«LA ATRACCIÓN HOMOSEXUAL SE PUEDE
CAMBIAR» Richard Cohen Ex homosexual y psicoterapeuta
No habla de especulaciones ni de oídas.
Richard Cohen, psicoterapeuta dedicado a ayudar a personas que experimentan
atracción sexual por otros de su mismo sexo, vivió en carne propia el problema
de la homosexualidad durante decenios. La homosexualidad no tiene principalmente
una base genética o biológica, sino que es un trastorno psicológico de la
identidad sexual ...
31/07/2004:
DEJÓ DE SER HOMOSEXUAL
Autor: Alex ROSAL
Fuente: La Razón.
Se llama Richard Cohen y durante 30 años fue homosexual activo. Recuerda que de
niño su padre se mostraba violento y gritaba a todas horas mientras que su madre
se agarraba a él. «Yo me sentía muy distante respecto a él y demasiado próximo a
ella». Con 17 años tuvo su primera experiencia sexual: «Conocí a un hombre que
me invitó a su casa. Nunca anteriormente había hecho algo semejante. Cuando
llegamos a su apartamento comenzó la seducción. Estaba nerviosísimo, pues todo
aquello era nuevo para mí. No sabía que dos hombres pudieran hacer lo que él me
hizo aquel día. Mi cuerpo y mi alma se sintieron rasgados en dos. Después, deje
su piso y comencé a llorar. Me sentía ultrajado y decepcionado. Buscaba
cercanía, un lugar seguro para abrazar y ser abrazado. Lo que experimenté me
pareció como una violación». Cohen había entrado de lleno en el mundo gay. Así
estuvo durante años aunque un rintintín de su interior le decía que no era
feliz, que podía cambiar de vida. Intentó varias veces abandonar la practica de
la homosexualidad, pero sin mucho éxito. Cada fracaso era un nuevo tormento.
Hasta que por fin inició un largo camino en el que descubrió que nadie nace con
una orientación homosexual. Tras mucho estudiar comprobó que «no existen datos
científicos que indiquen una base genética para las atracciones hacia las
personas del propio sexo». «No hay nada gay (alegre) -señala Cohen- en el estilo
de vida homosexual. Está lleno de tristezas y, muy a menudo, consiste en una
búsqueda interminable de amor a través de relaciones de codependencia».
Richard Cohen comenzó a buscar la raíz de sus deseos homosexuales y descubrió
heridas emocionales en su interior que no habían sanado. En traumas infantiles
y, sobre todo en su caso, en la búsqueda del amor paterno no correspondido.
Desde entonces ha ayudado como psicoterapeuta a miles de personas a sanar las
emociones dañadas a través de la «Fundación Internacional para la curación».
Acaba de publicar en España «Comprender y sanar la homosexualidad», un libro
para el debate, pero no al estilo de Crónicas Marcianas de tú eres un cerdo y tú
una marrana... sino procurando orillar prejuicios o intolerancias, para
reflexionar serenamente con cordura e inteligencia sobre algo muy importante
para miles de personas.
Para
leer el libro de Richard Cohen Comprender y sanar la homosexualidad,
clic aquí
LA ATRACCIÓN HOMOSEXUAL SE PUEDE CAMBIAR
José Antonio Ullate
La Razón, 28 de julio de 2004
Es consciente de que su libro «Comprender y sanar la homosexualidad» (editorial
LibrosLibres) no va a estar exento de polémica. Pero le avala el hecho de hablar
en primera persona, ya que él mismo fue gay. Y cree haber encontrado la fórmula
para llegar «a la libertad»: «La solución no está ni en la ciega aceptación ni
en la tolerancia indiscriminada. La respuesta pasa por la comprensión y el
amor».
-¿Qué busca con su libro?
-Recojo mi experiencia personal y terapéutica acerca de la atracción homosexual.
Presento las causas básicas de la atracción hacia las personas del propio sexo.
También expongo un modelo de recuperación y numerosos testimonios de personas
que yo he tratado y que ya han logrado realizar el cambio de la homosexualidad a
la heterosexualidad. Todos podemos lograr lo que nos propongamos. Si estamos
decididos, contamos con el amor de Dios y el apoyo de otras personas la curación
es posible. Por supuesto, en el momento actual, muchos dirán que no es posible
salir de la homosexualidad. Eso es, sencillamente, un mito, porque el cambio es
posible.
-Antes de ser terapeuta, usted mismo vivió la homosexualidad en primera
persona
-Efectivamente. La gente me decía que yo había nacido así y que el pensamiento
de cambiar era absolutamente inviable, y que terapéuticamente era además
contraproducente. Yo pensaba «¿Ni hablar!». Cualquiera puede conseguir lo que
anhela si tiene un ardiente deseo, elabora un buen plan, obtiene apoyo de otros
y se lanza decididamente a ello. Después, he podido aconsejar a muchos hombres,
mujeres y adolescentes sobre cómo salir de la homosexualidad precisamente porque
yo mismo me negué a escuchar a los que me decían: «Sé honrado contigo mismo: tú
naciste así. Acéptalo».
«Es inútil luchar».
-Pues son muchos los que creen que, efectivamente, hay que aceptarlo, que no
es algo contra lo que haya que «luchar»...
-Mire, yo siempre me di cuenta de que algo no iba bien, por más que a mi
alrededor insistieran en que era lo más normal del mundo. Logré descubrir de
dónde provenían los deseos que yo tenía hacia los de mi propio sexo; aprendí a
curar aquellas heridas y a dar cumplimiento a las necesidades que seguían
insatisfechas desde mi infancia. La lectura de este libro y el seguimiento de
este plan redundará en un gran beneficio: un camino de salida para volver a ser
normal. He cometido tantos errores que eso permitirá a otros evitar algunos de
los obstáculos en el camino hacia la libertad. He ayudado a otros a conseguir
que lo que a mí me llevó diez años a ellos les cueste uno, dos o tres.
-¿A qué tipo de lectores está destinado su libro?
-Escribí este libro pensando tanto en los psicoterapeutas profesionales como en
el público en general, incluyendo por supuesto a quienes sienten inclinaciones
sexuales hacia personas de su propio sexo y perciben al mismo tiempo que hay
algo incorrecto en ello, así como a personas que conocen a alguien en esta
situación. Me encuentro en la posición privilegiada de haber sido primero el
paciente y ahora ser el terapeuta. No sólo luché con mis inclinaciones
homosexuales no deseadas, sino que también tuve que luchar igualmente buscando
profesionales que comprendieran mi condición y supieran cómo ayudarme para que
me curara. Me resultó muy difícil explicarme ante terapeutas que carecían de la
clave del problema. Actualmente, en los Estados Unidos y el resto del mundo, los
centros universitarios enseñan una «terapia de afirmación gay».
-Y su terapia es precisamente la contraria...
-Trato de orientar a los terapeutas, consejeros, clérigos y demás personas a
comprender cómo ayudar a hombres y mujeres que sienten atracción no deseada (egodistónica)
hacia las personas de su mismo sexo. También es una guía para «vencedores».
Tengo la esperanza y por ello rezo de que, a su tiempo, el estigma de la
atracción hacia las personas del mismo sexo decaiga y prevalezca la comprensión.
Ojalá que este libro sirva como trampolín hacia ese sueño.
Gente que sufre.
-¿Qué opina usted del movimiento homosexual?
-Ha prestado un gran servicio a la sociedad al sacar la cuestión de la
homosexualidad «fuera del armario» y al ponerla a la luz. Tanto en el pasado
como en el presente, a las personas con orientación homosexual les ha fallado
mucha gente dentro de instituciones religiosas y sociales, y de la profesión
médica y psiquiátrica. Hasta hace unos decenios les hicieron objeto de ridículo
sin ofrecerles esperanza de curación y exacerbaron sus heridas de
distanciamiento mediante prejuicios y discriminación social. Y ahora, en lugar
de arrodillarse y pedirles perdón, lo que han hecho esas mismas personas e
instituciones es sucumbir a la aceptación de la homosexualidad en nombre de la
tolerancia. A mí esto me parece una forma de religión barata y de ciencia
superficial.
Sin embargo, de puertas adentro, la mayor parte de la gente se siente mal con la
homosexualidad. La solución no está ni en la ciega aceptación ni en la
tolerancia indiscriminada. La respuesta pasa por la comprensión y el amor.
Comprender y sanar la homosexualidad.
Por Martín Echevarría
Richard Cohen, licenciado en Psicología terapéutica por la Universidad de
Antioch y la Universidad de Boston, y director de la Fundación Internacional
para la Curación (IHF), no sólo es uno de los principales referentes a nivel
mundial sobre reorientación sexual, sino que además tiene una característica
personal que realza la autoridad de lo que dice: es un antiguo homosexual, que
logró con éxito superar los traumas infantiles que según él causan la confusión
en la identidad sexual y conducen al modo de vida homosexual, logrando volver
perfectamente a la heterosexualidad y formar una familia.
El
presente libro tiene sobre todo una perspectiva práctica, y está dirigido a
homosexuales o a personas que tratan muy directamente con ellos, para que
comprendan su situación y encuentren la vía para salir de ella. Y en este
sentido nos parece un libro muy positivo y de gran utilidad. De todos modos, no
lo recomendamos para personas que no se encuentren cerca de esta situación y
quieran sólo informarse sobre este tema. A estos últimos podría causarles
confusión, cuando no desagrado (especialmente cuando se ponen testimonios reales
de pacientes de Cohen o de él mismo). Para esto me parecen más recomendables las
obras de Gerard van den Aardweg, que además es más sólido desde el punto de
vista teórico.
Como el autor antes mencionado y otros especialistas (J. Nicolosi, Ch. Socarides,
etc.), Cohen sostiene que la homosexualidad no tiene principalmente una base
genética o biológica, sino que es un trastorno psicológico de la identidad
sexual -el autor dice de "género", término muy común en la lengua inglesa, pero
que en castellano tiene no sólo connotaciones moralmente negativas, sino que
además es lingüísticamente incorrecto, según un reciente informe de la Real
Academia Española referido a la expresión "violencia de género"-. Este trastorno
se relacionaría con vivencias traumáticas infantiles, que estallan en la
adolescencia, como haber sufrido violencia sexual por parte de un adulto (lo que
se da en un porcentaje elevado de homosexuales, aunque frecuentemente el
recuerdo de este abuso se borre), además de con otros factores específicos como
tener un temepramento sensible y artístico, la lejanía del progenitor del mismo
sexo, una complicidad absorbente con el progenitor de sexo opuesto, etc. Cohen
describe la vida del homosexual como sumamente frustrante, la búsqueda
inconsciente de la identificación con el propio sexo a través de relaciones
homosexuales compulsivas que terminan en la frustración.
El autor considera que las bases de la terapia de la homosexualidad son: formar una red de apoyo; conseguir una persona de su mismo sexo que haga de "mentor" (alguien de su familia u otra persona); entender la dinámica que lo llevó a tener inclinaciones y comportamientos homosexuales, y descubrir su "niño interior", con sus necesidades y requerimientos; la curación de las heridas homoemocionales y heteroemocionales. En este sentido hace señalaciones terapéuticas muy interesantes y útiles. Sin embargo, la impresión general es de poca coherencia teórica y de un excesivo eclecticismo terapéutico, que pone juntas terapias que, así como son, no pueden ir juntas: conductuales, cognitivas, sistémicas, psicodinámicas, bioenergéticas, etc. Algunas de ellas, como esta última, además de tener fundamentos teóricos sumamente discutibles, deben ser utilizadas con enorme prudencia. Lo mismo se diga de su idea de la importancia del "tacto terapéutico" sano con personas del mismo sexo. Un aspecto muy positivo de su perspectiva terapéutica es la naturalidad con que el aspecto religioso y espiritual es integrado como una parte esencial del proceso de curación, aunque se podría haber desarrollado con mayor profundidad.
En
balance, nos parece un buen libro, pero sólo recomendable para quienes estén
realmente necesitados de comprender y reorientar la homosexualidad (los
afectados mismos, sus familiares, profesionales, sacerdotes, etc.).