicario de Pedro. sino .Vicario de Cristo., definición que pasará a sus sucesores como título oficial.

El término era más antiguo, siendo usado por Eugenio III, pero sin tanta constancia. La potestad vicaria del papa se crecía gracias a ello. La concepción de este Vicariato de Cristo se convierte para Inocencio III en una idea central de la cual extrae la conclusión de que con su vestido oficial está puesto entre Dios y los hombres, es menos de Dios pero más que el hombre. En el fondo es la idea de la soberanía del papa según se había desarrollado desde la reforma gregoriana. Esta supremacía del papa en relación con la Iglesia, en cuanto congregación de todos los fieles se expresaba con el término derivado de León I (siglo IV), Plenitudo potestatis, el cual correspondía al Vicariato de Cristo que tiene el papa basado en el poder de Pedro.

De aquí derivan las frecuentes aserciones de Inocencio, según el cual la posición monárquica el papa se funda sobre plenitud del poder que sólo él tiene. Afirmará en más de una ocasión que esa plenitud es esencialmente diversa de la jurisdicción de los obispos, los cuales son sólo llamados a tener una participación limitada de la cura pastoral, mientras al Vicario de Cristo se le encarga el cuidado de toda la Iglesia. Con esta finalidad es dotado de una autoridad que no conoce ningún límite en el ámbito del Derecho eclesial positivo. El papa tiene el derecho de intervenir en las causas de toda la cristiandad sin proceder por vía jerárquica e incluso sin vínculos dados por el derecho positivo. Inocencio remite con decisión al hecho de que la jurisdicción de cualquier miembro de la jerarquía tiene origen en la plenitud de poder del papa. Por ello los obispos mirando al papa podrán decir que .de su plenitud todos nosotros hemos recibido gracia tras gracia..

La supremacía del papa se explica también por que las palabras del profeta, .Te he puesto por encima de naciones y reinos., fueron consideradas por Inocencio III directamente aplicables al poder del Papa en su función oficial. Así la .Plenitudo potestatis. se manifestaba sobre todo en la pretensión papal de una jurisdicción de amplio abanico; ya que el cuerpo de los cristianos estaba encargado al papa, era competencia del papa gobernar este cuerpo de manera que al final consiguiese su último fin, es decir la salvación. De aquí derivaba la exigencia papal de una jurisdicción universal, que Inocencio basaba en la suposición de que el pecado destruyese la sociedad cristiana. Cada vez que había pecado en la sociedad cristiana entraba en juego la jurisdicción papal; como decía Inocencio .Ratione pecato el papa tiene el derecho de intervenir como árbitro en cada disputa, aunque fuese secular, temporal o montana..

Desde este punto de vista se entiende la pretensión del papa de ejercer un control sobre los príncipes seculares, como su prerrogativa de decidir quién es el protector universal de la Iglesia universal de Roma en el cargo de Emperador. Así es fácil comprender por qué el papado dedicó tanto cuidado en la elaboración de un Ritual de Coronación del Emperador. El propio Inocencio ordenó la composición de un nuevo Rito de Coronación Imperial que desarrolló el simbolismo de los ritos anteriores. El rito que deseaba presentaba la supremacía del poder papal de manera simbólica y acentuaba con decisión el papel del papa, en cuanto dispensador del poder imperial, lo que se expresa simbólicamente en el rito. Será el último rito para las coronaciones imperiales en toda la Edad Media.

Durante el pontificado de Inocencio III la Plenitudo potestatis se expresó con bastante frecuencia en alegorías que podían comprender fácilmente sus contemporáneos. Una de ellas era la de las .Dos Espadas., que había sido formulada definitivamente por S. Bernardo de Claraval siendo aceptada en todo el Medioevo como alegoría del poder supremo. La base era el pasaje de Lucas 22, 38: .Señor aquí hay dos espadas. El respondió: Basta.. Según esta teoría el papa poseía ambas espadas, la espiritual, que llevaba en persona, y la temporal que confiaba a los príncipes seculares para que la administrase según la voluntad del papa. Inocencio III aplicó esta alegoría en su Rito de Coronación Imperial en cuanto el papa en aquel momento confería al emperador la espada, para demostrar de quién la había recibido el emperador su poder.

Otra alegoría era la del .Sol y la Luna., en la cual la Luna, el emperador, recibía la luz del Sol, el papa. A veces la relación entre papa e imperio o poder civil se representa con la alegoría del .Alma y el cuerpo., el Alma como elemento vivificador correspondía el papel del papado en la cristiandad, mientras la cristiandad asumía el papel del cuerpo, que no puede vivir sin el alma, el papa..

En los últimos decenios la investigación se ha centrado en cómo era posible conciliar la pretensión del papa de dirigir el mundo como Vicario de Cristo, Rey y Sacerdote, y la exigencia, cada vez más amplia, de autonomía de los soberanos seculares. Se preguntan si el pensamiento de Inocencio III era teocrático o dualista. El debate no se ha terminado. Quizá lo más correcto sea hablar de un polaridad, de una unidad en tensión entre dos posturas que se deben considerar de igual manera. Es cierto que estaba infravalorada la autonomía de los laicos, aunque admitamos un cierto dualismo. Inocencio se fundaba en una serie de derechos concretos que se habían reconocido al papado a partir de la reforma gregoriana y que habían sido retomados por Inocencio III y dilatados en todo lo posible. Estos derechos estaban unidos a su tiempo, Inocencio lo sabía y actúa en consecuencia. La postura de Inocencio en las situaciones concretas era bastante elástica, nunca rígida, su política será realista, mientras que sus sucesores, queriendo conservar su tradición, se cerraron en posiciones rígidamente hierocráticas, equivocándose (Inocencio IV y Bonifacio VIII).

4.- Actividad del Papa.

Son cinco los objetivos que emergen de la actividad pontificia de Inocencio III en los cuales intenta realizar sus ideas sobre la Plenitudo potestatis.

1.    Poner orden en Roma y en el Estado Pontificio.

2.    Establecer el justo orden en el Imperio y en los demás estados cristianos.

3.    Organizar una Cruzada para la liberación de Tierra Santa.

4.    Luchar contra los movimientos heréticos.

5.    Reformar la Iglesia.

Este basto programa no es nuevo en absoluto, sólo retoma los temas presentes desde la reforma gregoriana. Sí es nuevo su empeño y energía en el traducir estos objetivos en la práctica.

4.1.- Poner orden en Roma y en el Estado Pontificio.

Cuando Inocencio III llegó al gobierno de la soberanía papal en Roma y en el Estado Pontificio no quedaba mucho. El día después de su coronación indujo al prefecto de la ciudad, Pietro de Vicco, nombrado por el Emperador Enrique VI (+1197, Messina), a someterse y prestar juramento de vasallaje. El representante del emperador, que se había considerado dueño de Roma y dl Estado de la Iglesia, se convierte así en un empleado del papa. También los barones del Estado prestaron al papa el juramento feudal de fidelidad. Con todo ello se restauró la soberanía pontificia en Roma y en el Patrimonium Petri, en el ducado de Roma.

En estos momentos iniciales había conseguido también Inocencio III una considerable ampliación del Estado de la Iglesia con las .recuperaciones., entendiéndose por ello la reconquista de los territorios perdidos y la realización de antiguas pretensiones. Las adquisiciones se basaban sobre las promesas de donaciones hechas por Pipino y Carlomagno, aunque la ejecución de estas promesas nunca se había llevado a cabo en su integridad. La Curia tenía una gran memoria y no había olvidado nunca estas promesas. Por ello en 1192 el tesorero Censo, futuro papa Honorio III había reunido con la ayuda de algunos colaboradores en su Liber Censuum todos los impuestos que se debían a la Iglesia romana. En ella se habían incluido también las donaciones y títulos jurídicos relativos a la Iglesia de Roma, privilegios y contratos realizados en otro tiempo con ella. También se incluyó la Vita Adriani del papa Adriano I del Liber Pontificalis sobre las promesas que una vez le había hecho Carlomagno en el siglo VIII.

Los primeros pasos para conseguir estas promesas ya los habían dado algunos predecesores de Inocencio III. De suyo poco antes de morir Celestino III, en un escrito de Ascoli había declarado que .sobre la base de los privilegios toda la marca de Ancona pertenecía al Patrimonio de San Pedro., y en otro escrito pretendió que las ciudades y los castillos debían prestar juramento de fidelidad con el fin de que .toda la marca de Ancona fuese de nuevo unida al Patrimonio de la Iglesia de Roma.. Lo cierto es que nunca había pertenecido, eran sólo pretensiones.

La improvisa ruptura de la soberanía alemana en Italia tras la muerte de Enrique VI ofreció a Inocencio la ocasión de conseguir lo que su predecesor había planteado sin conseguirlo. Puso a su servicio la gran aversión manifestada por todas partes hacia los alemanes y el naciente sentimiento nacional de los italianos.

La incorporación del ducado de Spoleto al Estado Pontificio fue una empresa fácil. El gobierno temporal y espiritual fue encargado al Cardenal Diácono Gregorio de Santa María en Aquiro en calidad de rector y representante del papa. Lo mismo ocurrirá en la marca de Ancona. Con estas anexiones el Estado experimenta una gran ampliación y los planes del papa habían dado un paso adelante. Por otro lado no podrá realizar todo lo que quería, como la incorporación fallida de la Romagnia sobre todo por el comportamiento negativo del Arzobispo de Rávena que tenía pretensiones de posesión sobre el territorio. El papa no pudo persuadirlo. Tampoco conseguirá la posesión de los bienes de la Condesa Matilda. De Toscana sólo incorporara una franja de territorio al Estado Pontificio, en el límite meridional, que comprendía a la ciudad de Montefiascone. Por último señalar la adquisición del Condado de Sora en el límite meridional del Estado, primero posesión del Condado de Sicilia y después pasa a la Iglesia por cesión de Federico II.

Los grandes proyectos de Inocencio con respecto a la posesión de territorios de la Iglesia fueron así sólo realizados en parte, pero lo que consiguió era muy considerable. Cuando murió la superficie territorial del Estado de la Iglesia había crecido en el doble de territorio y se extendía transversalmente en Italia central de mar a mar dividiendo así el territorio de Italia Septentrional del perteneciente al Reino de Sicilia. Este Estado de la Iglesia había sido sustraído del ámbito del poder imperial y subordinado sólo a la soberanía del papa, por lo que se justifica el apelativo de .Nuevo fundador del Estado Pontificio. para Inocencio III o .Verdadero Fundador del Estado Pontificio.. La política de las .recuperaciones. estaba indisolublemente unido al rechazo de Inocencio en admitir la existencia de un .Rey de los Romanos., pero los futuros emperadores e incluso los papas todos se consideraron, incluso antes de la coronación imperial, Reyes romanos.

4.2.- Establecer el justo orden en el Imperio y en los demás estados cristianos.

4.2.1.- La contienda por el trono del Imperio y la postura de Inocencio III.

La rápida eficacia inicial de la política de las .recuperaciones., a favor de la ampliación del Estado Pontificio, se debió a la no ocupación del trono tras la súbita muerte de Enrique VI en septiembre de 1197 en Messina a causa de la malaria. En noviembre de 1198 murió su mujer Constancia, hija del Rey Rugero II de Sicilia, la cual había establecido en su testamento que el papa debería asumir la tutela del hijo Federico Rugerio y la regencia del Reino de Sicilia durante todo el período de minoría de edad del Rey. Inocencio III aceptó este encargo con satisfacción, sin adivinar la responsabilidad y las penas que 10 años de regencia le traerían.

4.2.2.- Inocencio III y el Imperio.

Con la muerte de Enrique VI se produce el inicio de un período de total confusión originado por las controversias por el trono imperial. En este asunto el papa tiene una posición de primera importancia. Enrique VI en diciembre de 1196 había obtenido de los príncipes alemanes  que su hijo Federico Rugerio fuese elegido Rey en Francfurt, pero tras su muerte los príncipes no quieren estar ligados a aquella elección, sobre todo porque a la elección no le siguió la coronación, la cual habría asegurado su derecho real. Por ello la elección se considero no válida. La mayoría de los príncipes del partido Svevo decidieron ofrecer la corona al Duque Felipe de Svevia, el hermano más joven del difunto emperador. Una minoría hostil a esta dinastía propuso a un adversario del difunto emperador, Otón de Brunsbick, que se convertirá en el emperador Otón IV de la Casa Welfa. Esta última elección había sido recomendada por el Rey inglés Ricardo Corazón de León, tío del propuesto.

Con respecto al acto de coronación ambas presentaron defectos formales. Felipe fue coronado en Maguncia por el Arzobispo Borgognone de Tarantasia, pero con las insignias reales que se encontraban en posesión suya. Otón lo será por el Arzobispo Adolfo de Colonia en Aquisgrán, sólo que con otras insignias no las reales.

Por tanto fue una doble elección que provocó un guerra civil en Alemania por más de un decenio. Ambos elegidos sabían que era decisiva la posición tomada por el papa y sus próximos. Ambos intentaron conquistar a Inocencio III, siendo una buena ocasión para que el papa demostrara la Plenitudo potestatis. Al comienzo se mantendrá neutral y sólo, de una manera gradual, con mucha prudencia manifiesta su postura de reserva, aunque desde el principio quería que la corona se asignara a Otón.

A primeros de mayo de 1199 Inocencio publicó un escrito dirigido a los príncipes de Alemania en el que deploraba los grandes daños de los que eran culpables por su doble elección, y subrayaba cuanto estaba interesado como papa por el asunto. En el caso en que los príncipes no asumiesen su deber y no actuasen para salvaguardar el honor y la dignidad del imperio mediante una nueva armonía, él daría su favor al que lo merece más, lo cual era una amenaza.

El 28 de mayo de 1199 un gran número de príncipes eclesiásticos y seculares que estaban de parte de Felipe hicieron una presuntuosa declaración, escrita y publicada en Spira, piden que el papa concediese su favor a Felipe como el soberano elegido legítimamente por ellos y ansiaban que con rapidez conducirían a Felipe a Roma para la coronación imperial. Al final se lanzaron contra la política del papa en la zona meridional de Italia (el problema de las .recuperaciones.). A esta declaración respondió el papa con un escrito en el que rebatía punto por punto, dejando muy claro que le correspondía a él conferir la corona imperial.

La respuesta verbal que en público consistorio le da al enviado de Felipe, el preboste Federico de Strasburgo, comenzaba con un largo discurso sobre la preferencia del poder sacerdotal sobre el real y sobre varias cismas ocurridos tanto en el imperio como en la Iglesia. Inocencio le reprocha por qué no se han dirigido con rapidez a la Sede Apostólica para un asunto como este que afectaba a toda la Iglesia, la cual estaba sobre todo interesada en estar en primera y última línea; en primera línea ya que la Iglesia había transferido el Imperio de Oriente a Occidente, y en última línea ya que le correspondía al papa conferir la corona imperial. (RNI nº 18).

En RNI nº 18 se recoge por primera vez la teoría de la .translación del Imperio. de Oriente a Occidente por obra del papado, dice así: .Aún hubiera sido necesario dirigirse primero a la Sede Apostólica, a la cual este asunto compete en primera y última línea, ya que esta transfirió el Imperio de Oriente a Occidente, y en última línea por que ella confiere la corona del Imperio.. Con estas palabras el papa pretende el papel del árbitro de la disputa de la corona de Alemania. El lo motivó con la relación del Reino Teutónico con el Imperio, lo cual se realizaría en el momento de la coronación de Carlomagno (800). Esta teoría de Traslación del Imperio mediante el papa se hace doctrina papal desde Inocencio III, siendo una visión muy unilateral del acto del 800.

Inocencio reconocía el derecho de los alemanes de elegir su propio rey, pero la promoción del mismo al estado de emperador era competencia del papado, ya que la Sede Apostólico transfirió el Imperio desde Ortiente. Para el papado el emperador era un funcionario del papa creado expresamente como su brazo fuerte universal. En esta visión el emperador refleja la universalidad de la Iglesia Romana. Por ello la constante referencia a la alegoría del Sol y la Luna. El emperador tenía competencias específicas en esta visión y con el fin de realizarlas el papado le concedía pleno poder, por lo que el poder imperial estará bajo la vigilancia del papado.

El 5 de enero de 1201 Inocencio manifiesta su decisión sobre su preferencia en un discurso realizado en un consistorio secreto, en la famosa Deliberatio: .Deliberación del papa Inocencio sobre la cuestión imperial relativa al Rey elegido.. El papa repite aquí que la contienda por el trono es competencia de la Sede Apostólica de modo absoluto, repitiendo la teoría de la translación, y afirmando que al papa le correspondía la consagración, la coronación y la investidura del propio imperio. Todo esto había sido reconocido por Enrique VI cuando ofreció una esfera de oro en su investidura por Celestino III en abril de 1191.

Inocencio examina en la Deliberatio a los 3 candidatos: Federico, Felipe y Otón, bajo tres puntos de vista: derecho, conveniencia y oportunidad. Su minuciosa consideración de los pros y contras, todo ello determinado por sus intereses, llega a la conclusión de que el favor apostólico se inclina por Otón. No obstante por el acontecimiento de 1201-3 referido a Otón, debido al insistente apoyo diplomático del papa, la causa Welfa comenzó a perder interés entre los príncipes alemanes. Propiamente esta intervención papal a favor del Welfo provocó la oposición del partido Svevo.

En enero de 1202 una asamblea numerosa de príncipes en Vamberga protestó contra la ingerencia del delegado pontificio en la elección de un rey alemán que no esperaban. Se mantienen por tanto unidos a Felipe del que se hacían garantes si fuese obediente a la Sede Apostólica, y piden para Felipe la coronación imperial.

A esta protesta, que fue llevada a Roma por una delegación, el papa responde con la Decretal Venerabilem. Esta Decretal más tarde fue introducida en el Corpus Iuris Canonici hasta 1917. Reconoce en ella Inocencio que los príncipes alemanes tenían el pleno derecho de poder elegir el rey que después debía convertirse en emperador, pero habían recibido este derecho de la Sede Apostólica que con respecto a la persona de Carlomagno había transferido el Imperio de Oriente a Occidente. Los príncipes debían saber que le correspondía al papa el examen de la persona elegida, dado que era el papa el que debía ungir a esta persona, consagrarla, coronada; de otra manera se encontraría en la situación de tener que consagrar y coronar eventualmente a un excomulgado, un tirano, un loco, un hereje o un pagano sólo porque había sido elegido por los príncipes. No se metía con la elección pero afirmaba que Felipe de Svevia era menos apto para la dignidad imperial con relación a Otón.

Inocencio pensaba que con estas palabras se habría terminado la controversia en Alemania, pero por el contrario Felipe ganó terreno. En 1205 Otón permanece prácticamente solo. El Arzobispo Adolfo de Colonia, al cual Otón debía particularmente la elección, se puso de parte de Felipe y le corono junto con su consorte el 6 de Enero en Aquisgrán. En este momento, cuando la situación estaba ya casi perdida para Otón, Inocencio III empezó a darse cuenta que era imposible gobernar sólo sobre la base de ideas abstractas, pero demostró su sobriedad y flexibilidad. Se dio cuenta de que Felipe estaba dispuesto a hacer algunas concesiones no contempladas con anterioridad, estando casi decidido a ponerse del lado de Felipe. Poco antes del acuerdo, el 21 de junio de 1208, Felipe es asesinado en Banberga siendo el asesino el conde palatino Otón por una venganza privada.

Esta muerte cambió totalmente el curso de los acontecimientos. Otón aprovecha esta inesperada oportunidad e intentó de hacer lo posible para volver a su antigua posición. La guerra civil ya duraba 10 años en Alemania provocando un cansancio general. También Inocencio quiere terminar con la lucha y promete a Otón la coronación imperial, ganando incluso el apoyo del partido Svevo. Así el 4 de octubre de 1209 en la Basílica de San Pedro tiene lugar la coronación de Otón IV.

Tras la coronación Inocencio se dará cuenta poco a poco de haber elegido el candidato equivocado. Otón una vez coronado no pensó mantener sus solemnes juramentos prestados al papa y se comportó rápidamente como los emperadores de la dinastía Sveva anteriores a él. Se manifestó como político sin escrúpulos que aspiraba a la restauración del poder imperial, también en Italia. Inocencio desilusionado intentó primero influir en Otón con exhortaciones y admoniciones sin resultado. En una carta a los obispos alemanes el papa expresa su profunda desilusión de haberse fabricado él mismo la espada que le hería y hace propias las palabras pronunciadas por Dios sobre el rey Saúl .Me arrepiento de haber hecho rey a este hombre..

Cuando Otón intentó en noviembre de someterse el Reino de Sicilia, el papa pronunció la excomunión contra el emperador, que fue repetida solemnemente el Jueves Santo del año siguiente. Fueron declarados nulos todos los juramentos de fidelidad prestados a él, pero no tiene lugar una destitución formal. En esta situación un grupo de príncipes alemanes realizaron una reunión en Norimberga en septiembre de 1211, con el apoyo del Rey francés Felipe Augusto y con la aprobación de Inocencio III, eligieron al joven Federico como Rey de los Romanos y futuro Emperador. La noticia de la elección provocó que Enrique IV interrumpiese la campaña del Reino de Sicilia y volviese a Alemania, aunque ya era un poco tarde.

El 9 de diciembre de 1212 se celebró en Maguncia la coronación de Federico. Sabía que sin el apoyo del papa no se hubiese podido realizar y dará las gracias a Inocencio en 1213 con una bula de oro en la que reconoce al papa las propiedades recuperadas en Italia y la libertad de elección y apelación de las iglesias alemanas; de este modo es reconocida legalmente por el imperio la ampliación del Estado Pontificio y la eliminación del influjo del Rey, hasta ahora ejercido, sobre la Iglesia Alemana.

La solución definitiva de la lucha entre los Svevos y los Wuelfos se llevó a cabo en la Batalla de Bouvines el 27-7-1214, en la que el rey francés Felipe vence al ejército inglés de Otón IV. El rey francés envió con un gesto inequívoco el Aguila Imperial dorada sustraída en la batalla a Federico. Cuando la ciudad de Aquisgrán abrió las puertas a Federico en 1215, éste se hizo coronar de nuevo en la catedral y subió al trono de Carlomagno y cerró con su mano el cofre de oro donde estuvieron los huesos de Carlomagno. En esta misma ocasión tomó también Federico la cruz, cosa que traerá tantas graves consecuencias, pero con este voto de cruzada quería expresar  que era su intención llevar a término la empresa que según la leyenda Carlomagno había comenzado, había continuado Federico Barbarroja y después su padre y no habían sido capaces de realizar. Inocencio III murió poco después y no ha visto las graves consecuencias de su decisión.

4.2.3.- Inocencio III e Inglaterra.

La decisiva intervención de Inocencio en la controversia de la ruptura alemana fue una de las medidas más importantes y con más influencia de su pontificado, pero sólo constituye una pequeña parte de su múltiple actividad, toda dirigida hacia la entera cristiandad.

En Inglaterra desde hacía tiempo se repetían las luchas entre los obispos y las abadías benedictinas que aspiraban a la exención de la autoridad episcopal. Estas luchas eran violentas sobre todo en los obispados donde un monasterio benedictino constituía el cabildo de la Catedral, que era el caso en 9 diócesis empezando por Canterbury

Ya al comienzo de su pontificado Inocencio III se había visto obligado a tomar decisiones en diversos casos similares. Desde hacía largo tiempo los obispos de Canterbury vivían  en tensión con su Cabildo, hasta el punto que el obispo había fundado otro Cabildo en una ciudad cercana como contrapeso al de los benedictinos. La postura de Celestino III no había sido siempre coherente; en un primer momento había ordenado la destrucción de la fundación y luego había permitido la erección de un nuevo capítulo de Canónigos Seculares en Lamber. Inocencio III dispondrá la disolución del Capítulo de Lamber y su construcción demolida por ir contra antiguos derechos de los benedictinos.

A pesar de las protestas de los obispos ingleses y del rey Ricardo Corazón de León el papa se mantiene firme en su decisión, aunque el rey no había rechazado la decisión papal por necesitar la ayuda del papa a favor de su sobrino Otón IV en la controversia por el trono alemán. Cuando muere Ricardo por una herida en una batalla de 1199 le sucede su hermano más joven llamado Juan Sin Tierra, ya que su padre Enrique II no le había dado una parte de su reino, (1199-1216); se le presenta hoy como un tirano cruel, infiel e incapaz que habría provocado la ruptura del reino angovino en el XIII.

Al comienzo del reinado de Juan Sin Tierra el papa se mantiene indulgente frente a la violencia del rey, el cual ofrecía su apoyo a Otón. La situación cambió cuando el papa cambió su opinión con respecto a la controversia del trono alemán. Se producirá un grave conflicto entre el rey y el papa provocado por la nueva asignación a la sede arzobispal de Canterbury. En julio de 1215 se muere el arzobispo de Canterbury, hombre de confianza del rey, el cual como Justiciario era el jefe de todo el aparato administrativo del reino.

La nueva asignación de la sede se hizo difícil al estar en juego intereses diferentes. Por una parte los monjes del cabildo de la Catedral intentaron conservar su derecho exclusivo de electores y pensaron que la mejor solución era un candidato elegido entre los monjes del convento. Por otra parte estaban los obispos sufragáneos de Canterbury que querían participar en elección ya que estaban también en juego sus derechos. Por último también el rey tenía interés por realizar una buena elección ya que el Arzobispo pertenecía siempre a los consejeros del rey; él tenía su candidato que era el obispo de Norwich John de Gray.

Bajo la presión del rey es elegido su favorito e investido rápidamente del arzobispado. Pero se necesitaba el beneplácito papal para el traslado del obispo de la antigua diócesis de Norwich y la confirma de la elección. En esta situación el Cabildo bernedictino se replanteó que había una posibilidad de volver a entrar en el asunto. Junto a la delegación del rey, que iba a pedir al papa la confirmación de John de Gray, aparece también en roma una delegación de los benedictinos bajo la guía del viceprior Reginaldo, que era el candidato del Cabildo. La situación, por tanto, era confusa

Inocencio no se dejó influenciar por ningún partido y sólo tras un cuidado examen de la situación, hace público su juicio rechazando a ambos candidatos y ambas elecciones. Declaro que el derecho de elección correspondía sólo al Cabildo de Canterbury con la exclusión de los obispos sufragáneos e induce a los monjes de Canterbury que estaban en Roma como delegación a elegir rápidamente un candidato. Siguiendo la orden del papa los monjes eligieron al Cardenal Stephen Langton, el cual había estudiado junto al papa Inocencio en París donde también había enseñado; era un gran teólogo muy conocido por los monjes por su división de la Biblia que aún está en vigor.

Juan Sin Tierra no estaba dispuesto a tolerar esta decisión papal, además del problema de la persona el rey ve una ofensa a sus derechos de rey garantizados por el Concordato de Westminster. Pero no haciendo caso de las amenazas y protestas del rey Inocencio consagró personalmente a Stephen Langton en Viterbo en julio de 1207 y le confirió el palio aún faltando la tradicional aprobación del rey. En el caso de que el nuevo Arzobispo no fuese admitido en su cargo el papa amenazó con la proclamación de la incertidumbre, cosa que sucede en marzo de 1208 debiendo ser suspendidos en todo el imperio inglés todos los servicios litúrgicos. Se repite así la situación de 100 años atrás; el rey expulsa a los monjes de Canterbury, los prelados que respetaron el precepto fueron encarcelados, la recaudación de los bienes eclesiásticos secuestrada a favor de la corona.

En 1209 el rey será excomulgado, en 1213 los súbditos son liberados del juramento de fidelidad hecho al rey, y el rey francés es invitado a ocupar Inglaterra. Sólo en este momento Juan Sin Tierra considera oportuno someterse a la Iglesia. En marzo de 1213 se declaró dispuesto a aceptar las graves condiciones impuestas por el papa. Para asegurarse la protección y la ayuda del papa, ya sea contra el rey francés como contra los barones rebeldes, se decide a poner su reino de Inglaterra como feudo de la Sede Apostólica y se comprometió a pagar un tributo anual de 700 esterlinas por Inglaterra y 300 por Irlanda. Así se restableció la paz y Stephen Langton entronizado como arzobispo en Canterbury, todos los obispos y monjes pudieron volver e Inocencio III se transformó, sin gran dificultad, en Señor Feudal de Inglaterra.

Como estamos viendo la actividad de Inocencio III no se limita al campo estrictamente eclesiástico, como pensamos nosotros, lo cual es importantísimo para juzgar su actividad. No hay una diferenciación entre su actividad política y la eclesial, pero no se debe, como dicen los historiadores antieclesiales, por ansias de poder sino porque es una derivación de su idea fundamental del .Vicariato de Cristo. de la cual deriva toda su actividad, incluso la política y profana. Esta idea no se puede entender en el sentido de que el papa es Vicario del Cristo sufriente, sino de Cristo Rey del Universo.

En junio de 1215 el rey Juan Sin Tierra fue obligado por su nobleza y los barones a conceder una especie de constitución llamada Magna Carta Libertate, en la cual aseguraba a la nobleza y al clero contra las excesivas exigencias y abusos del rey en el ejercicio de los derechos soberanos y feudales. En este momento el rey se dirige al papa, cuyos derechos de supremo Señor Feudal se encontraban comprometidos por este privilegio; le presentó el asunto de tal modo al papa que éste declaro nula la Magna Carta Libertate. Es cierto que el rechazo papal encontró tanta oposición en Inglaterra que no tuvo validez.

El conflicto no estaba todavía decidido en el momento de la muerte y del rey producidas el mismo año de 1216. Más tarde se encontró una especie de compromiso con representantes del nuevo papa Honorio III, en cualidad de Supremo Señor Feudal de Inglaterra. El Cardenal Legado Guala confirmó la Magna Carta Libertate con algunas modificaciones en nombre del nuevo rey Enrique III, que sólo tenía 9 años, el 12 de noviembre de 1216.

4.2.4.- Inocencio III y sus relaciones con Francia y España.

Como ya indicamos más arriba Inocencio III había realizado sus estudios en París y tenía una predilección especial por este país, teniendo muchas ocasiones para manifestar estos sentimientos por Francia. Pero sus relaciones con el rey francés Felipe II (1180-1223) fueron tensas durante todo su pontificado. La causa de las divergencias no sólo se referían a la política, como la toma de posición del rey a favor de Felipe de Svevia mientras el papa apoyaba a Otón IV y la lucha constante de Felipe contra el rey inglés; el motivo básico de la tensión fue el matrimonio del rey que no era aceptado por el Derecho Canónico y que escandalizaba a muchos.

En 1193 Felipe IV consigue ganarse al rey Canuto IV de Dinamarca para realizar una alianza contra el reino Anyoino inglés. Dinamarca con su potencia marítima podía agredir mejor a las Islas Británicas. Para asegurarse el apoyo del rey danés, Felipe se había casado el 15 de agosto de 1190 en la Catedral de Amiens con la hermana del rey danés, Ingeborg, pero inmediatamente después de la boda la había repudiado. Ingeborg insistía sobre sus derechos de reina y rechaza cualquier idea de un divorcio y apeló al papa. El rey Felipe actuó contra la explícita voluntad del papa Celestino III y se divorció de Ingeborg de manera unilateral, casándose después con la Condesa Agnese de Merard (¿) en julio de 1197.

Inocencio III a penas llegado al pontificado se apresuró a exigir de Felipe la reintegración de Ingeborg y sus derechos de esposa y reina y el alejamiento de Agnese de Francia. Como quiera que las exhortaciones del papa no tuvieron ningún efecto, el Cardenal legado Pedro de Capua, en diciembre de 1199, con la autorización del papa promulgó el entredicho sobre todo el territorio puesto bajo la soberanía del rey francés. Esta medida obligó al rey a comenzar unos tratados con el papa a través de una delegación al efecto.

El rey tenía puestas las esperanzas en un sínodo de los obispos franceses en el que se debía tratar su proceso matrimonial. Este sínodo se reunión en marzo de 1201 y el papa mandó 21 cardenales como presidentes del mismo; tras 14 días de debate y en el momento en que la resolución era contraria al rey propugnando la validez del matrimonio con Ingeborg, el rey con una decisión repentina abandona el sínodo junto a Ingeborg, la cual fue hecha prisionera por el marido que intentaba así romper su resistencia. Ese año de 1201 morirá Agnese de manera improvista, lo cual constituía para el papa un obstáculo menos. En 1208 el rey pedirá al papa la anulación del matrimonio con Ingeborg. El papa, que siemre ponía el acento en la observación de la ley canónica y divina, sólo responderá en 1212 diciendo que no podía disolver el matrimonio ya que Ingeborg había declarado bajo juramento de haber consumado el matrimonio. En 1213 el rey la dejará libre, reintegrándola como reina pero viviendo siempre separado de ella.

Inocencio insistía en la indisolubilidad del matrimonio incluso en el caso de los monarcas. Un caso semejante al de Felipe II ocurrirá con el rey Alfonso ix de león  Este, para asegurarse el apoyo de Portugal se había casado con Teresa, la hija del rey de Portugal a pesar del impedimento de estrecha parentela. Celestino III en vano había intentado una separación de ambos. Ni siquiera la excomunión le impresionaba a Alfonso (¡Un leonés garuado!) que durante tres años no hará nada. Más adelante tendrá una guerra con Castilla, provocándose por ello la separación de Teresa y, para obtener la paz con Castilla, se había casado en 1197 con Berenguela, hija del rey de Castilla Alfonso VIII, que también estaba directamente emparentada con él.. De nuevo recibirá la excomunión, que provocará poca impresión en los obispos españoles.

Esta es la situación que se encontrará Inocencio III a su llegada al solio pontificio. Rápidamente lanzará un entredicho para el reino y la excomunión con el rey. Se dará cuenta que su poder era menos eficiente en España que en Francia e Inglaterra. En 1204 la pareja, que tenía 4 hijos, decide separarse.

Son mejores las relaciones de Inocencio con el rey Pedro II de Aragón el Católico. El 14 de noviembre de 1204 fue hecho coronar por Inocencio III en Roma, siendo el primer rey aragonés coronado en Roma, y había tomado su reino del papa contra el pago de un tributo anual como hicieran sus antecesores desde Sancho Ramírez en 1089. El papa concede que de ahora en adelante los reyes aragoneses se coronarían en Zaragoza por el Arzobispo de Tarragona pero con una corona consignada por la Sede Apostólica ya que así se transformaba en el símbolo del papa como supremo señor feudal del Reino de Aragón. También aquí eran fundamentales para el rey de Aragón varias medidas políticas como las medidas contra los albigenses hasta el proyecto del matrimonio de una princesa aragonesa con el emperador Federico II. Pero estas buenas relaciones se tuercen por el conflicto provocado entre el rey Pedro II y el papa cuando con rapidez toma la decisión de disolver su matrimonio con María de Montpelier. El papa rechazará el deseo del rey y le obliga a aceptar a María como esposa. El papa siempre como defensor del vínculo matrimonial.

A la atención de Inocencio III no escaparon otros países, en particular Hungría, Bulgaría, Escandinavia, los Países Bálticos, además naturalmente de Oriente. Todo el material se encuentra en sus Registros.

4.3.- Organizar una Cruzada para la liberación de Tierra Santa.

La 4ª Cruzada había terminado contra la voluntad del papa con la conquista de Constantinopla en 1204. Desde ese momento Inocencio III asumió la preparación de una nueva y auténtica Cruzada hacia Tierra Santa, e intentó asumir todo en sus propias manos. El papa no quiere ser sólo el ideólogo de la Cruzada sino el efectivo organizador de la misma, lo cual es nuevo.

La 5ª Cruzada comenzará en 1217 tras la muerte del papa, aunque los preparativos empezaron mucho antes. Uno de los principales objetivos del IV Concilio Lateranense era a los ojos de Inocencio la solemne proclamación de la Cruzada. Típico de Inocencio es la concepción de la Cruzada como de una acción de toda la cristiandad, que no era sólo la suma de todos los fieles sino de una comunidad de fieles articulada en pueblos y reinos, a los cuales quería también dirigirse.

Ya que el papa no sólo era el jefe de la cristiandad sino también el supremo pastor de la Iglesia, podía utilizar todo el poder del ministerio apostólico para la Cruzada. Como detentor del poder de las llaves podía conceder la misma indulgencia a los participantes como a los sostenedores de la Cruzada. Podía proteger a los participantes de cualquier molestia, incluso con penas eclesiásticas. Podía emplear toda la organización jerárquica de la Iglesia al servicio de la Cruzada y encargar a distintos clérigos encargos particulares en la predicación de la Cruzada, como recoger los fondos necesarios, la protección necesaria. Por último podía emplear también las posesiones de la Iglesia para la financiación de la Cruzada, y con este fin decretó impuestos especiales para todas las recaudaciones de la Iglesia con gran protesta de los sacerdotes.

Toda esta estrategia de Inocencio va encaminada de una manera coherente para organizar la Cruzada que él había ideado, tras el acontecimiento de 1204, como una empresa de toda la cristiandad bajo la guía del papa, incluyendo los soberanos. Esta concepción se manifiesta en las diversas apelaciones del papa para la Cruzada, como el del verano de 1198, antes del primer intento, que comienza con lamento sobre la grave derrota del .populus christianus. y exhorta al pueblo cristiano a combatir la lucha del Señor. En su apelo de ayuda al rey francés Felipe II en 1199, describe los sufrimientos de todo el pueblo cristiano.

La apelación para la Cruzada de 1213 se dirige a todos los .Christi fideli. y pide al Señor para restituir al pueblo cristiano la Tierra Santa .para honor y gloria de su Santo Nombre.. Afirma también que .el Concilio tendrá la competencia de inducir a los príncipes y al pueblo cristiano, a clérigos y laicos a empeñarse en ir en ayuda de Tierra Santa.. Al final del discurso inaugural del Concilio el papa se declara .dispuesto a ejercer presiones sobre los reyes y príncipes de pueblos y reinos, con el fin de que se pongan en marcha para combatir la lucha del Señor y reivindicar la ofensa proferida al crucifijo.. Esta concepción de la Cruzada permitía una larga aplicación y práctica, siendo nueva, aunque se mantenía el elemento central de la idea de Cruzada, es decir la .voluntariedad.. A pesar de ello la conjunción de la idea de Cruzada por una parte, con la concepción de la .cristiandad entera de la otra, permitía no sólo una adaptación básica y flexible a las condiciones sociales de la cristiandad, sino la concentración de todas las fuerzas disponibles en la mano del papa, en cuanto supremo pastor de la cristiandad.

Como la Cruzada no estaba esencialmente unida a la Tierra Santa, sino a la defensa de toda la cristiandad, el papa tenía la libertad de emplear la Cruzada donde fuese necesario a sus ojos, como instrumento para defender los intereses de la cristiandad. Para el papa la Cruzada era el reclutamiento voluntario de la cristiandad sobre el cual le tocaba al papa, como jefe de la cristiandad, con promesa de la ganancia espiritual, hacer uso en el momento en que viese amenazada a la cristiandad por peligros que superasen las fuerzas de los cristianos directamente interesados.

Esta concepción y la gran estima por el movimiento cruzado hace de la Cruzada un elemento de la actividad pontificia de Inocencio III, que tenía una visión más allá de los propios objetivos de la Cruzada, transformándose en un instrumento político. La Cruzada era más allá de la visión dualista o hierocráica de la política de Inocencio III un campo sobre el cual el papa, contra la tradición del XII sustituyó al emperador y a los príncipes como guía de la Cruzada.

En esta concepción Inocencio no permitía ninguna duda sobre la legitimidad del movimiento cruzado. En la correspondencia del papa no se manifiesta ningún escrúpulo sobre la Cruzada como guerra en nombre de Cristo que está realmente justificada. El pueblo de Cristo se manifiesta en una campaña militar; el objetivo de la reconquista de los lugares santos se puede conseguir sólo con ríos de sangre; y es una .guerra justa..

Estas dudas aparecerán medio siglo después de Inocencio en los informes de peritos solicitados por el papa Gregorio X. En este parecer los autores vieron .misiones. en vez de Cruzada, por ejemplo Guillermo Arzobispo de Tiro, buen conocedor del mundo musulmán solicita .misiones entre los sarracenos. en vez de la lucha armada

Ya a finales del XII se había difundido la imagen del .pagano.. La denominación para los sarracenos de .enemigos de la cruz de Cristo. en las cartas de Inocencio, y el reproche repetido de que los sarracenos eran bárbaros crueles y sangrientos parecen casi anacrónicos.

La idea de .misión., que floreció en el XIII en las obras de los mendicantes y sobre todo en los franciscanos, falta totalmente en Inocencio. Sólo una vez y de una manera totalmente marginal aparece la posibilidad de una misión para los sarracenos, pero en Medio Oriente sino en España. Con respecto a ella exhorta a combatir de manera que los cristianos sean protegidos y los moros ganados para la fe cristiana.

Tres años después de la muerte del papa Inocencio III San Francisco fue al campamento del Sultán Al-malik Al-kamik que estaba enfrentado con el ejército cruzado en Egipto para predicarle el Evangelio.

4.4.- Luchar contra los movimientos heréticos.

Sólo hablaremos de la Cruzada contra los Albigenses que fue comenzada por Inocencio III y terminó con la sumisión de todo el sur de Francia al poder del rey francés en 1226.

La postura papal contra los albigenses-cátaros no es la que normalmente usó contra los herejes, aunque él no es directamente responsable de los excesos que los cruzados han llevado a cabo en aquella ocasión. Al comienzo el papa había intentado traer a los herejes de nuevo a la Iglesia con adoctrinamientos, pero las misiones de los legados papales como Pedro de Castelnau y el abad de Citeâu, Arnaldo, ambos cistercienses, no tuvieron éxito ya que estos monjes se presentaron con notable fastuosidad, lo que no era muy propio para provocar la reconciliación de los heréticos con la Iglesia, lo cuales, por su parte, predicaban la pobreza apostólica.

Poco éxito tuvo también el obispo Diego de Osma y su acompañante Domingo, subprior del cabildo de su Catedral, los cuales llevaron a cabo, según las indicaciones del papa Inocencio los métodos propios de los herejes cátaros o valdense recorriendo Francia Meridional predicando y llevando una vida apostólica en pobreza, lo cual constituyó un notable paso adelante para comprender la sensibilidad de los albigenses y valdenses.

Las indicaciones del papa, repetidas insistentemente a los señores seculares del sur de Francia, tendentes a la expulsión de los herejes y a confiscación de sus bienes, permanecieron sin efecto. Sobre todo ocurrió esto con el conde Raimundo VI de Toulouse. Este había tomado una postura bastante favorable con respecto a los herejes.

El 15 de enero de 1208 el legado papal Pedro de Castelnau fu asesinado por un súbdito del conde de Toulouse. Inocencio estaba convencido de la culpabilidad del conde en el asunto y por esto le excomulgó así como a sus partidarios, dejando libres a los súbditos del juramento de fidelidad y permitiendo a cualquiera de tomar posesión de su país, el Condado de Tolosa, que era un feudo del rey de Aragón. En particular invitó al rey de Francia Felipe II a luchar contra los herejes, a los cuales definía como .peores que los sarracenos.. El rey francés rechaza esta oferta prefiriendo seguir sus planes, sobre todo en lo referente a su lucha contra el rey inglés Juan Sin Tierra. Mientras él rechaza esta llamada papal, el reclamo a la Cruzada contra los Albigenses hecho por el papa en octubre de 1208 fue acogido favorablemente por muchos nobles de Francia Septentrional. La empresa fue encargada al abad Arnaldo de Citeâu y a dos obispos.

Frente al peligro de una invasión por parte de los cruzados del Condado de Tolosa, el Conde Raimondo decidió someterse al papa. Mientras tanto la Cruzada ya se había comenzado dirigiéndose contra el Vizconde de Béziers y Carcassonne, que era también vasallo del rey Pedro II de Aragón. La toma de Béziers en julio de 1209 terminó en una horrenda carnicería con la muerte de 15.000 personas, cátaros y católicos, por obra de los cruzados. Arnaldo de Citeâu pasó el territorio del Vizconde al comandante militar de la Cruzada, el Conde Simón de Montfort. El papa confirmó el paso de la posesión contra la promesa de un tributo anual.

La guerra prosiguió contra el conde Tolosa. A pesar de que el conde se dirigió personalmente a Roma y tenía intención de justificarse ante un sínodo, los legados siguieron adelante según sus planes, contra la intención del papa, que consistían en alejar al conde de su condado. Simón de Montfort aspiraba ciertamente a la asignación de los territorios conquistados para obtener la soberanía sobre toda la Francia Meridional. Por desgracia los legados papales le apoyaron en este sentido.

En verano de 1213 el rey Pedro de Aragón entró en el asunto. Se dirigió al papa a favor de Raimundo, su vasallo y cuñado; se lamentó de la avidez demostrada por Simón en la conquista, que se extendía incluso a los territorios aragoneses en territorios donde ni siquiera se hablaba de herejía, y también del comportamiento hacia su cuñado. A Raimundo se le negaba la posibilidad de defenderse.

Las disposiciones emanadas por el papa en 1213 eran más prudentes. Desaprobó el comportamiento de sus legados. Con respecto al Conde de Tolosa exigió que se realizara una investigación imparcial, reservándose el papa la definitiva sentencia. Cuando los legados recibieron las órdenes papales, de acuerdo con los obispos de Francia Meridional, hicieron lo posible por obstaculizar la ejecución de aquel mandato. Escribieron al papa afirmando que Tolosa estaba corrompida como Sodoma y Gomorra, por lo que debía ser destruida. La restitución del territorio a Raimundo y sus herejes, según ellos, habría provocado la más grande indignación y sería un gran error con enormes daños para la Iglesia. Frente a esto Inocencio cedió al final, a pesar de la oposición del embajador aragonés, se dejó convencer. De este modo a finales de junio retiró las disposiciones emanadas en enero.

El rey aragonés fue invitado a cerrar la paz con Simón de Montfort, el cual estaba conquistando todo el sur de Francia hasta Aragón. El rey, indignado, decide luchar contra Simón, pero en una batalla del 12 de septiembre de 1213 el ejército aragonés fue vencido y el propio rey caerá en el campo de batalla. De este modo Simón de Montfort tomará Tolosa y prosigue su política de conquista con la legada de nuevos cruzados. Raimundo y su homónimo hijo huyeron a Inglaterra.

Los legados solicitaron del papa el reconocimiento de Simón como señor de todos los territorios de los heréticos que el había conquistado. El papa sólo concederá que Simón asuma la administración de los territorios conquistados y reservó la resolución definitiva al Concilio IV Lateranense. En este Concilio se llegará a discusiones extremamente ásperas.

El papa era todavía contrario a medidas excesivas, que no obstante fueron ardientemente patrocinadas por el Arzobispo Folco de Tolosa, famoso trovador después convertido en cisterciense. La conclusión del Concilio, que aprobará el papa, fue un compromiso; el Conde Raimundo de Tolosa fue declarado culpable de herejía y favorecimiento de la misma con pérdida de la soberanía sobre su territorio. Debía ir al exilio con la asignación de una renta anual. El territorio conquistado, sobre todo el Condado de Tolosa fue conferido a Simón de Montfort. Los territorios todavía no conquistados, sobre todo Provenza, se debía someter primero a la Iglesia y después pasar al hijo de Raimundo de Tolosa, Raimundo VII siempre que se demostrase devoto a la Iglesia.

A pesar de la decisión sinodal las luchas en el sur de Francia siguieron, aunque los excesos no se pueden a la voluntad de Inocencio III, hasta llegar a la destrucción de la civilización en el sur de Francia por parte de los franceses septentrionales, pero tampoco podemos absolver totalmente al papa ya que ha dejado en el cargo a los legados, que son los primeros responsables de las atrocidades cometidas, y que han trabajado en nombre del papa.

4.5.- Reformar la Iglesia.

Deberíamos hablar de muchas iniciativas religiosas del papa, en particular la mirada iluminada con relación a los movimientos de pobreza de su tiempo, y de la gran importancia que tuvo que Inocencio III, al revés que sus predecesores y a los obispos contemporáneos, reconociera el derecho y el significado de este gran movimiento dirigido a propagar la pobreza voluntaria y la predicación apostólica.

Gracias a esta sabia postura papal consiguió reconducir a la Iglesia a la mayor parte del movimientos de los .humillados., surgido en Lombardía. Tras muchas relaciones les dio una nueva regla en 1201 que les permitía organizarse como una orden en tres ramas, lo cual era una novedad absoluta, aceptándose gente casada en una de ellas, siendo así la primera tercera orden de toda la historia de la Iglesia. Inocencio concedió a los .humillados. practicar la predicaciones de penitencia en las acostumbradas reuniones dominicales, lo cual es un gran progreso en relación con la postura de los anteriores papas para con los Valdenses.

Otro grupo reconciliado con la Iglesia por Inocencio III son los .pobres católicos. que eran exvaldenses, a cuya cabeza se encontraba Durando de Huesca. Se les consintió mantener en esencia sus costumbres de vida sobre todo en lo referente a la pobreza y la predicación, también la itinerante con la finalidad de convertir herejes. A pesar de los esfuerzos del papa fueron considerados con recelo por los obispos a causa de su semejanza con los Valdenses, por lo que fracasará el proyecto papal. El resto de los .pobres católicos. serán absorbidos en 1256 en la nueva orden de los Ermitaños de San Agustín.

Más importante y duradero será el apoyo que dará el papa a San Francisco de Asís y Santo Domingo. En 1210 Francisco se presentó con sus primeros compañeros en la Curia, obteniendo del papa el permiso de formar una .Fraternidad de pobres penitentes. con el derecho de predicar la penitencia. Es significativo que los primeros hermanos menores venidos a Francia y Alemania en 1219 fueron considerados herejes, ya que su estilo de vida era muy similar al de los cátaros y valdenses, pero con la gran diferencia de que eran obedientes a la Iglesia.

También la segunda orden mendicante, la Orden de Predicadores, tiene el apoyo de Inocencio III que la aprueba en 1216, mientras la de los Hermanos Menores no conseguirá la aprobación su regla hasta 1223 por el papa Honorio III.

La culmen del pontificado de Inocencio fue la celebración del IV Concilio Lateranense. El papa había invitado a este Concilio, que se abrió el 11 de noviembre de 1215 en el Laterano, con dos años de antelación a los obispos de oriente y occidente, abades, representantes de los cabildos de las catedrales y soberanos cristianos.

Hasta ahora ningún sino había tenido tantos participantes: 402 entre cardenales, arzobispos y obispos que representaban a 80 provincias eclesiásticas. Más de la mitad e los padres eran italianos. Además tomaron parte de más de 800 dignatarios más (abades, priores, prebostes, decanos. Todo ello demuestra el interés despertado en todo el mundo cristiano. Los reyes cristianos fueron representados por embajadores, menos Federico II de Sicilia que estaba presente.

El discurso de apertura del papa estaba bien pensado y era un resumen de todas sus intenciones. El papa hacia una interpretación alegórica de las palabras del Señor recogidas en Lc 22, 15: .He deseado ardientemente celebrar esta Pascua con vosotros antes de mi Pasión.. No podemos verlo como un anuncio de la cercana muerte del papa. Para él la Pascua significa el .paso. entendido de tres maneras diversas:

·         Paso de occidente a la liberación de Jerusalén, es decir la cruzada.

·         Paso de la tibieza al fervor de la reforma de la Iglesia, es decir la reforma.

·         Tránsito de la vida temporal al reino de la gloria eterna, es decir, espiritualidad.

De este modo puso en evidencia los fines principales del concilio: reconquista de los lugares santos con una nueva cruzada para la que el papa ya había llevado a cabo una intensa actividad; y reforma general de la Iglesia.

El Lateranense IV es el único considerado por los canonistas del XIII como Concilio General. En el mes de noviembre de 1215 tiene tres asambleas públicas. Por desgracia no tenemos un protocollo de las discusiones, tan sólo tenemos el final de las discusiones en 71 constituciones recogidos en Conciliorum Ecumenicorum Decreta. Estas constituciones no estaban debidamente formuladas al concluir el concilio, la redacción final fue una obra personal del papa. Han sido casi en su totalidad incluidas en el libro Extra, en el Corpus Iuris Canonici. Ofrecen un compendio en grandes líneas de medidas reformadoras, para cuya realización el papa durante todo su pontificado había trabajado y son una prueba de la seriedad con la que se había dedicado al mejoramiento de las condiciones de la Iglesia.

Entre las constituciones podemos citar la primera de ellas Firmita, que es un credo con tendencia antiherética usando el método de la primera escolástica, encontrándose el concepto de .transubstanciación. para la Eucaristía. Las otras constituciones dogmáticas también se dirigen contra las herejías, como la condenación de la doctrina trinitaria de Joaquín dei Fiori.

Las constituciones de reforma son más importantes y se extienden sobre todo la vida de la Iglesia. Debemos mencionar las premuras para realizar una mejora en el clero, existiendo detalladas prescripciones sobre el comportamiento clerical (Constitución 14-20), condenación de todas las formas de simonía (63-66), se subrayó la responsabilidad de los obispos para la cura de almas imponiéndoles el deber de constituir en las catedrales predicadores y confesores aptos para esta finalidad (10), y en particular cuidar la predicación a los fieles en lengua materna (9).

En cada catedral un Magister de Gramática y en la iglesias metropolitanas doctos teólogos debía estar asignados a la formación de los clérigos, futuros sacerdotes de las diócesis. Se busca una formación sólida del clero. Una vacación para un cargo eclesiástico de más de tres meses en las iglesias episcopales y colegiatas estaba prohibida. Las decisiones que se refieren a la manera legítima de elegir un candidato tendrán una vigencia de siglos.

Hay tres maneras de elección: por inspiración (modo espontáneo), por escrutinio, por compromiso (el cuerpo elector elige un pequeño grupo que decide un nombre). Además se resolvió el antiguo problema sobre la .pars sanio. en la Constitución 24, afirmando que la mayoría es siempre la .pars sanio.. Se impuso la elección canónica libre y la confirmación de la elección por obra de la autoridad eclesiástica.

Hay varias Constituciones sobre la vida y las órdenes religiosas. Destaca la 12 sobre la obligación de tener capítulos provinciales cada tres años y de visitar los monasterios de cada provincia. Esto se refiere sobre todo a las órdenes antiguas, como los Benedictinos, que eran autónomos, para crear un cierto control de la vida de estos monasterios autónomos. Se respetó sobre todo en Inglaterra y en España, y menos en Francia, Alemania e Italia. También es importante la prohibición de fundar nuevas órdenes religiosas (13), que tenía como finalidad impedir que ciertos grupos religiosos cayesen en la herejía. No determinación no fue observada por los papas sucesivos, aunque en el momento de aparecer tuvo sus efectos sobre órdenes recién surgidas. El que quería ser monje o tenía intención de fundar un monasterio debía aceptar una de las reglas ya aprobadas.

Otras disposiciones del Concilio, como que todos los fieles que han alcanzado la edad de la razón tengan que confesar los pecados, al menos una vez al año, al párroco competente y de comulgar por lo menos en Pascua (21), tienen el efecto más largo y duradero. El precepto Pascual se refiere a la parroquia propia.

Los matrimonios clandestinos fueron prohibidos pero no anulados. También fue importante la reducción de los impedimentos matrimoniales. El canon 62 que habla de la aprobación pontificia para la veneración de nuevas reliquias, provocado por las dudas surgidas por la masa de reliquias traídas por los cruzados de oriente.

La legislación dedicada a los judíos, como la prohibición de salir durante los días de Semana Santa, obligación de llevar vestidos especiales que les distinguiese de los cristianos, prohibición de ocupar cargos públicos (67-70). Toda esta legislación no se basaba en prejuicios raciales ya que valían también para los musulmanes que vivían en países cristianos. Esta legislación fue causada por premuras sobre la pureza de la fe entre los cristianos, pero sin hacerse una distinción entre cristiandad, sociedad cristiana e Iglesia y fieles que siguen la fe cristiana. No obstante todo ello a llevado a una discriminación de los judíos en el mundo europeo tardomedieval.

Por último el Sínodo dicta precisas disposiciones para la gran cruzada. A principios de junio de 1217 los cruzados deberían estar en las costas de Italia Meridional donde se presentaría el papa personalmente. La nueva cruzada sería conducida bajo la dirección de la Iglesia para excluir toda influencia secular desviador, como ocurrió en el caso de Constantinopla.

El papa determinó varias leyes para facilitar incluso la financiación de la Cruzada. Durante 3 años todos los sacerdotes debían pagar un 20 % de todas sus recaudaciones para los gastos de la Cruzada, mientras el papa y los cardenales pagarían una décima parte además de una contribución de 33.000 libras de plata ofrecido personalmente por el papa. Los cruzados fueron exonerados del pago de cualquier tasa. Durante un período de 4 años debería reinar la paz entre todos los reinos de los cristianos, y cualquier violación de la misma fue amenazada con las más severas penas eclesiásticas. Con todo ello el papa quería preparar la cruzada de la mejor manera posible. A pesar de todo la muerte del papa destruyó cualquier esperanza.

En su interés por la cruzada Inocencio se fue en la primavera de 1216 en Italia septentrional para solucionar personalmente el enfrentamiento existente entre las ciudades marítimas de Pisa y Génova. En Perugia el 16 de 1216 Inocencio III murió de manera inesperada de fiebre, tenía 54 años. Tenemos un testimonio del obispo Santiago de Vitry en una carta suya de octubre de 1216:

.Después fui a una ciudad llamada Perugia y allí encontré muerto al papa Inocencio. No había sido todavía sepultado y de noche algunos le habían despojado de su vestidos preciosos con los cuales debía ser sepultado. Su cuerpo casi desnudo y fétido lo dejaron en la Iglesia. Yo he estado en aquella Iglesia y he visto con mis ojos cómo es breve y vana la gloria de este mundo. El día siguiente los cardenales eligieron a Honorio, un anciano bueno y devoto, muy simple y benévolo, el cual había dado casi todo lo que tenía a los pobres. Fue consagrado Sumo Pontífice el domingo después de su elección..

 

No es el primer caso en que roban los vestidos de un papa o de un obispo muerto. La Edad Media es una época violenta.

Inocencio III fue sepultado en Perugia. El papa León XIII que fue obispo de esta ciudad hizo trasladar el pasado siglo XIX los restos mortales de su predecesor a la Basílica Lateranense.