Rebeldía ante las injusticias: Habacuc
José L. Caravias S.I.
Habacuc vive en la misma época, en la que Asiria está hundiéndose y Babilonia surge rápidamente. Son tiempos de opresión y violencias y Habacuc reza "¿hasta cuándo?". El espera que Babilonia haga justicia y los pueblos se alegran tremendamente cuando triunfa. Pero el profeta no se fía de Babilonia e insiste en que no hay que poner en ella la confianza, sino en Yavé, que es más poderoso que Babilonia. Habacuc celebra al Señor de la naturaleza y de la historia.
En medio de esta fe, Habacuc siente una terrible duda: Justo es que Yavé hunda a Nínive, pero no comprende y se siente rebelde ante el hecho de que la justicia de Dios se realice a través de un nuevo imperio, tan cruel o quizás peor que el anterior. El es el primero de los profetas que se atreve a pedir cuentas a Dios. "¿Hasta cuándo, Yavé, te pediré socorro sin que Tú me hagas caso...? ¿Por qué me obligas a ver la injusticia y te quedas mirando la opresión?" (1,2s) "Tienes tus ojos tan puros que no soportas el mal y no puedes ver la opresión. ¿Por qué, entonces, miras a los traidores y observas en silencio cómo el malvado se traga a otro más bueno que él?" (1,13).
En esta experiencia de rebeldía contra Dios, Habacuc se mantiene fiel a la fe en ese Dios que guarda el secreto de su forma de gobernar el mundo. Lo único que pide es que se tenga confianza en El: "El justo vivirá por su fidelidad" (2,4). Por ello, a pesar de tantas dudas y angustias, el profeta acaba su libro confesando: "Yo seguiré alegrándome en Yavé, lleno de gozo en Dios, mi Salvador, pues me apoyo en Yavé, que es mi Señor, que da a mis pies la agilidad de un ciervo y me hace caminar por las alturas" (3,18s).