CATECUMENADO 18 
MP/QUE-ES


MISTERIO PASCUAL DE JESÚS


OBJETIVO CATEQUETICO 
* Descubir el misterio pascual de Jesús (paso de la humillación y de la 
muerte a la glorificación y la vida) en la existencia diaria del creyente. 

130. El proceso de Jesús en el orden religioso. Condenado como un 
bliasfemo 
"Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso 
testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a 
pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, 
comparecieron dos que dijeron: Este ha dicho. Puedo destruir el templo 
de Dios y reconstruirlo en tres días. El sumo sacerdote se puso en pie y 
le dijo: ¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que 
levantan contra ti? Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te 
conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de 
Dios. Jesús le respondió: Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde 
ahora veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del 
Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo. Entonces el sumo 
sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: Ha blasfemado. ¿Qué 
necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oir la blasfemia. ¿Qué 
decidís? Y ellos contestaron: Es reo de muerte" (Mt 26, 59-66). 

131. El proceso de Jesús en la esfera civil. Motivaciones de interés 
político 
Los judíos no podían ejecutar a nadie (Jn 18, 31), pues los romanos 
se habían reservado el derecho de vida y muerte. Por ello, Jesús fue 
conducido al pretorio, para que la autoridad romana pusiera fin al 
proceso. El gobernador Poncio Pilato reconoció en Jesús un hombre 
justo (Jn 18, 38; Lc 23, 22), pero pesaron decisivamente sobre él 
motivaciones de orden político: a) El fuero judio: "Los judíos le 
contestaron: Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley tiene que morir, 
porque se ha declarado Hijo de Dios" (Jn 19, 7). b) La amistad del César: 
"Los judíos gritaban: Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el 
que se declara rey está contra el César" (Jn 19, 12). 

132. Causa oficial de la condena: delincuente político 
J/MU/CAUSAS:
"Entonces se lo entregó para que lo crucificaran" (Jn 19, 16). El Salmo 
21 alcanza cumplimiento pleno: "Me taladran las manos y los pies, puedo 
contar mis huesos" (v. 17-18). «Encima de la cabeza colocaron un letrero 
con la acusación: Este es Jesús, el Rey de los judíos. Crucificaron con él 
a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda» (Mt 27, 37-38). 
La corrupción del orden religioso y del orden civil dio como resultado 
conjunto la ejecución de Jesús. Como un malhechor entre dos 
malhechores. Causa oficial de la condena: delincuente politico. 

133. Bautismo de muerte y pecado del mundo. "Me han odiado sin 
motivo" 
Jesús acepta las últimas consecuencias de su bautismo. Son el cáliz 
que tiene que beber. Son las aguas en las que debe ser sumergido (Mc 
10, 38-39; Lc 12, 50): "Me estoy hundiendo en un cieno profundo y no 
puedo hacer pie; he entrado en la hondura del agua, me arrastra la 
corriente" (Sal 68, 3). O también: "La afrenta me destroza el corazón y 
desfallezco. Espero compasión y no la hay" (Sal 68, 21). Todo el odio de 
un mundo pecador se ceba sobre Jesús; se percibe en el inocente un 
enemigo que debe morir. Así se cumple lo que está escrito en la Ley: Me 
han odiado sin motivo (Jn 15, 25). 

134. El cumplimiento de un salmo: "Repártense entre sí mis vestiduras 
y se sortean mi túnica" (Sal 21, 19) 
"Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, 
haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. 
Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se 
dijeron: No la rasguemos, sino echemos a suerte y ver a quien le toca. 
Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron mis ropas y echaron a suerte 
mi túnica" (Jn 19, 23-24; cf. Mt 27, 35; Mc 15, 24; Lc 23, 34). 

135. «Al verme se burlan de mí» 
"Los que pasaban, Lo injuriaban y decían meneando la cabeza: "Tú, 
que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; 
si eres Hijo de Dios, baja de la cruz". Los sumos sacerdotes, con los 
escribas y los ancianos, se burlaban también diciendo: A otros ha 
salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje 
ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo 
quiere Dios, que lo libere ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios? Hasta 
los bandidos que estaban crucificados con él lo insuítaban" (Mt 27, 
39-44; cf. Mc 15, 29-32; Lc 23, 35-37). También así se cumplió el salmo 
21: "Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, 
desprecio del pueblo; al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la 
cabeza: "Acudió al Señor que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo 
quiere" (Sal 21, 7-9). 

136. «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» 
"Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda 
aquella región. A media tarde, Jesús gritó: "¡Eli Eli! ¿lamá sabaktaní?" 
(Es decir: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27, 
45-46; cf Mc 15, 33-34). Este no es un grito de desesperación, sino el 
comienzo del Salmo 21 (v. 2). Es la oración angustiosa del justo 
perseguido a muerte, pero oración también esperanzada: "En ti 
confiaban nuestros padres; confiaban, y no los defraudaste... Pero tú, 
Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme" (Sal 
21, 5-6.20). Es la proclamación abierta y potente de que todo lo que está 
sucediendo a su alrededor supone el cumplimiento de la Palabra de 
Dios. 

137. "Tengo sed" 
"Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su 
término, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed. Había allí un 
jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a 
una caña de hisopo, se la acercaron a la boca" (Jn 19, 28-29; cf. Mt 27, 
48; Mc 15, 36; Lc 23, 36). La identificación del Salmo 21 resulta sencilla: 
«Mi paladar está seco lo mismo que una teja y mi lengua pegada a mi 
garganta" (v. 16). 

138. Muerte de Jesús. No podía ya bajar más abajo 
"Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: Está cumplido. E inclinando la 
cabeza, entregó e espíritu" (Jn 19, 30). San Lucas añade que murió 
dando un fuerte grito y diciendo: "Padre, a tus manos encomiendo mi 
espiritu" (Lc 23, 46; cf. Sal 30, 6). Con este gesto supremo Jesús 
desciende a lo más profundo, donde puede caer un hombre, al reino de 
la muerte. Jesús muere realmente. Esto es lo que dice especialmente el 
Símbolo Apostólico con esta expresión cuyo significado no siempre se 
entiende bien: "Descendió a los infiernos". Jesús no podia ya bajar más 
abajo. La muerte del hombre en general no es nunca un acontecimiento 
puramente biológico. La muerte, después del pecado, constituye la más 
profunda de todas las humillaciones: la muerte es la señal de una 
Humanidad no rescatada, de una Humanidad abandonada a su propia 
suerte, de una Humanidad pecadora (Rm 5, 12). En virtud de la muerte 
de Cristo, el morir, con toda su humillación, puede transformarse en 
cumplimiento de fe en Dios y confianza en El y por tanto convertirse en 
cauce de salvación. 

139. Resurrección de Jesús: No era posible que Jesús se quedara en 
la muerte
Lo que pasó después es proclamado por Pedro el dia de Pentecostés 
como el centro de anuncio cristiano: "Escuchadme, israelitas: Os hablo 
de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros 
realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. 
Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y 
vosotros, por mano de gentiles, lo matásteis en una cruz. Pero Dios le 
resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la 
muerte lo retuviera bajo su dominio... Dios resucitó a este Jesús y todos 
nosotros somos testigos. Ahora exaltado por la diestra de Dios ha 
recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha 
derramado. Esto es lo que vais viendo y oyendo (Hch 2, 22-24.32-33).

140. Resurrección, Ascensión, Pentecostés: Tres aspectos de un solo 
misterio: 
la glorificación de Jesús 
El misterio de la Resurrección de Jesús (su 
vistoria sobre la muerte) es inseparable del misterio de su Ascensión (su 
exaltación a la derecha de Dios) y está íntimamente unido al misterio de 
Pentecostés (la acción del Espiritu que da testimonio a favor de El), Son 
éstos tres aspectos de un único misterio: la glorificación de Jesús, En la 
liturgia las tres fiestas correspondientes son celebradas en el contexto 
unitario del tiempo pascual. 

141. Ascensión: quien descendió a lo más bajo, fue levantado a lo más 
alto 
"Ellos lo rodearon preguntándole: Señor, ¿es ahora cuando vas a 
restaurar el reino de Israel? Jesús contestó: No os toca a vosotros 
conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su 
autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis 
fuerza para ser mis testigos en Jerusalén y en toda Judea, en Samaria y 
hasta los confines del mundo. Dicho esto lo vieron levantarse hasta que 
una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole 
irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: 
Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús 
que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto 
marcharse" (Hch 1, 6-11). 

142. Ascensión: Cristo, presente en nuestro mundo 
ASC/PRESENCIA-J: Jesús pasa de este mundo al Padre (Jn 13, 1). Se 
va «sobre las nubes al cielo" (la "nube" es un símbolo biblico que indica 
la presencia de Dios). Quien había descendido a lo más bajo, fue 
levantado a lo más alto: sentado a la derecha del Padre (Mc 14, 62). Con 
ello, Jesús no abandona nuestro mundo, sino que de un modo nuevo se 
hace presente en él: "Me voy y vuelvo a vuestro lado" (Jn 14, 28). 
Así lo proclama la liturgia en el prefacio de la Ascensión: «Porque 
Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, 
ha ascendido (hoy), ante el asombro de los ángeles a lo más alto del 
cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de vivos y 
muertos. No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha 
querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros 
de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su 
Reino". En su ascensión, Jesús no marcha a un lugar lejano, sino que 
participa en alguna manera del modo de presencia según el cual Dios 
está en medio del mundo. El Reino de Dios se realiza sobre nuestro 
mundo concreto, el mundo en que vivimos. 

143. El misterio pascual: un movimiento de descenso y de subida 
Jesús pudo arrostrar su propia muerte y esperar con segura confianza 
que en ella había de triunfar su Padre. De ello dan testimonio sus 
palabras ante el sanedrin (Mc 14, 62), o las tres solemnes predicciones 
de su misterio pascual, tal como nos la relatan los sinópticos (Mc 8, 31; 9, 
31; 10, 33-34 y par.). Jesús nos describe su destino con un ritmo a tres 
tiempos: el Hijo del hombre es desechado por el pueblo y entregado a los 
gentiles; luego es atormentado, humillado, inmolado; y al tercer día 
resucita. El anuncio de la resurrección al término de la pasión no tiene 
por única finalidad iluminar el cuadro con una ráfaga de luz. A los ojos de 
Jesús la resurrección forma parte de su misión junto con la muerte; por 
eso está vinculada a su destino mesiánico y asi se lo explica a sus 
discípulos: «Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discipulos 
que tenía que ir a Jerusalén y padecer alli mucho por parte de los sumos 
sacerdotes y de los ancianos, y que tenia que ser ejecutado y resucitar 
al tercer día» (Mt 16, 21). 

144. El tercer día: una esperanza cierta, como la aurora 
A pesar de todos sus esfuerzos, los hombres no pueden suprimir el 
sufrimiento, ni tampoco pueden vencer la muerte. Ante esta experiencia 
desconcertante, Jesús confía en Dios, tiene la seguridad de que el Padre 
le librará: «Yahvé da muerte y vida, hace bajar al seol y retornar» (1 S 2, 
6). Dios saca de la muerte la vida. Esta es la confianza del pueblo 
creyente, que aparece de diversos modos en el Antiguo Testamento (Cf. 
Ez 37; Jon 2, 1 ss; Jb 19, 25-26; Dn 12, 2; 2 M 7; 12, 43-46) y que 
subyace en este texto del profeta Oseas: «En dos días nos sanará; al 
tercero nos resucitará; y viviremos delante de El. Esforcémonos por 
conocer al Señor: su amanecer es como la aurora, y su sentencia surge 
como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia 
tardía que empapa la tierra» (Os 6, 2-3). Para Oseas, sin embargo, los 
crímenes de Israel hacen presuntuosa y vana esta confianza: el pueblo 
carece del verdadero conocimiento de Dios; su amor es efímero y falso. 
Dios les dejará de su mano (Cf. Os 6, 4.6; 5, 15). 
En Jesús cuyo alimento es hacer la voluntad del Padre, 
la confianza no será vana, sino que se cumplirá totalmente: al tercer día 
resucitará (Mt 16, 21; 17, 23; 20, 9). Para quien vaya en pos del 
conocimiento de Dios, siguiendo a Jesús, Dios le prepara un "tercer día" 
más allá del dolor y de la muerte. Tras un breve tiempo, es liberado todo 
aquél que cumple la voluntad de Dios. Esta esperanza es tan cierta como 
la salida del sol. 

145. El cumplimiento más profundo de lo que estaba escrito 
SALMOS/RS:Varios salmos (15, 21, 29, 30, 34, 39, 40, 
48, 54, 68, 101, 108, 117) refieren sufrimientos similares a los de Cristo y 
una liberación providencial que prefigura su resurrección. Ahora bien, 
como el Antiguo Testamento no llegó a percibir sino tardíamente la 
supervivencia del hombre tras la frontera de la muerte, esta plenitud de 
vida no pudo ser expresada perfectamente. Palpita en los salmos una 
intuición que no pueden reproducir enteramente, y se queda a mitad de 
camino. Esta profundísima tendencia irradia por doquier. Esta intuición 
no se manifestó claramente hasta la plenitud de la revelación. Jesús 
cumplió en sí los salmos de liberación, lo mismo que cumplió las 
profecías sobre el reino de Dios; en la medida en que realizó el sentido 
más profundo de lo que estaba escrito. La liberación en el umbral de la 
muerte se convierte, por obra suya, en liberación más allá del umbral de 
la muerte. Así se cumplieron en El los salmos, alcanzando su 
consumación el sentido último al que se orientaban. 

147. Sobre el fondo del éxodo: una brecha abierta por Dios más allá 
de la muerte 
El misterio pascual de Jesús se desenvuelve sobre el fondo del éxodo. 
En el contexto de la pascua judía, Jesús celebra su muerte como un 
paso, como un éxodo: "He deseado enormemente comer esta comida 
pascual con vosotros antes de padecer, porque os digo que ya no la 
volveré a comer hasta que se cumpla en el Reino de Dios» (Lc 22, 
15-16). Los cantos de liberación y acción de gracias (Salmos 112-117) 
que cierran la celebración de la Pascua judía adquieren entonces una 
dimensión inenarrable de confianza incondicional en Dios Padre, más allá 
de la propia muerte: "Empujaban y empujaban para derribarme, pero el 
Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación" 
(Sal 117, 13-14) 
148. La victoria de Cristo sobre la muerte, una victoria para todos 
Para los discípulos la muerte de Jesús fue un escándalo; podía ser la 
prueba de que Cristo no era el "redentor" esperado: "nosotros 
esperábamos, dicen los de Emaús, que él fuera el futuro liberador de 
Israel" (Lc 24, 21). Iluminados por la acción del Espíritu y hechos testigos 
de la resurrección (Hch 1, 8; 2, 32), comprenden que la pasión y la 
muerte de su maestro, lejos de frustrar el plan salvador de Dios, lo 
realizan «según las Escrituras» (1 Co 15, 4). La muerte de Cristo, 
aparentemente una derrota, era en realidad una victoria no sólo para El, 
sino para la humanidad y para el mundo: «La piedra que desecharon los 
arquitectos, es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente» (Sal 117, 22-23; cf. Mt 21, 42; Hch 2, 33). 

149. Redimidos por la muerte de Jesús RESCATE/REDENCION
REDENCION/RESCATE:
Jesús nos ha rescatado mediante su muerte. La palabra hace recordar 
cómo Dios rescató a Israel de Egipto. En ambos casos la palabra 
"rescate" es una imagen: la realidad expresada es que Dios salva. El 
gran misterio consiste en que el Reino de Dios se ha difundido aún 
cuando los hombres dimos muerte a Jesús, el Inocente, "y una muerte de 
cruz" (Flp 2, 8). En el mayor pecado brilló el mayor amor. Así hemos sido 
redimidos por la muerte de Jesús, de forma que "donde tuvo origen la 
muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un 
arbol vencido" (Prefacio de la cruz). 

150. El juicio del mundo 
Por su muerte y resurrección, Jesús es vencedor del mundo, de ese 
mundo que, como dice San Juan, no le ha conocido (Jn 1, 10) y le ha 
odiado (Jn 15, 18). Jesús no es del mundo (Jn 8, 23; 17, 14), por eso le 
odia el mundo. Odio loco que domina aparentemente el drama 
evangélico, odio que provoca finalmente la condena a muerte de Jesús. 
Pero en este mismo momento se invierte la situación: entonces tiene 
lugar el juicio del mundo y la caída de su príncipe (Jn 12, 31), porque 
Jesús, dejando este mundo, vuelve al Padre (Jn 16, 28), donde está 
sentado junto a El (Jn 17, 5), y desde donde dirige la historia. Desde 
entonces el Espiritu hace la revisión del proceso de Jesús, mostrando a 
sus discípulos que el pecado está de parte del mundo, que la justicia 
está de parte de Jesús, y que el verdadero condenado, en ese proceso, 
es el principe de este mundo (cf. Jn 16, 8-11; cf. Tema 20). 

151. La nueva alianza, realizada en la sangre de Cristo 
El marco pascual de la última cena (Mt 26, 2; Jn 11, 55 ss.; 12, 1; 13, 
1) establece una relación intencionada entre la muerte de Cristo y el 
sacrificio del cordero pascual. Jesús viene a ser nuestra pascua (1 Co 5, 
7; Jn 19, 36), el cordero inmolado (1 P 1, 19; Ap 5, 6), inaugura en su 
sangre la nueva alianza (1 Co 11, 25), realiza la expiación de los 
pecados (Rm 3, 24 ss.), Ia reconciliación entre Dios y los hombres (2 Co 
5, 19 ss.; Col 2, 14). La sangre de Jesús (su muerte) es derramada en 
favor nuestro. Así lo dice Jesús en la cena de despedida (Mt 26, 28; cfr. 
Ex. 24, 8). 

155. Fe inquebrantable ante el horror de la cruz: "Tú levantas mi 
cabeza"
La vida del creyente está señalada por la cruz, necedad para unos, 
escándalo para otros (1 Co 1, 23). "En el país donde crece el peor de los 
árboles, la cruz, no hay nada digno de alabanza", decia un pensador no 
cristiano. El creyente, sin embargo, acepta la cruz de Cristo, no en 
cuanto la cruz sea un lugar de dolor, sino porque en ella se manifiesta la 
fuerza de Dios (1 Co 1, 18): Llevamos siempre en nuestros cuerpos el 
morir de Jesús, dice Pablo, pues así también la vida de Jesús se 
manifiesta en nuestra carne (2 Co 4, 10). En el misterio pascual de cada 
día experimentamos hasta qué punto es realidad operante esta fe 
inquebrantable en el Padre: «Tú levantas mi cabeza» (Sal 3, 4). 
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PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 18. MISTERIO PASCUAL DE JESUS 

1) ¿Por qué mataron a Jesús? 

2) Comentar en grupo Za 9, 9-10: Jesús entra en Jerusalén en un 
asnillo, humilde y pacífico, sin caballos de Jerusalén, sin carros de 
Efraím, sin arco de combate. Qué significa esto para nosotros hoy? 

3) Jesús purifica el templo: ¿es preciso purificar hoy el templo de 
Dios?, ¿son los templos de hoy como una higuera estéril? Comentar en 
grupo Mc 11, 12-19. 

4) Ultimos días de Jesús: profundizar en los temas fundamentales de 
esos días. Comentar en grupo Mc 11, 20-33; 12; 13. 

5) Comentar los nn. 130-133 sobre el proceso de Jesús. 

6) El proceso de Jesús como cumplimiento del salmo 21: comentar los 
nn. 134-137. 

7) La cruz de Jesús ¿sentido o sin sentido? 

8) La cruz, locura para los sabios, escándalo para los piadosos, 
perturbación para los poderosos, ¿cómo aparece en nuestra experiencia 
actual? 

9) CZ/SIGNO: "La cruz ni se ama ni se puede amar. Y sin embargo, 
sólo el Crucificado es el que realiza aquella libertad que cambia al 
mundo, porque ya no teme la muerte. El Crucificado fue para su tiempo 
escándalo y necedad. También hoy resulta desfasado ponerlo en el 
centro de la fe cristiana y de la teología. Con todo... para toda teología y 
toda iglesia que se precien de ser cristianas, existe un criterio interno 
que sobrepasa con mucho la crítica política, ideológica y psicológica que 
vienen de fuera: el mismo Crucificado... A las iglesias, los creyentes y las 
teologías hay que cogerlos por su palabra. Y esta no es otra que "la 
palabra de la cruz". Es el criterio de su verdad y, consiguientemente, la 
crítica de su hipocresía. La crisis de la iglesia en la sociedad actual no es 
sólo resultante de su acomodación o de su caída en el gheto, sino una 
crisis de su propia existencia como Iglesia del Cristo crucificado... El que 
una cristiandad se aliene, divida y se convierta en cómplice de la 
opresión en medio de una sociedad ella misma alienada, dividida y 
opresora, el que eso llegue a ser una realidad se decide en último 
término en si el Crucificado se le convierte en un extraño o, por el 
contrario, es el Señor que detennina su existencia" (·MOLTMANN-J., El 
dios crucificado, Ed. Sigueme, Salamanca, 1975, 9 ss.). Comentar en 
grupo este texto de J. Moltmann, teologo de la Iglesia evangélica 
alemana. 

10) Resurrección, Ascensión, Pentecostés: tres aspectos de un solo 
misterio, la Glorificación de Jesús. Comentar los nn. 139-144 del 
presente tema. 

11) Comentar alguno de estos textos (¿es esto asi?, ¿qué supone 
para ti?): 

- «Cruz no es el sufrimiento vinculado a la existencia natural; sino a 
hecho de ser cristiano»; 
- "Jesús murió por haber sido testigo de un Dios que no fue entonces 
reconocido por nadie, y por haber dado inflexiblemente este testimonio 
hasta el final, para liberar a los hombres de una falsa idea de Dios. A un 
dios que juzga, en el último día, a vivos y muertos, en nombre de la Ley, 
opone un Dios que da y perdona. Al dios del teísmo romano, que se 
identifica con la omnipotencia imperial, opone un Dios que sufre el 
suplicio infamante de los esclavos en el banco de la tortura. La cruz en 
que murió Jesús de Nazaret es, asi, el símbolo de la vida cristiana en su 
plenitud. Pero identificarse con Jesús en la Cruz no significa que el 
sufrimiento sea un lugar privilegiado de la Revelación. Identificarse con 
Jesús en la Cruz es, ante todo, identificarse con la acción que le ha 
conducido a la Cruz». 
- CZ/HOY:"En el primer mundo, Jesucristo lo es casi todo, menos el 
Crucificado. Puede ser "el Rey" (que hasta tiene guerrilleros y todo, 
según qué países); puede ser "el Hombre" (que quizá condensa la 
proyección de todas nuestras humanidades frustradas); puede ser el 
argumento de una libertad que aún no está claro que no sea la libertad 
para producir paro, miseria y tercer mundo; puede ser el "Dios a 
disposición propia" (un poco en plan de "make it yourself" de las revistas 
americanas) a cuyos representantes y embajadores ya no se les viste 
con "el destino del Maestro" (cf. Mt 10, 24 ss.; Jn 15, 20), sino de los 
capisayos del honor mundano y los uniformes del protocolo diplomático... 
La cruz, por su parte, pasa a ser un amuleto o un objeto decorativo, y 
todos contentos. 
En el mundo desarrollado, Jesús puede ser todas esas y otras muchas 
cosas más. Y algunas hasta será preciso que las sea, en una Iglesia que, 
siendo de la Escatología, está sin embargo en la historia. Pero lo curioso 
es que Jesús parece que puede serlo todo menos precisamente El 
Crucificado. Como si su cruz perteneciese al pasado como un episodio 
definitivamente cancelado. Y como si su Resurrección, en vez de iluminar 
su cruz, sirviera más bien para eliminarla". 
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TEMA 18 

OBJETIVO: 
DESCUBRIR LA CAUSA POR LA QUE FUE PROCESADO JESUS 

PUNTOS CLAVE 
* Ocupación (pacífica) del templo (Mc 11, 1-11).
* Purificación del templo, expulsión de los vendedores (11, 15-19). 
* ¿Con qué autoridad...? (27-33). 
* Los viñadores homicidas (12, 1-12). 
* ¿Tributo al César? (12, 13-17). 
* Resurrección de los muertos (18-27). 
* El mandamiento principal (28-34). 
* La cuestión del Mesias (35-37). 
* Los escribas, denunciados (38-40). 
* Generosidad de los pobres (41-44). 

PLAN DE LA REUNION 
* Información: Personas, hechos, problemas...
* Oración inicial. Salmo 21 compartido. Canto.
* Lectura de los capítulos 11 y 12 del Evangelio de Marcos. Silencio.
Comentario: ¿Por qué mataron a Jesús? (ver nn. 130-132, tema 18). 
* Oración, salmo, canto.