Incienso
EnciCato


(Lat. Gr. thumiama), Sustancia aromática que se obtiene de ciertos árboles resinosos, empleado principalmente con fines de culto religioso. La palabra también se utiliza para señalar el humo o perfume que al quemar el incienso.

1. Naturaleza

En tiempos antiguos el incienso se extraía de dos árboles, viz. el Boswellia sacra de Arabia Felix, y el Boswellia papyrifera de la India, ambos pertenecientes a la familia de los Terebintios. Se le menciona en Num., vii, 14; Deut., xxxiii, 10, etc. se extraía de la corteza y en la actualidad se extrae como goma. Con el propósito de aumentar la fragancia y producir un humo más denso, se le añadían otros elementos (cf. Josephus, "Bella Jud.", V, 5). Estos ingredientes generalmente llegaban a 4 pero algunas veces hasta trece y la tarea de mezclarlos en la debida proporción era asignada bajo la Ley antigua a ciertas familias. (Cant., iii, 6).

2. Uso

El uso del incienso era muy común. Era empleado con propósitos profanos para combatir la languidez o fatiga producida por el excesivo calor, tal como se utilizan los perfumes ahora. Los escritores clásicos mencionan su uso en la adoración pagana. (cf. Ovid, "Metamorph.", VI, 14, Virgil, "AEneid", I, 146). Herodoto asegura su uso entre los Asirios y Babilonios, mientras que las monumentales tablas egipcias representan a los reyes meciendo los incensarios. . Su uso se hizo extensivo en los rituales judios siendo utilizado especialmente en conexión con las ofrendas eucarísticas de aceite, frutas y vino o los sacrificios incruentos ((Levítico, vi, 15). Por mandato de Dios, Moisés construyó un altar de incienso (cf. Ex.. xxx), sobre el cual las especies y gomas más dulces que quemaban, función diaria que se le encomendó a una rama especial de la Tribu Levítica (I Par., ix, 29).

No es fácil precisar cuando exactamente se introdujo el incienso en los servicios religiosos de la Iglesia. No existe evidencia alguna en las primeras cuatro décadas. Más aún, su uso común en el Templo y las referencias que se hacen de él en el Nuevo Testamente (Lucas, i, 10; Apoc., viii, 3-5) sugerirían una temprana familiaridad con el culto Cristiano. La referencia auténtica más temprana de su uso en el servicio de la Iglesia se encuentra en el Seudo-Dionisio ("De Hier. Ecc.", III, 2). --Las Liturgias de Santiago y Marcos—que en su forma actual datan del siglo quinto -- se refieren a su uso en los Sagrados Misterios. En un Calendario Litúrgico Romano del siglo Séptimo, se menciona que el incienso fue utilizado en la procesión del obispo al altar en Viernes Santo. (cf. "Ordo Romanus VIII" of St. Amand). El peregrino Etheria vió constató su uso en los Oficios de vigilia del Domingo en Jerusalem (cf. Peregrinatio, II). Casi todas las Liturgias Orientales dan testimonio de su uso durante la celebración de la Misa, especialmente durante el Ofertorio. En la Iglesia Romana aparece desde casi los inicios incensar el Evangelio – en el Ofertorio en el siglo once y en el Introito en el siglo doce, en el Benedictus y en el Magnificat de la Horas Canónicas alrededor del siglo trece y con relación a la Bendición y Elevación del Santísimo Sacramente, alrededor del Siglo catorce. En el “Ordo Romanus VI” se describe incensar al celebrante y en el tiempo de Durandus (Rat. Off.Div) los clérigos asistentes eran incensados. En nuestros tiempos, en la Iglesia Occidental se utiliza el incienso en las Misas solemnes, bendiciones solemnes, funciones y procesiones, oficios corales y en las absoluciones de los difuntos. En estas ocasiones las personas, lugares, y cosas tales como las reliquias de Cristo y de los Santos, crucifijo, altar, libro de los Evangelios, féretros, restos, sepultura, etc. Se inciensan. El incienso, al ser utilizado, generalmente se quema. Sin embargo, existen dos casos donde no se consume y éstos son los granos colocados en la Vela Pascual y los granos colocados en el sepulcro de los altares consagrados. Durante la Misa, el incienso generalmente se bendice antes de ser utilizado.

3. Simbolismo y manera de Incesar

El Incienso, con su perfume dulce y el humo que asciende es típico de las buenas oraciones Cristianas, que se avivan en el corazón por el fuego del amor de Dios y exhalan la fragancia de Cristo, que se eleva haciendo dignas y agradables las ofrendas a Sus ojos (cf Amalarius "De eccles. officiis" in P.L., CV). Incensar es el acto de impartir el olor del incienso. El incensario (q.v.) se toma con la mano derecha a la altura del pecho, agarrado por una cadena cerca de la cubierta: la mano izquierda que sostiene la cadena en la parte superior, se coloca en el pecho. Entonces se eleva el incensario hasta llegar a la altura de los ojos moviéndolo de adelante para atrás y ligeramente sobre el objeto que se inciensa e inmediatamente traído al punto de partida. Esto constituye una sola oscilación. En caso de una doble oscilación, se deberá repetir el movimiento externo, haciendo más pronunciado el segundo movimiento que el primero. La dignidad de la persona o cosa determinará si la oscilación es una o doble, así como si se oscilará una o más veces. El pebetero es el recipiente que contiene el incienso para su uso inmediato. The incense-boat is the vessel containing the incense for immediate use. Se le llama así debido a su forma. Generalmente lo lleva un turiferario en la mano suelta.

P. MORRISROE
Transcrito por Kevin Cawley
Traducido por Ana Laura Cox