Anáfora
EnciCato

 

(Gr., ànaphorá, ofrenda, sacrificio).

Un término litúrgico en el Rito Griego. Se utiliza en diversas formas en las liturgias del Oriente Griego para significar aquella parte del servicio que corresponde sustancialmente al Canon Latino de la Misa. También significa el ofrecimiento del pan Eucarístico; el gran velo (ver AER) que cubre el mismo, y la procesión en la cual se lleva la ofrenda al altar (Brightman).

En el Rito Griego la Anáforas son numerosas mientras que en el Rito Romano el Canon de la Misa es desde tiempo inmemorial bastante invariable. La Anáfora Griega es sustancialmente de origen apostólico, si bien en su forma actual data del final del cuarto siglo o comienzos del quinto cuando San Basilio el Grande y San Juan Crisóstomo (respectivamente) abreviaron la liturgia que hasta entonces era muy larga y fatigante. El término es de mucha importancia, dada su antigüedad, para la demostración del carácter sacrificial de la Santa Misa (ver Cabrol, 1911-13; Probst, 240, 325).

En la Iglesia Griega u Oriental el Ofertorio es una ceremonia más pausada e impresionante que en el Rito Romano. El sacerdote acompañado por el diácono y los acólitos y portadores del incienso, va a la mesa de prothesis (un pequeño altar lateral donde se realiza la Proskomide – Preparación de la Ofrendas (N.delT.) ) y solemnemente llevan el pan y el vino bendecidos a través de la pequeña puerta diaconal del iconostasis y siguen al centro de la iglesia o por lo menos directamente en frente de las puertas reales, donde, dirigiéndose a la gente y sosteniendo las sagradas ofrendas en sus manos oran sucesivamente por las autoridades eclesiásticas y seculares. En la Iglesia Ortodoxa Griega se rezan oraciones por el emperador o rey, el Santo Sínodo, y los diversos dignatarios de la iglesia. En la Iglesia Católica Griega estas oraciones se dicen por el Papa, el Arzobispo, Emperador, Rey, etc., utilizando las mismas palabras. El sacerdote y el diácono prosiguen entonces solemnemente hacia el altar llevando los Sagrados Elementos a través de la puertas reales. Esta parte de la Misa Griega se llama la Gran Entrada. Después que la patena y el cáliz han sido colocados en el altar, el sacerdote completa el Ofertorio con esta oración: “Recibe también la oración de nosotros pecadores y condúcela a Tu Santo Altar, y fortalécenos para presentar ofrendas y sacrificios espirituales ante Ti por nuestros pecados y las ignorancias de la gente, y considéranos dignos de hallar gracia delante de Ti; que nuestro sacrificio pueda ser aceptable ante Ti; y que el espíritu de Tu gracia descienda sobre nosotros y sobre estos dones presentados, y sobre todo Tu pueblo”.

(Ver CONSAGRACION; MISA; PREFACIO; RITO GRIEGO).

Muchas de las Anáforas Orientales pueden leerse en RENAUDOT, Liturgiarum Orientalium Collectio (Frankfort ed., 1847); GOAR, Euchologium, sive Rituale Græcarum (2d ed., Venice, 1730); J. A. ASSUMANI, Codex Liturgicus (Rome, 1754). Cf. también LEBRUN, Explicacion littérale, etc., de la Messe (Liege, 1781); NEALE, Una Historia de la Santa Iglesia Oriental (Londres, 1850), I, 461; BRIGHTMAN, Liturgias, Oriente y Occidente (Oxford, 1906), passim; PROBST, Liturgie der drei ersten christl. Jahrhunderte (Tübingen, 1870); RENI, Gesch. des Mess­Opferbegriffs (Freising, 1901), I, 311-524; Dict. d'arch. chrét., I, 1898-1919; PARRINO, La Messa Greca, (Palermo, 1904), 35.

ANDREW J. SHIPMAN
Transcrito por WGKofron
Con agradecimiento a la Iglesia de Santa María, Akron, Ohio

Traducido del Inglés por Daniel Reyes V.