El pasado 11 de marzo del 2001, el Papa Juan Pablo II elevó a los altares a 233 españoles y españolas, que fueron martirizados por su fe durante los años previos y durante la Guerra española (1936-1939). No hay ni que decir, que al momento se alzaron voces que, como siempre, censuran toda actuación de la Iglesia.
Cualquiera puede hacer sus héroes: el Ché, el comandante Marcos, Raúl, Julio Iglesias, etc. etc. pero a la Iglesia algunos le niegan que nombre héroes. Dicen los de siempre que no es verdad, que estas personas no murieron por la fe... ...que apoyaban a los explotadores... ...que eran reaccionarios... ...que participaban en política... ...que jamás hubo persecución religiosa en España... Se ha dicho de todo menos que realmente murieron por el único delito de ser católicos...
Cuando toda esta locura ocurrió en España yo no había nacido, no puedo precisar qué ocurrió con exactitud. Hoy, para saber con justicia lo que ocurrió, me voy a ver qué se decía en aquellos días. Recurro a periódicos y libros y esto es lo que me sale:
«...los revolucionarios llevaban meses ensañándose con la Iglesia y sus
sacerdotes. Nadie que tenga a la vez buena fe y buena información puede negar
los horrores de esta persecución... durante meses y aun años bastaba el mero
hecho de ser sacerdote para merecer la muerte...»
(Salvador de Madariaga,
España. Ensayo de historia contemporánea. Ed.Espasa Calpe, Madrid 1979. p. 114.
«...los sacerdotes fueron las principales víctimas del gansterismo puro.»
(Jakcson G., La república y la guerra civil. Ed. Grijalbo, Madrid 1976, p.
257.
«Posiblemente en ninguna época de la historia de Europa y posiblemente del
mundo, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con
ella se encuentra relacionado.»
(Thomas, H., La guerra civil española. Ed.
Ruedo Ibérico. París 1967, p. 114.
«La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia sencillamente, no ha dejado en pie ni una siquiera.» Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista (P.O.U.M.) en el periódico de Barcelona «La Vanguardia» de 2 de agosto de 1936 (La guerra española comenzó el 18 de julio de 1936...)
«La Iglesia ha de desaparecer para siempre. Los templos no servirán más para
favorecer las alcahueterías más inmundas. No se quemarán más blandones en aras
de un costal de prejuicios. Se han terminado las pilas de agua bendita.
Es
horrible constatar que los republicanos madrileños no se han percatado de la
verdadera importancia de las ráfagas incendiarias, que tiñeron durante las
primeras jornadas de julio nuestro firmamentos social.
No existen covachuelas
católicas. Las antorchas del pueblo les han pulverizado. En su lugar renacerá un
espíritu libre que no tendrá nada de común con el masoquismo que se incuba en
las naves de las catedrales.
Pero hay que arrancar a la Iglesia de cuajo.
Para ello es preciso que nos apoderemos de todos sus bienes que por justicia
pertenecen al pueblo. Las órdenes religiosas han de ser disueltas. Los obispos y
cardenales han de ser fusilados. Y los bienes eclesiásticos han de ser
expropiados.»
(Editorial de «Solidaridad Obrera» de Barcelona del 15 de
agosto de 1936). La guerra civil española comenzó el 18 julio de 1936...
«...militares, políticos, antigua y arqueológica aristocracia y miembros de
la Iglesia, retrógrada, todos juntos, en montón de infamia, han de caer en la
misma maldición y la justicia de la República, sin desmayos,implacable, serena,
hará oír su voz y su sentencia inapelable.»
(Editorial del periódico «ABC» de
Madrid del 14 agosto de 1936).
Sería interminable los testimonios aportados tanto documentales como personales.
Para los que deseen profundizar sobre este interesantísimo tema les recomiendo dos libros:
Antonio Montero Moreno, Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939. Ed. Biblioteca de Autores Cristianos. 2* edición. Madrid 1998. 883 páginas.
Vicente Cárcel Ortí, La gran persecución. España, 1931-1939 Historia de cómo intentaron aniquilar a la iglesia católica. Ed. Planeta. Barcelona 2000. 370 páginas.
Bueno, dejemos ya la persecución religiosa... ¡¡¿Qué persecución?!! ¡Ah!, no, ninguna. En España nunca ha habido persecución contra la Iglesia, todo es una invención de gente indocumentada...
(©Mario Santana Bueno)