BIBLIA TEXTOS

 

1. BI/LECTURA: Lee con frecuencia la Sagrada Escritura: que el sueño te sorprenda con el libro en la mano y que al inclinarse tu cabeza lo reciba la página santa.

San JERONIMO.CARTAS

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2.Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.San Jerónimo

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3.Disce cor Dei in verbis Dei, ut ardentius ad aeterna suspires. Aprende a conocer el corazón de Dios en las palabras de Dios para que con más ardor aspires a las cosas eternas. 

San GREGORIO MAGNO

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4. AT/NT/UNIDAD: El AT históricamente entendido alude a algo que está más allá de él, como una promesa que se consumará en Cristo. Es como una celosía a través de la cual aparecerá Cristo. Sólo en relación con Cristo podrá comprenderse su único y verdadero sentido; puesto que en Cristo halla su cumplimiento,

La unidad de la Escritura queda garantizada por el hecho de que el Espíritu Santo es el autor de ella y en que Cristo es su contenido. Por eso no podemos interpretar aisladamente los textos particulares, ni cada uno de los libros, sino que hay que prestar atención a su intercorrelación orgánica. La Palabra de Dios consignada en la Escritura constituye una economía divina según la cual todo está mutuamente coordinado, Testamento con Testamento, libro con libro, palabras con palabras en una analogía que excluye toda real contradicción. Con la siguiente fórmula expresa ·Agustín-SAN la relación entre el Antiguo y Nuevo Testamento: "EI Nuevo Testamento está presente en el Antiguo de una manera oculta, y el Antiguo Testamento se patentiza en el Nuevo" (BI/AGUSTÍN: in veteri Testamento novum latet, in novo vetus patet; v. De catechizandis rudibus, 5).

La única y profunda razón de la unidad entre ambos Testamentos consiste en que el Antiguo, por donde lo abramos, es una prehistoria de Cristo y todas sus palabras y obras están orientadas hacia la Cruz. San León Magno (·LEON-MAGNO-SAN) dice a sus oyentes: «Carísimos: entre las cosas que Dios ha hecho desde el principio en favor de los mortales, ninguna es tan maravillosa y sublime como el que Cristo haya sido crucificado para salvar el Mundo. A este misterio se vinculan todos los misterios de lo siglos anteriores; todo lo que se ha escrito según santa ordenación, simbólicamente en los diversos sacrificios, en los modelos proféticos y en las prescripciones legales, todo no ha sido más que una predicción de este designio y una promesa de su cumplimiento para que ahora, una vez que han cesado los signos y las imágenes, nuestra fe se fortalezca en la consideración de lo cumplido, al considerar la esperanza de las generaciones pasadas". ·Agustín-san dijo (BI/AGUSTÍN: Enarr. In Salmun 56, 9, de la sinagoga impenitente): "El judío tiene en sus manos el Libro del cual hemos tomado nuestra fe; por eso los judíos han venido a ser como nuestros portalibros.»

SCHMAUS-1.Pág. 120 s.

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5. PROFECIA/QUE-ES.

Profetizar no es vaticinar el futuro. Aunque frecuentemente se identifique la profecía con la predicción, la adivinación o el vaticinio, «nada hay más alejado de la verdad. Es cierto que los profetas hebreos usaron con frecuencia los recursos retóricos de su tiempo, incluso el de la visión del futuro... Pero su propósito era totalmente distinto... Los profetas hablaban del futuro para hacer que el pueblo cambiara su conducta presente. Hacían esto porque creían que el futuro no estaba predeterminado, sino que podía ser cambiado» (COX, H.). La profecía se ocupa del futuro, mas no para describir lo que va a suceder absolutamente, sino para mantener abierta la historia a la libre determinación de sus actores, Dios y el hombre; no para «privar al porvenir de su futuridad», sino para «iluminar la oscuridad del presente» (PIEPER, J., Esperanza..., 99. Es innecesario advertir que el termino «profecía» se toma aquí en sentido genérico, y no remite tan solo a los escritos proféticos del Antiguo Testamento).

(·RUIZ-DE-LA-PEÑA-1. _PRESENCIA-TEOLÓGICA. Pág 42)

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6. BI/MUJER Gn/03/MACHISTA
El ser humano, varón y mujer, ha optado por alejarse de Dios, por romper la confianza en él, por ser independiente, y esto le ha traído como consecuencia la rotura de confianza y extrañamiento en otras relaciones: en la que mantiene con la tierra, y en la que se da entre los dos sexos. El ser hombre independiente y el elegir supone que se puede equivocar y distorsionar aquello a lo que estaba llamado. Estas relaciones de dominio del varón sobre la mujer, fruto de la libertad, no son las que le corresponden como ser humano creado por Dios.

En todo caso, las palabras de Gn 3, donde tantas veces se ha fundamentado la sumisión de la mujer al varón y la maternidad como su tarea definitoria, no son prescriptivas, sino descriptivas.

El escritor está viendo que el trabajo del suelo o el dar a luz son una lucha por la supervivencia; se han convertido en algo pesado, en una carga; lo mismo se puede decir sobre el varón que somete a la mujer a su voluntad en lugar de tratarla como una compañera. La historia de la primera pareja se convierte en una etiología y ofrece una explicación de las características de la situación humana que conoce Israel en la época del yahvista. No se usa esta narración para justificar el orden existente, o para justificar la subordinación de la mujer. Lo que describe, tanto para el varón como para la mujer, se entiende como algo que de hecho se da, pero que no es lo pretendido en la creación: la situación es equivocada, es la consecuencia trágica de la libertad. Pero el yahvista piensa que no es la última palabra, dado el contexto en el que ha sido introducida. Es el primer acto de un drama histórico que el escritor ha creado para narrar la historia de Israel. Dios continuará creando y actuando a favor de la humanidad, mujer y varón, para que llegue a la plenitud pretendida en la creación.

La segunda modalidad dentro de esta primera línea de acercamiento a la Biblia trata de recuperar tradiciones o textos que han sido olvidados, o pasados por alto, pero que dan una imagen más positiva de la mujer y sus roles dentro de la tradición judeo-cristiana. Por citar algunos, se pueden mencionar los textos que hablan de las mujeres sabias y que parecen ser rastros de una tradición en este sentido. En 2 Sm 14,4-20 se habla de las mujeres sabias de Tecoa y Abel respectivamente. En ambos ejemplos, las mujeres aparecen desempeñando un papel político, en cuanto que tiene que ver con cuestiones que afectan al gobierno y bienestar de la comunidad, y con una autoridad públicamente reconocida. En ambos textos aparecen unas características(1) que señalan la existencia del rol de «mujer sabia» en Israel, al menos en la época de los jueces, y monárquica temprana. Una capacidad y fama que debían haber desarrollado en el seno de sus clanes, cuando la diferencia entre lo público y lo privado no era tan fuerte. Tradiciones que muy bien pudieron ser transmitidas oralmente por las mismas mujeres, pero que perdieron parte de su fuerza y significado al ser introducidas por el redactor en su contexto.

/RUT/LIBRO: Otros ejemplos de tradiciones recuperadas para las mujeres son el libro de Rut o el libro del Cantar de los Cantares: dos obras compuestas por la misma época, poco después del destierro. El primero de ellos lleva por título el nombre de su protagonista principal. Rut, cuyo significado puede ser «la compañera», es una extranjera que por su iniciativa, fidelidad y valor entrará en la historia de salvación, haciendo posible el tronco del que había de nacer David. Construye la casa de Israel como lo habían comenzado a hacer las grandes matriarcas Raquel y Lía, o Tamar (4,11).

/CT/LIBRO: El Cantar de los Cantares, por su parte, presenta como posible y como lugar de revelación la alianza entre el hombre y la mujer en términos de igualdad, sin sumisiones. En este sentido, da la vuelta a la situación planteada en el Génesis. La mujer es presentada como compañera del hombre, a su misma altura y dignidad. Ella tiene iniciativa y la toma, es fiel y ardiente. No aparece como «seductora» del varón, sino que el amor y la entrega son mutuos. La lectura feminista que se ha hecho del libro ha sacado a la luz rasgos importantes: falta de sexismo; igualdad en las relaciones amorosas; predominio de las imágenes femeninas; elementos de prácticas matrilineales (se habla de «la casa de la madre», como en el libro de Rut); definición de los personajes tanto masculinos como femeninos. No se podría descartar una autoría femenina del libro o de alguna de sus partes.

Por otro lado, para contrarrestar las imágenes negativas de las mujeres, se han subrayado, también, textos como el de Gál 3,28 que habla de la igualdad de la mujer y el varón: «Ya no hay distinción entre judío y gentil, entre esclavo o libre, entre varón y mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús». O bien se podría citar un texto cuya importancia suele pasarse por alto. Después de la bajada del Espíritu sobre los discípulos, entre los que se incluyen las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea, María Magdalena, Juana, María la de Santiago, y la madre de Jesús (Hch 2,1ss), Pedro explica lo sucedido en esa pequeña comunidad con una cita de Joel 3,1-5 donde se habla de la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de profetizar, lo que supone que eso se ha cumplido allí.

Cabría hablar aquí, por último, de la labor realizada en la recuperación del lenguaje femenino sobre Dios; de la recuperación del rol y las funciones de mujeres bíblicas como Miriam, líder del éxodo junto a Moisés y Aarón; Débora, profeta y líder. Asimismo, del protagonismo de las mujeres discípulas de Jesús, o de aquellas otras que pertenecieron al movimiento misionero primitivo, de las que quedan bastantes rastros en las cartas de Pablo. Del trabajo sobre las traducciones erróneas que, hechas desde previos androcéntricos, llegaron a convertir en masculinos nombres femeninos, sólo porque a éstos se les atribuían ministerios considerados como «masculinos» Junias, y no Juniano, a quien se llama apóstol: Rom 16,7); o la reivindicación del significado pleno de los términos como diácono, presidente o apóstol, cuando son aplicados a mujeres (Rom 16,15). Todos estos ejemplos saldrán más adelante cuando se hable de la reconstrucción del cristianismo primitivo y el protagonismo de la mujer en él.

Esta opción no deja de tener sus limitaciones; a veces, detrás de ella puede existir el presupuesto de que con una exégesis precisa y cuidadosa se puede llegar a descubrir la enseñanza positiva que la Biblia debe tener sobre el status de la mujer. Sin embargo, la constatación de que los resultados no son universalmente aceptados, y de que hay textos irremediablemente patriarcales que legitiman la subordinación de la mujer (por ejemplo I Cor 14,33b-35; 1 Tim 2,11-15), plantea el problema de cuáles son autoritativos y cuáles no. En qué medida tienen autoridad unos textos que van en contra de la mujer y de la búsqueda de su integridad como persona: es el problema del canon dentro del canon. 

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La Biblia ha sido experimentada por las mujeres como un instrumento de sumisión, usado contra ellas por el sistema socio-cultural patriarcal, pero también han encontrado ellas, en esa misma Biblia, luz y autoridad para continuar su esfuerzo contra este mismo patriarcado y sus múltiples manifestaciones. Por eso, la hermenéutica crítica feminista trata de desarrollar un modelo de interpretación bíblico, crítico y dialéctico que haga justicia a estas dos experiencias. Para ello, más que establecer, desde dentro de la Biblia, un «canon dentro del canon» autoritativo, se parte de las comunidades y de su experiencia, a fin de establecer qué puede entenderse como Escritura, a qué se le puede reconocer autoridad. Nunca podrán tener valor de revelación aquellos textos o tradiciones que sean opresivos para las mujeres (o cualquier otra persona). Si se proclaman como palabra de Dios textos opresivos, se está proclamando a Dios como un Dios de opresión y deshumanización. Sólo se pueden proclamar como palabra de Dios aquellos textos y tradiciones que intenten acabar con las relaciones de dominio y explotación. Lo contrario sería una blasfemia y utilizar el nombre de Dios en vano.

Esta línea de acercamiento no considera la Biblia como una serie de normas o ideas abstractas y atemporales, propuestas como normativas para todo tiempo y cultura, sino que concibe los textos y las tradiciones bíblicas, tomándose en serio los resultados de las ciencias histórico-críticas, como respuestas de fe a situaciones y comunidades concretas, en un intento de hacer significativas para ellas las tradiciones y los sucesos reveladores recibidos. Todo ello no nos dispensa, sino que nos obliga a analizar el contexto actual para tratar de dar, a su vez, respuesta adecuada a los problemas actuales, y que, al posibilitar la asunción significativa de esas tradiciones, aquéllas sigan vivas. Lo anterior supone un cambio de paradigma de interpretación bíblica, que pasa de entender la Biblia como un arquetipo mítico(23) a un prototipo histórico abierto críticamente a su propia transformación, así como a la de sus modelos de comunidad y fe cristiana. A este paradigma no le basta con diferenciar, como hace el anterior, entre esencia reveladora y revestimiento cultural, revelación universal y expresión histórica. Esta forma de comprender la Biblia pide un examen crítico de los factores políticos, sociales y teológicos que influyeron en su formulación y canonización como Escritura. Exige, además, integrar la historia y la teología bíblica.

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1 Dos características que aparecen en los relatos y que apuntan al rol de «sabio» o «sabia» son que hablan por medio de proverbios y tienen una autoridad reconocida. Son ejemplos análogos a los encontrados en varones (2 Sm 12,1-15; I Re 20,38-43; 2 Re 18,17-36; 2 Sm 2,18-23; 2 Sm 2,24-28).

23 El «arquetipo mítico» toma las experiencias y los textos históricos limitados y los propone como universales, con lo que llegan a ser autoritativos y normativos para todos los tiempos y culturas. Al adscribir implicaciones universales a unos textos y situaciones concretas, el arquetipo mítico establece una forma ideal para todos los tiempos, un modelo de comportamiento y una estructura teológica inmutable para la comunidad en la cual sirve como Sagrada Escritura. El «prototipo histórico», por su parte, no es un principio o modelo atemporal vinculante, sino que está abierto críticamente a la posibilidad de su propia transformación.

CARMEN BERNABE 10-MUJERES.Págs. 20-24/28-30) Carmen Bernabé Ubieta Diplomada en trabajo social y doctora en teología por la U. P. de Deusto, en donde enseña Nuevo Testamento y dirige un seminario sobre las tradiciones de María Magdalena. Es miembro fundador de la Asociación de Teólogas Españolas. ........................................................................

7. Leer los textos evangélicos tal y como dice Catalina de Hucck que leen la Biblia los «pustinik», los peregrinos-monjes rusos: El pustinik lee la Biblia de rodillas. No con su inteligencia (de forma critica conceptual), pues la inteligencia del pustinik está en su corazón. Las palabras de la Biblia son como miel en su boca. Las lee con profunda fe, no las analiza. Deja que reposen en su corazón. Lo importante es conservar lo leído en el corazón, como María. Dejar que las palabras del Espíritu echen raíces en el corazón, para que después venga el Señor Dios a esclarecerlas. ...................................

8. PAPA DISCURSOS JUAN-PABLO-II

A Jesucristo por la Biblia

Discurso a la asamblea plenaria de la Conferencia episcopal italiana, en la sala del Sínodo, jueves 22 de mayo de 1997

  «El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie, gritó: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él» (Jn 7, 37-39).

Amadísimos hermanos en el episcopado:
1. Habéis elegido celebrar vuestra asamblea plenaria durante los días inmediatamente sucesivos a Pentecostés: el Espíritu Santo, cuya venida sobre la Iglesia naciente acabamos de celebrar, ilumine y guíe vuestro encuentro y vuestros trabajos. Me alegra estar con vosotros y compartir vuestras inquietudes y vuestra solicitud pastoral. Saludo y doy las gracias a vuestro presidente, el señor cardenal Camillo Ruini, al igual que a los demás cardenales italianos; saludo, asimismo, a los vicepresidentes, y doy las gracias de modo particular a monseñor Giuseppe Agostino, que ha concluido su servicio, y felicito a monseñor Giuseppe Costanzo, elegido para asumir la función de vicepresidente. En fin, saludo al secretario general y a cada uno de vosotros, venerados hermanos en el episcopado, deseándoos a todos los frutos del Espíritu en vuestro compromiso en cada una de las diócesis y dentro de la Conferencia episcopal.  

La Biblia, fuente de la vida espiritual
2. Vuestra asamblea ha dedicado amplio espacio al gran tema del encuentro con Jesucristo a través de la Biblia. En la carta apostólica Tertio millennio adveniente he subrayado cuán importante es que en este año de preparación para el gran jubileo, dedicado a Jesucristo único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8), los cristianos «vuelvan con renovado interés a la sagrada Escritura, en la liturgia, tan llena del lenguaje de Dios; en la lectura espiritual o bien en otras instituciones o con otros medios que para dicho fin se organizan hoy por todas partes» (n. 40). En efecto, a pesar del gran impulso que el concilio Vaticano II ha dada a los estudios bíblicos y a la pastoral bíblica en las comunidades cristianas, todavía son demasiados los fieles que siguen privados de un encuentro vital con las sagradas Escrituras y no alimentan adecuadamente su fe con la riqueza de la palabra de Dios que se halla en los textos revelados. Por eso, es necesario realizar un esfuerzo ulterior para que tengan amplio acceso a la Biblia. En efecto, como dice san Jerónimo, «ignorar las sagradas Escrituras significa ignorar a Cristo», dado que toda la Biblia nos habla de él (cf. Lc 24, 27). Para un encuentro eficaz con la sagrada Escritura, sigue siendo decisiva la referencia a la constitución dogmática Dei Verbum del concilio ecuménico Vaticano II. En ella encontramos los principios doctrinales y los caminos pastorales más apropiados para lograr que el encuentro con el Libro sagrado mantenga su intrínseca cualidad de escucha de la palabra de Dios, sea un estudio exegéticamente correcto, se convierta en fuente de vida espiritual, anime y reavive toda la acción pastoral, guíe y sostenga el diálogo ecuménico y manifieste la gran riqueza incluso humana y cultural, que brota de la Biblia y que ha producido maravillosos frutos de civilización en Italia y en muchas otras naciones. En virtud de este nexo entre fe y cultura, la Biblia se presenta como texto fundamental para la formación de las nuevas generaciones, tanto en la catequesis de iniciación cristiana como en la enseñanza de la religión católica en las escuelas. Por tanto, la ardua tarea de la nueva evangelización pasa por dar a conocer más la Biblia a todo el pueblo de Dios, mediante su proclamación litúrgica, la homilía y la catequesis, la práctica de la lectio divina y otros caminos bien trazados en la reciente Nota pastoral de vuestra Conferencia: «La Biblia en la vida de la Iglesia». Las comunidades parroquiales y las religiosas, las asociaciones y los movimientos laicales, las familias y los jóvenes podrán experimentar así la condescendencia amorosa de Dios Padre que, mediante la sagrada Escritura, sale al encuentro de cada hombre manifestando la naturaleza de su Hijo unigénito y su designio de salvación para la humanidad. Para que los fieles comprendan y acojan la Escritura con todo su valor de verdad y de regla suprema de nuestra fe, se necesita claramente una acción de acompañamiento que evite lecturas superficiales, emotivas o, incluso, instrumentalizadas, no iluminadas por un sabio discernimiento y la escucha en el Espíritu. Se trata de una responsabilidad específica nuestra como pastores, para la que contamos con la ayuda de los sacerdotes y los catequistas. En efecto, la verdadera y genuina interpretación y transmisión de los textos sagrados sólo puede realizarse en el seno de la Iglesia, a la luz de la Tradición viva y bajo la guía del Magisterio (cf. Dei Verbum, 10).  

El Congreso eucarístico
3. Queridos hermanos, al dedicar particular atención al encuentro con Jesucristo a través de la Biblia, habéis querido impulsar la preparación de este especial Año santo, durante el cual celebraremos los dos mil años de la encarnación del Verbo de Dios. Conozco el esmero con el que cada uno de vosotros en su Iglesia particular, y todos juntos reunidos en la Conferencia episcopal, estáis preparándoos para esta gran cita. Me alegro de ello y me congratulo con vosotros. Un momento importante de este camino de preparación para el gran jubileo será el Congreso eucarístico nacional, que se celebrará a fines de septiembre en Bolonia, dedicado al mismo tema de este año preparatorio: «Jesucristo, único Salvador del mundo, ayer, hoy y siempre». Me alegrará encontrarme con vosotros en Bolonia, y ya desde ahora agradezco al cardenal Giacomo Biffi el celo con el que está preparando esta gran manifestación de fe en Cristo Eucaristía y de comunión eclesial.  

La Asamblea de Palermo
4. Queridos hermanos, todavía conservo en mi corazón el recuerdo de la Asamblea de Palermo, en la que se dieron cita todas las diócesis de Italia para animar con el evangelio de la caridad la vida de la nación. Después de la Asamblea, habéis trabajado mucho para poner en práctica las opciones que hicisteis allí, en el sentido del primado de la vida espiritual, del compromiso en favor de la nueva evangelización, de la relación entre fe y cultura, de la familia, de los jóvenes, del amor preferencial por los pobres y de la animación cristiana de la vida política y social. En particular, el proyecto cultural orientado en sentido cristiano señala un objetivo fundamental hacia el que hay que tender y hacer converger sensibilidades y energías: el de una fe que sepa traducirse en obras de modo que Jesucristo inspire y sostenga también el compromiso temporal de los creyentes en favor del futuro del pueblo italiano, como ya sucedió en el pasado. En esta perspectiva, deseo estimular los esfuerzos que estáis realizando para una presencia cristiana mas incisiva y orgánica en el ámbito de la comunicación social, conscientes de que en este terreno se afrontan hoy desafíos decisivos.

Importancia de la familia
5. Comparto con vosotros, amadísimos hermanos, el celo, la solicitud y también la preocupación por el destino de la nación italiana: por su unidad, por su gran herencia cristiana y por el papel que, en consecuencia, debe desempeñar en Europa. El pueblo italiano es rico en energías, capaz de afrontar y superar incluso las dificultades más duras, pero estas energías deben poder expresarse de modo libre y solidario, dejando espacio, más aún, impulsando la «subjetividad de la sociedad» (Centesimus annus, 13), que tiene su mayor fuerza en los múltiples cuerpos y asociaciones intermedias y, ante todo, en la familia, que es la célula base de la sociedad y de la Iglesia. Frente a los múltiples ataques que la familia afronta hoy también en Italia, donde desempeña una función social particularmente importante, quiero deciros a vosotros, mis hermanos en el episcopado, que os apoyo tanto en la acción pastoral en favor de la familia como en el compromiso al que están llamados todos los católicos y los hombres de buena voluntad, para salvaguardar en el ámbito legislativo los derechos propios de la familia fundada en el matrimonio y solicitar que se tomen nuevas medidas e iniciativas en el campo de la ocupación, la construcción y las normas fiscales, a fin de que no salgan perjudicadas injustamente la familia y la maternidad. Queridos hermanos, sé que es igualmente grande la atención que prestáis a la enseñanza: a la escuela en general, que hay que sostener, ante todo, en su función primaria de educación y formación de la persona, y, en especial, a la escuela libre. Renuevo aquí, junta con vosotros, la petición de que «finalmente se aplique de modo concreto la equiparación para las escuelas no estatales, que prestan un servicio de interés público, que muchas familias aprecian y buscan» (Palabras pronunciadas el 23 de febrero de 1997 en el instituto romano «Villa Flaminia»). También en este campo las legislaciones de muchos países de la Unión europea pueden servir de ejemplo.  

Confianza en María
6. Venerados hermanos en el episcopado, pongamos en el corazón de María, nuestra dulce Madre, los proyectos elaborados durante estas jornadas de oración, de intercambios fraternos y de reflexión común. Unidos a María, a los mártires y a los santos que escribieron la historia de esta nación, afrontemos con confianza las tareas que nos esperan. Dios os bendiga a cada uno y a vuestras Iglesias. Dios bendiga al pueblo italiano, lo confirme en la fe de sus padres, ilumine su mente y abra su corazón para la edificación de la civilización del amor en el umbral del tercer milenio.  

Discurso a la asamblea plenaria de la Conferencia episcopal italiana, en la sala del Sínodo, jueves 22 de mayo de 1997