P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


7 de febrero

Santa Coleta de Corbie
(1381-1447)


Pasión de amor en fibra de mujer


He aquí algunos rasgos de la sorprendente vida de Santa Coleta de Corbie, reformadora.

“Colette - que así se llamó en forma abreviada y cariñosa Nicolette Boylet - había nacido en Corbie, en la Picardia, el 13 de enero de 1381. Después de ensayar la vida religiosa entre las beguinas de Corbie y entre las clarisas de Moncel, decidió, en 1402, por consejo de fray Juan Pinet, guardián de Hesdin, hacer vida de reclusa o emparedada al arrimo de la iglesia de Notre Dame de su pueblo; si bien, sintiéndose llamada, como consecuencia de ciertas visiones, a reformar las Órdenes de san Francisco y de santa Clara, no tardó en solicitar la dispensa de su voto de reclusión perpetua y la autorización pontificia para fundar un monasterio de clarisas en el rigor ideal de la Regla I.

Una vez que hubo obtenido la autorización necesaria de la Curia pontificia de Avignon, con fecha 29 de abril de 1406, fue ante todo a entrevistarse con el papa aragonés Benedicto XIII, que entonces se hallaba en Niza, y que tenía dos hermanas clarisas en Calatayud, las cuales habían intentado ya emprender alguna reforma en su monasterio. (…)

En efecto, se trasladó a Besançon, después de haber obtenido del Papa, por enero de 1408, las facultades del caso. Y allí comenzó la reforma coletina, con la profesión de la Regla I. … Y como la fundación prosperara, la Santa pensó en establecer una nueva comunidad en Auxonne, en 1412. Y al visitar de paso el convento próximo de los frailes menores de Dole, viendo que simpatizaban con sus planes de reforma, los ganó fácilmente para su causa, con la esperanza de que entre ellos pudieran obtenerse capellanes y confesores para los futuros monasterios. De este modo se iniciaba, al arrimo de las clarisas coletinas, la rama de los Frailes de la reforma de Santa Coleta, que no se fundiría con los Observantes hasta 1517.

Siguieron las fundaciones de Poligny (1417), Decize (1419), Seurre (1421), Moulins (1422), Aigueperse (1424), Vevey (1425), Orbe (1428), etc. Y luego en el sur de Francia, las de Castres (1425), Lezignan (1431), de donde había de originarse el movimiento de las coletinas españolas, etc. (…)

La vida de santa Coleta es interesante como una novela. Fue una mujer extraordinaria que supo obtener la colaboración de papas, frailes, príncipes, duques, capitanes para su loca empresa. Fueron cuatro los conventos de frailes adictos a su reforma -Dole, Chariez, Sellieres y Buevray (a los que más tarde se agregarían otros, como los de Chambery y Curtray)-, que desde 1427 tuvieron su propio Comisario o Prelado mayor en la persona de fray Enrique de Baume, por nombramiento de fray Guillermo de Casale (AFH 3, 1910, 95-96).

Entre sus devotos, es particularmente emocionante el caso de Jaime de Borbón, rey de Nápoles, por su matrimonio en segundas nupcias con la reina doña Juana. Profundamente conmovido ante la decisión de las dos hijas de su primer matrimonio con doña Beatriz de Navarra, que profesaron la Regla de santa Clara con las Constituciones coletinas, acabó por convertirse a una vida de fervor y austeridad por el influjo irresistible de la genial reformadora; y, al morir su mujer, doña Juana de Nápoles, dispensado del año de noviciado por la Santa, profesó también él la Regla franciscana en el hospicio de los frailes anejo al monasterio de las monjas de Besançon. (…)

Y en los Países Bajos murió, en el monasterio de Gante, el 6 de marzo de 1447, la extraordinaria monja, después de haber fundado o reformado, en cuarenta años, unos 17 monasterios, y después de haber comunicado a su obra un dinamismo que la llevaría en los siglos sucesivos hasta América, Asia, África y Australia”.

(Tomado de: IGNACIO OMAECHEVARRÍA, OFM, Las Clarisas a través de los siglos. Madrid, Ed. Cisneros, 1972, 89-92)


Pasión de amor en fibra de mujer,
pasión de soledad y de oración,
Coleta amurallada de silencio,
sedienta de tu Esposo y tu Señor.

Pasión de Iglesia en cisma dolorida,
sangrando en cinco llagas su dolor,
Coleta, hermana, virgen del Calvario,
quisiste ser apóstol de la unión.

Pasión de fuego y brasa que encendía
la luz que hermana Clara nos dejó,
quisiste ser, Coleta, en tu reforma,
la fiel al ideal, bandera y voz.

Pasión por una Regla prometida,
que cuerpo y corazón te arrebató,
intrépida Coleta, madre tierna,
tu vida fue Evangelio, fuerza y sol.

Pasión de vida, alerta al santo Espíritu
que unge corazones con su unción,
enséñanos, Coleta, a ser valientes,
llevados por divina inspiración.

¡Honor a Cristo, fuerza de su Iglesia,
que amándonos obró la redención;
florezca su hermosura entre nosotros,
y sea nuestra vida su canción! Amén.


Cuautitlán Izcalli, 7 de febrero de 2007