COMENTARIOS AL SALMO 139

 

1. JUSTICIA PARA LOS OPRIMIDOS

«Yo sé que el Señor hace justicia al afligido y defiende el derecho del pobre».

Renuevo mi fe en tu justicia, Señor, en medio de un mundo en el que tu justicia parece brillar por su ausencia. Lo he intentado todo: oración y acción, palabras y escritos, persuasión y revolución, y nada ha resultado. La injusticia sigue dominando al mundo. ¿Qué más puedo hacer?

No puedo resignarme a quedarme sentado y que las cosas sean como son. Tampoco puedo cambiar nada, a pesar de todos mis esfuerzos. Deseo con toda mi alma que triunfe la justicia, y veo triunfar a la injusticia por todos lados. Creo en un Dios justo, mientras vivo en una sociedad injusta. Eso me hace sufrir, Señor, y quiero que lo sepas.

Ya sé que tus puntos de vista son diferentes de los míos, que tú ves lo que yo no veo, que tu tiempo se mide en eternidad. Pero mi vida en este mundo no es eterna, Señor, y espero ver al menos algún destello de tu justicia mientras camino por la tierra.

También sé que la felicidad humana es engañosa y que las riquezas pueden acarrear miseria, mientras que la pobreza puede traer alegría. Eso será verdad, pero en modo alguno justifica la pobreza del pobre. Mi alma se rebela ante escenas de degradación infrahumana y no puede sufrir la mirada de hambre en el rostro de un niño.

No quiero predicar, no quiero discutir, ni siquiera deseo rezar. Quiero unirme de corazón al sufrimiento de mis hermanos y hermanas para recordarte, en unidad de existencia y de fe, la agonía diaria de tu pueblo en la tierra.

CARLOS G. VALLÉS
Busco tu rostro
Orar los Salmos
Sal Terrae. Santander 1989, pág. 257