Santa
Teresa de Lisieux
EnciCato
Santa Teresa de Lisieux (Sor Teresa del Niño Jesús), Carmelita de Lisieux, mejor
conocida como la Florecita de Jesús, nació en Alençon, Francia, el 2 de enero de
1873; murió en Lisieux el 30 de septiembre de 1897. Fue el noveno hijo de santos
padres, Louis y Zélie Martin, quienes hubieran querido consagrar sus vidas a
Dios en el claustro. La vocación que se les negó fue dada a sus hijas, cinco de
las cuales se hicieron religiosas, una en la Orden de la Visitación y cuatro en
el Convento Carmelita de Lisieux. Criada en una atmósfera de fe donde cada
virtud y aspiración eran cuidadosamente fomentadas y desarrolladas, su vocación
se manifestó por si misma siendo aun sólo una niña. Educada por las
benedictinas, a los quince años solicitó el permiso de entrar al Convento
Carmelita, y al serle negado por la superiora, fue a Roma con su padre, tan
ávido de dársela a Dios como ella misma lo estaba de entregarse a sí misma, a
buscar el consentimiento del Santo Padre, Leo XIII, que en ese entonces
celebraba su jubileo. Él prefirió dejar la decisión en manos de la superiora,
quien por fin consintió y el 9 de abril de 1888, a la edad excepcional de quince
años, Teresa Martin entró el convento de Lisieux donde dos de sus hermanas le
habían precedido. El relato de los once años de su vida religiosa, marcada por
gracias significantes y un crecimiento constante en la santidad, Sor Teresa lo
da en su autobiografía, escrita en obediencia a su superiora y publicada dos
años después de su muerte. En 1901 fue traducida al inglés, y en 1912 otra
traducción, la primera edición completa de la vida de la Servidora de Dios,
conteniendo la autobiografía, y "Cartas y Consejos Espirituales," fue publicada.
Su éxito fue inmediato y ha trascendido en muchas ediciones, propagando a lo
largo y a lo ancho la devoción a esta "pequeña" santa de sencillez, y abandono
en el servicio de Dios, del perfecto cumplimiento de los pequeños deberes. El
renombre de su santidad y los muchos milagros hechos por su intercesión
provocaron la introducción de su causa de canonización tan sólo diecisiete años
después de su muerte, el 10 de Junio de 1914.
Nota del traductor: Santa Teresa del Niño Jesús y del Santo Rostro, su nombre
completo de religiosa, fue canonizada en 1925 por el Papa Pío XI y declarada
segunda patrona de Francia en 1944 – durante la batalla de Normandía – por el
Papa Pío XII. El 19 de octubre de 1997, en la plaza San Pedro de Roma, el Papa
Juan Pablo II la proclamó "Doctora de la Iglesia". Un titulo reservado a quienes
han particularmente bien comprendido y valorado el mensaje del Evangelio. Es la
mas joven de los 33 "doctores". El Papa Pío X dijo de Teresa que ella es "la
santa más grande de los tiempos modernos". En 1896, descubrió el sentido
profundo de su vocación : "En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el
Amor" y se ofreció cada vez mas para sostener el esfuerzo de los misioneros. La
basílica erigida en su honor sobre la colina que domina la ciudad de Lisieux fue
construida en un tiempo récord gracias a las ofrendas llegadas del mundo entero.
Comenzada en 1929, estaba, en lo esencial, terminada para 1937. Tres meses antes
de morir, Teresa había previsto que ella pasaría su cielo haciendo el bien en la
tierra, y haciendo caer una "lluvia de rosas", así como lo dijo un día. Su
presentimiento se realizó. Muy poco después de su muerte, curaciones y
conversiones en gran numero fueron obtenidas gracias a su intercesión. Teresa
nos dice, en su obra "Historia de un Alma" que el éxito de una vida no consiste
en la importancia, ni en el éxito de las obras que habremos realizado sino en el
valor del amor con el que nos habremos entregado a todas esas actividades. A los
ojos del mundo la pequeña carmelita de Lisieux no hizo gran cosa en el interior
de los muros de su pequeño monasterio de provincia (¡una hectárea de
superficie!). Sin embargo ella puso mucho amor en hacer los servicios que se le
pedían : barrer las celdas, confección de imágenes, composición de poemas,
redacción de sus recuerdos de infancia, etc. En vez de ponerse triste por no
entregarse a actividades más brillantes, Teresa se maravillaba pensando que el
Señor se complacía en recibir día tras día, segundo tras segundo, todos sus
actos de amor. Ella deseaba ser, en la Iglesia, aquella que ama mucho. "¡En el
Corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el Amor!" escribió un año antes de
morir.
Basado en el sitio Internet http://www.carmel.asso.fr/therese.htm sur "Sainte
Thérèse de l'Enfant Jésus"
A.J. MAAS
Transcrito por Christine J. Murray
Traducido por: Dr. Raúl Toledo, El Salvador