CATEQUESIS O ENSEÑANZA

 

LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA NOS ENSEÑA QUE LA 
CATEQUESIS TIENE POR FIN LA EDUCACIÓN DE LA FE VIVA 

CATE/QUÉ-ES:
a) Una oposición estéril y peligrosa: ¿Enseñanza o Educación? 

Demasiado a menudo, la catequesis, la Enseñanza Religiosa, 
está pensada como para llenar los espíritus de conocimientos 
religiosos (cuando no está reducida, prácticamente, a la 
explicación y a la tarea de aprender de memoria el manual). Al lado 
de la catequesis enseñanza se descubre cada vez más la 
necesidad de una educación cristiana, de una formación para la 
vida. Incluso, a veces, llega a existir oposición: unos que defienden 
una enseñanza doctrinal sólida, clara, didáctica, para hacer 
aprender todo, cueste lo que cueste ("¡siempre quedará algo!"). 
Otros que argumentan: «¿De qué les servirán todas esas 
hermosas nociones? ¡Cuánta hojarasca en vuestra enseñanza 
religiosa! Lo que hace falta es una educación llena de vida, un 
impulsar a la acción para reaccionar en cristiano.» 
Lo más frecuente es que no exista una oposición tan acusada, 
pero sí que se practique una especie de disociación, de división 
del trabajo: para la catequesis, la tarea de proponer una doctrina; 
para el educador de los jóvenes (responsable o asesor de un 
movimiento, por ejemplo), hacerla vivir, educar verdaderamente. 
Solución de facilidad que no respeta la verdadera naturaleza de 
la catequesis, tal como la concibe la lglesia 
-No se trata de oponer, ni incluso de yuxtaponer la enseñanza y 
la educación. Es preciso dejar a un lado esa estéril y peligrosa 
oposición, comprender que el movimiento de renovación 
catequética no progresará mientras se satisfaga con la 
dosificación, el compromiso, la yuxtaposición. 
Porque en el cristianismo no se puede admitir la disociación 
entre la Doctrina y la Vida. «Yo soy (una Persona) el Camino, la 
Verdad, la Vida.» «Sí, Dios amó al mundo que le dio su Hijo único, 
para que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida 
eterna.), «Esta es la vida eterna, que te conozcan a Ti, único Dios 
verdadero, y a tu enviado, Jesucristo». 
Hay, pues, una conexión íntima entre la Verdad (la enseñanza) y 
la Vida (la formación). Examinemos la naturaleza de esta relación. 

b) Naturaleza de la relación Enseñanza-Formación 
La catequesis es enseñanza y educación. Todavía no es 
suficiente: estamos aún en el plano de una yuxtaposición. 
En una catequesis fiel a la Tradición de la Iglesia, es menester 
decir que la enseñanza es PARA la educación. Todavía no basta, o 
al menos esta fórmula -en sí satisfactoria- tiene el peligro de ser 
mal comprendida, como si se tratase de una acción en dos tiempos 
sucesivos. 
No se trata de una sucesión cronológica, de un proceso 
caracterizado por dos momentos separados, de una «causa» que 
produce más tarde su "efecto" (continuaríamos en una perspectiva 
de yuxtaposición). Aquí, causa y efecto son simultáneos, 
rigurosamente contemporáneos. En el acto mismo de enseñar (en 
el sentido de «hacer discípulos»: "mateutein" y no "didaskein"), yo 
debo educar. Una enseñanza que sólo se quisiera correcta, dejaría 
de serlo. En el acto de acogida, de recepción de la doctrina, los 
catequizandos deben dar vuelta a su corazón, cambiar el eje de su 
existencia, vivir de la fe. La vida debe brotar de la doctrina misma, 
en el mismo instante en que es enseñada. «La vida es que te 
conozcan»... Pero ya se sabe que el verbo "conocer", en su 
acepción bíblica, implica una dimensión distinta de la solamente 
intelectual... 
Por consiguiente, catequizar consiste no en "enseñar la religión", 
sino enseñar de tal manera que la doctrina provoque el acto de fe, 
la vida de fe. No hay dos tiempos cerrados en sí, sino una sola 
función de catequesis en dos dimensiones -aunque unas veces se 
acentúe particularmente la enseñanza y otras la formación. 
No se realiza catequesis para comunicar un saber religioso, ni 
para triunfar en exámenes de tipo escolar; ni tampoco para 
provocar costumbres piadosas, conducir a una vida moral. Se 
catequiza para educar la fe, realizar la conversión del corazón, 
obtener de la libertad de cada uno el abandono del egoísmo y de 
la voluntad orgullosa de salvarse por sí mismo. 
Comprenderemos mejor esto al analizar brevemente lo que es la 
fe a educar; veremos mejor la implicación recíproca, en el seno de 
una fe viva, del aspecto conocimiento y del aspecto formación. 

¿QUÉ ES ESTA FE QUE DEBEMOS EDUCAR? 
FE/QUÉ-ES No se trata, aquí, de una exposición completa sobre 
la fe. Solamente esbozaremos algunas distinciones, fundamentales 
para el trabajo catequético, a propósito de algunos aspectos 
complementarios de la única fe católica. 

a) La fe es "conversión" Y "conocimiento" CV/QUÉ-ES 
-La fe es «conversión».
-Pensemos en uno de los tres mil que creyeron en el Evangelio 
inmediatamente después de la primera catequesis de Pedro el día 
de Pentecostés. Comienza por «convertirse». «Convertirse» 
significa literalmente "volverse hacia", volverse, o más 
rigurosamente, ser vuelto, cambiar el sentido de su marcha, de su 
existencia. Se ha debilitado y mutilado la significación de la palabra 
«conversión» a causa de un moralismo invasor. La conversión no 
se sitúa solamente, ni en primer lugar, en el plano de la conducta 
moral; tampoco es una entrada inmediata en las costumbres de 
práctica religiosa y sacramental; menos todavía la posesión 
consciente de un conjunto coherente de conocimientos doctrinales. 
El convertido se adhiere en bloque al contenido de la religión, sin 
ser capaz en el primer momento de detallar las verdades y las 
obligaciones con todo pormenor. Está tomado, aprisionado 
enteramente, subyugado por la Persona de Cristo, que acaba de 
entrar en su vida. La fe-conversión es esa entrega de sí mismo a la 
Persona de Cristo, esa relación existencial enlazada con Cristo, 
esa adhesión no sólo del espíritu, sino del corazón y de todo el ser 
radicalmente trastornado, cambiado en sus profundidades 
espirituales más íntimas. 
La fe-conversión está provocada por el anuncio de Jesucristo; 
no de su doctrina, sino de su persona, de su venida, de su muerte 
y de su resurrección, de su misterio pascual. Este anuncio primitivo 
del «hecho" de Jesús a los no creyentes se llama propiamente la 
Evangelización (el "Kerygma" del Nuevo Testamento), primera 
etapa de toda catequesis. 

-La fe es «conocimiento».
-A continuación, nuestro convertido participa en las reuniones de 
la comunidad -el elemento comunitario es esencial para la fe-, 
donde recibe la instrucción propiamente dicha. Su fe adquiere una 
dimensión intelectual más o menos acusada según su nivel 
cultural, su temperamento y también las posibilidades ofrecidas. La 
fe-conversión se duplica con una fe-conocimiento. Esta es la toma 
de conciencia más detallada de aquello a que se había adherido 
globalmente en el fervor de la conversión vivida. 
La fe-conocimiento está provocada por la enseñanza religiosa en 
tanto que "enseñanza" de una doctrina. Es la "catequesis" en el 
sentido estricto, segunda etapa de la catequesis en el sentido 
amplio. 

-Después de haber recordado esta distinción entre 
fe/conversión y fe/conocimiento, apresurémonos a subrayar 
las relaciones obligatorias entre estos dos aspectos de una misma 
y única actitud creyente. 
La conversión debe terminar en fe-conocimiento, sin la cual la fe 
permanecería en estado infantil, se deslizaría hacia el subjetivismo 
individualista, en un modernismo sin contenido dogmático preciso y 
objetivamente delimitado. La fe-conversión reclama a la 
fe-conocimiento como a su acabamiento normal: se desea 
profundizar en el conocimiento global y amoroso que se tiene de 
alguien. No se cree verdaderamente mientras no se conoce de 
modo preciso lo que se cree. 
Pero, al contrario, una fe-conocimiento que no fuera precedida y 
continuamente movida por el impulso interior de una fe-conversión, 
moriría en un puro saber religioso ortodoxo. Es propio de gentes 
que "saben" bien su catecismo, sin tener una fe auténtica en 
Nuestro Señor Jesucristo. En el edificio de su fe falta la planta baja, 
la fe-conversión.

VICENTE AYEL
¿QUE ES LA CATEQUESIS? CELAM-CLAF.MAROVA.MADRID-1968.Págs. 33-37)