INTRODUCCIÓN
LA TEOLOGÍA EN DIÁLOGO CON LA PROPIA HISTORIA
La teología puede definirse como el diálogo de la fe con la razón. Esto significa el teólogo tiene que dejar hablar y tiene que oír atentamente todos los que están implicados en el diálogo:
la Palabra de Dios - en la Escritura, en la Tradición, y a través del Magisterio de la Iglesia -
y la palabra de los hombres con todos los interrogantes que presentan o puede presentar en relación a la palabra de Dios.
La historicidad es una de las dimensiones esenciales del hombre. No puede alejarse de su propia historia sin perder un elemento imprescindible para su auto comprensión. Esto tiene que acontecer específicamente en la teología pues de lo contrario no puede lanzarse correctamente al futuro careciendo de un prolijo diálogo con su propia historia.
Negligencia de la teología de nuestro siglo.
La iglesia tuvo una valoración más bien negativa de los cambios producidos en la cultura europea del 1800. Este h echo implicó una fractura - tragedia para algunos - entre inteligencia católica y cultura dominante, por más que siempre hubo intento de parte de los teólogos por superar dicha ruptura.
Los intentos teológicos estaban viciados de raíz dado que pretendían devolverle actualidad y plausibilidad inmediata a viejas tradiciones de la fe sin tener en cuenta las soluciones aportadas por la tradición doctrinal histórica. Ignoraron por lo tanto que es necesario aceptar que las tradiciones pueden ser tanto permanentes como contingentes. Véase, a título de ejemplo, la experiencia del modernismo y de la "nouvelle théologie"...
El Concilio Vaticano II había sido intelectualmente preparado por los nuevos horizontes de la reflexión teológica contemporánea y en su propósito intencionalmente pastoral, emprende y refuerza un camino de relación irénico y no prejuicialmente polémico en confrontación con el mundo moderno (Cf. Gaudium et Spes; Dignitatis humanae).
El tema de lo sobrenatural ha sido un tema teológico muy estudiado y discutido en los años previos al concilio. Fue frecuentemente abordado el problema de la inserción de la vida divina (gracia) en la evolución normal del hombre.
Partiendo del hecho de que la perfección plena de la naturaleza se sitúa ante una realidad que supone un tipo naturaleza que en sí misma es esencialmente trascendente a su ámbito propio. En categorías cristianas esto se traduce en el problema de componer de un lado la perfecta trascendencia de Dios y de otro su comunicación real e inmediata.
Lamentablemente la doctrina escotista de lo sobrenatural, a pesar de haber sido estudiada por algunos y citada por muchos, no fue tenida en cuenta con la seriedad que merecía. Hubiera sido un aporte fundamental en función de una clarificación mayor y más adecuada del tema en cuestión.
Frente al tema encontramos dos posturas :
Algunos piensan que la doctrina de lo sobrenatural está superada. Tiene que ser dejada de lado para dar paso a una compresión cristiana del hombre en base a un principio cristológico más que en función de un principio metafísico de lo que está sobre la naturaleza.
La mayoría piensa que la noción de sobrenatural es parte del patrimonio adquirido de la teología católica. Estamos, creo, ante un genuino progreso dogmático en el cual parece más claramente la intrínseca gradualidad de la creación en Cristo. (Cf. G. Colombo, Sobrenatural, en Dizionario teologico interdisciplinare, t. III, p. 301a; G. Muschalek, en Mysterium Salutis, vol. 2, 2ª p., 613s).
1. NOCIÓN DE "NATURALEZA" Y "NATURAL" vs. "SOBRENATURAL
El término "sobrenatural" expresa un concepto relativo - relación de superioridad - al de "natural", mientras que éste significa fundamentalmente "conformidad con la naturaleza".
Venerable polisemia de los términos "naturaleza", "natural".
En el marco de la claridad y concretez lógica de ciertos discursos, el lenguaje corriente emplea los términos "naturaleza" y "natural" en los sentidos más disparatados.
Naturaleza
Natural
Núcleo central del concepto:
"Naturaleza" significa principio intrínseco de la generación y del
crecimiento.
Naturaleza-esencia Naturaleza-crecimiento Naturaleza-realidad sensible
FILOSOFÍA GRIEGA
Naturaleza de una cosa es su "potencia - su capacidad - de obrar y de padecer"(Fedro, 270 D), en referencia estricta al alma.
Platón:
La capacidad de la naturaleza está fundada sobre las esencias ideales, que son modelos eternos y inmutables.
Notar la importancia de esta perspectiva, dado que está a la base de todo pensamiento que
no se resigna a aceptar la mera realidad de lo que de hecho existe,
busca un deber ser como criterio normativo de la plena realización.
Profundiza y define un concepto de naturaleza que prevalecerá largo tiempo en la especulación occidental.
Naturaleza es "la substancia de las cosas que tienen el principio del movimiento en sí mismas" (Metafísica V, 4).
En cuanto "naturaleza-esencia",
naturaleza "es el principio y la causa del movimiento y del descanso de cosa en la cual se inserta primariamente y de por sí, no accidentalmente" (Fisica II, 1).
Aristóteles inmanentiza la idea platónica convirtiéndola en la forma o substancia de la cosa, no separada de ella sino intrínseca a la cosa misma. Para dar razón de la realidad de las cosas Aristóteles propone cuatro causas:
formal
material
final
eficiente
CRISTIANISMONotar en Aristóteles la importante herencia platónica en la concepción de la causa final. Hay una distinción entre "el ser" y "el deber ser". La naturaleza constituye no sólo la razón de ser, sino también el fin, cuya consecución en un ser dotado de libertad como el hombre, depende también se sus opciones.
Notar también el intrínseco finalismo en la naturaleza, entendida en el segundo sentido de Aristóteles. Y a esta visión aristotélica más que al concepto estoico (naturaleza como orden necesario) que se debe renunciar a la idea de ley natural, dominante en la moral y en el derecho desde la edad antigua y medioeval hasta por lo menos el siglo XIX.
La naturaleza (especialmente la humana) es pensada en función y como fruto de los temas impuestos por la revelación : creación, pecado original, redención...
San Agustín
Acepta la noción aristotélica de naturaleza como substancia o esencia de una cosa y no se olvida de notar su bondad y belleza en cuanto obra del amor creador de Dios.
Pero la naturaleza humana concreta es actualmente naturaleza pecadora, es decir corrompida por el pecado original. Solamente por el don gratuito de Dios puede ser restaurada. Sin embargo; en realidad, por Cristo, no solamente es restaurada en cuanto naturaleza, sino que por el contrario es admirablemente reformulada al recibir la filiación divina, la participación en el misterio de la vida de Dios en Cristo.
Así se introduce la distinción entre naturaleza - gracia, naturaleza - revelación.
Los teólogos antiguos suponen la unidad histórica de la naturaleza (creatio + recreatio). Su punto de vista es la destinación de la naturaleza a la gracia.
Los teólogos medioevales, preocupados por la distinción clara entre Dios y la creatura, insisten en el concepto de naturaleza como "esencia de un ser" (modo aristotélico), viendo en esta esencia el "principium motus", es decir, la fuerza que capacita un ser concreto en orden a la realización de las disposiciones que tienen en él su fundamento.
"La naturaleza a veces es concebida como principio intrínseco del movimiento y de la qiuietud, tal como se describe en 2 Physicorum: Principio y causa del movimiento y de la quietud que radica primero en sí mismo y después por accidente" (Escotus, Ox. Prol. q. 1, n. 25).
Hasta al siglo XVI la ordenación "de facto" de la naturaleza hacia el fin sobrenatural, sigue siendo el presupuesto indiscutido en la doctrina de la gracia.
Cayetano (+1534)"Ipsa Dei visio est esentialiter ultimus finis humanae naturae et ejus beatitudo" (la misma visión de Dios es el último fin de la naturaleza humana y su bienaventuranza) (S. Th. 1-2, q. 3, a.8).
En el contexto del concepto aristotélico, introduce en la teología - como elemento para justificar la naturaleza humana en sí misma - la tesis de un fin natural que el hombre podría conseguir por sí mismo, sin necesidad de una comunicación sobrenatural de Dios. Imagina un conocimiento de Dios en sí mismo - abstracto? - que no sería gracia de Dios, sino debido a la naturaleza.
Aquí nos encontramos con el concepto de naturaleza pura, que dará mucho trabajo a los teólogos posteriores.
Natural es lo que pertenece a la naturaleza "constitutive" (principio de identidad), "consecutive" (principio de razón suficiente), o "exigitive" (principio de finalidad).
Sobrenatural es definido en los manuales:
"Id quod nec constitutive, nec consecutive nec exigitive pertinet ad naturam creatam".
Aquello que ni de modo constitutivo, ni consecutivo, ni exigitivo pertenece a la naturaleza creada.
Nota:
encerrados en este círculo no llegamos a una idea de sobrenatural en sentido propio. Tanto la naturaleza y como la sobrenaturaleza son definidas ¡negativamente !!! : el concepto formal de naturaleza se adquiere en confrontación con el de lo sobrenatural. Edad modernaNaturaleza-natural se emplea para nombrar todo lo que es innato, instintivo, espontáneo en un determinado ser, especialmente en el hombre.
El estado en que los hombres nacen, en contraposición a lo que es adquirido mediante la experiencia tanto individual como social y por lo tanto proveniente de la cultura o civilización (recordar la filosofía naturalista de Rouseau).
Son también naturales las características particulares propias de cada individuo, como el temperamento, las inclinaciones...
Estos significados diversos provocan equívocos de no poca importancia, cuando sobre el plano ético y pedagógico se sostiene una conducta o una educación de acuerdo a la naturaleza.
De donde nacen dos actitudes radicalmente diversas:
La naturaleza, tal como se por en la historia, es sin más buena.
La naturaleza que tenemos históricamente, está de algún modo corrompida.
NATURALEZA en sentido más general significa el conjunto de las cosas dadas a luz, que existen y se desarrollan de acuerdo a cierto orden.
Si bien en el medioevo se hablaba de "naturaleza creada" y "naturaleza increada" (Dios), siempre se inclinó más a indicar con la palabra naturaleza a las cosas del mundo, especialmente las materiales, las que habitualmente se les llama naturales.
Aspecto de degradación
Presencia divina en la naturaleza
Nota:
La concepción de un orden cósmico difundida en el Renacimiento está a la base de las primeras manifestaciones de la ciencia moderna en Leonardo, Copérnico, Kepler, Galileo:La naturaleza como un gran libro escrito en lengua matemática, que la ciencia debe descifrar y describir.
En Kant, a través de la fundación trascendental, el yo es visto como legislador de la naturaleza.
Para K. Marx la relación con la naturaleza mediante el trabajo es esencial para el hombre de modo que obrando sobre la naturaleza exterior y modificándola, el hombre modifica al mismo tiempo su propia naturaleza...
Teólogos católicos modernos
Los neotomistas se topan con la herencia de Cayetano: Naturaleza es un circuito cerrado; de donde se concluye que lo sobrenatural no tiene una relación vital con la naturaleza. (Potencia obediencial, que es esencialmente neutra).
Se sigue con la teoría de la naturaleza pura, idea reforzada en la lucha doctrinal con el bayanismo y jansenismo. La naturaleza tendría de por sí su fin natural paralelo al fin sobrenatural, que supone una nueva ordenación de parte de Dios.
Muchos teólogos contemporáneos (Maréchal, De Lubac, Alfaro, Malevez, Colombo...) reaccionan contra este extrinsecismo y buscan encontrar el verdadero camino para una teología que tenga en cuenta - vital y inmanente - a una realidad que en la revelación no aparece como algo sobreañadido desde el exterior, sino como la verdadera vida del hombre, a pesar de que proceda del amor gratuito de Dios.
2. LO "SOBRENATURAL" EN LA TEOLOGÍA CATÓLICA ACTUAL
Actitud más común hasta a mitad del siglo XX.
Dos planos diversos son considerados en el hombre: el posible y el real.
Posible:
estado de naturaleza pura, es decir el hombre en cuanto creatura, con todo lo que necesita para ser hombre, sin dones preternaturales o sobrenaturales;
estado de naturaleza íntegra, es decir la naturaleza humana integrada con dones preternaturales;
estado de naturaleza elevada, es decir el hombre destinado al fin sobrenatural y dotado de medios adecuados para este fin.
Real:
estado de justicia original, es decir el estado de inocencia antes del pecado de Adán, con dones sobrenaturales y preternaturales;
estado de naturaleza caída, no reparada y reparada en Cristo.
En el plano real tendríamos dos órdenes superpuestos :
orden natural
orden sobrenatural:
La distinción entre orden natural y sobrenatural es tal que el don divino no pierde su trascendencia, inclusive si está presente en la naturaleza humana.
La vocación del hombre al orden sobrenatural señala una orientación y una meta, pero no trastorna el orden del ser. No se puede intercambiar la vocación universal a la santidad (y por lo tanto a lo sobrenatural) con la condición creatural.
Este orden del ser (=natural) dice relación trascendental y predicamental al Creador, y denota al mismo tiempo un complejo de patrimonios constitutivos del ser creado, que de por sí es completo en sí mismo, y que, sobre el plano operativo, manifiesta integridad en su virtus activa.
Hay en el ser creado hay dos capacidades diversas:
una natural, que puede ser plenamente alcanzada, dado que se refiere solamente a las perfecciones naturales;
otra pasiva u obediencial, que es solamente apertura a la intervención divina para la consecución de un fin que trasciende le posibilidad de la "virtus activa".
Este es el fundamento de la distinción entre orden natural y sobrenatural, el cual, en su realidad profunda podrá ser definido solamente en base a la gratuidad y a la trascendencia.
El misterio del sobrenatural en H. de Lubac
De Lubac puede ser considerado como el teólogo más significativo los años 30 entre los que han estudiado la doctrina de la pura capacidad obediencial del hombre hacia lo sobrenatural como un extrinsecismo insostenible y nocivo para la teología, y contrario a la visión de los Santos Padres y del mismo S. Tomás.
El presenta sus reservas ante la teología postridentina y neoescolástica, que conduce a los siguientes contrasentidos:
El hombre no justificado es distinto de la naturaleza pura como el desvestido se distingue del desnudo -"sicut spoliatus a nudo"-.
El no justificado podría llegar por sí mismo a una perfección plena y armónica dentro del ámbito de un fin meramente natural sin el encuentro sobrenatural con Dios.
La vocación sobrenatural sería conocida solamente mediante la palabra revelada, "ex auditu", y la gracia sería una realidad exterior a la conciencia, afectando o interesando solamente el orden óntico de la vida humana, no el ontológico y intencional, es decir, el más humano y personal.
El orden sobrenatural (o sea el mensaje salvador de Cristo) aparece así como elemento "perturbador" de lo que hubiera sido el desarrollo normal del hombre en el orden natural. Este modo impersonal de tratar lo sobrenatural justificaría de algún modo el desinterés por las realidades sobrenaturales de parte del naturalismo moderno.
Influencia de J. Maréchal: En de Lubac como en muchos otros teólogos influyó la idea de la naturaleza humana como "tendencia hacia el absoluto, tendencia que es la condición a priori de todo conocimiento positivo de un objeto finito" (Maréchal).
La visión de Dios constituye el fin absolutamente último del espíritu creado dado que es la única finalidad capaz de saciar su inclinación. De todos modos se trata aquí de una tendencia condicionada a un don no debido, de modo que se hace patente el carácter libre y gratuito de lo sobrenatural.
Rechazo de la naturaleza pura: De Lubac descarta el concepto de "naturaleza pura" no solamente en el sentido impuesto de sus creadores (?) - como realidad en el hombre histórico - sino también como hipótesis abstracta en un hombre jamás existido, para salvaguardar de ese modo la gratuidad de lo sobrenatural.
Califica la teoría de
insuficiente
no necesaria
fisicista
juridicista
antropomorfista
extrinsecis
milagrosa
Subraya sobre todo que ese concepto procede de un lenguaje e imaginación deficiente: el don sobrenatural se compara con el don que un hombre hace a otro: ¡Dios me da la existencia y después la gracia! No es así. Por el contrario el don de la creación y el don sobrenatural son dos beneficios radicalmente distintos y su gratuidad no se deriva por su contraposición. Deriva que solamente del don de Dios, que decretó todo cuanto existe en la indivisibilidad de un acto único de su soberana libertad.
Concepto de naturaleza espiritual:
La naturaleza espiritual creada posee un carácter único y singular, no paragonable con los simples seres creados, y se debe explicar a partir de lo sobrenatural. Este es el estado del fin último querido por Dios en la misma creación. ¡Hay que explicar la naturaleza desde lo sobrenatural y no al revés!
Características de la naturaleza espiritual del hombre:
apertura congénita al universal;
paradojalmente constituida (nada limitado lo satisface y por sí mismo no puede alcanzar el infinito;
es un ser-para-el-misterio (como imagen de Dios)
("Tam magna et mira naturaleza! Est aliquid hominis quod nec ipse scit spiritus hominis qui en ipso est"(S.Agustín). ¡Oh grande y admirable naturaleza ! Hay algo en el hombre que no lo conoce ni el espíritu del hombre que esta en él.
deseo natural de ver Dios: inmanente y constitutivo del ser humano, indeliberado, ineficaz en sí mismo, radical e incondicionado.
por su propia misteriosidad el hombre necesita la revelación.
La categoría "amor" es fundamental para esta nueva hermenéutica de lo sobrenatural. El amor es también dialéctico a la luz de la fe: no puede ser sino libre y gratuito, y al mismo tiempo es objeto de un mandamiento!
Ideas de J. Alfaro
Alfaro está de acuerdo con de Lubac en los puntos siguientes :
La visión de Dios no es la contemplación de un objeto infinito, por el contrario es la autodonación personal y libre de Dios al hombre mediante la unión personal e íntima con él.
Rechazo de la explicación de lo sobrenatural mediante la "naturaleza pura", que conduce lógicamente a la idea de una doble finalidad última.
El espíritu finito solamente es definitivamente acabado en la visión de Dios.
Se debe siempre excluir toda idea o lenguaje que signifique cualquier insinuación de exigencia delante de Dios.
Pero presenta divergencias con de Lubac:
Admite la posibilidad de la "naturaleza pura" como corolario o conclusión necesaria de la gratuidad de lo sobrenatural.
En este estado posible el deseo natural de ver Dios poseería razón suficiente en el desarrollo indefinido de la creatura racional.
En relación a la gratuidad de lo sobrenatural Alfaro hace notar que se debe tener en cuenta - de acuerdo a las nociones bíblicas de "gracia" y de "amor" - del evento real en el cual Dios lleva a cabo el amor y la gracia: Cristo Jesús: una finalización cristocéntrica de todo el orden actual que Alfaro llama "existencial crístico".
En reacción contra el "reduccionismo extrinsecista" de la teología neoscolástica, Rahner subraya como característica del orden histórico actualmente existente, la interioridad de la gracia en relación a la naturaleza y por lo tanto su carácter universal intrascendible.
La naturaleza efectiva no es jamás una "pura" naturaleza, sino al contrario una naturaleza en el orden sobrenatural, del cual el hombre (inclusive el incrédulo y pecador) no puede salir, es una naturaleza que se encuentra continuamente circundada (no es lo mismo que justificada) por la gracia sobrenatural salvífica.
Rahner desarrollará incansablemente en toda su obra la tesis del existencial sobrenatural como elemento fundante de su antropología teológica.
Según esta tesis lo sobrenatural debe considerarse un "a priori" trascendental del actual orden histórico.
En cuanto tal siempre está convenientemente implicado y operante en toda existencia humana concreta, previo a toda toma de conciencia y a toda tematización que por lo demás no siempre es necesaria.
Vuelco personalista y cristológico
Hans Urs von Balthasar ve la teología católica bloqueada sobre la noción, radicalmente griega, de "naturaleza", y piensa que ha llegado el momento de apoyar la inversión antropológica que caracteriza la cultura contemporánea en devenir, procurando quedar siempre dentro las exigencias de la fe.
La doctrina escolástica de lo sobrenatural se tiene que ser repensada dentro de las categorías "personalistas", que conciben el hombre como espíritu y libertad, dejando de lado las "físicas" de naturaleza. Pero una antropología teológica tiene que partir del principio personal de la vocación sobrenatural, es decir de Jesucristo, que en su singularidad es concebido por la fe, no por la cultura.
Por lo tanto será la singularidad de Cristo, no la naturaleza ni siquiera la filosofía personalista moderna, el principio y la medida para llegar a la comprensión del hombre.