CATECUMENADO 39 
MDT-06 


POR LA FIDELIDAD DEL CORAZÓN


OBJETIVO CATEQUÉTICO 
* Descubrir el mensaje de Jesús sobre la sexualidad y el matrimonio 
como la llamada a una fidelidad total, desde lo más profundo (el corazón). 

85. La sexualidad humana, integrada en el contexto del amor 
SEXO/A: La vida sexual humana debe manifestarse como una 
posibilidad de diálogo y de comunicación. La sexualidad aparece 
entonces integrada en el contexto interpersonal del amor. La relación 
sexual implica, aún más que muchos otros gestos humanos, una decisión 
que afecta a toda la persona, una opción de la que depende el futuro de 
la misma. De ahí que sea algo radicalmente serio, incompatible con toda 
componenda: o someterse al círculo vicioso de la experiencia sexual 
egoísta, o seguir el camino de una entrega personal y total al otro. El 
verdadero amor se compromete para siempre (118). 

86. El plan de Dios: «Una sola carne» 
A partir del hombre y de la mujer, Dios forma un ser único, «una sola 
carne» (Gn 2, 24). Dios creó al hombre como varón y como mujer (Gn 1, 
27); en su humanidad, varón y mujer son de igual categoría y dignidad 
«hueso de mis huesos y carne de mi carne» (Gn 2, 23), pero no de igual 
constitución. Están referidos el uno al otro. Por la cooperación de ambos 
puede desplegarse plenamente la vida humana. Jesús empleará la 
misma fórmula del Génesis para subrayar la unidad de la pareja 
matrimonial: «Ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6). Como dice 
el Concilio Vaticano ll: «Dios no creó al hombre solo, sino que desde el 
principio «los creó varón y mujer» (Gn 1, 27); su unión crea la primera 
forma de sociedad personal. De modo que el hombre, por su íntima 
naturaleza, es un ser social; sin relación con los demás no puede ni vivir 
ni desarrollar sus capacidades» (GS 12) (120). 

87. Doble función de la sexualidad humana: Alteridad, fecundidad 
Desde el principio de la Escritura, la diferencia sexual del hombre y de 
la mujer aparece vinculada a dos funciones fundamentales: a) La 
alteridad de los sexos; ordenada a redimir la soledad del hombre: «No 
está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle alguien como él que le 
ayude» (Gn 2, 18); b) La fecundidad, ordenada a la transmisión de la 
vida y al dominio del universo: «Creced, multiplicaos, llenad la tierra y 
sometedla» (Gn 1, 28). Estas dos funciones de la sexualidad humana 
sitúan al individuo en un contexto social (121) 

88. Bondad y valor de la relación sexual matrimonial 
La bondad y el valor de la relación sexual en el matrimonio nunca 
fueron puestos en duda en la Biblia. Así lo manifiesta el libro de los 
Proverbios: «Goza con la esposa de tu juventud: cierva querida, gacela 
hermosa, que siempre te embriaguen sus caricias y continuamente te 
deleite su amor» (5,18-19; cfr Ct 4, Is; 6, 4ss: Ez 24,15ss; Si 26,16ss). 
Por su parte, Pablo contra los deseos ilusorios de continencia 
manifestados por los corintios, les recuerda el deber de las relaciones 
sexuales: «El marido dé a su mujer lo que debe y lo mismo la mujer al 
marido; la mujer ya no es dueña de su cuerpo, lo es el marido; y tampoco 
el marido es dueño de su cuerpo, lo es la mujer» (1 Co 7, 3-4). El 
Concilio Vaticano Il, eco reciente de la doctrina tradicional de la Iglesia, 
manifiesta la dignidad de la relación sexual matrimonial con estas 
palabras: «Los actos por los que los esposos se unen íntima y 
castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera 
verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el 
que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud» (GS 49) 
(122). 

89. Un misterio que no debe ser mancillado 
El plan de Dios, que consiste en hacer del hombre y de la mujer «una 
sola carne», es un misterio de alteridad y fecundidad que no puede ser 
mancillado y violado. Así lo dice el profeta Malaquías: «...Yahvé es 
testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo 
así que ella era tu compañera y la mujer de tu alianza. ¿No ha hecho él 
un solo ser que tiene carne y aliento de vida? Y este uno, ¿qué busca? 
¡Una posteridad dada por Dios! Guardad, pues, vuestro espíritu; no 
traicionéis a la esposa de vuestra juventud. Pues yo odio el repudio, dice 
Yahvé Dios de Israel, y al que encubre con su vestido la violencia, dice 
Yahvé Sebaot. Guardad, pues, vuestro espíritu y no cometáis tal 
traición» (Ml 2, 14-16) (123). 

90. «No cometerás adulterio.» «Avergonzaos de la fornicación» 
Con la prohibición del adulterio, el Antiguo Testamento lleva a cabo 
una defensa de la vida matrimonial y de la familia. «No cometerás 
adulterio», dice el Decálogo (Dt 5, 18; Ex 20, 14; cfr. Jr 7, 9; Ml 3, 5). El 
adulterio recibe en la ley una definición restringida: es el acto que viola la 
pertenencia de una mujer a su marido, o a su prometido (Lv 20,10; Dt 22, 
22-23). La mujer aparece más como propiedad del hombre (Ex 20,17) 
que como una persona que forma con él una sola cosa en la fidelidad de 
un amor mutuo (Gn 2, 23-24). Este rebajamiento de la mujer está 
vinculado a la poligamia, que se remonta a los tiempos de Lamec (Gn 4, 
19). La poligamia será tolerada durante largo tiempo ( Dt 21, 15; cfr 17, 
17; Lv 18,18). Sin embargo, los libros sapienciales, que muestran la 
gravedad del adulterio (Pr 6, 24-29; Si 23, 22-26), invitan al hombre a 
reservar su amor a la mujer de su juventud (Pr 5,1 5-19) y a condenar la 
prostitución, aunque ella no haga al hombre adúltero (Pr 23, 27; Si 9, 
3-6; 41, 22) (124). 

91. Contra todas las formas del mal 
Con la prohibición del adulterio, comenta el Catecismo Romano, 
prohíbe Dios todo pecado deshonesto e impuro. Explícitamente lo 
afirman San Ambrosio y San Agustín. E igualmente lo confirman con 
absoluta evidencia las Sagradas Escrituras; consta en muchos de sus 
pasajes que Dios castiga, además del adulterio, otras especies de 
pecados deshonestos. En el G6nesis, por ejemplo, se nos narra la 
sentencia de Judá contra su nuera; en el Deuteronomio se prohíbe a las 
israelitas convertirse en prostitutas; Tobías exhorta a su hijo para que se 
guarde de toda fornicaci6n, y el Eclesiástico dice: "Avergonzaos de la 
fornicación..., de fijar la mirada sobre mujer ajena" (41, 17.23) (125> 

92. No codiciarás la mujer de tu prójimo MDT-09
Ya en el Antiguo Testamento el pecado afecta no sólo al hecho del 
adulterio, sino también al deseo. El deseo incuba el pecado. Así, David, 
cediendo a su deseo, se apodera de Betsabé (2 S 11, 2ss), y 
desencadena una serie de desgracias y atropellos. Los dos ancianos 
desean a Susana hasta perder la cabeza (Dn 13, 8-20). El libro del 
Eclesiástico aconseja avergonzarse de mirar a mujer prostituta y de 
clavar los ojos en mujer casada (41, 22-23). Y el Decálogo, apuntando al 
corazón, prohíbe el deseo culpable: «No codiciarás la mujer de tu 
prójimo» (Dt 5, 21) (126). 

93. "Lo que Dios unió no lo separe el hombre" 
Respecto al Antiguo, el Nuevo Testamento representa, también aquí, 
la continuidad y, a un mismo tiempo, la superación. Jesús condena el 
adulterio, suprimiendo las concesiones que Moisés hubo de hacer ante la 
dureza de corazón de su pueblo: "Se le acercaron unos fariseos y le 
preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno despedir a su mujer 
por cualquier motivo? El les respondió: ¿No habéis leído que el Creador 
en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el 
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos 
una sola carne? De modo que ya no son dos sino una sola carne. Pues 
lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Ellos insistieron: ¿Y 
por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? El les 
contestó. Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de 
vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si 
uno se divorcia de su mujer -no hablo de unión ilegal- y se casa con otra 
comete adulterio» (Mt 19, 3-9) (127).

94. «Está mandado... Pues yo os digo»... 
En el sermón de la montaña Jesús se expresa de forma semejante, 
haciendo resaltar más la novedad del Evangelio: «Está mandado: El que 
se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio. Pues yo os digo: el 
que se divorcie de su mujer -excepto en caso de unión ilegal- la induce al 
adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio» (Mt 5, 
31-32
) (128).

95. Experiencia de fe, experiencia de gratuidad 
Los discípulos perciben perfectamente la novedad del programa 
evangélico de Jesús y la viven como algo que los supera y desborda: «Si 
ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse» (Mt 
19, 10). Jesús remite a la experiencia de fe, que es experiencia de 
gratuidad: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese 
don» (19, 11). Y aún hay cosas más difíciles -añadirá Jesús- que se 
vuelven posibles en la experiencia de fe, el carisma de la virginidad: «Hay 
eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los 
hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos. El 
que pueda con esto, que lo haga» (Mt 19, 12) (129). 

96. El pecado nace en el corazón del hombre COR-BIBLICO Además, 
Jesús lleva a su plenitud la línea que, comenzada en el Antiguo 
Testamento, recoge esa dimensión interior del pecado que es el deseo 
incubado en el corazón: «Porque del corazón salen los designios 
perversos, los homicidios, adulterios, inmoralidades, robos, testimonios 
falsos, calumnias. Eso es lo que mancha al hombre...» (Mt 15, 19-20). Es 
de notar que el hebreo habla del corazón en un sentido más amplio que 
nosotros, que lo reducimos a la vida afectiva. Para el hebreo el corazón 
es lo más íntimo del hombre, donde nacen los recuerdos, los 
sentimientos, los pensamientos, los razonamientos y los proyectos. Esta 
dimensión interior del pecado es, para Jesús, tan importante y grave 
como la dimensión exterior de los actos. El pecado se realiza ya en el 
corazón del hombre (130). 

97. La fidelidad es problema de corazón FIDELIDAD/MA 

Si el pecado nace en el corazón del hombre, es el corazón la raíz que 
necesita ser saneada. La defensa evangélica de la vida matrimonial no 
se queda solamente en la prohibición del adulterio, sino que llega a su 
raíz más profunda: la fidelidad es problema de corazón. Es el corazón del 
hombre, el hombre entero, el que se manifiesta en cada uno de sus 
gestos. Por ejemplo, en la mirada o en la acción: «Habéis oído el 
mandamiento: no cometerás adulterio. Pues yo os digo: el que mira a 
una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. 
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un 
miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te 
hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que 
ir a parar entero al infierno» (Mt 5. 27-30) (131). 

98. El amor, fuente de la fidelidad 
El amor es la fuente de la fidelidad, el secreto de la vida humana. En 
efecto, dice San Pablo: «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, 
no envidiarás y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta 
frase: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Uno que ama a su prójimo no 
le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera» (Rm 13, 9-10) 
(132). 

99. «Cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y 
honor 
El mismo San Pablo, sobre todo en el ambiente de corrupción del 
puerto de Corinto, se ve precisado a atacar todas las formas del mal: 
«No os llaméis a engaño, los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, 
invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores, o estafadores 
no heredarán el reino de Dios» (1 Co 6, 9-10). Y en diversos lugares 
insiste particularmente en la fornicación "Huid de la fornicación" (1 Co 6, 
18); «ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os alejéis de 
la fornicación, que cada uno de vosotros sepa poseer su cuerpo con 
santidad y honor, y no dominado por la pasión, como hacen los gentiles 
que no conocen a Dios» (1 Ts 4, 3-5), «la fornicación y toda impureza o 
codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los 
santos» (Ef 5, 3) (133). 

100. La sexualidad humana, integrada en el contexto de la experiencia 
de fe 
La sexualidad humana alcanza su nivel más profundo cuando queda 
integrada en el contexto de la vida de fe. El respeto al propio cuerpo se 
traduce en gloria de Dios y cumplimiento de su voluntad. Es la voluntad 
de Dios la que resplandece a través del cuerpo, esto es, de la vida 
humana en cada una de sus dimensiones (Cfr. Hb 10, 5-7), también la 
sexual. 
En la experiencia de fe, la moral sexual depende ya de la relación 
directa que el cuerpo tiene con el Señor. Nuestros cuerpos son miembros 
de Cristo y templos del Espíritu. Así lo vio San Pablo: «¿No sabéis que 
vuestros cuerpos son miembros de Cristo? y ¿voy a quitarle un miembro 
a Cristo para hacerlo miembro de una prostituta? ¡Ni pensarlo! ¿No 
sabéis que unirse a una prostituta es hacerse un cuerpo con ella? Lo 
dice la Escritura: Serán los dos una sola carne. El que se une al Señor 
es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que 
cometa el hombre, queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica, peca 
en su propio cuerpo. ¿0 es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo 
del Espíritu Santo? El habita en vosotros, porque lo habéis recibido de 
Dios. No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un 
precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestros cuerpos!» 
(1 Co 6, 15-201 (143)
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TEMA 39-1 

OBJETIVO: 
DESCUBRIR EL MENSAJE DE JESÚS SOBRE LA SEXUALIDAD Y EL 
MATRIMONIO COMO LA LLAMADA A UNA FIDELIDAD TOTAL 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Oración inicial. 
* Presentación del tema 39 en sus puntos clave. 
* Diálogo. 
* Oración comunitaria: desde la propia situación. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
PUNTOS CLAVE 
* Sexualidad, integrada en el contexto del amor. 
* Una sola carne: plan de Dios. 
* Alteridad y fecundidad. 
* No cometerás adulterio (Dt 5,18) ni fornicarás (Eclo 41,17; 1 Co 
6,18). 
* Fidelidad total, desde lo más profundo, desde el coraz6n (Mt 
5,27-30).
* Don de Dios (Mt 19,11). 
* Miembros de Cristo (1 Co 6,15). 
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TEMA 39-2

OBJETIVO: 
ABORDAR EL PROBLEMA ACTUAL DEL DIVORCIO:
¿ES LICITO POR ALGÚN MOTIVO? 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Presentación del objetivo, plan y pista para la reunión . 
* Lectura de Mt 19,1-12; diálogo: lo más importante . 
* Oración comunitaria, salmo, canción. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
1 ¿Es lícito por algún motivo? 
2 Plan de Dios: una sola carne. 
3 ¿Por qué Moisés permitió el repudio? 
4 Por la dureza de vuestro corazón. 
5 Quien repudia y se casa, adultera.
6 Excepción: unión ilegal.
7 Si es así, mejor no casarse.
8. No todos lo entienden.
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TEMA 39-3 

OBJETIVO: 
ABORDAR EL PROBLEMA DEL DIVORCIO 
A PARTIR DE LOS DATOS DE LA ESCRITURA 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Información: personas, hechos, problemas...
* Oración inicial: salmo compartido. 
* Presentación de las lecturas, indicadas en la pista adjunta. 
* Diálogo. 
* Oración comunitaria. 

PISTA PARA LA REUNIÓN 
* Escucha de la Palabra: 
- Lev 18-19; 
- Hch 15,22-29; 
- 1 Co 7,12-16; 
- Mt 19,9 (ver Mc 10,1-12 y Lc 16,18: sin la excepci6n de Mateo). 

* Pregunta de fondo: ¿es lícito divorciarse por algún motivo? 
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TEMA 39-4 

OBJETIVO: 
ABORDAR EL PROBLEMA DEL DIVORCIO 
A PARTIR DE LA TRADICIÓN ORIGINAL DE LA IGLESIA 

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Presentación del objetivo, plan y documento de la reunión: 
«El divorcio, ¿es lícito por algún motivo?» (PC-1, 6.4). 
* Lectura personal y comentario: lo más importante. 
O bien: exposición y diálogo. 
* Oración comunitaria: salmo compartido, canción. 

PUNTOS CLAVE 
* La excepción de Mateo, porneia (Mt 19,9). 
* Significado de porneia: ver Hch 15,22-29 y Lev 18-19. 
* No significa adulterio. 
* La excepción paulina (1 Co 7,12-16). 
* Mc 10,1-12 y Lc 16,18: sin excepción. 
* Antiguo judaísmo, derecho civil romano, patrística.
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TEMA 39-5 

OBJETIVO: 
ABORDAR EL PROBLEMA ACTUAL 
DE LA REGULACIÓN CIVIL DEL DIVORCIO

PLAN DE LA REUNIÓN 
* Presentación del objetivo, plan y pista de la reunión:planos diversos 
del problema. 
* Teniendo en cuenta los planos diversos, ¿qué significa para ti la 
regulación civil del divorcio? 
* Puesta en común, diálogo. 
* Lectura de Mt 19,1-12: comentario. 
* Oración comunitaria. 

PISTA PARA LA REUNIÓN
1. Ruptura matrimonial. 
2. Regulación civil del divorcio. 
3. Declaración canónica de nulidad. 
4. Lo que dice el NT. 
5. Praxis histórica de la Iglesia. 
6. Matrimonio y sacramento. 
7. Casarse por la Iglesia sin vivir como cristiano. 
8. Valor del matrimonio civil. 
9. La exigencia del Decálogo alcanza a todo matrimonio. 
10.Redención del matrimonio, obra del Evangelio (gracia).