HISTORIA OCCIDENTAL

Historia Occidentalis

Jacques de Vitry

Traducción de José María Lodeiro

CAPÍTULO XXXV

LOS OBISPOS

Los obispos o sacerdotes superiores, que aventajan en dignidad a los simples presbíteros, por este mismo motivo deben superarlos por el adorno de sus virtudes. Así, es conveniente que se distingan con ornamentos especiales. Sus pies calzan sandalias para preparar el evangelio de la paz, según está escrito: Que sean hermosos los pies  de aquellos que anuncian  el evangelio de la paz. Las suelas por debajo de las sandalias, es para que no se ensucien con las cosas de la tierra. Por encima el cuero tiene una abertura como ventana, para que  abran los ojos del corazón al conocimiento de las realidades celestiales.

Debe estar esa abertura  significando la conveniencia  de revelar a algunos los secretos del cielo, y mantenerlos ocultos en parte, a otros.

Usan también caligas apretadas en torno a las rodillas, pues quien predica a los demás, debe conducir sus pasos  por caminos rectos  y afirmar sus rodillas vacilantes. El obispo  reviste sobre el alba, una larga túnica llamada toga que significa la perseverancia de los prelados. Las demás virtudes corren la carrera; sólo la perseverancia  recibe el premio.

Sobre la túnica se coloca la dalmática. La amplitud de las mangas recuerdan  la liberalidad: que el prelado no tenga la mano extendida para recibir y cerrada para dar, él que debe abundar en obras de misericordia y tender sus manos para ponerlas a disposición de los presentes. Es por ello que los diáconos, elegidos por los apóstoles para el servicio de la mesa, usan dalmática. Por lo común, esta prenda tiene franjas en su parte izquierda, según la palabra:  aquel que conduce a sus hermanos, que se cuide de vigilarlos.

Que el obispo tenga guantes  en las manos, según lo escrito: Cuidad de no hacer buenas obras delante de los hombres, para ser vistos. Si es lícito que se hagan públicamente, la intención debe quedar oculta, a fin que la mano izquierda ignore lo que hace la derecha.

Que tenga la mitra en la cabeza, pues quiere decir que lleva la ciencia de ambos Testamentos, así como el rostro de Moisés mostraba  haces luminosos sobre su cabeza. Con los cuernos de los Testamentos, el obispo debe combatir a los enemigos de la Iglesia.

Que tenga un anillo en el dedo, para que pueda decir por la voz de la esposa: “Nuestro Señor Jesucristo  ha puesto el anillo como signo de alianza” No sólo deberá llevarlo como muestra de fidelidad, sino principalmente  para demostrar que  vela para dar a Cristo como único esposo, a las almas que le fueron encomendadas. Dice el apóstol:  Yo os ligué a mi esposo  para presentaros a Cristo como virgen pura.

Que lleve en la mano  el bastón pastoral  para corregir, sostener y empujar. El báculo esta  plantado en el suelo para aguijonear a los  perezosos. Es   recto  en su parte vertical para dirigir y sostener a los débiles; y es curvo en su parte superior  para atraer a los pecadores  y reunir a lo que erran según aquello:  Juntad, sostened, estimulad  al indeciso, al enfermo, al perezoso.

Los arzobispos, además, llevan sobre sus vestimentas un collar  de lana  blanca, de forma circular que  rodea  pecho y espaldas. La lana es la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes, pues el prelado debe mostrar rostro de león  y cara de hombre. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran  a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas  cosas que, poco a poco, se cae en las grandes.

El palio (Pallium) tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda. Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura  por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo. En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de  dudas  y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad.   A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.

Sobre  el palio hay además dos rayas, una delante, en el pecho, a fin de que dedique tiempo a la contemplación, y otra sobre la espalda, para que no rehuya las cargas de la vida activa. Como Moisés que estuvo un tiempo con el Señor en la montaña  y otro tiempo en la tierra con el pueblo.

El palio es doble  en la izquierda, pues es necesaria la firmeza en la vida presente, debido a sus múltiples contratiempos. Es simple a la derecha, en razón  de la quietud y uniformidad de la vida futura. Tres hebillas tiene el palio: sobre el hombro izquierdo, delante del pecho y atrás en la espalda, para que el prelado sea movido por un triple aguijón: temor a la pena, temor a la culpa y temor a la ignorancia. Que no sea herido en el pecho por la contrición y por la compasión; en el hombro izquierdo, por la paciencia ante las pruebas; en la espalda por el temor.   Si el justo apenas se salvará, ¿qué no le espera al impío?  La eterna beatitud  no es tiempo de dolor, no tiene hebilla en el hombro derecho. La hebilla  tiene el extremo dirigido hacia abajo y es de forma redonda hacia arriba: quien sufre en esta tierra por Cristo, será coronado en la vida eterna.