5. VALORACIÓN CRÍTICA.

No resulta fácil elaborar una valoración crítica de la teología del Cursillo en los inicios porque los contenidos doctrinales, como hemos visto, no se encuentran encerrados en conferencias exhaustivas, sino que se plantean en función de la vida y desde la experiencia personal. No obstante, valoraremos la teología subyacente en los fundamentos doctrinales del Cursillo así como en su descripción teológica desde la misma perspectiva de los cuatro puntos del apartado anterior, enumerando los aspectos positivos y los negativos.

Jesucristo:

La nota más destacable radica en el cristocentrismo doctrinal que contiene el Cursillo. Y no sólo en la doctrina presentada, sino también en la dinámica de conversión que ofrece así como en la relación personal que propone de cara al porvenir.

Destacar, por otra parte, que es una presentación personalista, profunda e integral. Ante visiones más parciales y alejadas, típicas de la época, se propone un Cristo vivo, real, encarnado, que busca el encuentro personal profundo con cada persona.

En un tiempo en que la religiosidad está muy mediatizada por los "novísimos", es decir, por una exageración al explicar el tema de la condenación, de las penas del infierno,... que repercute en una imagen de Cristo-Juez, se plantea una vivencia religiosa más auténtica, más acorde con la realidad desde la relación personal con Cristo, desde un seguimiento por amor y no por temor.

También se puede señalar su iniciativa en la llamada y en el envío. Es él quien elige y envía a dar un fruto abundante y duradero. En la Iglesia, junto a los hermanos... pero no por iniciativas particulares y utópicas de cambiar el mundo. Parte todo de su llamada.

Positiva encuentro también la presentación de una sacramentología cristocéntrica, tan relacionada con él, tan personalista. Especialmente las posiciones en el sacramento del Matrimonio.

En el lado negativo resaltaría que los esquemas son excesivamente simples. Aunque el Cursillo -como su mismo nombre indica- es un curso breve que ha de tener continuidad en una formación ulterior, y a pesar de que los Rollos se personalizaban mucho en cada rollista que los impartía, creo que los esquemas debían haber ofrecido un material más ambicioso.

La presentación de Jesucristo parte en principio de citas del Evangelio, pero a la hora de la verdad, sobre todo en la Meditación que se dedica a la figura de Jesús, el esquema es un extracto de manual de teología neoescolástica de los que estaban al uso en aquellos años.

El Cursillo es cristocéntrico y eso es muy positivo. Se plantea una relación de intimidad con Cristo. Pero se echan de menos en relación con su persona los temas del Reino, las Bienaventuranzas, etc. Cabe el riesgo de desembocar en un cierto pietismo individualista y sacramentalista.

La Gracia:

La gran aportación en este punto consiste en presentar la religión, la fe, el cristianismo,... ante todo, como vida. Es una perspectiva positiva y esperanzada, y en definitiva, la más realista. La gracia considerada a nivel personal y como savia vital del Cuerpo Místico.

También es muy positivo entroncar los sacramentos con la gracia, desde la vida. No son prácticas para cumplir deberes, para ganar la salvación... como elementos independientes de la vida concreta. Son encuentros con Dios, con el Dios vivo que llena de vida, cauces de gracia. En la misma línea se puede apuntar el planteamiento de la vida de gracia como orientación general de la vida hacia Dios, integrando desde ahí la piedad, el estudio y la acción como las tres vertientes que engloban la existencia. Esto supone plantear la unidad de vida y supera la sensación de multitud de prácticas de piedad, de acciones concretas o de formación, todas ellas dispersas e inconexas.

La vida de gracia, la vida nueva de Dios, no consiste en actuar de un modo u otro, consiste en ser.

Por último es positivo plantear el pecado por contraposición a la gracia y desde la perspectiva de la gracia. Sin dramatismo ni amenazas. Con sus consecuencias no sólo individuales, sino también para la Iglesia y el apostolado. Plantearlo como un examen a las dificultades que se pueden presentar en el camino, para superarlas sin perder la vida de gracia.

En el plano negativo considero que los esquemas de los Rollos sobre gracia y sacramentos son muy esclavos de los manuales neoescolásticos de la época, ciertamente con el tamiz de escritores de divulgación religiosa. Eso significa que arrastran la rémora de las distinciones típicas de manual y conlleva el peligro también de que la gracia quede clasificada, diseccionada e incluso cosificada, en detrimento de presentarla desde un planteamiento más bíblico, más existencial, más personalista de relación con Dios. Las intuiciones son nuevas y renovadoras, pero se han de desarrollar a base de los recursos que había en la España del momento.

Buscar la mayor claridad y simplificación posible con distinciones y ejemplos es conveniente dentro de un límite pero hay que evitar el peligro de caer en simplismos y cosificaciones a la hora de querer expresar algo que, en definitiva, es un misterio.

Al concretar la vida de la gracia se enumeran y aconsejan muchas prácticas de piedad, que pueden quedar un tanto dispersas y generar sensación de ir "cumpliendo" compromisos e ir sumando porciones de gracia. Hay que reconocer, de todos modos, que en proporción a la mentalidad y prácticas de la época, se apunta más a lo esencial.

Por último, había una desmesurada preocupación por el hecho de que todo asistente debía seguir en el Cursillo los "plazos previstos", sobre todo en el tema de la confesión. Eso da un tono que parece pretender más una "recuperación de la gracia" en plan moralizante que la búsqueda serena de una conversión profunda. Es como querer poner plazos a la providencia de Dios y a la libertad humana.

La Iglesia:

A destacar positivamente el crecimiento en la conciencia de ser Iglesia por parte de los seglares. No es el seglar un miembro pasivo, sino un miembro vivo y operante de la Iglesia y del mundo. Vivencia de Iglesia. Consideración del apostolado como exigencia de vida cristiana y no como supererogación.

Se asume la eclesiología de la Mystici Corporis. El núcleo central del Cursillo se alimenta de la doctrina de esta encíclica, con lo cual tuvo lugar una gran divulgación de dicha doctrina. Todo ello colaboró a que se fuese pasando de una consideración jurídica de la Iglesia (sociedad jurídicamente perfecta) a otra que es teológica (Cuerpo Místico de Cristo) y que está fundamentada en la Sagrada Escritura.

Frente a una Iglesia muy jerárquica y normativa, que desde la distancia da un mensaje para que lo cumplan los fieles, una Iglesia de muchas normas y pequeñas prohibiciones (modas, bailes, ...) que intenta controlar elementos superficiales que se le escapan, los Cursillos apuntan a lo esencial, al cambio global y profundo de vida.

Frente a la descristianización que ya se percibía y a la pastoral de conservación que comienza a realizarse, los Cursillos proponen un trabajo de conquista, de recristianización de la sociedad, de lo que ahora llamamos evangelización.

Positiva es la creación de la Reunión de Grupo como medio de perseverancia. Es el lugar y el modo de vivir la amistad con el espíritu más genuinamente cristiano, que es un espíritu de comunidad.

La heterogeneidad como característica comunitaria y apostólica. No se trata de polemizar entre la heterogeneidad y la especialización. Quizá la especialización sea un camino más práctico en determinadas circunstancias, pero el ideal de comunidad eclesial es una comunidad heterogénea. Así lo muestran los paradigmas comunitarios que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Como notas negativas destacamos en primer lugar el hecho de que la concepción de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo monopoliza casi en exclusividad la eclesiología del Cursillo.

En segundo lugar, la paradoja de que junto a la eclesiología del Cuerpo Místico subyace y convive una eclesiología sumamente jerárquica y jurídica que tiñe al Cursillo de jerarquismo y clericalismo (377), a pesar del papel relevante que en él toman laicos destacados que representan, además, un "nuevo tipo" de laicado.

Mundo:

Positivo es en este punto considerar la misión del seglar como consagración del mundo encarnando a Cristo en todas las circunstancias, vertebrando cristianamente los ambientes.

Positivo es también considerar el mundo no en el sentido de "enemigo del alma" sino como humanidad amada por Dios y llamada a la salvación. Esto tiene como consecuencia una actitud no de lejanía, huida o separación, ni tampoco de autodefensa, sino de cercanía, más aún, de conquista. Se trata de conquistarlo, de cristianizarlo totalmente.

Ante una pastoral demasiado orientada hacia el cumplimiento por la práctica, el Cursillo pone énfasis en una presentación de verdades, y unas verdades que se presentan desde la vida, con un talante optimista y esperanzado.

Plantea la vocación personal no como algo intimista de esfera privada, como algo espiritualista que aleja al individuo del mundo, sino como algo que debe realizarse en el mundo en que se vivía antes de la conversión. Se relaciona la conversión del mundo y de los ambientes con la conversión personal.

No se trata de captar militantes o colaboradores para actividades intraeclesiales de Movimiento, Parroquia,... sino que se trata sobre todo de proyectarlos al mundo y a sus estructuras.

Por último, resulta positivo y novedoso el considerar que la realidad más que por clases sociales, culturales, por estamentos, por organizaciones, o cualquiera de las estructuras que se ha considerado habitualmente, se mueve por ambientes.

Como elemento negativo destaco en primer lugar la presentación de un cristianismo que tiene solución para todos los problemas de la vida. Esto suena a cosmovisión cerrada y simplista. Dios es misterio, y no lo podemos abarcar. La vida humana misma, encierra mucho misterio, y presenta multitud de elementos complejos. Cristo es la Verdad, la Vida, la Luz y por eso responde a todos los problemas de la vida, dándole sentido. Pero nosotros no podemos pretender tener soluciones y respuestas para todo desde un sistema metafísico, sino desde los claroscuros de la fe. En el fondo este planteamiento es consecuencia de la concepción de la teología convencional y escolar -típicamente de manual de Seminario- en boga en España por entonces, y que efectivamente tenía respuesta para todo, pero eso sí, dentro de su sistema.

También destacar que la descripción que hace de las personas que concurren en los ambientes es larga y farragosa. Creo que le sobra anecdotario en la explicación y le falta profundidad y apuntar a las causas.


Nota_377 A entender esta aparente contradicción nos ayudarán dos cosas. Primero, el hecho de que destacar la eclesiología del Cuerpo Místico no significa olvidar otros enfoques ni tampoco olvidar la constitución jerárquica de la Iglesia, ni su dimensión jurídica. En segundo lugar, como destacábamos en la nota 340, se percibe un claro cambio entre los Rollos originales y el MD, así como el CCIRC. Ello se debe a que monseñor Hervàs redacta estas dos obras con detenimiento, con unos años de perspectiva, y desde la oficialidad. Pero también se debe a un acontecimiento que marcó los primeros años de la historia de este Movimiento. En 1955 se produce un relevo episcopal en Mallorca. Llega Mons. Jesús Enciso Viana, que al año siguiente, con fecha de 25 de julio de 1956, publica en el Boletín Oficial de la diócesis una Carta Pastoral sobre Cursillos de Cristiandad. Esta pastoral puso en serio peligro la existencia del Movimiento. La Carta Pastoral que publica Mons. Hervàs el 3 de septiembre de 1957 con el título Cursillos de Cristiandad, instrumento de renovación cristiana es la respuesta a la pastoral del obispo Enciso. Pero es más que una Carta Pastoral, es la fundamentación teológico-pastoral de este Movimiento y de su método, es una apología que le dará legitimidad oficial plena, y viene a ser como su carta de presentación a la Iglesia universal. Mons. Hervàs cuida de refutar los ataques que se habían lanzado contra el Movimiento y de presentar los fundamentos doctrinales y la praxis pastoral en toda su ortodoxia y en toda su fidelidad y conexión con el Magisterio Pontificio. No es aventurado afirmar que con esta oportuna y valiente publicación, superó la profunda y grave crisis. Por todo ello no resulta extraño que tanto en CCIRC como en MD, que aparecerá en 1962 con la finalidad de ofrecer un texto autorizado y oficial con los esquemas, se aprecie un cierto replegamiento eclesiológico, y se resalten los aspectos jerárquicos dando una sensación de clericalización, algo que no se dio en los orígenes ni pertenece al genuino espíritu de Cursillos.