AUTOBIOGRAFÍA


Nací en Alfaro (La Rioja, España) el 5 de diciembre de 1936. De niño ingresé  en el Seminario Seráfico de los Capuchinos. Tras los estudios de Humanidades y Filosofía, hice el año de noviciado en Sangüesa (Navarra) y profesé la vida capuchina el 15 de agosto de 1956. Fui ordenado sacerdote en Pamplona, el 2 de abril de 1960.

 Obtuve la licencia en Teología en Friburgo de Suiza (1962) y la de la Sagrada Escritura en Roma (1964). Fui destinado a la educación de nuestros jóvenes profesos y docencia de la Sagrada Escritura. En determinado momento estuve al frente de mi provincia capuchina (Navarra, Aragón, País Vasco, La Rioja), 1978-1984. Proseguí mis estudios en Jerusalén, donde obtuve el doctorado en el “Studium Biblicum Franciscanum” (1987).

He desarrollado el sagrado ministerio en España; y desde 2002 me encuentro en México, donde he sido Asistente Espiritual de las Hermanas Clarisas Capuchinas Sacramentarias, y  actualmente en la Casa Noviciado de Puebla.

He publicado diversos poemarios de cantos litúrgicos, en ocasiones con música de Fidel Aizpurúa, capuchino: Himnos para el Señor (1983); Himnario de la Virgen María (1989); Himnario de las Horas (1990); Gloria y ternura: Adviento y Navidad (2000); Nuestra Pascua inmolada: Cuaresma y Pascua (2004). Algunos de ellos han pasado al libro oficial de la Liturgia (como, por ejemplo, en Navidad, “Te diré mi amor, Rey mío”; en Pascua “Al fin será la paz y la corona”, “Estaba al alba María”), otros han sido editados en varios libritos; y una cantidad considerable están en mis reservas, esperando el día. La voz de mis versos resuena en la letra del Himno del 48º Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara del año 2004, lo mismo que en el Himno para el IV Congreso Eucarístico Nacional de México en 2008 celebrado en Morelia.

Esta es mi historia episódica. Pero mis versos nacen de eso que hoy llaman “perfil” – mi talante – de ese “quién soy yo” que cada uno lleva consigo, y que yo lo puedo llamar “la historia de salvación de Dios conmigo”. Soy… Profeta de su amor… ¡Qué presunción…! Pues la verdad es que para eso he querido escribir estos versos…


Al leer el poema sobre “El Pan de Jesús” (Jn 6,1-15), el director de Mercabá me sugiere que el Poemario de este sitio (Himnos y otras poesías para orar, y muy especialmente en este Año Sacerdotal) podría llamarse: EL PAN DE UNOS VERSOS. Y viendo lo que pasó con aquel muchacho que tenía cinco panes de cebaba y se los dio a Jesús, y Jesús los presentó al Padre y a la Comunidad, añade:

“Pan que el poeta, el hombre, ofrece en alabanza a Dios…
Pan que Dios reparte para fortalecer a sus hijos…
Pan que mantiene viva toda comunidad…”

 

Hermano, hermana, cuenta con mi invisible amistad. Gracias por tu visita.

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