¿Eres feliz? ¿Qué necesitas para ser feliz? ¿Que te impide la
felicidad?
¿Cómo se puede vivir con alegría ante la calamidad y miseria que
viven millones de seres humanos?
Nietzsche decía que para que él pudiera creer en el Redentor de los
cristianos estos tendrían que cantar otras canciones y sus discípulos
parecer más redimidos (más alegres). ¿Son nuestras reuniones
celebraciones, asambleas... alegres?
¿Qué tiene que ver Dios en tu alegría?
En la Biblia la alegría no es una experiencia más. La felicidad nace
de las relaciones personales de un individuo con Dios. La alegría brota
del destino final del hombre que consiste en glorificar a Dios y
disfrutar de él para siempre.
«El fundamento último de la alegría es el amor. Dios ama: por eso es
capaz de reír. Dios ríe en los que aman y en los que "dan como, en el
fondo del valle, da el mirto su fragancia al espacio. A través de las
manos de los que son como ellos, Dios habla y, desde el fondo de sus
ojos, él sonríe sobre la tierra"» (Gilbran Khalil Gilbran)
«La risa. Esta humilde criatura parece destinada a disolverse, sin
rumor, en la nada cuando penetra en la inmensidad de Dios. Sin embargo,
la Escritura habla de la risa como imagen y figura de los pensamientos
más íntimos de Dios. La Palabra de la Escritura podría llenarnos de
admiración, pero queda el hecho innegable de que Dios sonríe en el
cielo. Se ríe de la risa, de la tranquilidad, de la seguridad y
serenidad. Se ríe de la risa que domina todas las oscuras complicaciones
de una historia que es cruel, sanguinaria, loca y vulgar. Ríe con calma.
Se podría decir: como si todo esto no tuviese que ver nada con él. Lleno
de compasión, Él conoce perfectamente el drama amargo de esta tierra.
Dios sonríe dice la Escritura. Y con ello afirma que incluso la más
pequeña sonrisa pura y delicada, que brota de no importa dónde, desde un
corazón recto, ante cualquier tontería de este mundo, refleja una imagen
y un rayo de Dios. Es una señal del Dios vencedor, señor de la historia
y la eternidad Del Dios cuya sonrisa nos demuestra que todo en
definitiva es bueno» (Karl Rahner)
Dios Padre nos ha anticipado el gozo de la alegría que será eterna.
Por medio de Jesús, en Jesús, ha acercado a nosotros la felicidad. Jesús
es la Vida eterna, aquella que nos puede hacer perfectamente felices. Su
gozo puede trasvasarse a nosotros si creemos en El, si acogemos el Reino
que en El se hace realidad. Quien cree en Jesús es dichoso, feliz. A
quienes se acercan a Él, Jesús los llama "bienaventurados". Jesús dejó
sembrada la Alegría en nuestro mundo cuando se fue. Nos envió el
Espíritu. Lo derramó en nuestros corazones. Y el espíritu experimenta el
gozo inefable del encuentro con Dios. Un encuentro que se pro luce en
una inmediatez delirante. El Espíritu con sus dones, entusiasma a los
'nombres y mujeres. El espíritu nos sella para el día de la gran
felicidad del encuentro con Dios Padre.
En la medida en que Dios (Padre, Hijo, Espíritu) puede ser
encontrado, o barruntado, en la medida en que su presencia nos afecta,
en esa misma medida la felicidad llega a nuestra casa. He aquí siete
caminos, siete "obras", siete vías, siete fuentes para "acceder a la
Alegría de Dios Padre".
- El amor a Dios sobre todas las cosas.
- El encuentro con los hermanos (amar al prójimo como a uno mismo)
- El encuentro de la Palabra de Dios
- El perdón
- El servicio desinteresado
- La oración de alabanza
- Santa Maria
En el principio era la Alegría,
y la Alegría estaba en Dios,
y la Alegría era Dios.
Y todo se hizo por ella,
y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
En ella estaba la vida
y era la luz de los hombres.
La Alegría brilla en medio de las penas,
y las penas no la vencieron.
La Alegría era la luz verdadera
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron
les dio poder de hacerse hijos de Dios
porque la Alegría nació de Dios
y se hizo hombre y puso su morada entre nosotros,
y hemos contemplado su fulgor.
De su plenitud todos hemos recibido.
A Dios nadie le ha visto jamás,
pero su Alegría ha llegado a nosotros.
Y nosotros somos sus testigos (Jn 1, Adaptado)
"El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de si; contra tales cosas no hay
ley" (Ga 5,22-23)
"Yo tengo en Yahvé mi alegría" (Sal 104, 34)
"Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mis
salvador" (Lc 1,46-47)
"Muchos dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha? ¡Alza sobre nosotros la
luz de tu rostro; Yahvé, tu has dado a mi corazón más alegría que cuando
abundan ellos (el pueblo) de trigo y de vino nuevo. En paz, todo a una,
yo me acuesto y me duermo, pues 'tú solo, Yahvé, me asientas en seguro"
(Sal 4,7-9).
"Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres" (Flp
4,4)
HAZNOS UNA COMUNIDAD ALEGRE
Señor, Jesús,
haznos una comunidad abierta, confiada y pacifica
invadida por el gozo de tu Espíritu Santo.
Una comunidad entusiasta,
que sepa cantar a la vida,
vibrar ante la belleza,
estremecerse ante el misterio
y anunciar el Reino del amor.
Que llevemos la fiesta en el corazón
aunque sintamos
la presencia del dolor en nuestro camino,
porque sabemos, Cristo resucitado,
que Tú has vencido el dolor y la muerte.
Que no nos acobarden las tensiones
ni nos ahoguen los conflictos
que puedan surgir entre nosotros,
porque contamos -en nuestra debilidad
con la fuerza creadora y renovadora
de tu Espíritu Santo.
Regala, Señor, a esta familia tuya,
una gran dosis de buen humor
para que sepa desdramatizar,
las situaciones difíciles,
y sonreír abiertamente a la vida.
Haznos expertos
en deshacer nudos y en romper cadenas,
en abrir surcos y en arrojar semillas,
en curar heridas y en mantener viva la esperanza.
Y concédenos ser, humildemente,
en un mundo abatido por la tristeza,
testigos y profetas de la verdadera alegría. (A.S)
Señor, dame una buena digestión,
y, naturalmente, algo para digerir...
Dame la salud del cuerpo
y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma sana, Señor,
que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro,
que no se escandalice ante el pecado.
Sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,
los ronroneos, los suspiros ni los lamentos.
Y no permitas que tome demasiado en serio
esa cosa entrometida que se llama el "yo".
Dame, Señor, el sentido del humor.
Dame el saber reírme de un chiste
para que sepa sacar un poco de alegría a la vida
y pueda compartirla con los demás.
(Santo Tomás Moro)
SOMOS DICHOSOS
Somos dichosos porque fuimos llamados a la vida.
Somos dichosos porque fuimos llamados a la fe.
Somos dichosos porque Dios nos amó primero
Somos felices porque tenemos un Dios
mucho mejor del que nos imaginábamos.
Somos felices porque, al resucitar,
venció a la muerte.
Somos dichosos porque sabemos
que incluso el dolor es camino de resurrección.
Somos dichosos porque él sigue estando
con nosotros.
Somos dichosos porque nos encargó
la tarea de evangelizar.
Somos dichosos porque, al ser él nuestro hermano,
nos descubrió cuán hermanos éramos nosotros.
Somos dichosos porque él perdonará nuestros pecados como perdonó el de
Pedro.
Somos dichosos peque él curará nuestra ceguera como la de Tomás.
Somos dichosos porque él avivará nuestras esperanza muertas como las de
los de Emaús.
Somos dichosos porque él enderezará nuestro amor como el de Magdalena.
Somos dichosos porque nuestros nombre están escritos en el reino de los
cielos.
Somos dichosos porque el reino de los cielos está ya dentro de nosotros.
Somos dichosos porque nos ha nombrado testigos de su gozo, la más
hermosa de las tareas,
el más bendito de los oficios, la misión que debería llenarnos a todas
horas los oídos de alegría
(J.L. Martin Descalzo, Razones para la alegría)
No te entregues a la tristeza y no te abandones a cavilaciones. La
vida del hombre es el gozo del corazón, y su alegría alarga los dias.
Recrea el ánimo, alegra el corazón y echa de ti la tristeza porque la
tristeza ha perdido a muchos y no hay en ella utilidad (Si 30,21-23)
Dios desea hacer a los hombres perfectamente felices y para ello sólo
quiere que lo amen. La felicidad está ligada al amor porque nada hay tan
agradable como amar lo que digno de amor... El amor es esa afección que
nos hace encontrar placer en las perfecciones de lo que se ama, y no hay
nada más perfecto que Dios, ni nada más encantador. (Leibniz, Discurso
de metafísica)
Alegría
A veces, Padre, creo adivinar algo de tu gran misterio, como un
destello dulce y cegador, ¡tan breve!, ¡tan leve! Es menos que un
atisbo, menos que presentir que voy a estar cerca, a punto casi de tocar
algo, menos que lo mínimo, y se va. En vano intento atrapar lo que
vislumbro, aclarar lo que asoma entre velos, ahondar en lo que intuyo,
precisar los contornos tan vagamente insinuados. Es inútil tratar de
asir lo que es tan impalpable que parece inexistente, y sin embargo, tan
fuerte y tan verdad.
Sólo alcanzo a eso, a ver agitarse levemente una cortina que no se
abre, y siempre lo que entreveo es gozo, gozo puro, infinita alegría.
Entonces creo entender, aunque no entiendo nada. Y quisiera exultar: Te
doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra. Pero mi voz se ahoga de
puro júbilo. Tú lo conoces, yo me callo y después todo pasa. Vuelve a
correrse el velo y la vida es, como siempre. Pero he sabido suficiente,
sin saber: TU ERES ALEGRIA (Angela C. Ionescu, Como Barro, PCL, Madrid,
1999)
Uno de los caminos que José Luis Martin Descalzo indica para
descubrir la felicidad es este. "Descubrir que Dios es alegre, que una
religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera,
porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo" (Razones para la
alegría)
Isaac significa "Dios ríe"
"Si Dios es amor, es también humor. Si Dios fuera triste, ¡qué triste
Dios! (R Poudrier)
Defensa de la alegría
(Mario Benedetti)
Defender la alegría
como una trinchera,
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas.
Defender la alegría
como un principio
defenderla del pasmo y la pesadilla
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de la endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
... y también de la alegría
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