J/HERMANOS /Mt/25/40: LOS "HERMANOS" DE JESÚS, PUES SE TRATA DEL JUICIO DE LAS NACIONES, QUE IGNORAN NECESARIAMENTE A XTO Y LA FAMILIA FUNDADA POR ÉL.
Jesús no se contenta con iluminar a sus discípulos, que los ha convertido en su familia; su soberanía y su presencia se extienden a otra categoría de hombres, que no se caracterizan por su adhesión activa a la voluntad del Padre, sino por el hecho de encontrarse en una situación que los pone en pie de igualdad con el reino: son los "pobres", que Jesús proclama bienaventurados, son los "clientes" de Dios; forman por excelencia los súbditos del reino, sin que se haga problema de su fe ni de su práctica religiosa. Esa connaturalidad de los pobres y del reino (cfr. Lc 16,9) vuelve a aparecer en el fresco del último juicio (Mt 25,31-46). Todos los hombres de todas las naciones serán juzgados de acuerdo con su conducta respecto de los desgraciados con los que se identifica Jesús: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25,40).
Los "hermanos" de Jesús no son sus "discípulos", pues se trata del juicio de las naciones, que ignoran necesariamente a Cristo Jesús y la familia fundada por él. Los discípulos se juzgan en función de su fidelidad, que puede llegar hasta el martirio (Lc 12,8), de su obediencia (Mt 7, 21-23), sobre la manera de perdonar las ofensas (Mt 6,14s), de hacer misericordia (Mt 5,7;18, 23-25) y de su fe (Mt 24,12s; Lc 18,8); los paganos se juzgan por su comportamiento respecto a los desgraciados que encuentran en su camino. La familia de Jesús, en esta perspectiva escatológica, no comprende únicamente a sus discípulos, a partir de los cuales vamos a ver que se constituye la iglesia, sino de los infelices de esta tierra: son "los hermanos míos más pequeños"
(PAUL ·GAUTHIER-P.EL EVANGELIO DE LA JUSTICIA Y LOS POBRES Ed. Sígueme/Salamanca 1969, pp. 211s)