CATECUMENADO 12 
J/QUIEN-ES

NOS ENCONTRAMOS CON DIOS EN CRISTO


OBJETIVO CATEQUETICO 
* Descubrir que en el encuentro con Cristo nos encontramos 
con el propio misterio de Dios.
* Toma de conciencia de los interrogantes y reacciones 
que suscita en nosotros el misterio de Cristo. 

211. ¿Quién es éste? 
"Subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto se 
levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; 
El dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: 
¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! El les dijo: ¡Cobardes! ¡Qué poca 
fe ! Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran 
calma. Ellos se preguntaban admirados: ¿Quién es éste? ¡Hasta el viento 
y el agua le obedecen!» (Mt 8, 23-27). 

212 ¿Qué dice la gente...? 
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a 
sus díscípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Ellos 
contestaron: Unos dicen que Juan Bautista; otros, que Elias; otros, que 
Jeremias o uno de los profetas (Mt 16, 13-14). El pueblo reconoce en 
Jesús a un profeta. Pedro ha llegado más lejos: le ha sido dado a 
comprender que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Jesús les 
recomienda silencio. El pueblo espera un mesías político, pero Jesús no 
va a responder a semejante expectativa (Jn 18, 36). Sus caminos son 
diferentes (Mt 16, 21 ss.). 

213. Los interrogantes de hoy y de siempre También hoy, como hace 
veinte siglos, la figura de Jesús suscita profundos interrogantes: ¿Quién 
es realmente Jesús? ¿Un gran hombre del pasado? ¿Un revolucionario? 
¿Un profeta? ¿Un mito? ¿Un guerrillero? ¿Un hermano para cada 
hombre? ¿Alguien que actúa en nuestra vida? ¿Aquél sin el cual nada 
tendría sentido? 

214. Y vosotros... ¿quién decís que soy yo? 
Tras el sondeo de lo que dice la gente, Jesús hace la pregunta directa: 
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (/Mt/16/15). Decir supone aquí 
confesar, reconocer el misterio de Cristo o, por el contrario, negarlo. En 
el camino de los hombres hacia Cristo hay un punto en el que uno deja 
de ser espeCtador, para comenzar a ser protagonista de una lucha en la 
que de nada sirven los términos medios: "el que no está conmigo, está 
contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama" (Lc 11, 23). 

215. "Tú eres el Cristo.." 
A la pregunta de Jesús, Pedro responde resueltamente, con la luz que 
procede de lo alto: "Tú eres el Mesias, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16, 16). 
Discernir quién es Jesús es para Pedro, Nicodemo, el centurión, los 
endemoniados, Tomás..., etc., una cuestión planteada a partir de la 
presencia gratuita del misterio de Cristo. Cada cual lo comprende a su 
modo y a diferente nivel, según la situación o condición de cada uno. 

216. Reacciones diversas ante el misterio de Cristo: la admiración 
Así, por ejemplo, el pueblo percibe en él un profeta. Nicodemo ve en 
Jesús un maestro venido de parte de Dios, porque nadie puede hacer 
esos signos, si Dios no está con él (Jn 3, 2). El centurión ha creído que 
Jesús tiene poder sobre la enfermedad, que le está sometida y le 
obedece, como los soldados acatan órdenes superiores (Mt 8, 5-13). Los 
discípulos, ante la tempestad calmada, descubren algo tan extraordinario 
y trascendente que sólo pueden formular en forma de pregunta: "¿Quién 
es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecenb" (Mt 8, 27). El Padre 
celestial revela a Pedro la respuesta certera y exacta que no puede 
provenir "de la carne ni de la sangre": Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios 
vivo (Mt 16, 16-17). 

217. El escándalo de lo cotidiano J/ESCANDALO:
Por otro lado, quienes vieron y oyeron a Jesús de Nazaret tropezaron 
a veces con el hecho de haberle conocido desde hacía mucho tiempo en 
su vida cotidiana. ¿Cómo comprender entonces el misterio de un hombre 
a quien hemos conocido de niño y de adolescente?: "Fue a su ciudad y 
se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decia admirada: ¿De dónde 
saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero?... 
Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo: Sólo en su tierra y en 
su casa desprecian a un profeta" (/Mt/13/54-57). 

218. Un discernimiento a través de la repulsa 
Existe también un conocimiento negativo, un discernimiento en el odio, 
una intuición a través de la repulsa, de lo que es en el fondo Jesús de 
Nazaret. Esta es la experiencia de los endemoniados. Vinieron a su 
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos 
que nadie podía pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¿Qué 
quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes 
de tiempo?» (Mt 8, 29; cf. Mc 5, 1-2(); Lc 8, 26-39). 

219. Una resistencia profunda y dolorosa 
Es una verdad comprobada por la propia experiencia; el hecho de que 
el Misterio absoluto de Dios se nos revela en el hombre Jesús, nos 
desconcierta; sus pretensiones de adherirnos incondicionalmente a El 
para la salvación, nos iluminan y al mismo tiempo encuentran en 
nosotros misteriosas resistencias. Es posible que detectemos también en 
nosotros esa resistencia hacia la persona de Cristo. 

220. La adoración, fruto de la Pascua 
La Iglesia primitiva adquiere conciencia definitiva de la identidad de 
Jesús como fruto directo de su Pascua. Si su condición anterior de siervo 
habia dejado patente hasta qué punto Jesús había sido uno de nosotros, 
semejante en todo menos en el pecado, la experiencia pascual de la 
resurrección deja al descubierto su condición trascendente: es el Señor, 
lo mismo que Yahvé. 
A la luz de la experiencia pascual, los discipulos accedieron a la clara 
conciencia de la condición divina de Jesús. Ante el misterio del Cristo, los 
Apóstoles y la Iglesia apostólica de todos los tiempos se rinden en actitud 
de adoración y hacen suya la profesión de Tomas: «Señor mío y Dios 
mio» (/Jn/20/28). 

221. Misterio de la pre-existencia de Jesus 
La Iglesia apostólica, al reconocer a Jesús como Señor, profundiza, 
bajo la acción del Espíritu de Verdad, en el misterio de la pre-existencia 
de Jesús. Jesús es el Señor del mundo venidero, Señor de vivos y 
muertos, es el último, y por ello es el primero, el origen de todo, el Señor 
del universo (Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13). 
Jesús de Nazaret ha existido desde siempre «en su condición divina» 
(Flp 2, 6): él es "el Hijo Unico" que Dios, por amor, ha entregado al 
mundo "para que no perezca ninguno de los que creen en El, sino que 
tengan vida eterna" (Jn 3, 16). 
Jesús de Nazaret existió con anterioridad a Abraham: "Abraham, 
vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi dia: lo vio, y se llenó de 
alegria" (Jn 8, 56). El pudo decir con toda verdad: "Yo y el Padre somos 
uno" (Jn 10, 30). 
Jesús de Nazaret es la Palabra que, "en el principio", "estaba con Dios" 
y "era Dios" (Jn 1, 1 ); es el Hijo, por quien Dios "ha habiado en estos 
últimos tiempos", "resplandor de su gloria e impronta de su esencia (cf 
Hb 1, 1-4). Es esa Palabra la que "se hizo carne y acampó entre 
nosotros" (Jn 1, 14). 
El secreto de Jesús de Nazaret sólo lo conoce el Padre y aquéllos a 
quienes se les revela: "Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie 
conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y 
aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar". (Mt 11, 27). 
222. Cristo, verdadero rostro de Dios para los hombres 
y verdadero rostro del hombre para Dios 
El Híjo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, es, según el Concilio de 
Calcedonia, "verdaderamente Dios y verdaderamente hombre", 
"consustancial con el Padre, por lo que se refiere a la divinidad, y 
consustancial con nosotros por lo que se refiere a la humanidad", Uno 
sólo y mismo Hijo Unigénito, Dios Verbo, Señor Jesucristo (DS 301-302). 
Afirma, pues, que Cristo es verdadero y entero Dios, y entero y 
verdadero hombre en un mismo sujeto personal. Así, Cristo es, a la vez, 
el verdadero rostro de Dios para los hombres y el verdadero rostro del 
hombre para Dios (cf. Tema 17). 

223. Cristo, revelador del misterio de Dios 
Cristo es el verdadero rostro de Dios para los hombres, «imagen de 
Dios invisible» (Col 1, 15), el intérprete perfecto del Padre (Jn 1, 18). Por 
ello nos dice en el evangelio de San Juan: "quien me ha visto a mí ha 
visto al Padre" (Jn 14, 8). Revelador del misterio de Dios, como Amor (1 
Jn 4, 16) y Amor entre personas. Revelador del Espíritu. En Cristo se 
manifiesta la gratuidad y la misericordia de Dios para con el hombre (Jn 
3, 16). 

224. Cristo, revelador del misterio del hombre 
Cristo es el verdadero rostro del hombre para Dios, Cristo es revelador 
del hombre. El hombre se encuentra a si mismo, cuando vive en el amor, 
en éxodo, en confianza, en misericordia, en servicio y a la escucha de 
Dios, en comunidad de fe; recobra su identidad como imagen de Dios, 
cuando vive como hijo del Padre, rescatado del poder del pecado y de la 
muerte. El hombre se humaniza a medida que se hace semejante al 
Padre y a Cristo -hijo del Padre-, por la fuerza del Espiritu. Cristo, el 
Hombre Nuevo, «revela plenamente el hombre al hombre" (GS 22). El es 
"imagen de Dios" y, también, prototipo del hombre, pues, dice San Pablo, 
Dios nos predestinó a reproducir la imagen de su Hijo (/Rm/08/29).
........................................................................


PISTAS PARA LAS REUNIONES

TEMA 12. NOS ENCONTRAMOS CON DIOS EN CRISTO 

1) "¿Qué dice la gente que es el Hijo del Hombre?" (Mt 16, 13). 
¿Quién es realmente Jesús de Nazaret? 
- ¿un gran hombre del pasado?; 
- ¿un revolucionario?; 
- ¿un profeta?; 
- ¿un mito?; 
- ¿un guerrillero?; 
- ¿un hermano para cada hombre?
- ¿Alguien que actúa en nuestra vida?; 
- ¿Aquél sin el cual nada tendría sentido? 

2) "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mt 16, 15). 

3) Reacciones diversas que experimentamos ante el misterio de Cristo: 

- ¿admiración?; 
- ¿el escándalo de lo cotidiano? (también hoy). 
- ¿un discernimiento a través de la repulsa? 
- ¿una resistencia dolorosa y profunda? 
- ¿adoración? ("Señor mío y Dios mío") Jn 20, 28). 

4) Cristo, verdadero rostro de Dios para los hombres y verdadero 
rostro del hombre para Dios. Poner en común qué significa esto para 
nosotros. Comentar los nn. 222-224. 
........................................................................

TEMA 12-1

OBJETIVO: 
TOMA DE CONCIENCIA DE LAS DIVERSAS REACCIONES 
QUE SUSCITA EN NOSOTROS EL MISTERIO DE CRISTO 

PISTA PARA LA REUNION 
* Mi reacción ante Cristo es: 
1 Desinterés. 
2 Admiración. 
3 Rutina. 
4 Repulsa. 
5 Resistencia. 
6 Búsqueda.
7 Adoración.

PLAN DE LA REUNION 
* Información: Personas, hechos, problemas... 
* Posible oración. Salmo compartido. 
* Presentación de la pista. 
* Comentario en pequeñio grupo. 
* Gran grupo: Lo más importante. 
* Oraci6n final. Canto. 
........................................................................

TEMA 12-2 

OBJETIVO: 
TOMA DE CONCIENCIA DE LOS INTERROGANTES ACTUALES 
EN TORNO AL MISTERIO DE CRISTO

PISTA PARA LA REUNION 
* "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15): 
1 Un gran hombre del pasado. 
2 Un revolucionario. 
3 Un profeta. 
4 Un mito. 
5 Un guerrillero. 
6 Un hermano para cada hombre. 
7 Alguien que actúa en mi vida. 
8 Aquél sin el cual nada tendría sentido. 

PLAN DE LA REUNION 
* Información: Personas, hechos, problemas... 
* Pista: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15).
* Presentaci6n de la pista: 
- Pequeño grupo. 
- Gran grupo: Lo más importante. Diálogo. 
* Oración final. Salmo compartido. Canto. 
........................................................................

TEMA 12-3 

OBJETIVO: 
DESCUBRIR QUE EN EL MISTERIO SECRETO NOS ENCONTRAMOS 

CON EL PROPIO MISTERIO DE DlOS 

PUNTOS CLAVE 
* Interrogantes (actuales). 
* Reacciones diversas (actuales). 
* Cristo, rostro de Dios para los hombres y rostro del hombre para 
Dios.

PLAN DE LA REUNION 
* Oración inicial. Salmo. 
* Información: Personas, hechos, problemas... 
* Presentación del tema 12: Posible lectura de Mt 16, 21ss. 
* Lectura del mismo. Cuchicheo. Puesta en común: Lo más importante.