La salvación de Dios, la paz verdadera y la vida eterna
nos llegan a nosotros no en un sistema religioso,
un movimiento o una ideología
sino de una persona divina encantadora,
eternamente enamorada de nosotros:

 Esta es la verdad central del cristianismo

 Hace 2000 años, viendo nuestro pequeño mundo en peligro de perecer bajo el peso del propio pecado,

Dios se despojó de su gloria, se hizo hombre como nosotros y bajó a nuestro nivel en la persona de Jesucristo.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”
(Jn 3, 16-17)

         “Muchos cristianos dejando de un lado el Evangelio, van tras los profetas de religiones orientales u otras sectas que prometen felicidad sin conversión y sin Cruz. Un diarío de tirada nacional afirmaba que unos 6.000 jóvenes españoles están plenamente integrados en las sectas más peligrosas que condicionan a sus seguidores con un lavado de cerebro y que el númeo de los simpatizantes sobrepasa los 100.000.

         Entre estas sectas menciona los Niños de Dios, la secta Moon, los grupos Hare Krishna, Los Guru Maharaj-Li y otros maestros orientales, la Iglesia de la Cientología, algunos movimientos de Meditación Trascendental y algunos tipos de Yoga. Todos ellos son experimentos típicos de una generación desorientada en busca de su identidad perdida y de la felicidad duradera"

“YO SOY LA LUZ DEL MUNDO; EL QUE ME SIGA NO CAMINARÁ EN LA OSCURIDAD, SINO QUE TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA” (Jn 8, 12)