Antes celebración el
1 de julio
Preciosísima Sangre
de Nuestro Señor Jesucristo
(Misa votiva)
El Beato Juan XXIII, “el treinta de junio de 1959, vigilia de la fiesta de
la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, segundo año de nuestro
Pontificado” publicó la carta apostólica Inde a primis “sobre el
fomento del culto a la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo”.
Allí decía:
“… Asimismo la devoción a la Preciosísima Sangre, cuyo propagador
admirable fue, en el siglo pasado, el sacerdote romano San Gaspar del
Búfalo, obtuvo merecido asentimiento de esta Sede Apostólica. Conviene
recordar que por mandato de Benedicto XIV se compusieron la Misa y el
Oficio en honor de la Sangre adorable del Divino Salvador; y que Pío IX,
en cumplimiento de un voto hecho en Gaeta, extendió la fiesta litúrgica a
la Iglesia universal [10 de agosto de 1849]. Por último Pío XI, de feliz
memoria, como recuerdo del XIX Centenario de la Redención [1933], elevó
dicha fiesta a rito doble de primera clase, con el fin de que, al
incrementar la solemnidad litúrgica, se intensificase también la devoción
y se derramasen más copiosamente sobre los hombres los frutos de la Sangre
redentora”.
En la misma carta había anotado el Papa:
“Nos parece muy oportuno llamar la atención de nuestros queridos hijos
sobre la conexión indisoluble que debe unir a las devociones, tan
difundidas entre el pueblo cristiano, a saber, la del Santísimo Nombre de
Jesús y su Sacratísimo Corazón, con la que tiende a honrar la Preciosísima
Sangre del Verbo encarnado "derramada por muchos en remisión de los
pecados".
El Papa aprobó la Letanía a la Preciosísima
Sangre de Nuestro Señor Jesucristo (1960).
En el Calendarium Romanum revisado tras el Concilio [el año 1969]
esta Solemnidad “queda suprimida, dado que la Preciosísima Sangre
de Cristo Redentor, ya se venera en las solemnidades de la Pasión, de la
Santísima Eucaristía y del Sacratísimo Corazón de Jesús y también en la
fiesta de la Exaltación de la Cruz. Con todo, la Misa de la
Perciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo se vuelve a poner entre
las Misas votivas” (Calendarium Romanum 1969, Iulius, 1).
(Nota. Para la consideración del cristiano es muy
interesante este “viraje” que se produce a los diez años. ¿Es que ignoraba
el Papa este razonamiento que se utiliza en la nueva normativa? Sin duda
que no. Se trataba de una nueva sensibilidad con respecto a las
celebraciones que se quería fomentar tras el Concilio…, ciertamente que
con sus más y sus menos).
* * *
La espiritualidad que se desprende de esta
“Devoción”, puede considerarse en este párrafo de la misma carta:
“Así, pues, al acercarse la fiesta y el mes
consagrado al culto de la Sangre de Cristo, precio de nuestro rescate,
prenda de salvación y de vida eterna, que los fieles la hagan objeto de
sus más devotas meditaciones y más frecuentes comuniones sacramentales.
Que reflexionen, iluminados por las saludables enseñanzas que dimanan de
los Libros Sagrados y de la doctrina de los Santos Padres y Doctores de la
Iglesia en el valor sobreabundante, infinito, de esta Sangre
verdaderamente preciosísima, cuius una stilla salvum facere totum
mundum quit ab omni scelere (de la cual una sola gota puede salvar al
mundo de todo pecado), como canta la Iglesia con el Doctor Angélico [Adoro
te devote] y como sabiamente lo confirmó nuestro Predecesor Clemente VI.
Porque, si es infinito el valor de la Sangre del Hombre Dios e infinita la
caridad que le impulsó a derramarla desde el octavo día de su nacimiento y
después con mayor abundancia en la agonía del huerto, en la flagelación y
coronación de espinas, en la subida al Calvario y en la Crucifixión y,
finalmente, en la extensa herida del costado, como símbolo de esa misma
divina Sangre, que fluye por todos los Sacramentos de la Iglesia, es no
sólo conveniente sino muy justo que se le tribute homenaje de adoración y
de amorosa gratitud por parte de los que han sido regenerados con sus
ondas saludables”.
* * *
Ofrecemos estos poemas oracionales a gloria
y honor de la “Preciosa Sangre de Cristo”, Misterio titular de la
Parroquia de los Hermanos Menores Capuchinos de Puebla, donde presto mis
servicios.
I
Preciosa Sangre de Cristo, de su cuerpo derramada
Una bella pintura del Crucifijo de San Damián, de grandes proporciones,
preside nuestra iglesia parroquial, con “ojos grandes, divinos”. La sangre
de este cuerpo, purísima, destella en las llagas, que son como perlas, y
riega la Iglesia.
1. Preciosa Sangre de Cristo,
de su cuerpo derramada,
a la cruz va mi mirada
y adoro al Dios que yo he visto,
2. Los ojos grandes, divinos
iluminan todo el rostro;
son mi luz, y yo me postro,
llorando mis desatinos.
3. Es Cristo Resucitado
mi invencible defensor,
el que reina por amor
y al que veo en cruz clavado.
4. No puedo temer castigo
al verle a Jesús así,
que si un día le ofendí
la cruz es su paz conmigo.
5. Sus llagas puras, preciosas,
ante el Padre están hablando,
y Dios se está recreando
ante esas divinas rosas.
6. Son todo el amor del Hijo
su Pasión, la Eucaristía,
que en Pascua se convertía
el dolor del Crucifijo.
7. El costado es manantial
de sacramentos de gracia
y ha mostrado su eficacia
en la fuente bautismal.
8. Del corazón ha nacido
la Iglesia, su amada esposa,
allí descansa y reposa
y encuentra refugio y nido.
9. Llagas de clavos y lanza,
mi perdón, fuerza y dulzura,
que sienta yo la ternura
de Jesús, que es mi esperanza.
10. Y cuando llegue mi muerte,
¡oh Jesús, dulce y piadoso!,
halle en tu abrazo amoroso
contigo mi eterna suerte. Amén.
Puebla, 2 julio 2009
II
Sangre de Cristo, embriágame
Embriágame de dulzura,
Sangre de Cristo preciosa,
y que el alma silenciosa
sienta el amor que le cura.
Embriágame de pasión,
sangre por mí derramada,
para que en mí no haya nada
extraño a su corazón.
Embriágame de pureza,
sangre de Dios virginal,
para que el hombre animal
no profane mi grandeza.
Embriágame de bondad,
sangre santa del Calvario,
para que no haya adversario
que ofenda tu santidad.
Embriágame hasta perder
el raciocinio y sentido,
que, al verme de Dios transido,
Dios será mi amanecer.
Puebla, 4 julio 2009
III
Oración a la Preciosa Sangre de Cristo
ante la santa Eucaristía
(Esta oración, rimada en sencilla poesía puede ser orada de modo
individual, meditando el contenido espiritual de los versos; o puede
rezarse comunitariamente a dos coros, alternando las estrofas impares y
las pares. En una oración comunitaria se puede ir leyendo a dos coros las
estrofas, o – mejor – se puede cantarlas con un semitonado, con ritmo
contemplativo)
(Coro primero)
1. Preciosa Sangre de Cristo,
por nosotros derramada,
de cinco heridas manantes
eres Amor que nos salva.
(Coro segundo)
2. Sangre de Dios humanado,
sangre mía, de mis llagas,
toda mi vida y pasión
la veo ahí reflejada.
(Coro primero)
3. Conmigo te hiciste uno,
amándome hasta la entraña:
nada que humano se diga
fue ajeno a tu vida humana.
(Coro segundo)
4. Y todo ofreciste al Padre:
mis alegrías y lágrimas;
mi vida y muerte son tuyas,
mía será tu morada.
(Coro primero)
5. Hoy vives resucitado
y sobre el mundo te alzas;
eres perdón de los hombres
y tu gracia nos regalas.
(Coro segundo)
6. Sangre preciosa, purísima,
de María inmaculada,
eres la paz, la belleza
que adorna a tu Iglesia santa.
(Coro primero)
7. Cuando miro al Crucifijo,
te veo, Sangre adorada,
de manos, pies y costado,
Sangre que riega y que salva.
(Coro segundo)
8. A esa llaga del Costado
me acerco para besarla,
y me siento refugiado,
libre de toda acechanza.
(Coro primero)
9. Corazón que un día abrió
el soldado con la lanza,
y de esa fuente brotan
ríos de sangre y de agua.
(Coro segundo)
10. Era el signo del Espíritu
que Dios Padre nos mostraba,
y en los siete Sacramentos
a la Iglesia confiaba.
(Coro primero)
11. Sangre divina de Cristo,
al Padre sean las gracias;
te adoro en la Eucaristía
que entera traspasa el alma.
(Coro segundo)
12. Preciosa Sangre de Cristo,
en mi iglesia venerada,
tú serás mi eterna gloria,
Sangre de Dios sacrosanta. Amén.
Puebla, 18 junio 2010
IV
Esta es la sangre de Dios
La “Congregación de la Pasión de Jesucristo” – popularmente, los
Pasionistas – celebra la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
con categoría de fiesta el 1 de julio, e indican en su “Propio de la
Liturgia de las Horas” cómo esta fiesta fue concedida a la Congregación en
1773. Su santo Fundador, San Pablo de la Cruz, murió en 1775. “La devoción
a la Preciosísima Sangre la hallamos expuesta en san Pablo de la Cruz y en
los primeros pasionistas, especialmente en san Vicente María Strambi, que
profundizó en ella y la propagó, escribiendo incluso un opúsculo para el
mes de la Preciosísima Sangre”.
Para su Breviario fue compuesto el siguiente himno.
Esta es la sangre de Dios
en la heridas de Cristo;
es la locura de amor
que Dios nos mostró en su Hijo.
Que no tema el pecador,
ante el amor infinito,
ved que Dios se ha desbordado
y que en la Cruz se ha vertido.
El corazón palpitante
cuando no tuvo latido
se abrió para dar al mundo
la sangre del sacrificio.
Oh sangre que reconcilia
cielo y tierra divididos,
sangre del divino Esposo
memorial de su martirio.
Oh sangre de Eucaristía
en labios enrojecidos,
sangre de Cristo preciosa
pacto de los elegidos.
¡Gloria y eterna alabanza
al Redentor que ha sufrido,
a ti, Jesús, nuestro amor
hasta el último suspiro! Amén.
Angosto, Álava (Casa de retiro de los Pasionistas, Nuestra Sra. de
Angosto) 5 de febrero de 1996.
CONGREGACIÓN DE LA PASIÓN DE JESUCRISTO, Propio de la Liturgia de las
Horas. Conferencia Interprovincial Ibérica (Bilbao – Zaragoza – Madrid)
1997, p. 111 (Oficio de Laudes de esta fiesta).
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