60 CONSEJOS PARA CREAR ESPÍRITU CRISTIANO EN LA FAMILIA
MARIANO BAILLY-BAILLIERE DE TRO
«Aun en medio de las dificultades, hoy a menudo agravadas, de la
acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y
valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos deben
crecer en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un
estilo de vida sencilla y austero, convencidos de que 'el hombre vale
más por lo que es que por lo que tiene'» (JUAN PABLO II, Familiaris
consorcio, 37).
«En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el
deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos
progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio
personal con Él» (lbíd., núm. 80).
A las naturales dificultades que presenta la magna tarea de educar
a los hijos, se añaden hoy las que impone un ambiente social
secularizado y a menudo hostil a los valores que la fe cristiana
descubre. De ahí que sea tan de agradecer un buen consejo que
ayude a crear un vigoroso espíritu cristiano en esa Iglesia doméstica
que es la familia. Ofrecemos una amplia lista de consejos
confeccionado por un experimentado padre de familia, Mariano
Bailly-Bailliere de Tro, que, sin duda, agradecerán quienes se
encuentran en la apasionante aventura de educar a la luz de la Fe.
I. PARA FOMENTARLA VIDA DE PIEDAD EN LOS NIÑOS
1. Orientarles desde pequeños, en el amor a la Sagrada Eucaristía
y a la Santísima Virgen.
2. Cuidar que las devociones y actos de piedad, desde pequeños,
tengan un contenido teológico que van entendiendo poco a poco.
3. Los padres deben enseñar a rezar, pero deben explicar también
a quién se reza y por qué se reza.
4. No abandonar nunca el "seguimiento" de los niños en las
oraciones diarias, como el ofrecimiento de obras y lo que recen al
acostarse.
5. Que el rezo en familia se haga con respeto. Cuidar las posturas.
No es lo mismo rezar que jugar o ver la tele. La actitud debe ser otra.
6. Buscar la manera, sin ahorrarse sacrificios -los padres y los
hijos- de rezar el Rosario en familia. Los más pequeños pueden rezar
algunos misterios, de acuerdo con su edad. Organizar el estudio, el
descanso, las horas de llegada, etc., para que se rece el Rosario.
Razonarlo.
7. Acudir con los hijos a la Santa Misa, siempre que se pueda.
Cuando son pequeños ir explicándoles, poco a poco,, los cuatro fines
de la Misa, para que se acostumbren y aprendan a valorarla.
8. Cuidar especialmente la compostura en la Iglesia. Hacerles notar
que el Señor está real y verdaderamente presente.
9. Cuidar los atuendos. No se debe ir a la Iglesia, y menos a la
Santa Misa el domingo, por ejemplo, con ropa de deporte. Hay que
enseñarles a distinguir una cosa de otra.
10. Preocuparse de que guarden el ayuno eucarístico.
11. Enseñarles a prepararse para ir a comulgar, con actos de
contrición y de amor de Dios.
12. Enseñarles a dar gracias después de la comunión,
descendiendo a detalles concretos.
13. Permanecer dando gracias un rato, explicándoles que el Señor
está todavía dentro de nosotros realmente. Dar ejemplo.
14. Explicarles desde pequeños el significado de las distintas
fiestas litúrgicas.
15. Que asocien desde pequeños el dolor, la contrariedad, el
esfuerzo, el trabajo, con la reparación y la corredención. Hay que ir
dándoles razones "poderosas" que luego les sirvan de apoyo.
16. Ayudarles a que sean constantes en la oración y demás
prácticas de piedad.
17. Ayudarles cuando llegan a los 11-13 años a superar los
respetos humanos, la vergüenza a que les vean rezar. Saber los
padres que el ambiente favorece en muchos casos a que los tengan.
18. Explicarles por qué se escogen determinados lugares de
veraneo, en vez de otros con ambientes donde se ofende a Dios, de
modo que también ellos asuman esta decisión.
II. PARA AYUDARLES A VIVIR LA GENEROSIDAD
1. Enseñarles desde pequeños que ninguno de los bienes
materiales que poseen les pertenece plenamente. No tienen derecho
a romper los juguetes que les han regalado.
2. Hacer patente a los hijos que los padres tampoco tenemos como
propios estos bienes.
3. Acostumbrarles a cederse mutuamente juegos, útiles de trabajo,
libros, etc.
4. Los padres tienen que ser generosos en el tiempo que dedican a
sus hijos para ayudarles en el estudio, para descansar con ellos, etc.
Es un ejemplo muy importante de entrega a los demás.
5. Los chicos, desde pequeños deben ser generosos con su
tiempo. A veces tendrán que dejar un trabajo o el mismo estudio, un
encargo, para atender otro más importante.
6. Además de los pequeños servicios que se les solicita para
ayudar a la convivencia familiar, es muy adecuado asignar algún
cometido fijo, asequible a su edad, que suscite su sentido de
responsabilidad y suponga un pequeño vencimiento (detalles de
orden material, cuidado de alguna zona de la casa, atención a algún
hermano menor, etc.). En todo caso, conviene tener flexibilidad en los
encargos. Es más importante fomentar la unidad y el mutuo servicio
que el estricto cumplimiento de un encargo concreto.
7. Enseñarles a mirar la Cruz cuando les cueste entregar algo. Al
fin y al cabo todo lo que tienen lo han recibido de Dios. La entrega de
Cristo en la Cruz es nuestro ejemplo.
8. Desde pequeños hay que sembrar en sus corazones y en su
memoria las razones últimas que mueven a un cristiano a
comportarse de un modo concreto y determinado.
9. Tener prudencia en las expresiones y conversaciones en las que
se ensalza o se añora la consecución de los bienes materiales o los
triunfos estrictamente humanos. Especialmente cuando se empieza a
abordar el tema de las carreras profesionales.
10. Tener mucha constancia en fomentar la generosidad, aunque
parezca que no se avanza nada. En realidad se está encauzando una
tendencia natural -el instinto de conservación-, deteriorada por el
pecado original.
11. Cuidar de que una parte de su dinero la entreguen como
limosna. Que ahorren para hacer regalos a sus padres y hermanos.
12.Fomentar las acciones de gracias desde pequeños. El
agradecimiento nos lleva a corresponder y a ser generosos con quien
primeramente nos ha hecho el bien.
13. Ejercitar obras de misericordia corporales, acompañados de los
hijos, de modo que el contacto con los que sufren, con los
desheredados, sea, además, el mejor antídoto contra el
aburguesamiento.
14. Conviene que los hijos sepan -del modo más conveniente en
cada caso- que se ayuda económicamente a la parroquia, labores
sociales, formativas o benéficas.
III. PARA FOMENTAR LA FORTALEZA Y LA TEMPLANZA
l. Renovar periódicamente las costumbres de la familia con relación
a la fortaleza y reciedumbre de todos sus miembros, incluidos el
padre y la madre,
2. No prodigar los padres las salidas nocturnas; en todo caso,
evitar llegar tarde: los hijos se enteran y preguntan.
3. Tener en casa reuniones con amigos; ofrecerles algo, pero con
sobriedad: ¡que los hijos se dan cuenta!
4. Tener en la «despensa», nevera y bar lo imprescindible.
5. Buscar sustitutivos más baratos en algunos alimentos, y que los
chicos se enteren.
6. Programar menús en los que entren cosas que gustan menos o
no gustan, para ir acostumbrándoles.
7. Que aprendan a servirse la comida no eligiendo lo mejor para
ellos.
8.Enseñarles a tomar un poco más de lo que menos gusta y un
poco menos de lo que más apetece.
9. Que no desprecien la comida. Insistir racionalmente.
10. Que aprendan a no dar importancia a una situación de escasez,
incomodidad, etc.
1l. Explicar siempre el porqué de la reciedumbre y cómo hay que
hacer cosas concretas para adquirirla.
12. Las exigencias deben tener una justificación racional y
sobrenatural siempre. Hay que darla amablemente aunque no la
pidan para que la puedan asimilar y aceptar.
13. Cuidado con las prendas de vestir, chicos y chicas. Si hay
varios hermanos, que se acostumbren a "heredar".
14. Evitar que la moda les esclavice. A veces, cuando son
pequeños y no tienen capacidad de elegir, son los padres los que se
"proyectan" en los hijos para ir a la "última".
15. Que se ocupen del cuidado material de su ropa. Doblarla,
guardarla, prepararla para el día siguiente, etc.
16. Que se enteren del precio que tiene la ropa que se les compra.
Que se den cuenta de que, aunque nos gusta mas una cosa que
otra, es mejor a veces elegir la más barata.
7. Cuando aparezca el dolor, pequeñas enfermedades, etc., no
obsesionarse en que desaparezca inmediatamente.
18. Enseñarles desde muy pequeños a aceptar y ofrecer el dolor.
Que conozcan el valor de la corredención.
19. Animarles desde pequeños a que ofrezcan sacrificios,
aprovechando las oportunidades que se presentan normalmente.
20. Enseñarles a vivir con alegría las contrariedades.
21. Exigir constancia en el trabajo y en el estudio. Tratar de este
tema a fondo en el colegio. Horas de estudio.
22. Impulsarles a que realicen actividades deportivas que les exijan
sacrificios y constancia.
23. Hacer excursiones en familia; programar de tal manera que
sean útiles para hacerse más fuertes.
24. Dar mucha importancia a la lucha para vencer los defectos de
carácter. Se ejercita la fortaleza y las consecuencias son muy
importantes. Que sepan aguantarse el mal genio, aunque tengan
razón; luchar contra el despiste que les hace llegar tarde, etc.
25. Que los padres no se quejen, ni ante sus amigos más íntimos,
de los trabajos, molestias y demás inconvenientes que acarrean los
hijos, pequeños, medianos y mayores.
26. La generosidad cristiana de los padres no se agota en traer
hijos al mundo; donde realmente se prueba es en el esfuerzo y
trabajo que requiere la educación de los hijos para que puedan llegar
a ser unos buenos cristianos.
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Para fomentar la vida de piedad en los niños
1.-Orientarles desde pequeños, en el amor a la Sagrada Eucaristía
y a la Santísima Virgen.
2.-Cuidar que las devociones y actos de piedad, tengan un
contenido teológico que van entendiendo poco a poco.
3.-Los padres deben enseñar a rezar, pero deben explicar también
a quién se reza y por qué se reza.
4.-No abandonar nunca el seguimiento de los niños en las
oraciones diarias, como el ofrecimiento de obras y lo que recen al
acostarse.
5.-Que el rezo en familia se haga con respeto. Cuidar las posturas.
No es lo mismo rezar que jugar o ver la tele. La actitud debe ser otra.
6.-Buscar la manera de rezar el Rosario en familia. Los más
pequeños pueden rezar algunos misterios, de acuerdo con su edad.
No es fácil encontrar un hueco para que esté disponible toda la
familia, pero vale la pena intentarlo.
7.-Acudir con los hijos a la Santa Misa, siempre que se pueda.
Cuando son pequeños, ir explicándoles poco a poco, para que
aprendan a valorarla.
8.-Cuidar especialmente la compostura en la Iglesia. Hacerles notar
que el Señor está realmente presente.
9.-Cuidar los atuendos. No se debe ir a la Iglesia, y menos a la
Santa Misa el domingo, por ejemplo con ropa de deporte. Hay que
enseñarles a distinguir una cosa de otra.
10.-Preocuparse de que guarden el ayuno eucarístico.
11.-Enseñarles a prepararse para ir a comulgar, con actos de
contrición y de amor a Dios.
12.-Enseñarles a dar gracias después de la comunión,
descendiendo a detalles concretos.
13.-Permanecer dando gracias un rato, explicándoles que el Señor
está todavía dentro de nosotros realmente. Dar ejemplo.
14.-Enseñarles desde pequeños el significado de las distintas
fiestas litúrgicas.
15.-Que asocien desde pequeños el dolor, la contrariedad, el
esfuerzo, el sacrificio, con la reparación y la corredención.
16.-Ayudarles a que sean constantes en la oración y demás
prácticas de piedad.
17.-Ayudarles cuando lleguen a los 11-13 años a superar los
respetos humanos, la vergüenza a que les vean rezar. Saber los
padres que el ambiente favorece en muchos casos a que los tengan.
18.-Explicarles por qué se escogen determinados lugares de
verano, en vez de otros, con ambiente donde se ofende a Dios, de
modo que también ellos asuman esta decisión.
·BAILLY-BAILLIERE-M