Jose Vaquero
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Esopo habla al siglo XXI: El niño y los dulces


En lugar de caramelos, nos quedamos con valores materiales; en lugar de llorar, quemamos libros o acallamos voces

En una nueva entrega de sus ‘Fábulas fabulosas’, el autor nos traslada al mundo del niño y sus egoísmos: unos egoísmos que no desaparecen con la edad. Así, “en lugar de caramelos, nos quedamos con coches tuneados” u otras cosas materiales, “y en lugar de llorar, quemamos libros o acallamos voces”.

 

 

El niño y los dulces

 

“Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces y tomó lo más que pudo. Pero, cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.

 

Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.

 

Un amigo que estaba cerca le dijo: ‘Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces’”.

 

 

Querido Esopo: ¡Qué buen observador eres! Grandes sabios repetirán después que la avaricia rompe el saco, pero pocos tan gráficos como tú. El hombre es muy bueno, y dicen que eso del pecado original está pasado de moda. Pero la realidad es que el niño sigue siendo egoísta, goloso, avaricioso. Quiere muchos caramelos, y no deja sus juguetes a los otros niños. Cuánto hay que insistir, y al primer despiste, ya defiende como suyo propio el juguete de otro niño.

 

Si fuera una enfermedad que se pasa con la edad, como dejar de ser llorón ante una desilusión… La experiencia nos confirma que sucede lo contrario. En lugar de caramelos, nos quedamos con coches tuneados, despachos con todo lujo, cuentas corrientes, empresas… Y en lugar de llorar, quemamos los libros que no nos gustan o acallamos las voces que no nos convienen.

 

Con lo fácil que sería abrir un poco la mano, y el corazón, y vivir con los demás, en vez de contra los demás.