P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM



3 de julio


Santo Tomás, Apóstol


Retorna la memoria de Tomás


Al cantar en la fiesta de santo Tomás, nos atenemos en este himno a los datos evangélicos, añadiendo un detalle de la tradición: el apóstol portador del Evangelio a un pueblo muy lejano.

¿Quién es Tomás? Por de pronto, un discípulo muy intrépido: “¡Vayamos también nosotros a morir con él!” (Jn 11,16). La asociación al misterio pascual es luego lo que perfila la figura evangélica del apóstol. “Le dice Tomás: « Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? » Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,5-6).

Finalmente, a la hora de la resurrección, pasada la prueba, Tomás, con la experiencia divina del divino cuerpo, confiesa: “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20,28). Es nombrado también en el capítulo final de Juan, cuando la aparición en Tiberíades (Jn 21,2).

¿Y después? Tomás, uno de los Doce, tuvo el destino de los Apóstoles, es decir, ser testigo y llevar el Evangelio “hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Según antigua tradición, llegó a la India y la Iglesia Malabar lo venera como apóstol suyo. Edesa, la Iglesia Caldea (Iraq), lo mismo que Persia, buscan sus orígenes en el apóstol Santo Tomás. En fin, Ortona (Abruzos, Italia) pretende guardar sus reliquias, trasladadas de Oriente.


1. Retorna la memoria de Tomás,
apóstol venerado,
aquel varón intrépido que dijo:
¡Vayamos a morir con quien amamos!

2. Con mano temblorosa y fe sentida,
estando en el Cenáculo,
tocó Tomás al Verbo luminoso,
tocó el divino cuerpo que tocamos.

3. Tocó divinidad tocando carne,
se ungieron las dos manos,
entró en la Trinidad mirando al Hijo
y vio los cielos cuando vio el Costado.

4. Dichosos, sí, dichosos los que creen,
videntes de ojos claros;
Camino es el Señor, verdad y Vida,
y al verlo a él, al Padre contemplamos.

5. Llevó el apóstol cuerpo y Evangelio
a un pueblo muy lejano;
la gente malabar hoy le bendice,
que a Cristo por Tomás lo llaman Santo.

6. ¡Señor mío y Dios mío, Jesucristo,
te adoro, te adoramos,
oh Dios donado, Dios de inmensa gloria,
un día en Cruz y Dios resucitado! Amén


Jerusalén, 3 de julio de 1986.

Publicado: RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, Himnario de los Apóstoles, en: Fovenda Sacra Liturgia: Miscelánea en honor del Dr. Pere Farnés. Centre de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 200, pp. 339-356, véase pp. 348-349.