Veni Creator Spiritus
EnciCato


“El más famoso de los himnos” (Frere), se asigna en el Breviario Romano a las Vísperas (I y II) y a Tercia de Pentecostés y en toda su octava. La Iglesia también lo canta en funciones solemnes tales como la elección de Papas, la consagración de obispos, la ordenación de sacerdotes, la dedicación de iglesias, la celebración de sínodos o concilios, la coronación de reyes, etc. También se canta en ceremonias más privadas que acompañan la apertura y el cierre del año académico en instituciones de enseñanza.

La Congregación de Ritos decretó (20 de Junio de 1899) que la doxología pascual (Deo Patri sit gloria – Et Filio qui a mortuis – Surrexit ac Paraclito – In saeculorum saecula) debería ser usada siempre, sin que importara la fiesta o la época del año que fuera. El Gradual Vaticano (1908) da el texto más antiguo, (del que no hay testimonio anterior al Siglo IX) y también, bajo el encabezamiento “secundum usum recentiorem”, el texto del Breviario actual, que es una revisión, en interés de la prosodia clásica, del texto más antiguo, hecha por los correctores del Breviario bajo Urbano VIII. La doxología del texto más antiguo (que probablemente no es la original del propio texto) es: “Sit laus Patri cum Filio – Sancto simul Paraclito – Nobisque mittat Filius – Charisma Sancti Spiritus”. Esta doxología se asocia generalmente con el himno “Beata nobis gaudia”. Es innecesario indicar aquí los puntos de revisión, puesto que la impresión de ambos textos en el Gradual Vaticano hace fácil la comparación. Los himnologistas creen innecesaria la revisión. Dreves (Analecta Hymnica, L, 195) coloca el himno en la sección que dedica a Rabano Mauro (muerto en 856), abad de Fulda y arzobispo de Maguncia, y demuestra (p. 194) la importancia de la evidencia manuscrita en su favor. Frere (Introducción a los Himnos antiguos y modernos, edición histórica, p. xxii) cree que el himno puede “con alguna confianza” serle atribuido; como también lo hace Blume (1908). Confirmación adicional a la atribución se encuentra en la escansión de la línea Qui Paracletus dicit (revisada en “Qui dicitur Paraclitus”), donde, en concordancia con lo precedente encontrado en Rabano, Paracletus se acentúa en la penúltima sílaba, en contra de la costumbre medieval casi universal de acentuarlo en la antepenúltima, una ilustración de lo cual se encuentra en la tercera línea de la doxología (que no es parte del himno original). Guéranger, con muchos otros, atribuyó el himno a Carlomagno, pero con ligero fundamento excepto su celo por la doctrina de la Procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo. La historia legendaria de Ekkehard V contiene su propia refutación. El himno ha sido atribuido también a San Ambrosio y a San Gregorio Magno, pero sin evidencia real para una u otra atribución. Ningún autor antiguo lo atribuye a San Ambrosio, ni puede basarse un buen argumento en su inclusión de dos líneas (Infirma nostri corporis – Virtute firmans perpeti) del “Veni Redemptor gentium” (que es ciertamente de San Ambrosio) o en la semejanza de expresión de sus dos líneas “Accende lumen sensibus – Infunde amorem cordibus” con la línea “Infunde lumen cordibus” del himno “O lux beata Trinitas” (que es probablemente de San Ambrosio).

Tomar prestado de himnos célebres era una práctica común entre los autores de himnos medievales. Mone lo atribuye a San Gregorio por su metro clásico y sus rimas circunstanciales, y especialmente su carácter devoto, que él declara que es una característica de los himnos de San Gregorio; y la escansión de Paracletus (con acento en la penúltima sílaba) la considera atribuible a la enseñanza de tal autor.

El himno fue probablemente atribuido inicialmente a Vísperas. Un manuscrito del Siglo XI lo tiene tanto en Laudes como en Vísperas, otros dos lo tienen en Laudes. Su uso en Tercia se dice que comenzó en Cluny – una asignación muy adecuada, como para conmemorar el descenso del Espíritu Santo en la tercera hora del día (Hech., 2, 15). En el Concilio celebrado en Reims en 1049, que presidió el Papa León IX, se cantó al comienzo de la tercera sesión en lugar del antífona ordinaria, “Exaudi nos, Domine”. Se encuentra en varios pontificales del mismo siglo. Es el único himno del Breviario conservado por la Iglesia Protestante Episcopal, del que se da una traducción en el Prayer Book (Ordenación de sacerdotes). Hay unas sesenta versiones inglesas. Warton califica la traducción de Dryden de la más elegante y hermosa. Empieza:

Espíritu creador, por cuya ayuda
Los cimientos del mundo fueron puestos,
Visita todas las piadosas mentes
Derrama tu alegría sobre el humano género;
Líbranos del pecado y de dolores
Y haznos tus templos dignos de Ti.

JULIAN, Dict. of Hymnology (2ª ed., Londres, 1907), 1206-1211, 1720; DREVES, Lateinische Hymnendichter des Mittel-alters, II. en Analecta Hymnica, L (Leipzig, 1907), 193-4 (Texto latino. Referencias al MS., estrofas adicionales, notas), 180-1, noticia biográfica de Rabano; FRERE, Introduction to Hymns Ancient and Modern. (ed. hist., Londres, 1909) p. (ver himnos Nos. 180, 181, para el texto y dos trads., dos melodías de canto llano armonizadas, versiones modernas y comentario); PIMONT, Les hymnes du bréviare romain, III (París, 1884), 125-143, extenso comentario: "Los otros dos himnos de Pentecostés son principalmente narrativos, mientras que el Veni Creator es todo él un discurso al Espíritu Santo. Este rasgo característico, y la excepcional belleza del himno, le han hecho siempre querido y venerable para la Santa Iglesia . . . Los Dominicos lo cantan sólo en Tercia. Otros manuscritos lo colocan en Maitines. El antiguo Ordinario de Laon indica su uso en todas las horas canónicas. Las monjas del Paraclete (Nogent-sur-Seine) repetían la primera estrofa siete veces en Tercia, cinco veces en Sexta, y tres veces en Nona." Remite a MARTÈNE, De antiq. rit. eccl., III, iv, c. 28; HENRY, The Hymn "Veni Creator Spiritus" in Amer. Eccl. Review (Junio, 1897), 573-596, texto y traducción original, comentario; SHIPLEY, Annus Sanctus (Londres, 1874), da trads. por AYLWARD (161), ANON. en Oficio Vespertino, 1710 (165), HUSENBETH (167), R. CAMPBELL (170). Y en el Apéndice, 10, 11, 26, 27, trads. de las Cartillas de 1604, 1619, 1685, 1706 (esta última de Dryden); MONE, Lateinische Hymnen des Mittelalters, I (Friburgo, 1853), 241-243; DANIEL, Thesaurus Hymnologicus, I, 213-215; IV, 124-126; DUFFIELD, Latin Hymn-Writers and their Hymns (Nueva York, 1889), 114-131, texto y trad. original, biografía de Rabano, cuya autoría defiende Duffield vigorosamente; The Seven Great Hymns of the Medieval Church (7ª ed., Nueva York, 1868), 134-139); Amer. Eccl. Review (Mayo, 1900, 525), decreto S.C.R. (20 Junio de 1899) referente a la doxología; IDEM (Oct., 1896, 432-434), el canto del Veni Creator antes del sermón de la Misa solemne; JOHNER, A New School of Gregorian Chant (Nueva York, 1906, p. 87) da la melodía con los acentos señalados y llama la atención al "movimiento de ascenso” desde la primera a la tercera línea. Para himnos que lo imitan: DREVES, Analecta Hymnica, XII, 139; XXI, 52, 56; XXX (tres himnos); XLIII, 211; XXXIII, 23. OIT, L'Innodia ambrosiana in Rassegna Gregoriana. VI (1907), 490, da la melodía del himno Hic est dies verus Dei, muestra que es la misma que la del Veni Creator, subraya que "todo el espíritu de la himnodia ambrosiana se siente en esta fresca y vivaz melodía", y cree que "la música probablemente pertenece a San Ambrosio; BLUME, Ein neuer Markstein in der liturgischen Hymnodie en Stimmen aus Maria-laach, LXXV, No. 1 (Julio, 1, 1908), 6 y notas a pie de página, para comentar la revisión.

H.T. HENRY
Transcrito por Wm Stuart French, Jr.
Dedicado al Rev. Kenneth Geyer, O.S.B.
Traducido por Francisco Vázquez