El carisma de CL

"El carisma de Comunión y Liberación -continúa don Giussani- no está definido por ningún aspecto particular o específico. Yo diría más bien que el carácter original de nuestro movimiento consiste en la insistencia en el método según el cual se puede vivir la experiencia cristiana. En este sentido, si he de indicar cuál es su esencia, yo señalaría dos factores: ante todo el anuncio de que Dios se ha hecho hombre, compañía histórica en nuestro caminar de hombres. En segundo lugar, la afirmación de que Jesús de Nazaret está presente en un signo de concordia, de comunión, de comunidad, de unidad: la Iglesia, su cuerpo misterioso. De estos dos elementos nace la pasión misionera para que Él sea conocido y reconocido como Señor del tiempo y de la historia. [...]. Desde la primera clase en el liceo "Berchet" de Milán, traté de mostrar a los chicos qué es lo que me movía: no la voluntad de convencerles de que yo tenía razón, sino el deseo de mostrarles lo razonable que es la fe. Y por tanto, les reclamaba la adhesión de su libertad al anuncio cristiano porque podían descubrir que lo que yo les decía correspondía a las exigencias propias de su corazón, implicado de esta forma en la definición de razonabilidad. Sólo esta dinámica de reconocimiento hace que quien se adhiera a nuestro movimiento llegue a ser creativo y protagonista, y no un repetidor de fórmulas y discursos. Por ello, a mi entender, el carisma genera un hecho social, no como proyecto, sino como movimiento de personas cambiadas por un encuentro, que intentan hacer más humano el mundo, el ambiente y las circunstancias en que viven. La memoria de Cristo vivida tiende inevitablemente a generar una presencia en la sociedad, a prescindir de cualquier resultado programado"13.