P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM



10
de julio


Santa Verónica Giuliani



Santa Verónica Giuliani (1660-1727) es una monja capuchina italiana, excepcional representante de lo que es la mística cristiana experimental. Por mandato de sus confesores fue escribiendo el diario de sus experiencia, miles de páginas.
El Viernes Santo de 1697, a sus 36 años, recibió las llagas de Cristo:

“En un instante vi salir de sus santas llagas cinco rayos resplandecientes, todos los cuales se dirigieron a mí. Yo veía cómo todos esos rayos tomaban la forma de pequeñas llamas. En cuatro de ellas estaban los clavos y en una la lanza, como de oro, rusiente: ésta me traspasó el corazón de parte a parte, y los clavos me atravesaron las manos y los pies. Sentí un dolor muy fuerte, pero en el mismo dolor me veía y me sentía toda transformada en Dios. En cuanto quedé herida, aquellas llamas tomaron de nuevo la forma de rayos resplandecientes y los vi posarse en las manos, pies y costado del Crucificado.
El Señor me confirmó por su esposa, me entregó a su Madre, me encomendó para siempre a su custodia y me puso bajo el cuidado del ángel de mi guarda…
…Volví en mí y me hallé con los brazos extendidos totalmente rígidos y con un dolor fuerte en las manos, en los pies y en el costado. Sentía que la herida del costado estaba abierta y sangraba.

Y en la misma relación, al final: Si bien en las manos y en los pies no había exteriormente herida alguna, sino sólo una señal muy pequeña, con todo siento ahí un dolor muy intenso y, a veces, por la fuerza del dolor, me estremezco toda” (Lázaro Iriarte, OFMCap: Santa Verónica Giuliani [Textos]: Experiencia y doctrina mística. Madrid BAC 516, año 1991, pp. 211-212).

Lo que acabamos de transcribir es solo un espécimen…
Mirabilis Deus in sanctis suis!


1

Arde en la Iglesia Verónica


Arde en la Iglesia Verónica
con aquel fuego encendido
que de la brasa divina
trajera en su carne Cristo.

Mujer del inmenso amor
en alma y cuerpo sentido,
mujer para el padecer
viviendo el amor sufrido.

Toda para ser esposa,
sola para Cristo vivo,
corazón para mirarle,
cuerpo para el sacrificio.

En el baño de sus llagas
su Esposo le ha sumergido,
en la alta luz del secreto
le ha dado el divino anillo.

Gozo, esperanza y dolor
con los hombres compartidos,
cual quieta madre Verónica
padece donde está Cristo.

¡Señor de amor silencioso,
rey de vírgenes querido,
para ti el aroma santo
de tu huerto florecido!. Amén.


Diciembre 1981


2

El himno del amor a Cristo Esposo


El himno del amor a Cristo Esposo
cantemos con Verónica en la Iglesia:
¡Oh puro amor y puro padecer,
los dos así fundidos en la espera!

Amor locura, ímpetu de vida,
que a Dios hizo venir a nuestra tierra,
y en cruz y en sacramento se regala,
y aquí se comunica y se revela.

La esposa y sierva, humilde pecadora,
en fuego quiere arder, de amor deshecha,
y ser la mediadora del perdón:
que aquella Sangre santa no se pierda.

La pobre capuchina penitente
padece todo y goza sin reserva,
y en esas Llagas, mar del puro amor,
hogar de Dios, amando, se aposenta.

María la conduce hasta el secreto,
dulcísimo consuelo, fiel maestra:
¡oh Madre amada, reposo de Jesús,
y de la Trinidad hermosa puerta!

¡Dulcísimo Jesús Sacramentado,
festín de toda vida y experiencia,
a ti sea el amor que has encendido,
a ti en la Trinidad mi vida entera! Amén.


Cuautitlán Izcalli (Casa de Formación Santa Verónica), 9 julio 2004