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Una negra experiencia

Una vida que se enfrentó con la dura realidad de los Testigos de Jehová.

Colaboración de Isaac Guerra / México

 

    Mi nombre es Isaac Guerra. Hace dos años conocí a una muchacha de nombre B. M., de Ciudad Guadalupe, que asistía a la congregación Acapulco en Nuevo León, México.

    Desde que la conocí tuve la intención de hacerla mi novia y lo conseguí pese a que yo no era cristiano, siempre me dijo que a pesar de que los hermanos de su congregación se iban a molestar, lucharía por nuestro noviazgo.

    Así pues duramos un año, de novios a escondidas de su congregación, pero gracias a Jehová aprendí a conocerle y a entregarme a Él, así que comencé a asistir a una congregación, la Gardenia de Ciudad Guadalupe también, y seguía mi estudio con el presidente de la congregación, pero poco a poco cuando ya habíamos hecho planes para casarnos, se fue alejando de mi lado.

    No encontraba yo una explicación, me dejó sin un motivo, le cuestionaba la razón, puesto que ya la había pedido en matrimonio, y pues habíamos sostenido relaciones sexuales, pero no encontraba la manera de que hubiese algo convincente.

    La verdad es que seguía yo pidiéndole a Dios que la hiciera reflexionar, pero nunca lo hizo, me cerró la puerta en mi cara, me decía que ya no me quería.
finalmente un día le cuestione de frente que me dijera la verdad y me comento que era la presión de parte de los hermanos de la congregación, quienes la orientaban a dejarme, el motivo es que yo no estaba bautizado.

    Le dije que entonces debió habérmelo dicho antes de que comenzara yo a hacer planes de matrimonio, pero simplemente bajaba la cabeza y me decía "si, hubiera..." puras palabras al viento.

    Así pues también me mencionó que me dejaba pero no por otro; sin embargo, cuenta me di después del engaño, pues sin que ella lo supiera un día la seguí y la vi abrazada de un tipo de nombre R. V. Este hombre es cuñado de A. L., uno de los ancianos de su congregación y al enterarse ellos de la situación, sabiendo que tampoco era bautizado y aparte divorciado con dos hijos, simplemente bajaron la cabeza y les autorizaron que siguieran. Eso me hizo pensar que tal vez se comportaban como una tribu que solamente entre sus amigos y familiares quedaban las mujeres, trabajándolas por medio de la sugestión.

    La mentira y el fraude de estas personas me decepcionaron mucho; hablé con gentes para que me ayudaran y me orientaran y nadie me hizo caso, me ignoraron, solamente hubo alguien que sí me motivó a seguir adelante, I. H. y su yerno de nombre M., pero de ahí en adelante ni A. L. ni siquiera F. S. pudieron hacer algo, eso me llenó de tristeza y amargura. Inclusive, mi padre falleció por esos días y ella al enterarse ni siquiera fue para acompañar a mi madre y tan siquiera darle el pésame, puesto que mi padre la tenía en muy alta estima.

    La verdad es que me fallaron, y hoy sigo adelante, entro a una congregación, a otra, y a alguna iglesia cristiana, bautista, donde me siento a gusto, pero no dejo de tener mi fe en Jehová.

    La primera experiencia negativa fue el rechazo de B., la segunda el nulo caso de la Torre del Vigía a donde envié una misiva, la tercera el fallecimiento de mi padre, la cuarta el desempleo, la quinta la muerte de mi mejor amigo, ya no podía sufrir más, pensé en lo peor, pero llego a mi mente la ayuda de mi amigo el que nunca me desampara.

    Justamente al regresar del sepelio de mi amigo me encontré con una chica en una librería cristiana y comenzamos a dialogar, me sugirió que aceptara a Jesús como el salvador, que dio su vida por nosotros y que le entregara mi corazón, eso hice y por la noche tuve un sueño donde lo vi preguntando mi nombre y buscándolo en un pergamino, quise pensar que era el libro de la vida.

    Desde entonces, hasta la fecha comenzaron a llegar los mejores momentos en mi vida. Conocí a una jovencita que ahora es mi prometida, recibí la oportunidad de trabajar en una empresa líder en el mercado de la comunicación, logre comprar un vehículo, puse teléfono en mi domicilio y varias cosas más.

 

    Gracias todo a Jehová que nunca me soltó de la mano, siempre me tuvo a su lado y al que nunca le perdí la fe, gracias a mi relación personal con el. Lo que me motivó a hacerlo fue el relato de Job para poder aguantar.

    Esta es mi experiencia que pueden confirmar si así lo desean.

    Gracias

    Isaac guerra