Abraham (en la liturgia)

 

Aunque definitivamente sí constituye un punto de interés peculiar  para el liturgista (especialmente en la clasificación de las liturgias orientales y occidentales, como se hace notar más adelante bajo MISAL),  consideramos que la inclusión de nombres famosos del Antiguo Testamento en las liturgias de las iglesias cristianas también debería ser de tanto interés general como para merecer un breve comentario aquí. De todos esos nombres sobresalen los de Abel, Melquisedec y Abraham, a través de su asociación con la idea de sacrificio y su consecuente utilización en la parte más solemne del canon de la Misa en el rito romano. La inclusión en la letanía por los agonizantes (ritual romano) de sólo dos (Abel y Abraham) de entre todos esos nombres ilustres del Antiguo Testamento resalta su importancia a los ojos de los fieles. Mas de entre esos dos nombres, el de Abraham aparece tan frecuentemente y en tanta variedad de contextos que hace que su posición en la liturgia adquiera una relevancia única. De primera importancia será ver el uso de la palabra Abraham en la liturgia romana:

Martirologio (9 de octubre)

"Eodem die memoria S. Abrahae Patriarchae et omnium credentium Patris" (El mismo día, la memoria de San Abraham, Patriarca y Padre de todos los creyentes).

Ritual

(a) En el Ordo commendationis animae (Ritual para encomendar a un alma), la breve letanía incluye únicamente dos nombres del Antiguo Testamento, ya que el del Bautista pertenece al Nuevo Testamento:

Santa maría, ruega por él. Todos los santos ángeles y arcángeles, rogad por él. San Abel, ruega por él. Todos los coros de los justos, rogad por él. San Abraham, ruega por él. San Juan bautista, ruega por él. San José, ruega por él.

En el Libera (Líbralo, etc.), que sigue poco después, se mencionan muchos nombres del Antiguo Testamento, inclusive el de Abraham, pero sin mencionar a Abel: “Líbralo... como libraste a Abraham de Ur de los caldeos”.

(b) Benedictio peregrinorum (bendición de los peregrinos). La segunda oración dice: “Oh, Dios, que guiaste a Abraham con seguridad a largo de su viaje desde Ur de los caldeos...”

Breviario

(a) Las lecturas de la Escritura del Domingo de Septuagésima comienzan con el primer versículo del Génesis, y la narración formal de Abraham empieza el Domingo de Quincuagésima, y terminan el Martes de Carnaval, con la lectura de Melquisedec.

(b) La antífona del Magnificat del Domingo de Ramos dice: “Tu padre Abraham se regocijó” (Jn 8, 56). Igualmente, la primera antífona del segundo nocturno del común de los Apóstoles reza como sigue: “ Los príncipes de los pueblos están reunidos con el Dios de Abraham”. La repetición del nombre en el último versículo del Magnificat: “Como habló a nuestros padres, a Abraham y su descendencia para siempre”, y en el Benedictus (sexto versículo): “Como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham”, hacen que su nombre sea de uso común en el Oficio Divino, considerando que esos dos cánticos se recitan diariamente, el último en vísperas, el primero en laudes. También en el salterio, recitado durante la semana, aparece el nombre en los Sal 46, 10; 104, 9, 42. Véase, del mismo modo, la tercera estrofa del himno Quicumque Christum quaeritis (vísperas de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo y varias lecturas de los nocturnos, e.gr. Feria 3ª. infra Hebd. VI post Pentecost., feria 3a. infra octava Corporis Christi, 2° nocturno).

Misal

(a) De las doce lecturas, llamadas “profecías”, proclamadas el Sábado Santo entre la liturgia del cirio Pascual y la bendición del agua bautismal, la tercera trata toda ella acerca de la imposición que se le hace a Abraham del sacrificio de Isaac. La lectura (Gn 22, 1-9), como las demás, no solamente es leída en silencio ante el altar por el presbítero, sino cantada en voz alta simultáneamente por otro clérigo (Nota del Traductor: El documento Sacrosantum Cocilium, del Concilio Vaticano II, ha definido nuevas formas para la proclamación de la Palabra en la liturgia). Los dramáticos incidentes que ahí se narran deben haber impresionado profundamente a los catecúmenos, como queda evidenciado por la representación que de los incidentes existe en los sarcófagos y los muros de las catacumbas. La lectura es seguida de una oración: “Señor Dios, Padre de los creyentes, que por medio del sacramento pascual del bautismo sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones...”

(b) Del mismo modo, en la oración que sigue a la cuarta lectura: “Oh Dios, concédenos que la totalidad del mundo pase a manos de los hijos de Abraham...” (Nota del Traductor:El texto de esa oración en el Nuevo Misal Romano ya no hace mención de Abraham. Cfr. El Nuevo Misal Romano).

(c) La epístola del XIII domingo después de Pentecostés: “A Abraham se le hicieron las promesas... Dios prometió que lo daría a Abraham... “ (Gal 3, 16-22) (Nota del Traductor: El leccionario vigente, instituido por Pablo VI en 1969, difiere en su selección de textos para las misas dominicales;  utiliza otro texto del mismo libro y capítulo – Gal 3, 26-29- y, aparentemente, con el mismo sentido, en la segunda lectura del Domingo XII ordinario, ciclo “C”).

(d) El ofertorio de la Misa de Difuntos: “Oh, Señor... que el porta-estandarte Miguel los introduzca a la santa luz que Tú prometiste a Abraham desde antiguo...”

(e) La bendición de la misa nupcial dice:” Que el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, esté con ustedes...”

(f) De entre lo que hemos citado hasta aquí, quizás lo más interesante sea la oración del canon de la Misa, cuando el sacerdote extiende sus manos sobre las especies consagradas:”Dígnate aceptarlas,... así como aceptaste la ofrenda de tu justo siervo Abel, y el sacrificio de nuestro patriarca Abraham...”. En este sitio el canon insiste en el concepto de sacrificio, un hecho común en las liturgias occidentales. En las orientales, con excepción de la maronita, se omite en las epíclesis cualquier referencia a los sacrificios típicos del Antiguo Testamento y optan mejor por tratar de impresionar a los fieles con la idea de sacramento y comunión. Esto se considera un hecho de capital importancia al intentar clasificar las liturgias.

(g) Aunque no se menciona a Abraham en la secuencia de la fiesta del Corpus Christi, sí se conmemora su sacrificio (incruento, como el del altar) en las líneas In figuris praesignatur, Cum Isaac immolatur....

Pontifical

En uno de los prefacios de la consagración de un altar leemos: “Pueda merecer de Ti tanto favor como mereció el de Abraham, el padre de la fe, construido cuando se preparaba para sacrificar a su hijo, figura de nuestra redención...”. También en la bendición de un cementerio (tercera oración) y en conexión con Isaac y Jacob (sexta oración). Finalmente, en dos de las oraciones para la bendición y coronación de un rey. La relevante posición de Abraham en la Historia Sagrada, y el uso frecuente de su nombre en las invocaciones del Antiguo Testamento (e.gr. Gn 28,13; 32,9; 48, 15; Ex 3, 6, 15, 16; 4, 5; Tob 7, 15, etc.) y en las primeras comunidades cristianas (Hec 3, 13; 7, 32), hizo de él un elemento principal en las oraciones, exorcismos e incluso en ritos no cristianos que, ignorantes del significado de la fórmula “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob...”, lo utilizaban en sus rituales mágicos y encantamientos, como testifica Orígenes.

H.T. HENRY
Transcrito por Tomas Hancil
Traducido por Javier Algara Cossío