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Domingo
XXI
ciclo C
Lc 13,22-30
De la mesa Eucaristía
Es muy duro el Evangelio de hoy en su primera parte, al responder Jesús a
la pregunta: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”.
Jesús, palabra definitiva de Dios, responde con la más dura amenaza
profética, como vidente que viera a los “elegidos” fuera del banquete.
Pero, nuestro Señor – y también nuestro hermano – no está dando la
estadística o el pronóstico de lo que va a pasar. Está lanzando una
amenaza, la más terrible amenaza; y está diciendo: yo soy la invitación
del Padre, yo soy la última oportunidad.
Al mismo tiempo, ve el futuro luminoso, la gran turba que nadie puede
contar venida de fuera, de oriente y poniente, de norte y sur.
¡Gracias, Jesús amado, a quien hemos escuchado y a quien queremos servir!
Pero también nosotros, como tú, queremos que a la mesa estemos todos,
nosotros con ellos! ¡Lo queremos! ¡Lo pedimos!
Estribillo
De la mesa Eucaristía
a la mesa celestial
me vi cruzar el umbral…
y era Jesús quien me abría.
Estrofas
1. ¿Qué había en tu corazón,
Jesús, divino Maestro,
para decir lo que está
escrito en el Evangelio?
Dolores de Dios que sufre
sufrimientos por su pueblo,
lágrimas de Dios que llora
por ojos del Nazareno.
2. No os conozco, ni sois
los ciudadanos del Reino,
obradores de maldad
gentes que oír no quisieron.
No sois mi raza y familia,
de profetas herederos,
ni de Abraham y Jacob
descendientes verdaderos.
3. No sois míos, no lo sois,
los que mi voz no acogieron,
los que no abrieron la puerta
cuando yo pasé y me vieron…
No tienen puesto en la mesa,
los que no quieren tenerlo;
yo no rechazo a ninguno
y menos a los primeros.
4. Yo te pido por tu amor
lo que es tu ardiente deseo:
que nunca jamás se cumpla
lo que advertías gimiendo.
Jesús misericordioso,
triunfador en cruz muriendo,
triunfa tú de tu amenaza
porque el triunfo sea pleno.
5. Vendrán de Oriente y Poniente
- yo vine de esos senderos –
con cantares bien danzados,
cantando el amor eterno.
Mas todos juntos mi Dios,
nosotros juntos con ellos,
y un solo coro de amor
al final entonaremos.
Puebla, 21 agosto 2010
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