Segunda parte

1. Los REPROCHES de Jesús

a) Texto de la carta a Efeso (2,1-7)

1. Destinatario

1a     Al ángel

de la iglesia (que está) en Éfeso,

escribe:

2. Autopresentación de Cristo

1b     Esto dice

el que tiene con fuerza las siete estrellas

en su mano derecha,

el que camina en medio

de los siete candeleros de oro.

3. Juicio sobre la iglesia

 

2   Conozco tus obras (conducta)

y la fatiga

y tu perseverancia

y que no puedes soportar a los malvados

y que pusiste a prueba

a los que dicen llamarse apóstoles

y no son

y los encontraste mentirosos,

 

3                    y tienes perseverancia

y has soportado por mi nombre

y no te cansaste por la fatiga.

 

        Pero tengo contra ti

        que tu amor, aquel primero, has dejado.

 

4. Exhortación particular

 

5a    Recuerda, pues, de dónde has caído,

y conviértete

y haz las obras primeras

 

5b      Si no,

vendré donde ti

y moveré tu candelero de su lugar,

si no te arrepientes.

 

6           Pero tienes en cambio

que detestas las obras de los Nicolaítas,

que yo también detesto.

5. Exhortación general

 

7a      El que tenga oídos,

oiga

lo que el espíritu dice a las iglesias

6. Promesa al vencedor

 

7b      al que está venciendo

le daré a comer

del árbol de la vida,

que está en el jardín de Dios.

 

b) Comentario a la carta a Éfeso

Juicio sobre la iglesia

y que no puedes soportar a los malvados. Se trata de los "malvados" dentro de la comunidad eclesial. La frase, con su fuerte carga emotiva, subraya la intransigencia radical de la iglesia ante el mal. Cuál es la naturaleza de este mal que la iglesia resiste no queda precisado; se puede tratar de personas sincretistas o incluso pueden llegar a coincidir con los mismos "falsos apóstoles" mencionados a continuación.

y que pusiste a prueba a los que dicen llamarse apóstoles. Los falsos apóstoles eran un problema bastante expandido en la iglesia primitiva (cf. 1Jn 4,1; 1Cor 11,5.13; Ap 11,3; las cartas a Timoteo mostraban ya ensayos de gnosticismo "judaizante" en Éfeso. También Ignacio de Antioquía alabará a esta Iglesia por haber cerrado sus oídos a los falsos doctores; etc.), en este caso parece que se trata de personas que pretenden –si bien sin hacerse pasar por uno de los "doce"– enseñar la doctrina verdadera de los apóstoles, pero la comunidad los desenmascaró. No se dice cómo los hayan desenmascarado, poniéndolos a prueba, "tentándolos" –quizás confrontando sus vidas con sus doctrinas–, pero llegaron a un resultado claro, del que tomaron consciencia, con todas sus consecuencias.

pero tengo en contra de ti. Es la parte "negativa" del juicio de Cristo sobre la iglesia de Éfeso; es algo que Cristo no aprueba y que ocasiona daño a la iglesia.

tu amor, aquel primero. Dada la insistencia del autor del Apocalipsis en la metáfora nupcial como esquema interpretativo de la relación entre Cristo y la iglesia (cf. 3,9: que yo te he amado dicho por Cristo a la iglesia; ver especialmente 19,7: las bodas del cordero; 21,9: la esposa, la mujer del cordero), se trata, también acá, de este tipo de amor. La iglesia, perfecta en su eficiencia, ha dejado caer su amor hacia Cristo.

¿Cuál es el sentido de este amor al que se llama "primero"? La expresión no tiene paralelo en el mundo griego; parece pues original de nuestro autor. Y esto mismo acentúa su importancia. El primero ha sido interpretado en sentido cronológico: el amor del principio, con prioridad en el tiempo; ha sido entendido también en sentido puramente cualitativo y entonces se trataría del amor como "primer mandamiento" que la iglesia dejó.

Algunos indicios obligan a unir el significado cronológico con el cualitativo. Por ejemplo, en el versículo siguiente se dice: recuerda de dónde has caído; realiza las obras del principio, que difícilmente se pueden entender en sentido cualitativo; pero después, se subraya la importancia irrenunciable de la "primer escucha, acogida" (cf. 3,3: recuérdate cómo acogiste y escuchaste). En referencia al contexto de la primer escucha, la expresión entonces subraya la frescura, el óptimo nivel del primer amor, del amor que proviene del primer descubrimiento de Cristo.

y moveré tu candelero de su lugar. La iglesia de Éfeso corre el riesgo no sólo de perder su notoriedad, sino incluso de ser marginada de la vitalidad de la iglesia en general, corre el riesgo de transformarse en una iglesia muerta desde su interior.

Exhortación particular

las obras de los nicolaítas. La iglesia de Éfeso es alabada por sus obras (v. 2), más adelante se la exhorta a volver a las obras primeras (v. 5) y luego se retoma el encomio precisamente por detestar las obras de los nicolaítas (v. 6). Las obras, según el uso del Apocalipsis, no son las cosas que puede llegar a hacer esporádicamente sino su expresión concreta constante. Se verifica un desarrollo importante desde un tono personal, aunque general, hacia otro más particularizado: primero se habla de "tu perseverancia"; a lo que se le agrega el verbo en segunda persona con una cierta acentuación emotiva: "no puedes soportar a los malvados", siguiendo en este sentido hasta el final. Con la mención de "los que se autoproclaman apóstoles sin serlo" se llega a la cumbre del razonamiento, después de la cual se retoma la idea del principio cambiando la formulación gramatical: (conozco que) "tienes perseverancia". También el "no te has cansado" es una constatación de una fatiga que la persona logra soportar.

c) Texto de la carta a Pérgamo (2,12-17)

1. Destinatario

 

12a       y al ángel

de la iglesia (que está) en Pérgamo

escribe

2. Autopresentación de Cristo

 

12b    Estas cosas dice

el que tiene continuamente la espada

la del doble filo

la aguda

3. Juicio a la iglesia de Pérgamo

 

13      Conozco

dónde vives, donde (está) el trono de Satanás

y tienes con fuerza mi nombre

y no has renegado de mi fe

ni siquiera en los días de Antipas,

el testigo mío

 

el fiel mío

que fue muerto entre ustedes

ahí donde habita Satanás.

 

14    Pero tengo contra ti algunas cosas:

tienes ahí (algunos) que sostienen la doctrina de Balaam

que enseñó a Balaq

a echar escándalo (poner tropiezos) a los hijos de Israel

a comer carnes inmoladas a los ídolos y a fornicar.

 

15    Así

tienes también tú (algunos) que sostienen la doctrina de los Nicolaítas

igualmente.

 

4. Exhortación particular

 

16      Conviértete, pues;

si no,

iré pronto donde ti

y haré guerra contra ésos

con la espada de mi boca.

5. Exhortación general

 

17a    El que tenga oídos,

oiga

lo que el Espíritu dice a las iglesias

6. Promesa al vencedor

 

17b    al que está venciendo le daré

maná del escondido;

y le daré también una piedrecita blanca

y, sobre la piedrecita, un nombre nuevo escrito

que nadie conoce, sino el que lo recibe.

 

d) Comentario a la carta a Pérgamo

Destinatario

de la iglesia de Pérgamo. Pergamo tenía su importancia también política. Pero era conocida sobre todo por la grandiosidad de los templos paganos en la ciudad alta: el monumental templo a Zeus (y a otras divinidades), los templos a los emperadores (a la diosa Roma y a Augusto), a Trajano. El aspecto más característico y más conocido es el Asklepeion, un centro de culto y de curación (de las enfermedades mentales de forma particular), organizado de manera óptima.

La minoría cristiana, el grupo que reunido en asamblea constituía la iglesia, se debía encontrar particularmente incómodo y en dificultad en un ambiente tan heterogéneo. No sorprende que hayan existido fuertes tensiones, hasta el asesinato de Antipas. Al mismo tiempo existía entre algunos cristianos la tendencia a un cierto "modus vivendi", una relación dialógica con este ambiente pagano.

Autopresentación de Cristo

La espada. La palabra dirigida por Cristo a las iglesias posee una eficacia y una fuerza penetrante particular: lo que se expresa con la imagen de la espada se acentúa con los adjetivos que la especifican: de doble filo, la aguda, como se ha podido constatar anteriormente en la exégesis.

Juicio a la iglesia de Pérgamo

Satanás representa el protagonista demoníaco por excelencia. El elemento maléfico posee una gran importancia en el Apocalipsis, si bien su desarrollo especialmente se realizará en la segunda parte de la obra. El visionario de Patmos presenta lo demoníaco de una forma del todo particular. Se ve a lo demoníaco como una fuerza que actúa en la historia del hombre invadiendo las estructuras humanas. El simbolismo teriomorfo al que recurre el autor para describirlo (Dragón, Bestia o también traducido Monstruo) permite concebir su acción por encima de toda verificabilidad humana (su esencia es absurda), pero al mismo tiempo esa acción se mueve por debajo de la trascendencia de Dios (el mal es derrotado por Dios; ver Ap 12,9). No se puede pensar al demonio como una fuerza divina que actúa desde su trono situado en el cielo, porque en el cielo no hay espacio sino para Dios y su Cordero degollado, con los ángeles que alaban y sirven.

El nombre de Cristo es sostenido con fuerza. Esta expresión posee un contenido teológico preciso si consideramos que el nombre de una persona en el Apocalipsis explicita la realidad de la persona que se manifiesta. Por lo tanto, mantener con fuerza el nombre de Cristo en un contexto hostil significa defender su personalidad en la misma forma en que ella fue manifestada y acogida por la comunidad cristiana. La fe en el nombre de Cristo y la predicación cristiana inducen a la profesión del nombre que conlleva el sufrimiento a causa de su mismo nombre.

La fe de Cristo no renegada acentúa la adhesión a él por parte de la misma comunidad. Esta acentuación es resaltada mediante el paralelismo sinonímico. Así la fe en Jesucristo y su nombre expresan una misma realidad: aceptación de su persona. Aceptación que comenzó cuando les fue predicado el Evangelio. Un caso particular de aceptación es el de Antipas, puesto de manifiesto a través de otro paralelismo sinonímico; los segundos miembros de sendos paralelismos forman un juego de palabras entre fe y fiel.Probablemente Antipas desempeñó algún tipo de liderazgo en la iglesia de Pérgamo. Muy probablemente Antipas fuera el obispo de Pérgamo y como tal un exponente visible de la comunidad, ya que Juan menciona su caso como un hecho aislado y conocido por la comunidad.

Los nicolaítas. Poseemos escasísimas noticias sobre esta secta. De hecho estaba muy difundida, pues aparece mencionada, como ya señalamos, en la carta dirigida a las iglesias de Éfeso (2,6) y de Pérgamo (2,15-16). Dado que en esta última aparecen unidos a los que sostienen "la doctrina de Balaam", algunos comentaristas han sostenido la teoría de que se trata del mismo grupo de personas. Las dos menciones de los nicolaítas en todo el N.T. se encuentran aquí (2,6.15).

Balaam es solamente una figura misteriosa que profetiza en favor de Israel; después sufre una idealización negativa en el ámbito especialmente de la apocalíptica (cf. 2Pe 2,15; Judas 2) y, con una insistencia particular que merece tomarse seriamente en consideración en el Apocalipsis, siempre en el contexto de las cartas. El cristianismo acogió plenamente la interpretación judío-tardía de Balaam. En 2Pe 2,15; Judas 2; Ap 2,14 Balaam es visto como la prefiguración veterotestamentaria de los gnósticos libertinos –los nicolaítas del Apocalipsis– que amenazan la unidad de las iglesias con su falsa doctrina. Así como Balaam hizo perder a los israelitas con sus consejos, del mismo modo los nicolaítas invitan a las comunidades cristianas a la idolatría. De este modo Ap 2,14 señala la afinidad fundamental entre Balaam y los gnósticos.

Estos grupos de cristianos a los que combate Juan, ya calificados mediante un cierto "salto" simbólico al unirlos con Balaam y Balaq, son identificados con los Nicolaítas; este pasaje desde Balaam a los Nicolaítas hace pensar que el autor del Apocalipsis tenga en mente justamente el término hebreo BAAL-AM como equivalente del griego NIKO-LAOS.

La formulación griega induciría a pensar en una fórmula típicamente griega que este grupo de "balaamitas" sincretistas asume en Éfeso y en Pérgamo. Entonces el autor, aludiendo a un grupo de hecho existente en Pérgamo y en Éfeso, se preocupa de construir un tipo, una categoría (Balaam) interpretativa que se puede aplicar a otras circunstancias históricas.

En consecuencia, se detecta un desarrollo a tres niveles en el proceso de simbolización que construye el visionario del Apocalipsis. En el primero se parte de un hecho: un grupo, con la intención de entablar un diálogo con el mundo circundante pagano, degenera en un sincretismo. Sincretismo que encuentra una cierta justificación en su "doctrina" "defendida con fuerza". El autor del Apocalipsis, en un segundo nivel, interpreta este hecho a la luz del Antiguo Testamento. Para ello usa la figura de Balaam según la interpretación negativa que ya era tradicional. Los actuales hijos de Israel corren el riesgo de contaminarse con la doctrina sincretista simbolizada en Balaam. Finalmente en un tercer nivel la comunidad de Pérgamo es invitada a una actualización del mensaje dándole un nombre griego a esta doctrina negativa veterotestamentaria: se los denomina nicolaítas, ya que a los ojos del autor del Apocalipsis este "sincretismo" incluye elementos paganos del todo extraños a la verdad ortodoxa de la comunidad cristiana.

Exhortación particular

Haré guerra con la espada que sale de mi boca. Hará de modo que –a través de una "prueba"– su palabra tenga, en relación con los Nicolaítas, toda su fuerza irresistible: será penetrante y cortante como una espada. ¿Pero qué significa en concreto? La imagen de la espada que sale de la boca de Cristo (cf. 1,16; 2,16; 19,15), y siempre referida a su palabra, cuando es usada en un contexto positivo (1,16) entonces indica la eficacia del juicio de Cristo a la iglesia; cuando es usada en un contexto negativo (19,15) para golpear: la palabra de Cristo no sólo no se distingue de su acción, sino que coincide con ella: lo que él dice lo hace, sucede, se realiza. Su condena del mal produce la destrucción del mal.

Nuestro contexto es intermedio entre el "positivo" y el "negativo": la palabra de Cristo es de condena para los Nicolaítas y ya ha sido pronunciada: existe una tensión entre Cristo y ellos. Esta tensión aún no llegó a ser una guerra, pero eso sucederá en un futuro (combatiré) cuando su condena será infaliblemente ejecutada a menos que los "Nicolaítas", acogiendo la intervención decidida que la iglesia debería tomar con ellos, dejen de serlo. La palabra de Cristo posee su eficacia: puede ser una eficacia de salvación si bien dura; puede llegar a ser enseguida una eficacia de condena.

Promesa al vencedor

La piedra blanca y el nombre nuevo han causado a los exégetas grandes dificultades. Alguno dice que los días "faustos" eran marcados con una piedra blanca. Otros dicen que en los tribunales se daba una piedra blanca, para expresar la inocencia de un acusado (piedra negra, significaba su condenación). La imagen cuadraría con Pérgamo, que era sede del tribunal imperial.

Hay quien ve una especie de "contraseña" para poder ser admitidos al festín eucarístico. Después de la mención del maná, tampoco sería descabellado este sentido. Se ha aludido también a la tradición rabínica, según la cual, junto con el maná, habrían caído piedras preciosas en el desierto. Funcionaría, junto al "maná".

Y, por fin, hacen notar algunos que, en los juegos atléticos los vencedores obtenían piedras blancas con sus nombres grabados. Una tal alusión no está descaminada, después de haber hablado del "vencedor".

Sea lo que sea, la imagen presenta una analogía con una cantidad de usos de la vida antigua. Lo realmente importante es el "nombre nuevo" que allí está grabado: a quien renuncia a los banquetes paganos, se le promete el alimento que Dios reserva a su pueblo; a quien renuncia a los honores distribuidos por el imperio, se le confiere la distinción de un "nombre nuevo" ante Dios. Los numerosos cambios bíblicos de nombre (Jacob - Israel; Simón - Pedro) indican una nueva pertenencia definitiva. "Nadie conoce este nombre, sino el que lo recibe"; esta afirmación describe la comunión personal, que no es intercambiable, de cada miembro de la comunidad con Cristo.

e) Texto de la carta a Sardes (3,1-6)

1. Destinatario

 

1a    y al ángel

de la iglesia (que está) en Sardes

escribe:

2. Autopresentación de Cristo

 

1b       Esto dice

el que tiene

los siete espíritus de Dios

y las siete estrellas.

3. Juicio de Cristo sobre la iglesia de Sardes

 

1c       Conozco tus obras;

que un nombre tienes

que vives,

y un cadáver eres.

4. Exhortación particular

 

2       ponte en vela,

y consolida pronto las otras cosas que estaban por morir:

no he encontrado en efecto tus obras llenas delante de mi Dios.

 

3       acuérdate, por tanto,

cómo recibiste y oíste

y mantiene

y arrepiéntete.

Porque, si no vigilases,

vendré como un ladrón,

y no sabrás absolutamente

a qué hora vendré sobre ti

 

4       no obstante

tienes unos pocos (nombres) en Sardes

los que no han manchado sus vestidos

y caminarán conmigo (vestidos) de blanco;

porque están en grado.

5. Promesa hecha al vencedor

 

5      quien vence

así será revestido de vestiduras blancas

y no borraré absolutamente su nombre

del libro de la vida,

y confesaré su nombre

delante de mi Padre

y delante de sus ángeles.

6. Exhortación general

 

6       El que tenga oídos,

oiga

lo que el Espíritu dice a las iglesias.

 

f) Comentario a la carta a Sardes

Destinatario

Sardes era una de las más antiguas ciudades del Asia Menor, fundada en el s. XII a.C. Estaba edificada sobre una colina de 400m. de altura, siendo accesible sólo por el Sur. La ciudad domina el valle que atravesaba la ruta principal este-oeste del Asia del tiempo. Parecía una fortaleza inexpugnable. Sin embargo, como ella se fiaba demasiado de su fuerza natural, fue sorprendida por Ciro, rey de Persia, en su guerra contra Creso. Sin aprender de la historia, tres siglos más tarde, por la misma estratagema usada por Ciro, Antíoco III el grande la asaltó por una escalada nocturna, como un ladrón en la noche (Ap 3,3) en el año 218 a.C.

Autopresentación de Cristo

Cristo, presentandose como poseyendo los siete espíritus de Dios, busca reanimar, volver a dar vida a los miembros de la comunidad, y poseyendo las siete estrellas, está dando a entender a la comunidad de Sardes que su acción procede del diagnóstico que Dios mismo tiene de ella. Y Dios no mira las apariencias (cf. 1Sam 16,7).

Juicio de Cristo sobre la iglesia de Sardes

y un cadáver eres. Aunque esta iglesia parezca muy activa, el Señor, que no confunde, como nosotros, vitalismo con vida, le descuelga esta seca advertencia: pero tú estás muerta. El veredicto habrá sonado como una bomba en medio de la congregación satisfecha de su buena marcha. No hay señales de lucha. Si esta iglesia es dejada en paz por el diablo, es señal de que está muerta. Estamos sin duda ante el juicio más severo que Cristo dirige a las siete iglesias del Asia Menor.

Exhortación particular

vigila. La iglesia no queda abandonada por Cristo. Toda la carta es una invitación al retorno. El consejo de "vigilar" convenía particulamente a Sardes, en razón de las vergonzosas sorpresas de su historia. Sus obras podían considerarse "llenas" desde el punto de vista humano, pero no delante de Dios; había un contraste entre la realidad espiritual y la fama a que pretendía esta ciudad y tal vez, también la iglesia en ella. Las obras no faltan; pero, ante Dios, son inadecuadas.

De hecho la comunidad de Sardes está muerta, pero puede ser llamada a la vigilancia, porque probablemente habría manifestado un retorno a la vida. Esta misma idea de una situación de muerte que se revierte por una intervención divina se encuentra en distintos textos gnósticos primitivos posteriores al Apocalipsis.

En conclusión, la iglesia de Sardes se halla en una situación límite, de la que podrá liberarse mediante una enérgica sacudida que la lleve a salvar lo salvable y sobre todo a enfrentarse, en un estado de vigilancia, con la palabra de Dios que acogió al principio. De lo contrario, caerá sobre ella la amenaza de una visita de castigo –que por otra parte no se indica detalladamente– por parte de Cristo.

g) Texto de la carta a Laodicea (3,14-22)

1. Destinatario

 

14a       y al ángel

de la iglesia (que está) en Laodicea

escribe:

2. Autopresentación de Jesús

 

14b       Así habla

el Amén,

el Testigo

fiel y veraz,

el Principio de la creación de Dios.

 

3. Juicio de Cristo sobre la iglesia

 

15       Conozco tus obras (conducta):

(pues) no eres ni frío ni caliente.

¡Ojalá fueras frío o caliente!

 

16     Así,

puesto que eres tibio,

y no frío ni caliente,

voy a vomitarte de mi boca.

 

4. Exhortación particular

 

17       Porque (tú) dices:

"pues soy rico; y me he enriquecido;

y no tengo necesidad de nada".

Y no te das cuenta

de que tú eres

el miserable (insuficiente), y digno de compasión, y pobre, y ciego, y desnudo.

 

18     Te aconsejo

que me compres

oro acrisolado al fuego

para que te enriquezcas,

y vestidos blancos

para que te cubras,

 

y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez,

y un colirio con el que ungirte tus ojos

para que recobres la vista.

 

19   Yo

a los que amo,

los reprendo y educo (corrijo):

sé, pues, ferviente y arrepiéntete.

 

20     Mira

que estoy a la puerta y llamo;

si alguno oye mi voz

y abre la puerta,

entraré en su casa

y cenaré con él

y él conmigo

 

5. Promesa al vencedor

 

21       Al vencedor

le concederé

sentarse conmigo en mi trono,

como yo también vencí

y me senté con mi Padre en su trono.

 

6. Exhortación general

 

22       El que tenga oídos,

oiga

lo que el Espíritu dice a las iglesias.

 

h) Comentario a la carta a Laodicea

Destinatario

Este último mensaje corona dignamente el primer septenario y la serie de las cosas que son. Es, tal vez, el más bello de todos por su vigor y ternura. Podríamos también decir que es el más pintoresco, porque las alusiones a las circunstancias locales son más directas y transparentes que en ninguna otra carta hasta ahora.

La ciudad de Laodicea fue fundada por Antíoco II hacia la mitad del s. III a.C., Laodicea en el tiempo del Apocalipsis era un importante centro comercial. Destruida por un terremoto en el 60 d.C., logró reconstruirse con sus recursos. Existía un banco, existía también una floreciente escuela médica. La cercana Hierápolis tenía conocidas fuentes de aguas termales.Jesús se extiende enseguida tanto más en su misericordia, cuanto que ha corregido en términos más irónicos y vehementes; él dirige a los laodicenses el más conmovedor de sus llamados, porque se trata de corazones áridos por el egoísmo, el interés, más difíciles de tocar.

Juicio de Cristo sobre la iglesia

Frío y caliente indican dos extremos que pueden ser interpretados diversamente, dado su indudable valor metafórico. Una orientación nos la ofrece el discurso escatológico de Mt 24,12s: Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Este paralelo sugiere que se haga una referencia de los dos extremos al amor hacia Jesucristo, cosa que es confirmada plenamente por el contexto (cf. vv. 18-19). La tibieza expresa una situación intermedia entre estos dos extremos: ni bien ni mal, ni ausencia ni plenitud de amor. Es una situación estancada.

El juicio de Cristo insiste menos en el aún no eres frío o caliente que en el no eres más frío o caliente (2,4s; 3,19). Es decir que su negatividad se expresa en términos paradójicos: Cristo requiere de la iglesia el máximo del amor, la frescura del primer amor (cf. Ap 2,4), a tal punto que la ausencia de un nivel óptimo es considerado menos negativo que una situación de lejanía, de no amor. Se da, podremos decir, la lógica del absoluto del amor (cf. vv. 19-20).

Exhortación particular

Y me he enriquecido. En el Apocalipsis el verbo enriquecerse se refiere a la riqueza real, encuadrada en el contexto negativo del lujo de la "ciudad consumista", Babilonia (cf. 18,3.15.19). Esto sugiere un sentido análogo en nuestro contexto: Laodicea se enriqueció materialmente, aprovechando su prosperidad. Tomó algo de Babilonia; con toda la carga demoníaca que esto supone.

Y no tengo necesidad de nada. Necesidad se refiere tanto al campo material como al moral. En los dos campos, globalmente, la iglesia de Laodicea dice de poseer su plenitud: no tiene necesidad de nada ni de nadie. Es la autosuficiencia que se deriva de la riqueza económica.

Y no te das cuenta... la situación satisfecha de eficiencia y de autosuficiencia impide a la iglesia de Laodicea una toma de conciencia precisa de su situación, una perspectiva exacta de los valores.

De que tú eres el miserable (insuficiente). Hay que destacar la posición enfática del "tú" (justamente tú): introduce la contraposición que será enseguida desarrollada entre lo que Laodicea piensa de ser y lo que es realmente. Es propiamente su autosuficiencia –"justamente tú, estás diciendo esto, porque estás diciendo esto"– uno de los elementos más graves de su negatividad.

Otra acentuación gramatical, el artículo el delante de desgraciado da al adjetivo un valor casi de sustantivo: insuficiente indica una situación general de ineficiencia, de parcialidad, de necesidad de los otros que el contexto normalmente especifica. Aquí se hace, primero, una afirmación de carácter general, como de principio: tú eres el insuficiente por excelencia; después se especifican algunos aspectos más concretos de esta insuficiencia radical.

y digno de compasión: como en 1Cor 15,19. Se trata de la toma de conciencia por parte de los otros de la insuficiencia de Laodicea que, por eso, "da pena".

y pobre. No posee recursos verdaderos, los recursos de carácter espiritual y moral, que luego serán precisados mejor. Rica materialmente, la iglesia de Laodicea ante los ojos de Cristo es un conjunto de lagunas.

y ciego. Se trata de la insuficiencia de la vista, entendida en sentido moral. Falta a la iglesia la capacidad de una valoración sapiencial de las cosas, de lectura de la historia, de "discernimiento".

y desnudo: despojado, privado de la vestimenta que tendría que tener. El acercamiento al término "vergüenza" (cf. v. 3,18 y también 16,15) da a la desnudez un significado particular. No se trata de un simple sinónimo de "privación", de "pobreza", advertida por los demás, sino que según la orientación de Ezequiel 16, se sitúa probablemente en un contexto de amor. En Ezequiel la desnudez y la vergüenza, formando un conjunto, indican la situación de un amor no correspondido o rechazado.

Mira: se traslada el acento desde Cristo hacia la iglesia que es interpelada en modo aún más directo. Este discurso hecho a la iglesia supone la aceptación sucedida por parte de ésta de lo dicho en el v. 19: sólo si se hallará en estado de amor ferviente, de una disponibilidad más allá de sus esquemas habituales, y si habrá aceptado convertirse, la iglesia estará en grado de percibir esta nueva propuesta de Cristo.

Para la interpretación de este versículo han sido propuestos dos modelos inspiradores: el retorno escatológico de Cristo (cf. Lc 12,37; Sant 5,9; etc.); el Cantar de los Cantares 5,1-2.

El retorno escatológico presenta alguna dificultad: se utilizarían sólo algunos elementos simbólicos (estar a la puerta, banquete) dejando de lado otros (golpear), –sobre todo la perspectiva escatológica, entendida en sentido estricto, no aparece compatible con la inmediatez de toda la exhortación particular.Más apropiado a todo el contexto parece, en cambio, el modelo del Cantar 5,1-2. Este es el texto:

5 1Ya he entrado en mi huerto, hermana mía, novia; he tomado mi mirra con mi bálsamo, he comido mi miel con mi panal, he bebido mi vino con mi leche. ¡Coman, amigos, beban, oh queridos, embriáguense! 2Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡La voz de mi amado que llama!: "¡Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi perfecta! Que mi cabeza está cubierta de rocío y mis bucles de la humedad de la noche" (Cant 5,1-2).

Se puede hablar, con un cierto grado de probabilidad, del Cant 5,2 como punto de partida inspirador, pero el contacto literario permanece genérico. Teniendo presente esta indicación como genéricamente orientadora, podemos individuar esta línea exegética.

El traslado del centro de atención sobre la iglesia coincide con un cambio notable de tono: desde el imperativo brusco y tajante del v. 19, se pasa, con el condicional si alguno, al estilo delicado, casi tímido, de una sugerencia. El discurso es aún dirigido a la iglesia, pero se dirige más hacia el individuo particular, como pone de relieve alguno, en su, él.

La breve alegoría –a diferencia del Cantar– tiene un desarrollo in crescendo en dos fases. En la primera fase encontramos una presencia frente a un obstáculo: estoy a la puerta, literalmente empujando sobre la puerta; se quiere superar el obstáculo: golpeo. En este punto la voz rompe la continuidad de la imagen: no es el ruido de la acción del golpear: dicha de Cristo, es su voz viva que se hace sentir en la iglesia en términos que sugieren una relación interpersonal. No se expresa lo que la voz dice: permanece como un secreto entre Cristo y la iglesia. Si alguno escucha mi voz...: la voz de Cristo, con todo aquello que expresa en este contexto intersubjetivo de amor, tiende a ser escuchada pero no se impone con violencia. Pero si la iglesia acogió el imperativo de Cristo a vivir un amor ferviente, no hay duda sobre la escucha. La iglesia, percibiendo la voz de Cristo bajo cualquier forma en que ella se exprese, tendrá la misma voluntad temerosa por escucharla que encontramos en la esposa del Cantar 5,2.

A la escucha realizada sigue, en la breve alegoría constituida por el versículo, una segunda fase, también ella in crescendo:

apertura ¾® ingreso ¾® banquete

La apertura de la puerta es presentada como una consecuencia de la escucha de la voz y forma casi parte de ella. Habiendo percibido la voz de Cristo que se presenta, la iglesia, se le rinde disponible: el trato simbólico antropológico de la apertura de la puerta indica una plena voluntad de acogida. Es cuanto Cristo desea.

En efecto, apenas se activa en la iglesia –exactamente en la persona– esta voluntad de acogida, apenas se destranca la puerta desde adentro, Cristo retoma la iniciativa: entraré en su casa. La expresión tiene una densidad teológica notable, como muestra la correspondencia paralela con Jn 14,23: Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.

En ambos pasajes existe el contexto de una reciprocidad de amor entre Cristo y los cristianos, expresada en términos de convivencia familiar. Al si uno me ama del IV Evangelio corresponde, en el Apocalipsis, todo el contexto de la exhortación particular y, en modo particular, la acogida de Cristo expresada mediante la apertura de la puerta. El amor del cristiano hacia Cristo es siempre una respuesta a la iniciativa de Cristo que precede, pero condiciona una nueva iniciativa de Cristo, siempre en términos de amor, que luego sigue.

Al vendremos a él del IV Evangelio corresponde entraré en su casa: se tiene una mayor personalización. El entrar más específico del simple venir, es una continuidad con la apertura de la puerta, es decir, con la decisión personal de acogida en referencia a Cristo después de haber percibido su voz. El significado de fondo, en los dos textos, es el de una presencia adherente, de una convivencia entre el Padre y Cristo por una parte y el cristiano por otra. En el Apocalipsis la com-presencia entre Cristo y el cristiano es incluso más adherente: podremos decir que Cristo, en esta segunda iniciativa de amor, tiende a ocupar por sí todo el espacio personal que el cristiano le presenta.

A la expresión haremos morada en él del IV Evangelio corresponde, en el Apocalipsis, cenaré con él y el conmigo. Se tiene, de nuevo, una personalización aumentada, en el ámbito del mismo contexto de familiaridad doméstica.

La cena es consumada en un nivel de reciprocidad igualitaria. Se insiste en este particular: cenaré con él y él conmigo. Todo esto expresa la alegría, la intimidad de un amor entre Cristo y el cristiano que tiende a ser un amor entre iguales. Entrando donde él, en el sentido antes indicado, Cristo asimila al cristiano a sí mismo, llevándolo hacia su nivel.

La imagen de la cena no podía no hacer referencia a "la cena del Señor" a una comunidad que la celebraba habitualmente. Vista en la óptica de esta cena simbólica, la cena eucarística es interpretada como un encuentro de amor con Cristo, realizado en términos de reciprocidad, y que permite al cristiano de hacer "entrar" en sí, de asimilar la vitalidad de Cristo. Viene a la mente Jn 6,56-57: El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.

En resumidas cuenta, este es el versículo clave, el más simple y, a la vez, el más emocionante de las 7 cartas. ¿No iba Jesús a vomitar esta iglesia lamentablemente, con el gesto de los "cátaros" de todos los tiempos, que se refugiaron en una cofradía de "incontaminados"? Sin embargo, pide limosna humildemente, ruega que se le dé hospitalidad. Se cambia el tono: se pasa más bien al ambiente del Cantar de los Cantares, dejando las amenazas escatológicas (cf. Cant 5,2). Jesús quería expulsarla, pero es él quien está ahora afuera. Nadie ha ido a su encuentro. No es esperado en una iglesia llena de "su" seguridad humana. La puerta está cerrada a la hora en que llega el rey. Sin embargo, no sacude el polvo de sus pies; espera, porque el amor sabe aguardar.

No fuerza el acceso. Golpea. Y aún cuando no hay respuesta, sigue hablando a través de la puerta, que permanece cerrada. Todo consiste, entonces, en escuchar la voz de Cristo (es propiamente el constante Leitmotiv de las siete cartas).

Si bien estos requiebros van dirigidos a toda la comunidad, y siendo más que palmaria la alusión a la "Cena eucarística", no deja de haber una acentuación de la intimidad personal en aquel hermoso: Yo cenaré con él y él conmigo, una repetición que no es redundante, sino que subraya la reciprocidad en el amor.

Esta venida presente del Señor entre los suyos, en su palabra y en su sacramento, preludia su advenimiento final para toda la humanidad. Todas esas venidas son las que celebra el tiempo de Adviento. Si Cristo fue definitivamente vencedor por su muerte y resurrección, podemos decir que también él muere todos los días ante los desprecios a que los someten nuestros pecados.

Pero, por alejados que estemos de El, el Señor sabrá siempre dónde está la puerta donde llamar. Si bien él tiene en sus manos los corazones de todos, se abstiene de una "violación de domicilio". Hay aquí un verdadero compendio de la teología de la gracia; versículo denso, pero uno de los más bellos de la Biblia.