4. PEREGRINACIÓN A SANTIAGO.

La revista "Proa" (89) nos narra las andanzas de los 700 peregrinos mallorquines, desde la tarde del 25 de agosto hasta la mañana del tres de septiembre.

Se concentran la tarde del 25 en la Plaza de Santa Eulalia, y se entusiasman con la llegada de la Virgen de Lluch. Don Sebastián da lectura a la carta del Obispo, que no les puede acompañar en la peregrinación, pero les exhorta a traer el fuego de Santiago a los jóvenes que no acaban de encontrar el camino de la vida, pero están esperando el mensaje de vida y de gracia. Los jóvenes peregrinos son la esperanza y la ilusión de la Iglesia. Embarcan rumbo a Barcelona y llegan al amanecer del 26.

A las 13.30 del día 26, junto a menorquines y catalanes, se congregan en la Merced, y despedidos por el Obispo de Barcelona, emprenden la segunda etapa, hacia Madrid. Llegan a las 9.30 del día siguiente. De Madrid salen al mediodía acomodados en 17 camiones camino de Santiago. San Rafael, Valladolid, Medina de Rioseco, y descanso en León. A las seis de la mañana del día 28 parten de nuevo, se detienen en Lugo para comer, y al anochecer llegan a Santiago, la meta.

Llegan a la explanada de la Residencia Universitaria y se suman a los actos de la Peregrinación. Diversos Obispos van dirigiendo distintas oraciones desde los micrófonos. Después, un gran Acto Eucarístico, y la palabra del Papa. Seguidamente, un pequeño descanso y la cena correspondiente.

Posteriormente, tiene lugar el rezo del Santo Rosario y la preparación para la celebración de la Eucaristía. A las dos del la madrugada del día 29, se celebra la Misa, centro de la peregrinación, momento clave y cumbre para el que se han estado preparando durante años. Actualizan el sacrificio del Cristo y ofrecen sus sacrificios de peregrinos. Terminada la Misa, van a descansar a las iglesias de Santiago y a la catedral, que a tal efecto abrirán sus puertas.

A la mañana siguiente, visita al sepulcro del Apóstol, y a las 10, el último acto oficial, solemne pontifical presidido por el Primado de España, Legado Pontificio de la peregrinación. En el momento del ofertorio, la juventud de Acción Católica de España ofrece una patena y un cáliz a la Iglesia de Santiago en recuerdo de la peregrinación. Y al final, un acto de afirmación proclamando los deseos de santidad, la unidad de la juventud católica frente al mal y la adhesión a la Iglesia y al Papa.

A las seis de la tarde del día 29 abandonan Santiago. Lugo, Ponferrada, León, Madrid y Barcelona, serán las etapas del Viaje de vuelta. A las nueve de la noche del día dos de septiembre embarcan en Barcelona rumbo a Mallorca.

Llegan a Mallorca la mañana del día 3, y el recibimiento es multitudinario. Se entona un Te Deum de acción de gracias, y encabezados por la Virgen de Lluch se abren paso hasta la Plaza de Cort. Reciben la bienvenida del alcalde, y don Sebastián Gayà, consiliario diocesano, es llevado a los balcones del ayuntamiento para que dirija unas palabras, en medio de la euforia general. Será un resumen profundo y lapidario, sintetizando el sentido de la peregrinación y la proyección de futuro: Fuimos a Santiago 700 peregrinos. Volvemos 700 apóstoles para iniciar la marcha de la conquista sobre la juventud (90).

La portada de ese número de "Proa" es enormemente significativa. Contiene dos editoriales. Uno titulado Cara al ayer firmado por el Presidente diocesano, que da las gracias a cuantos colaboraron a la realización de la peregrinación, el otro, titulado Cara al mañana, firmado por el Consiliario diocesano, que plantea la proyección de continuidad que hay que dar a la experiencia de la peregrinación con todo lo que había supuesto de renovación, de formación y de crecimiento desde los años anteriores en que se había ido preparando. Extraemos los tres párrafos más significativos:

No podemos vivir de recuerdos. La vida es algo más. No podemos anquilosarnos pensando en la grandeza de ayer. Hay que proyectar hacia el mañana la impresión y la lección de los días que, por la gracia de Dios, nos cupo en suerte vivir.

Santiago no era una meta final sino un punto de partida. No íbamos allí a una "parada" apostólica, sino a un "reenganche" apostólico. No íbamos a buscar relevo y descanso, sino a pedir fuerzas y posibilidades de conquista, a merecer ser vanguardistas y adelantados. No decíamos: He ahí, Señor, lo que hemos hecho. Decíamos: Señor, dinos lo que quieres que hagamos. Quienes se conforman con lo que hicieron, no merecen haber sido peregrinos.

¡Si los dirigentes quisiéramos de veras! Y es hora de querer. Hay que dar cauce a tanta vida. Hay que canalizar tanto potencial. No se puede dejar estancada tanta actividad. Hay que echar la inteligencia, el corazón, la voluntad, los brazos, las rodillas, en la empresa apostólica(91).

Vemos claramente la intención de continuidad. La mirada al futuro es clara y decidida. El final del escrito es una concreción práctica para el curso que comenzaba: ¿Qué hemos hecho desde entonces? El Consejo tiene elaborado el plan del curso. Para noviembre prepara la Asamblea. Dentro de unos días, se abrirá la Escuela de Dirigentes. Se estudian las tandas de Ejercicios y los Cursillos a organizar. Colaboramos en el Año Mariano... Pedimos al Señor que despierte en todos los dirigentes de la Obra, el sentido de responsabilidad.

Es la hora de la acción. La sementera está inmejorablemente abonada.

Durante años, nuestra consigna fue: A Santiago. Hagamos, ahora, santo y seña de nuestra vida, ésta otra: Desde Santiago, santos y apóstoles, por la gloria de Santa María "Asumpta" (92).

El Consejo no se ha dormido en los laureles. Tiene elaborado el plan de curso en el que se contemplan Ejercicios y Cursillos, y lo más inmediato, en noviembre, la Asamblea Diocesana.

La X Asamblea Diocesana (93) se puede resumir según el cronista en una frase poética: un canto a la esperanza. La primera ponencia versa sobre La proyección apostólica de la peregrinación a Santiago, algo de todo punto lógico, y que se debe ir concretando para que no sea un fuego que se extingue con el paso del tiempo. La segunda ponencia trata sobre El joven de Acción Católica frente al Año Mariano. Otro tema de candente actualidad, el Año Mariano, que tanta trascendencia estaba teniendo en la diócesis mallorquina. De la memoria del curso anterior se destaca sobre todo el Congreso de Lluch y la Peregrinación a Santiago. Bonnín, como Presidente Diocesano, resume lo dicho destacando los acontecimientos apostólicos del curso anterior que hemos mencionado antes, y revisa las tres claves del joven de acción católica: la piedad, el estudio y la acción, poniendo énfasis en la importancia que tiene la piedad como fundamento de la acción posterior.

Finalmente, el Sr. Obispo clausura la Asamblea con un significativo discurso en el que comienza recordando los días de la peregrinación y felicitando a los que han comenzado su peregrinación espiritual. Después pregunta a los jóvenes qué han traído de Santiago, y se responde él mismo: ¡El fuego de Santiago! Había que ir a Santiago para avivar más ese fuego que ya ardía en vuestros corazones; el fuego que Jesucristo vino a traer a la Tierra, y que vosotros habéis de repartir y comunicar a los jóvenes (94). Después les da cuatro consignas prácticas, de las que la primera es precisamente no dormirse sobre los laureles de Santiago. Hay que llegar a la meta: a la conquista de la juventud de Mallorca.(95)

Terminamos las referencias a esta X Asamblea Diocesana recogiendo la quinta conclusión de la primera ponencia, la que trataba de la proyección apostólica de la peregrinación. Dice así: Cada dos años, al menos, los Centros deberán mandar a alguno de los Cursillos organizados o aprobados por el Consejo, a dos de sus socios numerarios, escogidos entre los que muestren aptitud para Dirigentes. Además, procurará que asistan aquellos jóvenes que, sin ser miembros de la Acción Católica, demuestren capacidad apostólica (96).

Es evidente la convergencia y la concordia que se da entre el Pastor diocesano, los Consiliarios, y los jóvenes de aquella Acción Católica mallorquina. La fruta estaba madura. La inquietud apostólica, el amor a Jesucristo, el sentir con la Iglesia, el deseo de incendiarlo todo de amor divino, y la docilidad suficiente al Espíritu Santo, hicieron posible una maravilla más de las muchas que Dios ha realizado en su donación continua a los hombres.

La revista "Proa" correspondiente a enero de 1949, en la esquina inferior derecha de la página segunda trae una breve nota, titulada Cursillo de San Honorato, que dice así: En el mismo momento en que sale a luz este número de "Proa", 21 jóvenes de varios pueblos de Mallorca, habrán terminado un Cursillo de formación y apostolado. Tenemos noticias de allá, breves, pero buenas y santas. El Rector, Consiliarios y Dirigentes del Cursillo han puesto su valía, el Consejo las rodillas y Dios la gracia.

En el próximo número daremos una crónica completa (97).


Nota_89 Cf. "Proa", nn. 118-119, septiembre-octubre de 1948.

Nota_90 Proa", nn. 118-119, septiembre-octubre de 1948, p. 10.

Nota_91 Proa", nn. 118-119, septiembre-octubre de 1948, p. 1.

Nota_92 Proa", nn. 118-119, septiembre-octubre de 1948.

Nota_93 Cf. "Proa", n. 121, diciembre de 1948, p.2-7.

Nota_94 Cf. "Proa", n. 121, diciembre de 1948, p. 4.

Nota_95 Cf. "Proa", n. 121, diciembre de 1948, p. 4.

Nota_96 Cf. "Proa", n. 121, diciembre de 1948, p. 8.

Nota_97 "Proa", n. 122, enero de 1949, p. 2.