Jose Vaquero
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Esopo habla al siglo XXI: El águila y los gallos

A quien hace alarde de sus propios éxitos no tarda en aparecerle quien se los arrebate

Con El águila y los gallos, Esopo nos cuenta una nueva ‘fábula fabulosa’ en la que se viene a demostrar que a quien hace alarde de sus propios éxitos no tarda en aparecerle quien se los arrebate. También nos habla del gran regalo de Dios para acercar las posturas encontradas: la razón, la capacidad de buscar juntos el bien de todos y para todos, el ‘bien común’.

 

 

El águila y los gallos

 

“Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.

 

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio, el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo.

 

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces, el gallo que había perdido la riña se quedó con todo el gallinero.

 

 

 

Querido Esopo: En estos días tan violentos en tu país me he acordado de ti. ¿Qué está pasando en las tierras helénicas? Tal vez sea el gallinero de tu fábula, lleno de gallinas (no de cobardes), y con un par de gallos luchando por la hegemonía: uno, el de los genuinos habitantes de Grecia, el símbolo por excelencia de la tradición democrática; otro, el de los anarquistas socialistas, que se rebelan ante la aparente inactividad del Gobierno. Desde tu alto observatorio seguro que ves mejor los entresijos de este gallinero, el drama de la inmigración (para griegos e inmigrantes), la defensa de la seguridad nacional…

 

Yo, desde la distancia, me pregunto: ¿no habrá sitio en el gallinero para los dos gallos? ¿No habrá sitio, en el cercano gallinero de mi país, para los dos gallos, derechas e izquierdas, nacionalistas y centralistas, empresarios y trabajadores, liberales y conservadores? Los hombres somos demasiado complejos, más que los gallos, pero tenemos un gran regalo de los dioses del Olimpo (yo diría de Dios): es la razón, la capacidad de buscar juntos el bien de todos y para todos, el ‘bien común’.

 

Ojalá aprendamos la lección: cuando un gallo pretende imponerse por la fuerza, sea fascista, comunista, anárquico, republicano o de cualquier color, antes o después será víctima del águila de la justicia, ese águila que todos llevamos dentro y tiende ineludiblemente a la verdadera libertad.

A quien hace alarde de sus propios éxitos no tarda en aparecerle quien se los arrebate.