|
La
Virgen María |
¿Porqué
tanto odio a la devoción mariana por parte de los sectarios? |
Así como el apóstol san Juan por encargo de Jesucristo, al pie de la cruz, se llevó a la Virgen María a su casa, de la misma manera no existe un hogar católico donde sus moradores no hospeden en el a la Madre de Dios: La Virgen María. simbolizando esta acción al tener en su casa la hermosa imagen de ella en alguna de las muchas advocaciones con que se le aclama y recurre a su valiosa intercesión con infinidad de títulos.
Ante el fervor mariano de la fe católica, se presenta por otra parte, el afán de
infinidad de sectas para acabar con él. Todos los sectarios conocen que la devoción de nuestro pueblo a la Virgen María es una de las barreras más difíciles de derribar. Ellos conocen que todo aquel católico que abandona su veneración a nuestra Madre del Cielo, ya fácilmente se incorporará a esos grupos destructivos. He aquí la razón por la cual, los sectarios no descansan en tratar de destruir toda devoción a la Virgen María entre los católicos.
Es importante también hacer notar que entre los católicos que no les gusta profundizar mucho en el conocimiento de su fe, existen las ideas erróneas acerca de lo que el protestantismo histórico y las sectas cristianas y seudocristianas aceptan acerca de la Virgen María. Generalmente un católico del tipo ya mencionado, para salir de paso, únicamente se concreta a decir: " es que ellos (los no católicos) no creen en la Virgen María "; por lo tanto es necesario, reflexionar qué es lo que "creen" acerca de la Virgen María los miembros de las denominaciones ya citadas.
La gran mayoría de las serias Iglesias del protestantismo histórico, como la luterana, anglicana, etc., sí aceptan que la Virgen María es la Madre de Dios. Lutero hasta el fin de su vida así lo proclamó y nunca dejó de venerarla con la oración del Magnificat. En estas iglesias actualmente hay esfuerzos en sus miembros para restablecer el culto de veneración a la Virgen María dentro de sus templos y algunos anglicanos han realizado hasta peregrinaciones a famosos santuarios como el de Lourdes en Francia.
El literato protestante Max Yunnickel ha confesado : " Hace mucho frio en la Iglesia Luterana. Tenemos que calentarla un poco. ¿Cómo? Trayendo una Madre: María… volvamos a los cánticos a María, adornemos nuestras Iglesias con las flores del campo. Hagamos fiestas, como por la vuelta de una Madre, porque una Madre ha reaparecido en nuestra Iglesia… María llena de gracia, yo te saludo".
El panorama que se vislumbra en el protestantismo histórico sobre el restablecimiento del culto a la Virgen María es muy alentador, en cambio, en las sectas es todo lo contrario.
Mientras que relevantes líderes o pastores del ambiente antes citado realizan grandes avances en diálogos ecuménicos doctrinales con representantes de la Iglesia Católica, tristemente por otra parte, no existe la misma disposición en las denominaciones nacidas del protestantismo histórico, mucho menos en las sectas de muy reciente aparición. Como prueba de lo anterior, transcribo lo que al respecto dice el téologo bautista Emilio Antonio Núñez en el folleto "La Iglesia Evangélica frente al nuevo catolicismo", pag.
11. Desalentando la labor ecuménica nacida del Vaticano II, el teólogo Núñez advierte a los miembros de su
fe los siguientes "riesgos" en dicha labor, contra la fe evangélica como él la
concibe: después de inconformarse por varias doctrinas católicas, como el Primado de S. Pedro, el Purgatorio, la Tradición, etc. sobre la Virgen María dice:
"María se halla aún en su trono como la Madre de Dios y la mediadora de toda gracia, los dogmas de la Inmaculada Concepción y la Asunción quedan inalterables…".
Con la breve referencia anterior,
podemos darnos cuenta en que "no creen" sobre la Virgen María las sectas que salieron del protestantismo histórico.
Siendo
imposible para las sectas destruir la inmensa relevancia que en la Biblia tiene
la Virgen María, para con esto acabar la muy conocida veneración a ella que
tiene nuestra fe católica y así después destruir este baluarte que impide el
que muchos católicos pasen a grupos destructivos, afanosamente dedican gran
esfuerzo en devaluarla a un plano muy inferior o mínimo, para que la labor tan
importante que Ella tiene después de su Hijo Jesús en la historia de la
salvación, pase desapercibida y en algunas sectas hasta se logre en sus adeptos
el rechazo total a la Madre de Dios.
En
la gran mayoría de las sectas únicamente se reconoce a la Virgen María como
la Madre de Jesús el hombre, por lo tanto no la consideran como Madre de Dios.
Al negarle este hermoso título, que es el origen de todos los demás con que la
proclama nuestra fe, lógicamente para los sectarios la Virgen María no fue
Inmaculada en su nacimiento, ni fue llevada al Cielo en cuerpo y alma, ni
tampoco podemos invocarla, porque está muerta y su cuerpo corrompido en el
sepulcro, y aún más: para ellos no es la siempre Virgen María como la
menciona la antiquísima tradición cristiana, muchos menos nuestra Madre
espiritual y Abogada nuestra ante su Hijo Jesús, el único Mediador entre Dios
y los Hombres.
Reflexionando
en lo anterior, podemos ver el inmenso abismo que existe entre lo que
“creen” los sectarios acerca de la Virgen María y lo que nosotros los católicos
proclamamos acerca de ella en nuestra fe. Cada vez que ante nosotros alguien
trate de socavar la devoción a la Virgen María en nuestras comunidades
parroquiales, encomendando nuestras acciones a Dios nuestro Padre, proclamemos
ante quien sea necesario lo siguiente: Santa Isabel llama a la Virgen María “la Madre de mi Señor”,
Lc 1,45; es decir, “Madre de Dios” ¿o estás tú más inspirado que santa
Isabel al negarle a la Virgen María ese título?
Muchos
sectarios creen firmemente que ya en breve van a ser “arrebatados” por los
aires en cuerpo y alma al encuentro de Jesús. ¿Cómo entonces no crees que la
Virgen María haya sido llevada mejor que Tú ante su Hijo en cuerpo y alma al
Cielo? Si Cristo prometió que quien venciera se sentaría con El en su trono
celestial Ap. 3,21 ¿le negará esto a su Madre? La carne y sangre que tomó el
Verbo al adquirir la naturaleza humana provino de la Virgen María y ahora el
cuerpo de Jesús en estado glorioso está en el cielo. ¿Por qué no puedes
creer lo mismo del cuerpo de la Virgen María, origen del cuerpo del Verbo
Encarnado?
Todos
los cristianos no católicos están seguros que según la promesa de Jesús
“ellos reinarán con El en el cielo” 2 Tim. 2,12; ¿cómo entonces no puedes
aceptar que la Virgen María sea la Reina del Cielo? ¿O tienes mayor dignidad
ante Jesús que Ella?.
Saluda
el Ángel Gabriel a la Virgen llamándola “llena de gracia” Lc 1,27. Los
sectarios replican: “también a Esteban se le llama “lleno de gracia” Hch
6,8; pero observemos que aquí el término hace las veces de un adjetivo
calificativo y en cambio, en el caso de la Virgen María a más de eso, la
definición “llena de gracia” realiza la función de un pronombre. El Ángel
no le llama por su nombre María, sino “llena de gracia”, con esto sabemos
que Ella es en sí misma la “llena de gracia por excelencia”.
Si
la Virgen María es la llena de gracia, no es posible que ni por un instante
hubiese estado en poder de Satanás por el pecado; si así fuera, en tal caso la
Biblia no podría considerarla en si misma “llena o plena de gracia” sino la
mencionaría con un calificativo inferior. La Sagrada Escritura la asegura a
Ella que “el Señor está contigo” Lc 1,28. No es creíble que también el
Demonio aunque fuera por un breve momento estuviera con ella por medio del
pecado. Por esta y otras razones, los católicos la reconocemos como la
“Inmaculada Concepción”.
Las
sectas no desaprovechan ocasión para señalar situaciones torcidas respecto a
devociones mal entendidas, que por falta de evangelización existen en algunas
personas que se consideran católicas; en realidad estos católicos sin mucha
formación, practican acciones muy alejadas de lo que es la recta veneración a
la Virgen María. Siempre que esté a nuestro alcance, cuando esto ocurra,
procuremos dentro de nuestras posibilidades, alertar a quienes las realizan
consciente o inconscientemente a corregirlas y así no dar motivos de escándalo
a los enemigos de nuestra fe, que de inmediato las utilizan a favor de su
proselitismo sectario.
Entre
este tipo de fallas, mencionemos algunas:
Difusión
de supuestos mensajes marianos que sin aprobación eclesiástica anuncian
terribles y próximas catástrofes, días de oscuridad, etc.
Quien
promueve lo anterior está quizás sin saberlo, proclamando que el Papa Juan
Pablo II está equivocado en su pastoral, ya que El nos está invitando a un
Jubileo para el año 2000, siendo que según estos profetas de calamidades
debería de prever los supuestos terribles acontecimientos próximos a
ocurrir o de que nos aprovisionáramos de ciertos cirios benditos, etc.
Tener
conciencia de que toda devoción o culto a la Virgen María debe terminar en
Cristo. El punto de referencia siempre será El. La Virgen María es una
criatura finita y Cristo es infinitamente más grande que Ella.
Distinguir
entre la Virgen María como persona y lo que es su imagen o escultura.
Cuando visitamos un santuario mariano en vez de decir “voy a ver a la
Virgen”, mejor expresarnos, máxime si estamos ante la presencia de un
sectario, “voy a visitar la imagen de la Virgen”.
Evitar
conocer hasta con el más mínimo detalle supuestos mensajes marianos a
ciertos videntes y desconocer en gran parte o completamente, los diálogos y
enseñanzas de Jesús contenidas en La Biblia.
Como conclusión, cada vez que invoquemos a nuestra Madre bendita La Virgen María, suplicándole que ruegue por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, tengamos también presente el consejo que Ella nos dio acerca de que escuchemos a su Hijo Jesús: “Hagan lo que El les diga” Jn 2,5.
José L. Fierro
México