LA SERPIENTE DE BRONCE  DE MOISÉS Y LA CRUZ DE JESÚS

Moisés intercede en favor suyo y Yahvéh le responde: «Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y la mire, vivirá» (v. 8).

¿Cuál es entonces el sentido del relato?

Es el principio de la curación del mal por el mal o de lo mismo por lo mismo. Este rasgo de la experiencia humana es el que subyace a su uso simbólico. El animal que hizo morir, simbolizado en la forma de una serpiente de bronce clavada (y por tanto matada) sobre un mástil, va a ser el que salve. El lugar de la maldición se convierte en el de la bendición.  

¿No hay que ver en ello la figura de un aspecto de la salvación?

Lo mismo que el pecado viene del hombre, que ha hecho de su humanidad una «carne de pecado», también la salvación vendrá de otro hombre, Cristo, que tomará una carne semejante a la del pecado.

En el evangelio de Juan, Jesús se aplica a sí mismo el símbolo  de la serpiente, para evocar su elevación, a la vez dolorosa y gloriosa.: «Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».

Esta es LA COSTUMBRE DE DIOS de sacar bien del mal.