Razones de la gran expansión de la Iglesia primitiva
CRMO/PROPAGACION
I-PRIMERA/EXPANSION
Un sociólogo explica la gran expansión de la Iglesia primitiva
La rápida expansión del cristianismo en los tres primeros siglos
ha sido siempre motivo de admiración y objeto de interpretaciones
diversas. Una explicación innovadora es la que ha ofrecido Rodney
Stark, profesor de sociología y religión comparada en la Universidad
de Washington, en su reciente obra The Rise of Christianity
(University Press. Princeton) Este libro pone en tela de juicio
muchas de las ideas comúnmente admitidas sobre el cristianismo
primitivo, tanto por cristianos ortodoxos como por escépticos
recalcitrantes, y sugiere vías de actuación ahora que los cristianos
vuelven a encontrarse en minoría.
Contra la opinión habitual, Stark sostiene que el cristianismo no
fue sólo un movimiento propio de desheredados, un refugio para
esclavos y para las masas depauperadas de Roma, sino que se
encontraba también establecido en las clases medias y altas. Esta
afirmación en modo alguno va en detrimento de la "opción
preferencial por los pobres", que siempre ha distinguido a la Iglesia
y que procede directamente de Cristo mismo. Esa tesis significa
simplemente que el cristianismo se difundió mucho más de prisa en
las ciudades populosas, mientras que los pobres, en su mayor
parte, habitaban en el campo.
Con los judíos de la Diáspora
Una de las conclusiones más llamativas de la investigación
realizada por Stark es que, contra lo que suele afirmarse, la
evangelización de los judíos por parte de los primeros cristianos
fue, en gran medida, un éxito y se prolongó sin pausa hasta el año
300. Según Stark, los cuatro o cinco millones de judíos de la
diáspora se habían "adaptado a la vida fuera de Israel de tal forma,
que el judaísmo de Jerusalén les resultaba lejano: de ahí la
necesidad, ya en el siglo III a.C., de una traducción de la Torah al
griego, destinada a los judíos que residían fuera de Israel" (la
versión de los Setenta). Para los judíos que vivían en el mundo
helénico, "el cristianismo suponía poder conservar gran parte del
contenido religioso de ambas culturas y resolver las contradicciones
entre ellas".
Pero Stark no se detiene aquí.. Aduce que hacia el año 250,
cuando había aproximadamente un millón de cristianos (de acuerdo
con su estimación de la tasa de crecimiento, que sitúa en el 40%
anual), la gran mayoría debía de ser judía, de modo que quizá
hasta uno de cada cinco judíos de la Diáspora eran conversos al
cristianismo. Uno de los problemas más difíciles al que tuvo que
hacer frente el episcopado católico, ya bien entrado el siglo V, pudo
ser el de persuadir a los judíos recién convertidos a dejar de
frecuentar la sinagoga y a abandonar las costumbres judías.
Para la nueva evangelización
Así pues, ¿por qué se expandió tanto el cristianismo? Según
Stark, "porque los cristianos constituían una comunidad muy unida,
capaz de generar la "invencible obstinación" que tanto indignaba a
Plinio el Joven pero que daba inmensas recompensas espirituales.
Y el principal medio de esta expansión fue el empeño, unánime y
ardiente, de los cada vez más numerosos creyentes cristianos, que
invitaban a sus amigos, parientes y vecinos a compartir la "buena
nueva"". En el núcleo de esta disposición a compartir la fe estaba la
doctrina, lo que había de creerse. "Las enseñanzas centrales del
cristianismo promovieron y sostuvieron una organización y unas
relaciones sociales eficaces, atractivas y liberadoras".
Esa doctrina central, radicalmente nueva para un mundo pagano
que gemía bajo un cúmulo de miserias y estaba saturado de una
crueldad caprichosa, era, por supuesto, que "como Dios ama a la
humanidad, los cristianos no pueden agradar a Dios si no se aman
unos a otros".
Este libro muestra que, a la larga, el cristianismo sobrevivió y
continúa prosperando gracias a la influencia personal de quienes
viven de acuerdo con sus principios, gente corriente que aspira a la
santidad según el modelo de Cristo. Esta conclusión ratifica el
núcleo del mensaje del Concilio Vaticano II, tan a menudo
recordado por el Papa actual: la llamada a la santidad personal,
que por fuerza lleva a la evangelización a través del testimonio
personal y la vida familiar.
Gran éxito entre las mujeres
En un capítulo que es de especial importancia en los debates
actuales sobre el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia,
Stark muestra, con pruebas impresionantes, que "el cristianismo
resultaba extraordinariamente atractivo para las mujeres paganas,
porque en la subcultura cristiana la mujer disfrutaba de un estatus
muy superior al que le otorgaba el mundo grecorromano en
general". Stark muestra que el cristianismo reconoció la misma
dignidad a la mujer y al hombre, como hijos de Dios con el mismo
destino sobrenatural. Además, la moral cristiana, al rechazar la
poligamia, el divorcio, el aborto, el infanticidio, etc., contribuyó al
bienestar de las mujeres cambiando su situación de siervas
impotentes al servicio de los hombres, por el de personas con
dignidad y derechos tanto en la Iglesia como en la sociedad civil.
De aquí saca Stark cuatro conclusiones. Primera, que en las
comunidades cristianas se produjo rápidamente un importante
excedente de población femenina, a consecuencia de la prohibición
cristiana del infanticidio -que normalmente se aplicaba a las niñas- y
del aborto -que a menudo ocasionaba la muerte de la madre-, así
como por la alta tasa de conversiones al cristianismo entre las
mujeres. Segunda, que las mujeres gozaban de una posición muy
superior en las comunidades cristianas. Tercera, que el excedente
de mujeres cristianas dio lugar a gran número de matrimonios
mixtos, que a su vez provocaron la conversión de muchos maridos
paganos, fenómeno que continúa dándose hoy día. Finalmente,
como las mujeres cristianas tenían más hijos, esta mayor
fecundidad contribuyó a la expansión del cristianismo.
C. John McCloskey (Aceprensa)