Es practicar la caridad de palabra difundiendo lo positivo y respetando los fallos ajenos.
a. Caridad purificada.
b. Armonía comunitaria.
c. Fuerte autocontrol.
d. Motiva al bien.
e. Facilita la convivencia.
f. Refuerza la autoridad.
Por exceso:
a. Criticar solapadamente con palabras de doble sentido o excusas de servir la verdad, etc.
b. Comentar pequeños defectos que debilitan la imagen de otro.
c. Corregir como fiscales a quienes critican a otros ante nosotros.
Por defecto:
a. Guardar rencor por no exteriorizar una herida.
b. Temor a presentar un punto negativo a la autoridad.
c. Conformismo no afrontando un error necesitado de solución.
d. Indiferencia ante el mal.
a. Acudir a quienes tiene autoridad y pueden resolver los problemas.
b. Comentar mucho los puntos positivos.
c. No creer sino el mal que se ve y procurar excusarlo.
d. Recordar que también nosotros fallamos, aunque sea en otros puntos.
c. Callar ante quienes critican o tratar de cambiar la conversación.
Es la capacidad para expresar con exactitud un mensaje según la capacidad de la persona que tratamos; y es también la capacidad de escuchar atentamente para comprender los mensajes de quienes nos hablan.
No basta que el mensaje sea bueno, deben sintonizar el comunicador y el receptor la misma línea.
a. Comprensión mutua y sin malentendidos. Hay que expresarse, no basta pensarlo.
b. Convivencia serena. Los ánimos exaltados bloquean la comunicación.
c. Mejor solución de los conflictos normales. Hablando se entiende la gente y se aclaran las confusiones.
e. Transmisión clara y precisa del mensaje.
f. Motivación mayor en quien nos escucha.
Por exceso:
a. Muchas palabras con poco mensaje. Padecimiento llamado verborrea.
b. Expresión rebuscada o artificial alejada del nivel cultural de la gente.
c. Atención aparente sin interés por quien nos habla: lo que nos entra por la oreja derecha cae directamente al cesto de la basura por la izquierda.
d. No guardar un secreto por equivocada sinceridad. Los que tienen conectado el oído a la lengua.
e. Motivar e impresionar con datos exagerados con cierto aire de merolico
f. Dar muchas ideas en una conversación por incapacidad de dosificación. Las más se pierden porque el oyente se ahoga en datos.
g. Lenguaje técnico incomprensible a la mayoría. No está mal sacrificar lo preciso en función de lo comprensible.
h. Lenguajes muy rebajados o vulgares; ropaje inadecuado para ideas nobles.
i. Hablar mucho en primera persona. El egoísta se cree el centro del universo, pero termina solo.
j.
Dar muchas ideas y pocas vivencias o hechos de vida. Recordar que las ideas instruyen, pero sólo los testimonios convencen.k. Preguntas muy personales o comprometedoras ahuyentan a la gente.
l. Inoportunidad por dar informaciones a quien no le corresponde, por sentido de reserva y porque no todos deben saberlo todo. Hasta por pudor.
Por defecto:
a. Callar por temor a herir con la verdad. Regla de oro: prudencia y sentido común.
b. Expresión brusca o atropellada por no cultivarla y educarla.
c. Escuchar y hacer otra actividad al mismo tiempo sin mirar de frente a quien tratamos. Valora a las personas y dedícales tiempo y atención.
d. Callar una información útil o motivante por temores excesivos. La verdad tiene su riesgos.
Nuestra publicación «La buena comunicación de un catequista», <Escuela de la Fe, México, 1995), trata largamente este tema. Sugerimos su consulta.
a. Hablaren positivo. El mentiroso se desacredita solo. El negativo pronto se hace odioso.
b. Expresión sincera y sentida del mensaje. El lenguaje cálido cautiva y acerca.
c. Uso de lenguaje sencillo, claro y directo, de quien bien sabe lo que dice.
d. Escuchar con interés haciendo pequeñas preguntas aclaratorias a quien nos habla.
e. No interrumpir a quien habla.
f. Dar la palabra a quien desea hablar. El monopolio no es comunicación.
g.
Conversar sobre temas de interés para los demás por encima de los temas de nuestro propio gusto.h. Narrar vivencias y hechos de vida por encima de las ideas o de las explicaciones teóricas.
l. Expresión serena y clara.
j. Gestos tranquilos de las manos, que acompañen, pero no suplan al lenguaje hablado.
Fuente
Libro Formación humana
Pontificio Instituto Catequetico
Rafael Llanes tovar
Un libro que no debe de faltar en la Biblioteca del Catequista
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Acción Católica Mexicana Diócesis de Querétaro