CARISMAS Y DISCERNIMIENTO

EN LA IGLESIA

Jerónimo Bórmida, OFM.Cap.

 

EL ESPÍRITU: ORIGEN DE TODAS LAS COSAS BUENAS

Me parece que no se puede comenzar el tema del discernimiento de la obra del Espíritu en una buena teología cristiano - católica sin prevenirse del peligro de la apropiación de la Energía de Dios que sobrepasa todo cálculo, previsión, molde y ortodoxia humana. Las semillas del Verbo, el Logos Espermático han fecundado a lo largo y ancho el pasado, el presente y el futuro, todo la incalculable gama de realidades posibles.

Firmísimamente cree, profesa y predica que el solo Dios ver­dadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es el creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles; el cual, en el momento que quiso, creó por su bondad todas las criaturas, lo mismo las espirituales que las corporales; buenas, ciertamente, por haber sido hechas por el sumo bien, pero mudables, porque fueron hechas de la nada; y afirma que no hay naturaleza alguna del mal, por­que toda naturaleza, en cuanto es naturaleza, es buena[1].

Todo ser, en cuanto criatura de Dios es buena, y sus actos - si son buenos - son obra del Espíritu Santo, y si malos son rechazo al soplo de Dios, pero ausencia de Dios.

Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo[2].

El Espíritu Santo nos da tanto el aumento que el inicio de la fe y hasta el afecto de credulidad por el que creemos... la inspiración del Espíritu Santo, corrige nuestra voluntad de la infidelidad a la fe, de la impiedad a la piedad. Por la gracia de Dios creemos, queremos, deseamos, nos esforzamos, trabajamos, oramos, vigilamos, estudiamos, pedimos, buscamos, llamamos.... por la infusión e inspiración del Espíritu Santo se da en nosotros que creamos y queramos o que podamos hacer, como se debe, todas estas cosas, y es don de la gracia misma que seamos obedientes y humildes  al mismo Espíritu. La iluminación o inspiración del Espíritu Santo, da a todos suavidad en el consentir y creer a la verdad...[3]

El Pueblo de Dios es conducido por el Espíritu del Señor, que llena el universo, tiene la misión de discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos de los hombres los signos verdaderos de la presencia o de los planes de Dios. El cristiano ilumina todos los acontecimientos con la fe de que es el Espíritu de Dios que causa todo lo bueno que existe en la historia[4].

El discernimiento cristiano, a mi entender, no tendría que caracterizarse por andar a la caza de brujas, sino por descubrir las hadas madrinas de la historia.

DEFINICIÓN DE CARISMA

El término griego prácticamente no aparece en la traducción de los LXX, y en el Nuevo Testamento es de uso casi exclusivo de la teología paulina. Lo encontramos 16 veces en las cartas: 6 veces en Romanos, 7 en 1a  Corintios, 1 vez cada una en 2a  Corintios, 1a Timoteo y 2a Timoteo. Fuera de allí solo la 1a Pedro, 4, 10 usa el término carisma.

Además las traducciones a las lenguas vulgares no siempre trasliteran la palabra griega, de modo que en lugar de carisma encontramos otras expresiones castellanas. Por ej:

Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios[5].

La teología latina se expresó en términos de gracia. En singular el término expresaba el don de Dios que hacía santo al fiel, en plural se refería la gracias particulares concedidas gratuitamente por Dios para algunas operación ocasional o permanente del creyente.

La escolástica distinguió la gracia que hacía grato a los ojos de Dios -gratia gratum faciens - de la gracia dada gratuitamente para el obrar cosas útiles - gratia gratis data -.

CARISMA: EL DON DE LA FILIACIÓN

El don del Espíritu trasforma la persona, el Espíritu que nos hace hijos:

Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios[6].

La fe entendida no como aceptación de verdades, sino como encuentro interpersonal entre Dios y el hombre por obra del Espíritu, es un fenómeno tan especial que no puede ser sujeto de discernimiento. La fe - por ser un acontecimiento que afecta al núcleo mismo de la persona - es indivisible e intransferible, como la persona misma.

A mi entender, el discernimiento no puede entrar en el ámbito personal y sacratísisimo del encuentro entre Dios y el Hombre por obra del Espíritu[7]. El mismo sujeto apenas puede discernir: le cabe solamente adorar, alabar, aceptar la invasión amorosa de Dios. Para mí este es uno de los ámbitos más típicos de la teología apofática.

De todos modos la fe siempre existe encarnada, traducida, concretizada de modo societario. La fe de las personas vive en una religión. Produce un estilo de vida que necesariamente se vive en sociedad. El campo del discernimiento no es, pues, el de la fe sino el de la religión, o sea el de los actos humanos, que han de ser juzgados como buenos o como malos, como ortodoxos o como herejes...[8]

CARISMAS: DONES DEL ESPÍRITU PARA EL BIEN COMÚN

También hablamos de gracias, en plural, dones que Dios hace a las personas en vista a un objetivo operativo, en vistas al bien, a la utilidad común.

El mismo Espíritu Santo sino que “distribuye sus dones a cada uno según quiere”[9]9, reparte entre los fieles de cualquier condición incluso gracias especiales, con que los dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más amplia edificación de la Iglesia según aquellas palabras: “A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad”...[10]

En este sentido, carisma sería:

·       un don del Espíritu

·       a una persona

·       para la utilidad común.

En el Antiguo Testamento encontramos que personas que reciben el don de la profecía, a veces habiéndose recibido de profetas en una escuela de profetas, viven en común, en grupos.

Llegarás después a Guibeá de Dios (donde se encuentra el gobernador de los filisteos) y a la entrada de la ciudad tropezarás con un grupo de profetas que bajan del alto, precedidos del añafil, el adufe, la flauta y la cítara, en trance profético[11].

Los carmelitas se remiten al Profeta Elías como fundador[12], quien posiblemente haya tenido una fraternidad de profetas en el monte Carmelo[13]. De todos modos el movimiento primitivo carmelita del siglo XIII no se refiere al carisma de profecía de Elías sino a su estilo de vida, la vida eremítica del profeta.

En este campo de las gracias útiles situamos el tema del discernimiento.

EL CARISMA DEL DISCERNIMIENTO

El Espíritu discierne al Espíritu. Entre sus múltiples carismas está el de discernir el espíritu[14]. Una de las notas distintivas de un buen espíritu es su capacidad para ser discernido en la comunidad de los que recibieron el Espíritu.

Para los contemporáneos de Jesús el discernimiento no fue fácil. Según los discípulos la gente pensaba que Jesús estaba poseído del espíritu profético, y ellos opinaban que era el ungido de Dios[15]. Pero sus enemigos pensaban que estaba poseído de un mal espíritu: Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, Príncipe de los demonios».[16]

Este discernimiento fue una de las tragedias de los profetas bíblicos. No es simple trazar las fronteras entre los profetas falsos y los verdaderos. Jeremías llega a preguntarse si Dios será para él un mero espejismo[17].

Pablo nos ofrece una pauta básica para el juicio: no todos los carismas tienen la misma significación eclesial, no todos tienen la misma densidad del Espíritu:

Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas...  ¡Aspirad a los carismas superiores! Y aun os voy a mostrar un camino más excelente[18].

La necesidad, la utilidad de la iglesia, el bien común, son criterios que tiene que manejar el pueblo de Dios al juzgar la importancia de los carismas. La jerarquía tiene el doble deber de discernir sin sofocar la acción del Espíritu.

Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo. Los dones extraordinarios no hay que pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos de los trabajos apostólicos, sino que el juicio sobre su autenticidad y sobre su aplicación pertenece a los que presiden la Iglesia, a quienes compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino probarlo todo y quedarse con lo bueno[19].

UN PUEBLO CARISMÁTICO

Aquí se introduce un tema nuevo en la teología oficial de la iglesia. Los fieles que en la iglesia tienen el carisma institucional de discernir no son miembros cancerosos, una especie de tumor, integrantes anómalos de un pueblo sin espíritu.

A pesar de que el magisterio auténtico reconoce que el Espíritu obra como el Espíritu quiere y del modo que él quiere y que él solo conoce[20], no resulta fácil a los Señores de la fe reconocer que si hay algo de bueno en el mundo procede Dios[21], y que no tienen ningún derecho a encerrar el poder de Dios dentro de los límites del grupo de amigos y discípulos[22].

La Constitución dogmática sobre Iglesia[23] del Concilio Vaticano II propone lo que, a mi entender, es el meollo del tema del discernimiento de los carismas en la comunidad.

El título de la edición oficial habla del sentido de la fe y de los carismas en el Pueblo de Dios. El sujeto del numeral es el pueblo santo de Dios, que participa también del don profético de Cristo. Aquí viene uno de los principios básicos del discernimiento:

La universalidad de los fieles que tiene la unción del Santo[24] no puede fallar en su creencia, y ejerce ésta su peculiar propiedad mediante el sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo...

Todo el pueblo es poseedor del sentido sobrenatural de la fe, no sólo la jerarquía. Los que tienen el carisma de gobierno, de presidencia tienen que

examinar los espíritus para ver si son de Dios,  descubrir con el sentido de la fe los multiformes carismas de los seglares, tanto los humildes como los más elevados; reconociéndolos con gozo y fomentándolos con diligencia...., encomendándoles  confiadamente a los laicos trabajos en servicio de la Iglesia, dejándoles libertad y radio de acción, invitándoles incluso oportunamente a que emprendan sus obras por propia iniciativa[25].

Creo que aún queda mucho camino para clarificar ideas y prácticas capaces de traducir en términos de eclesiología - liturgia, gobierno, derecho, pastoral - este reconocimiento del Espíritu en los fieles bautizados, en todos, sin excepción.

Este dato es, para mí, unos de los pilares del discernimiento de los carismas.

LOS POBRES DEL PUEBLO Y EL ESPÍRITU DE CRISTO

La iglesia se ha reencontrado con un criterio de discernimiento evangélico: solamente los que "participan del mismo Espíritu" de Jesús pobre, humilde, desnudo, están capacitados para descubrir los criterios de Dios desnudo en el pesebre y en la Cruz. Dios no se ha hecho simplemente "hombre". En realidad, con la encarnación Dios se hizo "hombre pobre". Esto implica recuperar los criterios que tienen o tuvieron los condenados, los frustrados, los malogrados, los que terminaron como perdedores en las confrontaciones con el poder a lo largo de la historia[26].

Habitualmente, si queremos conocer las razones, los motivos que tuvieron los vencidos, si queremos enterarnos de sus éxitos y fracasos, de sus sueños y pesadillas, de sus utopías, no tenemos más remedio que pasar por la mediación de las interpretaciones de los hechos que formularon los vencedores, los que ganaron la guerra y se apropiaron de la verdad, de la cultura, del dinero y del poder.

La teología llamada de la liberación no es sino un esfuerzo por estructurar un discernimiento teológico a partir de la óptica de Jesús[27], perdedor, fracasado, crucificado y pobre como, por y con los pobres. La óptica y la lectura de los pobres concretos y reales recuperan la experiencia de Dios que tuvo Jesús[28].

Las cosas se ven con el cristal de los lentes que uno lleva puestos. A través de la ventana tras la cual se está sentado para contemplar el mundo. Los estudiosos contemporáneos subrayan la dificultad de tener que pasar, obligatoriamente, a través de una lectura de los acontecimientos hecha por una clase social dominante. La historia la lee, la interpreta, la escribe, aquél que se apropia de la cultura, del dinero y del poder[29].

Este nuevo espacio de discernimiento sigue siendo un desafío para la Iglesia universal, excesivamente atada aún al juicio de los poderosos, aquellos que mataron a Jesús[30].

EL ESPÍRITU OBRA DE MODO DIVERSO

El Espíritu obra en todos, pero de modo diverso, axioma que tiene que complementar al anterior.

Recordemos uno de los primeros discernimientos difíciles en la iglesia naciente. Los paganos convertidos han recibido el mismo Espíritu que los discípulos de origen judío... y el resultado fue la constatación de que el espíritu actúa de modo diverso en los creyentes de otras culturas y religiones y les provoca exigencias diferentes. La frase de Pedro resume el desasosiego que provocaba en judío la acción del Espíritu.

Por tanto, si Dios les ha concedido el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poner obstáculos a Dios?»[31]

La desazón de Pedro proviene no nace solamente de la necesaria confrontación con la diversidad de identidades en el seno de los seguidores de Jesús. Pedro se enfrenta a un discernimiento que a él le compete - y a otros con él - conforme al don del ministerio específico que ejerce en la comunidad. Cada uno discierne según el carisma que ha recibido.

Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe; si es el ministerio, en el ministerio; la enseñanza, enseñando; la exhortación, exhortando. El que da, con sencillez; el que preside, con solicitud; el que ejerce la misericordia, con jovialidad[32].

La Gaudium et Spes reconoce que si bien el auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina es propio de todo el Pueblo de Dios,  a los pastores y a los teólogos les corresponde un lugar especial[33]. Si bien los carismas nunca han estado ausentes en el Pueblo de Dios, dice la asamblea de Puebla, su discernimiento exige buen sentido, orientación y discernimiento por parte de los pastores, a fin de evitar exageraciones y desviaciones peligrosas[34].

Sabemos que el Espíritu nos distribuye sus dones y carismas para bien de todo el Cuerpo...- dice en otro pasaje - Pero su discernimiento, es decir, el juicio de su autenticidad y la regulación de su ejercicio, corresponde a la autoridad en la Iglesia, a la cual compete, ante todo, no sofocar al Espíritu, sino probarlo todo y retener lo bueno[35].

ALGUNOS TIENEN LA OBLIGACIÓN DE DISCERNIR

Este es precisamente el problemas de los pastores de las iglesias: no se trata solo del derecho, sino de la obligación de discernir, aunque éste discernimiento sea doloroso.

Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor[36].

Si el Espíritu ha repartido sabiamente sus dones útiles, entonces quien ha recibido el don del discernimiento, no tiene más remedio que ejercerlo, aunque a veces es una carga pesada.

¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni comer!... A los de fuera Dios los juzgará. ¡Arrojad de entre vosotros al malvado!... Para vuestra vergüenza lo digo. ¿No hay entre vosotros algún sabio que pueda juzgar entre los hermanos?[37]

Claro que el discernimiento no siempre es tan trágico como lo exigía la situación de la iglesia de Dios que estaba en Corinto. En la vida normal de las iglesias los que la presiden en el nombre del Señor y con su Espíritu, tienen el oficio del discernimiento.

Las Comunidades Eclesiales de Base aparecen en muchas iglesias de América como fermento de iglesia y de sociedad nuevas. Esta emergente eclesial impone al Obispo la tarea de discernir los carismas y fomentar los ministerios indispensables de modo que la iglesia local sea luz y fermento de la sociedad, sacramento de unidad y de liberación integral, apta para el intercambio con las demás Iglesias particulares, animada por el espíritu misionero, que la haga irradiar la riqueza evangélica lograda en su interior[38].

CARISMA DE DISCERNIMIENTO

Y DERECHO A EQUIVOCARSE

Infalibilidad no es eternidad, la verdad siempre es histórica. La comunidad de los creyentes, sea como cuerpo de fieles, sea como cuerpo magisterial se ha visto en la necesidad de pronunciarse en sus discernimientos. La iglesia madre de Jerusalén

En el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles, vemos que se reunieron los apóstoles y presbíteros para tratar   de discernir que es lo que había que exigirles necesariamente a los gentiles convertidos al seguimiento de Jesús. Santiago opina que no se debe molestar a los gentiles que se conviertan a Dios, sino escribirles que se abstengan de lo que ha sido contaminado por los ídolos, de la impureza, de los animales estrangulados y de la sangre. Aceptada la posición de Santiago os apóstoles y los presbíteros hermanos, les mandan una cara a los hermanos venidos de la gentilidad les comunica que el Espíritu Santo y nosotros habían discernido y decidido no imponerles más cargas que éstas indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza[39].

Puede haber parecido demasiado temprano para un pronunciamiento que si bien se mantiene intacto en su núcleo temático, la historia demostraría que muy pronto caerían en desuso las pocas obligaciones impuestas.

Pablo, sólo a título de ejemplo hace el siguiente discernimiento en cuanto a las carnes sacrificadas a los ídolos. Hablando de discernimiento en la conflictiva comunidad de Corinto dice que por una parte lo inmolado a los ídolos son inmolados nada, por los ídolos no son nada. Por otra si quienes los inmolan creen que al comer están realmente entrando en comunión con ellos... no hay que dar lugar a equívocos: quien se sienta en la mesa del Señor no se sienta en la misma mesa de los demonios. En conclusión, lo fieles no se tienen que plantear problemas de conciencia, comiendo tranquilamente de todo lo que se vende en el mercado. Lo mismo vale si un infiel invita a comer a un creyente... comer de todo lo se les pone delante... a no ser que este gesto haga mal a la conciencia de los demás... Pablo hace un discernimiento que deja fuera de uso las determinaciones del Espíritu Santo y la comunidad madre de Jerusalén[40].

Este es un caso de discernimiento con tanteo, progresivo, que sale al pase a la obligación de discernir siempre a la escucha de la voz nueva del Espíritu. Pero hay casos que, mirados desde la perspectiva actual del discernimiento oficial de la iglesia, son mucho más graves.

Tomemos un solo ejemplo. En el contexto del concilio de Trento, heredero de larga tradición eclesial, los responsables del discernimiento lanzan un inequívoco anatema a quien sostenga que no se puede obligar a nadie, menos con penas, a ser cristiano. El discernimiento de la época suponía que no se puede tolerar la libertad de conciencia y menos en aquél ya ha sido bautizado, sin que importe el grado de conciencia en el momento del bautismo.

Si alguno dijere que tales párvulos bautizados han de ser interrogados cuando hubieron crecido, si quieren ratificar lo que al ser bautizados prometieron en su nombre los padrinos, y si respondieron que no quieren, han de ser dejados a su arbitrio y que no debe entretanto obligárseles por ninguna otra pena a la vida cristiana, sino que se les aparte de la recepción de la Eucaristía y de los otros sacramentos, hasta que se arrepientan, sea anatema[41].

No sigo con una interminable lista de resoluciones que hoy vemos erradas. Sólo planteo otro principio del discernimiento eclesial: quien tiene el deber de discernir en la historia tiene el derecho de equivocarse.

UN BUEN DISCERNIMIENTO NO APAGA EL ESPÍRITU

El creyente que abrazando el escudo de la Fe, desea apagar todos los encendidos dardos del Maligno[42], corre siempre el riesgo de suprimiendo todos los fuegos del Espíritu. Lo peor es que en el cristiano con carisma de bombero no consiga apagar los grandes incendios y termine sofocando las pequeños lumbres familiares.

Pablo advierte: No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno[43]. Una de las características del Siervo de Yahveh-Jesús es que no quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio[44].

La excelsa función de los pastores es apacentar de tal modo a los fieles y de tal manera reconocer sus servicios y carismas, que todos, a su modo, cooperen unánimemente a la obra común[45]. Consecuentemente los obispos de América Latina se comprometen

a promover a toda costa la unidad de la Iglesia particular, con discernimiento del Espíritu para no extinguir ni uniformar la riqueza de carismas y dar especial importancia a la promoción de la pastoral orgánica y a la animación de las comunidades[46].

Este aserto tiene otra cara: una de las características de un buen carisma es que nada puede apagar el verdadero fuego del Espíritu[47], y que un auténtico don del Espíritu supone tensiones y hasta persecuciones[48].

Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal[49].

EL DISCERNIMIENTO PROVOCA TENSIONES

Este fue uno de los temas importantes de reflexión de la vida religiosa latinoamericana en los últimos decenios. El posconcilio con su exigencia de vuelta a los orígenes carismáticos de los movimientos religiosos provocó una serie de tensiones en cadena, tanto al interior como en las relaciones externas de los institutos[50].

Querer discernir sin tensiones equivale a dejar de lado uno de los componentes básicos de la historia. Jesús viene a discernir[51] y es consciente de las consecuencias de su misión:

Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí[52].

La tendencia de las personas y de las sociedades es la eliminar las disidencias, los desacuerdos, los conflictos. El cristiano común se escandaliza porque habitualmente sabe poco de historia de la iglesia. La Jerarquía quisiera una confesión de fe unánime, clara y sin confusiones[53]. Pero - nos agrade o no - así no es la realidad. 

Ya aludimos al conflicto de la comunidad naciente en relación a la conducta a observar ante los gentiles bautizados. Pablo tiene que enfrentarse con dureza a Pedro

Mas, cuando vino Cefas a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión[54].

A pesar de un juicio globalmente positivo de la realidad, el Documento de puebla reconoce que el discernimiento exigido en las reformulaciones vitales y pastorales del posconcilio ha provocado inevitables tensiones:

Sin embargo, se dan tensiones. A veces dentro de las comunidades; a veces, entre éstas y los Obispos. Puede perderse de vista la misión pastoral del Obispo o el carisma propia del Instituto; puede faltar el diálogo y el discernimiento conjunto, cuando se trata de revisar obras o de cambio de personal al servicio de la Diócesis. Nos preocupa el abandono inconsulto de obras que tradicionalmente han estado en manos de comunidades religiosas, como colegios, hospitales, etc.[55]

Las riquezas de los carismas particulares se hace concreta en las iglesias locales, donde los religiosos encuentran a sus hermanos presididos por el Obispo, a quien "compete el ministerio de discernir y armonizar"[56].

Veamos con un poco más de detención el tema de los carismas en la vida religiosa.

 

 

 

CARISMAS E IDENTIDAD EN LA VIDA RELIGIOSA

identidad y carisma

El término carisma, carismas, aplicado al fenómeno vida religiosa en la iglesia católica, es muy reciente y personalmente lo encuentro totalmente desacertado[57] 57. Prefiero hablar de identidad e identidades, entendiendo estas palabras como realidades históricas, dinámicas. Las personas y los grupos pasan a lo largo de su vida por un proceso de identificación que no siempre es lineal y progresiva[58]. 58

Un grupo que se pretende identificarse en una sociedad por sus ideas, su estilo de vida y su actividad en beneficio de la comunidad, necesariamente tiene que poner condiciones para la admisión de candidatos. Para integrar un grupo uno tiene que aceptar su comprensión del mundo y comulgar con su praxis. Si el grupo es operativo[59] 59, además tiene que demostrar que se posee el carisma para tal acción.

La comunidad cristiana se enfrenta a un doble orden de discernimiento:

·       Tiene que ponderar la utilidad evangélica del pretendido carisma; dicho de otros modos, tiene que pesar si las operaciones del cristiano son coherentes con las acciones de Cristo[60].

·       Tiene que evaluar si las concepciones del mundo y los modos de vida identifican al grupo y a sus integrantes como cristianos. Estamos ante juicios de ortodoxia y de ortopraxis, es decir, los cristianos tiene que decir su palabra acerca de su identidad teórica y práctica condice con la de Jesús y del cristianismo.

·       El nivel de la praxis es más asequible: a una iglesia local, a la iglesia universal en un determinado tiempo, puede no resultarle evangélicamente útil un carisma concreto. Por ejemplo el carisma de la guerra[61].

carisma de fundador:

Este el ámbito del discernimiento en el que se aplica el término carisma en su sentido estricto.

La riqueza del Espíritu se manifiesta en los carismas de los fundadores que brotan en su Iglesia a través de todos los tiempos, como expresión de la fuerza de su amor que responde solícitamente a las necesidades de los hombres[62].

Los carismas no son creaciones ni del pueblo de Dios ni de sus dirigentes: son dones libres y gratuitos del Espíritu. El rol del pueblo y de su gobierno - puesto que ambos han recibido el Espíritu - es el de discernir no de inventar los carismas.

En la historia de la iglesia se puede distinguir entre

Carisma de fundador: propio de algunas grandes figuras históricas, como san Basilio, san Benito, san Francisco... Son los iniciadores de grandes movimientos que perduran a través de siglos.

Carisma de fundación: propio de personas de variada fuerza de liderazgo, pero que no encabezan un movimiento original, sino que abren senderos particulares en el seno de los grandes movimientos. Son los reformadores o los fundadores de congregaciones que se insertan en un movimiento espiritual más amplio, por ej. : benedictino, franciscano, carmelita...

identidad del fundador

Ya desde los orígenes de la Iglesia hubo hombres y mujeres que se esforzaron por seguir con más libertad a Cristo por la práctica de los consejos evangélico s y, cada uno según su modo peculiar, llevaron una vida dedicada a Dios, muchos de los cuales bajo la inspiración del Espíritu Santo, o vivieron en la soledad o erigieron familias religiosas a las cuales la Iglesia, con su autoridad, acogió y aprobó de buen grado[63].

Jesús es judío, va al templo, observa la ley, vivió en una provincia del imperio romano... Francisco de Asís es ciudadano de Asís, comerciante, vivió en el siglo... El mandato del continuo retorno a las fuentes de toda vida cristiana y a la inspiración originaria de los Institutos, ha de estar acompañada por la acomodación a las cambiadas condiciones de los tiempos[64], y a las condiciones físicas y psíquicas de los miembros del Instituto[65]. Yo no soy ni judío ni vivo en el siglo XIII, mi identidad personal no es ni la de Jesús ni la de Francisco de Asís. Hay que saber distinguir entre Abraham y los hijos de Abraham[66]. Las virtudes y los pecados de los fundadores no son automáticamente gloria y vergüenza de sus seguidores[67].

Volver al evangelio, tenerlo como norma suprema[68], no es equivalente al romanticismo arqueológico de todas las sectas que sucumben a la ilusión de revivir la era apostólica, de reencarnar el paraíso.

identidad fundacional

La identidad de un movimiento no la integra solamente la personalidad del fundador. El primer núcleo que se agrupa a su alrededor fascinado por su persona y sus intuiciones, se convierte en el testimonio histórico que garantiza la fidelidad del movimiento a sus orígenes. A nivel del cristianismo decimos que la comunidad apostólica es el referente obligado para todo el que quiera volver a las fuentes del Cristo histórico. La comunidad apostólica en la norma normativa de la fe y de la praxis históricas de las iglesias cristianas.

Algo parecido sucede en los movimientos religiosos:

Redunda en bien mismo de la Iglesia el que todos los Institutos tengan su carácter y fin propios. Por tanto, han de conocerse y conservarse con fidelidad el espíritu y los propósitos de los Fundadores, lo mismo que las sanas tradiciones, pues, todo ello constituye el patrimonio de cada uno de los Institutos[69].

Los grupos que permanecen a través de los siglos son el resultado de la tensión entre el carisma original del fundador, muchas veces solo vivible por el mismo, y la identidad del grupo fundacional, que entra en conflicto con el fundador. Si el conflicto logra crear una síntesis, entonces el movimiento perdura, superando los límites geográficos y culturales del fundador. 

El patrimonio de los organismos vivos se va enriqueciendo y transformando a lo largo de los años y de los siglos. La identidad histórica es la discierne la legitimidad del carisma del fundador concretizada en la identidad del grupo fundacional.

signos de los tiempos: identidad histórica

Un carisma útil, un estilo de vida, pueden ser comprobados como provenientes del Espíritu por su capacidad de abrir la velas al viento del Espíritu.

Promuevan los Institutos entre sus miembros un conocimiento adecuado de las condiciones de los hombres y de los tiempos y de las necesidades de la Iglesia, de suerte que, juzgando prudentemente a la luz de la fe las circunstancias del mundo de hoy y abrasados de celo apostólico, puedan prestar a los hombres una ayuda más eficaz[70].

El Espíritu del Señor impulsa al Pueblo de Dios en la historia a discernir los signos de los tiempos y a descubrir en los más profundos anhelos y problemas de los seres humanos, el plan de Dios sobre la vocación del hombre en la construcción de la Sociedad, para hacerla más humana, justa y fraterna[71].

Podía poner mil ejemplos en la historia de la vida religiosa: fueron enterradores, bomberos, soldados, predicadores, pastores, enfermeros, educadores... Que los capuchinos hayan sido los bomberos de París en el siglo XVII no quiere decir que hoy lo sigan siendo. No basta que el pueblo de Dios y la jerarquía hayan discernido de una vez para siempre. San Francisco fue unos de los hombres más extraordinarios de la historia de la humanidad, el franciscanismo jugó un rol de primera importancia en la historia del Uruguay, los capuchinos tuvimos el único cardenal de la historia del la república. Datos interesantes pero que poco sirven para el discernimiento de los capuchinos de fin de siglo. La identidad es histórica y se juzga en la historia.

 

DISCERNIMIENTO SINCRÓNICO

Llamo discernimiento sincrónico al juicio positivo o negativo que se da contemporáneamente al hecho que está siendo analizado. La historia del canon se basa en la constatación de que la universalidad o la mayor parte de las iglesias consideraban al escrito como normativo o canónico. Algunos de los libros, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento tuvieron más dificultades en el discernimiento del sentido de la fe de los cristianos, tanto que algunas iglesias cristianas llamas a estos libros como “deuterocanónicos”: entraron más tarde al canon porque la iglesia demoró más en el discernimiento. 

Cuando hablamos de los carismas de la iglesia de Corinto, tenemos que situarnos ante una comunidad bien especial. Los carismas elencados por Pablo no eran comunes a todas las Iglesias contemporáneas. No creo que podamos hablar de un discernimiento sincrónico universal de la iglesia del tiempo.

Hay doctrinas, estilos de vida, servicios a la iglesia que alcanzan un consenso prácticamente universal. No encontramos, por ejemplo, oposiciones manifiestas a los monjes soldados que hacían profesión de guerra y muerte, a la doctrina común que legitimó la esclavitud, al ejercicio de la inquisición...

Si bien el discernimiento sincrónico es sumamente importante cuando es universal en la iglesia de un tiempo[72], no es decisivo.

El discernimiento positivo o negativo es determinante cuando perdura a través del tiempo.

DISCERNIMIENTO DIACRÓNICO

Hoy no creo que haya muchos cristianos que defiendan la identidad cristiana de monjes dedicados a la guerra santa. . Santo Tomás fue condenado en varias iglesias locales y tuvo que esperar al siglo XIV para su canonización. Juan Duns Escoto tuvo más paciencia, fue reconocido en el siglo XX.

Cuando los obispos de Puebla se pronuncian muy cautelosamente en relación a la participación política partidaria, a pesar de ser muy conscientes de tal actitud tiene carta de ciudadanía en la iglesia del pasado. La razón más clara fue que hoy los vientos del Espíritu no soplan en esa dirección

"Al asumir una función directiva (leadership) 'militar' activamente en un partido político, es algo que debe excluir cualquier Presbítero a no ser que, en circunstancias concretas y excepcionales, lo exija realmente el bien de la comunidad, obteniendo el consentimiento del Obispo, consultado el Consejo Presbiteral y - si el caso lo requiere - también la Conferencia Episcopal". Ciertamente, la tendencia actual de la Iglesia no va en este sentido[73].

En la definición de los dogmas de la Asunción y de la Inmaculada encontramos un excelente ejemplo de esta argumentación. Los documentos hacen alusión a este doble eje histórico: hubo consenso prácticamente unánime y permanente en la historia.

CONFLICTOS DE IDENTIDAD EN EL CRISTIANISMO

Las herejías y los cismas, tanto teóricos como prácticos, son efectos de crisis de identidad histórica al interior de la iglesia. El discernimiento de la “iglesia a veces es realizado por un consenso común - implícito o explícito - de pueblo y jerarquía. A veces el juicio es popular y contradice al de las autoridades de la Iglesia, otras no es contradictorio sino simplemente paralelo. También encontramos evaluaciones hechas por la jerarquía que obra de modo más o menos independiente o contrario al dictamen popular. Sea como fuere siempre estamos ante evaluaciones realizadas dentro de coordenadas históricas, culturales, ideológicas... Veamos el siguiente esquema.  

 

Las iglesias

pueblo y jerarquía

pueblo o jerarquía

disciernen que

en las coordenadas históricas coexistentes

 

 

espacio – temporales

 

 

Culturales

 

 

político – ideológicas

 

 

económicas.......

una idea, una escala de valores, un comportamiento, un tipo de culto

 

son - o no  son -

coherentes con la experiencia de fe tradicional que identifica al cristiano

           

Este discernimiento puede ser, por lo tanto, más o menos englobante - discernimiento sincrónico - en una época: todas o la mayoría de las iglesias locales disciernen de un modo positivo o negativo una experiencia

eclosión de identidades e invasión de carismas

A partir de la revolución francesa asistimos a un desbordamiento de los carismas: a una eclosión de sectas en las iglesias tradicionales protestantes, y a un aluvión de congregaciones en la iglesia[74].

Las iglesias perdieron el poder de coerción política y por la tanto de frenar el nacimiento de nuevos carismas y de nuevas identidades[75] 75. Hoy en día el discernimiento se enfrenta a otros criterios provenientes de los grandes temas de la inculturación del evangelio y de la libertad de conciencia.

El magisterio solemne de la iglesia actual es inequívoco al discernir que:

La dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa, que es, pues, necesario que se facilite al hombre todo lo que éste necesita para vivir una vida verdaderamente humana, como son... el derecho a la libre elección de estado... a obrar de acuerdo con la norma recta de su conciencia, a la protección de la vida privada y a la justa libertad también en materia religiosa. Porque El Evangelio enuncia y proclama la libertad de los hijos de Dios...; respeta santamente la dignidad de la conciencia y su libre decisión... [76].

Esta libertad tiene que extenderse a la más sacrosanta de las libertades... la religiosa.

Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, sea por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana; y esto, de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos. Declara, Además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural. Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de forma que se convierta en un derecho civil[77].

Compárese este discernimiento con el magisterio también solemne de fines del siglo pasado y se percibirá el nuevo ámbito en el cual la comunidad cristiana y sus ministros tienen que hacer sus juicios acerca de la identidad cristiana de teoría y de praxis:

Partiendo de esta idea, totalmente falsa, del régimen social, no temen favorecer la errónea opinión, sobremanera perniciosa a la Iglesia Católica y a la salvación de las almas, calificada de delirio por nuestro antecesor Gregorio XVI, de feliz memoria, de que la libertad de conciencia y de cultos es derecho propio de cada hombre, que debe ser proclamado y asegurado por la ley en toda sociedad bien constituida, y que los ciudadanos tienen derecho a una omnímoda libertad, que no debe ser coartada por ninguna autoridad eclesiástica o civil, por el que puedan manifestar y declarar a cara descubierta y públicamente cualesquiera conceptos suyos, de palabra o por escrito o de cualquier otra forma». Mas al sentar esa temeraria afirmación, no piensan ni consideran que están proclamando una libertad de perdición que si siempre fuera libre discutir de las humanas persuasiones, nunca podrán faltar quienes se atrevan a oponerse a la verdad y a confiar en la locuacidad de la sabiduría humana (es decir: mundana); mas cuánto haya de evitar la fe y sabiduría cristiana esta dañosísisma vanidad, entiéndalo por la institución misma de nuestro Señor Jesucristo[78].

El magisterio actual quiere discernir una diversidad que no es exigida solamente por la diversidad de personas y de conciencias individuales: la iglesia reconoce finalmente el yo colectivo de las diferentes identidades culturales. Estamos ante el tema de la inculturación del Evangelio, y de la inculturación de la fe, tarea que es propia de las Iglesias particulares bajo la dirección de sus pastores, con la participación de todo el Pueblo de Dios. Los criterios fundamentales en este proceso son la sintonía con las exigencias objetivas de la re y la apertura a la comunión con la Iglesia universal[79].

Afloran constantemente en el magisterio actual nuevas actitudes y exigencias de discernimiento. Se insiste e el discernimiento comunitario:

Unidos, trataremos de dar nuestra respuesta a los problemas del hombre actual. Reflexionaremos juntos apoyándonos en el don de Dios para discernir los signos de los tiempos[80].

Es propio de todo el Pueblo de Dios, pero principalmente de los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo[81].

Los criterios apuntan tanto a los anhelos del hombre como a la humanización objetiva de la sociedad:

El Espíritu del Señor impulsa al Pueblo de Dios en la historia a discernir los signos de los tiempos y a descubrir en los más profundos anhelos y problemas de los seres humanos, el plan de Dios sobre la vocación del hombre en la construcción de la Sociedad, para hacerla más humana, justa y fraterna[82].

Creo que hoy se ha impuesto un nuevo criterio en el discernimiento: el amor, la empatía por las personas, por los pueblos y por los signos de los tiempos que han de ser discernidos:

Para desarrollar su acción evangelizadora con realismo, la Iglesia ha de conocer la cultura de América Latina. Pero parte, ante todo, de una profunda actitud de amor a los pueblos. De esta suerte, no Sólo por vía científica, sino también por la connatural capacidad de comprensión afectiva que da el amor, podrá conocer y discernir las modalidades propias de nuestra cultura, sus crisis y desafíos históricos y solidarizarse, en consecuencia, con ella en el seno de su historia[83].

 


 

[1]   Como telón de fondo del discernimiento tenemos el presupuesto que no existe naturaleza de mal y que todos existentes son buenos, porque obra de Dios creador: DZ 706. EUGENIO IV, 1431-1447  Concilio DE FLORENCIA, 1438-1445 XVII ecuménico (unión con los griegos, armemos y jacobitas) Decreto para los jacobitas (De la Bula Cantate Domino, de 4 de febrero de 1441 (fecha florentina) o 1442 (actual) 

[2]   1Cor 12, 3

[3]   SAN FÉLIX III, 526-530 II Concilio DE ORANGE, 529 (en la Galia) Confirmado por Bonifacio II (contra los semipelagianos)  Sobre el pecado original, la gracia, la predestinación. DZ   178 - 180 Can. 5-7

[4]   GS n°11

[5]   1Pe 4:10

[6]   Rom 8:15

[7]   Creo que es aquí perfectamente aplicable el viejo axioma de la moral y el derecho: de internis non judicat ecclesia. Cf. DZ   990 PÍO IV, 1559-1565 Conclusión del Concilio de Trento SESIÓN XXV (3 y 4 de diciembre de 1563) De la clandestinidad que invalida el matrimonio (De la Sesión XXIV, Cap. “Tametsi”, sobre la reforma del matrimonio)

[8]   Nostra Aetate, Nº 2. ... las religiones... proponen caminos, es decir doctrinas, normas de vida y ritos sagrados...

[9]   1Cor.  12,11

[10] LG N 12. La cita de 1Cor 12:7. A cada uno le ha sido dada la manifestación del Espíritu para utilidad... La traducción correcta no tendría que incluir el común. El carisma podría definirse como un don útil, destinado a la acción: modifica, potencia la destreza, la habilidad de la persona que lo recibe. El agregado de común viene de la interpretación de Santo Tomás, para el cual la gracia gratis data, es una gracia - actual - mediante la cual alguien ayuda a otro a volver a Dios... Tomás lee: Uniquique datur manifestatio Spiritus ad utilitatem, scilicet, aliorum. (I II, 3, 1. 4) Esta opinión ha resultado tradicional y los exégetas habitualmente introducen el común. No estoy seguro de que esto sea correcto: el carisma para San Pablo sería una gracia útil para la persona que la recibe, aunque no lo sea para los demás, como la glosolalia.

[11] 1Sam 10, 5

[12] Cf. Dizionario degli Istituti di Perfezione, II, 460 ss

[13] Léase todo el libro de Elías. Especialmente jugoso el capítulo 18 del primer libro de los Reyes: 1Rey 18:19 Pero ahora, envía a reunir junto a mí a todo Israel en el monte Carmelo, y a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel.

[14] 1Cor 12:10... a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro, don de interpretarlas

[15] No es necesario citar los pasajes de la confesión de Cesárea.

[16] Mt 12:24 Cf. Mc 3:22; Lc 11:15

[17] Jer 15:18 ¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas? Si se tiene interés en el tema, véase: BÓRMIDA J. ,  Profetas verdaderos y falsos : criterio para el discernimiento,  Cuadernos  Franciscanos,   70,   junio 18/1985

[18] 1Cor 12:28.31. No es necesario citar el capítulo 13.

[19] LG 12. La cita del final es de 1 Tes. 5,19-21

[20] GS n°22 Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual.

[21] Sant 1:17 toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de rotación.

[22] Mc 9:38-39 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.

[23] LG. n°12

[24] cf. 1 Jn. 2,20.17 En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis... Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él.

[25] PO  n°9

[26] Cf. MADURO O., Materiales para una Historia de la Teología en América Latina. VII Encuentro Latinoamericano de CEHILA, Lima 1980,   21-23. Para entender mejor esta perspectiva inicial, ver todo el artículo.

[27] "¿Seguiremos presentando el pensamiento oficial de la Iglesia en una coyuntura determinada como Teología - en singular y con mayúscula-? ¿O finalmente nos pondremos a estudiar el pensamiento teológico marginado, silenciado y rebelde de cada época?” MADURO O., Apontamentos epistemológicos para uma história da teologia na América Latina, en AAVV, Historia da Teologia na América Latina, Petropolis 1985, 19.

[28] "La iglesia de los pobres subraya también la dimensión cristológica de la experiencia de Dios. Jesús se convierte en la medida y en el modelo estructural de nuestra experiencia de Dios. Él se hace pobre. Convive con los pobres. Privilegia los pobres. Come con los pobres. Los hace destinatarios primeros y principales de la Buena Noticia (Lc. 7,22; Mt. 11,5). Él nos reveló, pues, dónde y cómo experimentar a Dios, su Padre, en la concretez de la experiencia con los pobres. Sin duda, la experiencia de Dios en el abajamiento, en el aniquilamiento, en la kénosis, fue uno de los elementos más originales de la experiencia de Jesús. La asociación espontánea entre Dios y el Poder, entre Dios, la Gloria y el Esplendor, nunca nos permitiría descubrir a Dios en la fragilidad, en el pequeño, en el último del mundo. La vida de Jesús, en la síntesis del himno paulino, fue una kénosis (Fil. 2,5-11). Nadie mejor que el pobre en nuestro continente representa a ese último, ese ser kenótico. Experimentar a Dios en él es imitar a Jesús en su experiencia de Dios. Por eso, la Iglesia de los pobres, ofrece un contexto histórico para recrear la experiencia de Dios, originaria de Jesús." LIBANIO J.B., Teologia da Libertaçäo, Roteiro didatico para um estudo, Säo Paulo 1987, 112.

[29] Para ampliar el tema, BÓRMIDA, J., No-Propiedad, una propuesta franciscana del siglo XIV, Montevideo, 1995.

[30] Cf. Sant 2 ;1-8

[31] Hech 11:17

[32] Rom 12:6-8

[33] GS  n°44

[34] DP. Cristo  207

[35] DP. evang  377

[36] 1Cor 5:3-5

[37] 1Cor 5:11.13; 6,5

[38] DP. CEBs  647

[39] Véase no solo el capítulo 15 de los Hechos sino toda la historia del conflicto y sus repercusiones en las cartas paulinas.

[40] Cf. 1Cor 10:19-28. Es uno de los temas de la carta. También caen rápidamente en desuso las prohibiciones de comer carne con sangre y de las impurezas.

[41] PAULO III, 1534-1549 Concilio DE TRENTO, 1545-1563 XIX ecuménico (contra los innovadores del siglo XVI) Decreto sobre la justificación. Sesión VII (3 de marzo de 1547) Cánones sobre el sacramento del bautismo Can. 14.  DZ 869. Es la doctrina de Santo Tomas, de San Roberto Belarmino, de la larga tradición de la persecución y el exterminio de los disidentes.

[42] Efe 6:16

[43] 1Tes 5:19

[44] Mt 12:20  Cf. Is 42:3

[45] LG. n°30

[46] DP. ministerios  703

[47] Cant 8:7 Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera todos los haberes de su casa por el amor, se granjearía desprecio. Valen las palabras del Sacerdote en el libro de los Hechos 5:38-39 Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá; pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios.» Y aceptaron su parecer...

[48] Léase en este código las bienaventuranzas

[49] 2Cor 4:8-11

[50] EQUIPO DE TEÓLOGOS - CLAR,  Fidelidad y conflicto en la vida religiosa ,  CLAR,   1987

[51]51 Jn 9:39 Y dijo Jesús: Para un juicio he venido a este mundo...

[52] Mt 10:35-38

[53] LIBANIO,   J. B. ,  A volta a grande disciplina,   Loyola,   1983

[54] Gal 2:11

[55] DP. religiosos  737

[56] DP. religiosos  741, el comillado cita a MR 6

[57] Véase Dizionario degli Istituti di Perfezione, II, 298 - 315, dos artículos bien interesantes. El primero, corto, trata del carisma del líder, a nivel sociológico. El segundo, largo trata de los carismas y su confusa aplicación a la vida religiosa. Véase también BÓRMIDA J., Identidad: realidad y utopía, Introducción a la espiritualidad. I - III,  Cuadernos  Franciscanos,   68., Chile,   abril-diciembre 1984

[58] Para este tema es sumamente interesante el libro de Raymond HOSTIE, Vida y muerte de las órdenes religiosas, estudio sicosociológico, Bilbao, 1973

[59] En la iglesia ya hubo religiosos especializados en construir puentes, en hacer la guerra a los infieles y herejes, en cuidar y curar a los enfermos, en educar a los niños... Creo que el templario exigiría al candidato no solo compartir sus principios sobre la guerra santa y su forma de vida, sino también carisma para matar.

[60] Jn 3:21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Jn 14:12 En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.

[61] Nada parecería menos coherente con la identidad franciscana que la figura de Fray Luis Beltrán fabricante de armas para el ejército libertador de San Martín... sin embargo parece que en esa época fue un carisma pacíficamente aceptado para una parte de la comunidad cristiana.

[62] DP. religiosos  756; cita a LG 46

[63] PC  n°1

[64] PC  n°2

[65] PC n°3

[66] Tu madre será una santa, pero vos... Jn 8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.» Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios.

[67] Mt 23:29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos...

[68] PC  n°2  Como quiera que la última norma de vida religiosa es el seguimiento de Cristo, tal como lo propone Evangelio, todos los Institutos ha de tenerlos como regla suprema.

[69] PC  n°2  b.

[70] PC  n°2  d.

[71] DP. misionera  1128

[72] Los padres apostólicos argumentan en base a la cantidad de obispos y de iglesias que apoyan las ideas ortodoxas y a número exiguo de los partidarios de las herejías.

[73] DP. política  527. Cita al Sínodo  de obispos de 1971, II parte, 2b.

[74] PC  n°1 De donde, por designios divinos, floreció aquella admirable variedad de familias religiosas que en tan gran manera contribuyó a que la Iglesia no sólo estuviera equipada para toda obra buena (Cf. Tim. 3,17) y preparada para la obra del ministerio en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, sino también a que, hermoseada con los diversos dones de sus hijos, se presente como esposa que se engalana para su Esposo, y por ella se ponga de manifiesto la multiforme sabiduría de Dios

[75] No puedo estudiar ahora el tema a fondo: me remito a mis apuntes de Datos para una eclesiología histórica franciscana. El Concilio Lateranense IV, en 1215, prohíbe la fundación de nuevas órdenes religiosas y todas en el futuro se verían obligadas a asumir algunas de las reglas ya aprobadas, Benito, Agustín, Bernardo. Santo Domingo se vio obligado a elegir la agustina... San Francisco se negó y le concedieron la observancia de una regla más vieja, el evangelio.

[76] GS  n°17. 26.

[77] DH  n°2

[78] Pío IX, 1846-1878,  Encíclica Quanta cura, de 8 de diciembre de 1864) DZ   1690

[79] SD. cultura  220  La inculturación del Evangelio es un proceso que supone reconocimiento de los valores evangélicos que se han mantenido más o menos puros en la actual cultura; y el reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el mensaje de Cristo. Mediante la inculturación se busca que la sociedad descubra el carácter cristiano de estos valores, los aprecie y los mantenga como tales.

[80] Medellín  Sacerdotes  28.

[81] GS  n°44

[82] DP. misionera  1128

[83] DP. cultura 397; cf. OA 1