P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

Celebraciones en el tiempo de Navidad

Santísimo Nombre de Jesús 3
3 de enero


Dios es carne y tiene nombre


La veneración del Santísimo Nombre de Jesús retrata muy bien la piedad estremecida y enternecida por la santa humanidad de Jesús. Recordemos a san Francisco y, antes que él, a san Bernardo.

De Francisco ha escrito Fray Tomás de Celano: "¡Qué intimidades las suyas con Jesús! Jesús en el corazón, Jesús en los labios, Jesús en los oídos, Jesús en los ojos, Jesús en las manos, Jesús presente siempre en todos sus miembros. ¡Oh, cuántas veces, estando a la mesa, olvidaba la comida corporal al oír el nombre de Jesús, al mencionarlo o al pensar en él! Y como se lee de un santo (San Bernardo): Viendo, no veía; oyendo, no oía" (1Celano, 115). A San Bernardo se atribuye Iesu, dulcis memoria: "Iesu, dulcis memoria, / dans vera cordis gaudia: / sed super mel et omnia / eius dulcis praesentia. Nil canitur suavius, / nil auditur jucundius, / nil cogitatur dulcius, / quam Iesus Dei Filius"

Es posible venerar el nombre concreto de Jesús, pronúnciese como sea en nuestras lenguas, con ese valor "simbólico sacramental" con que damos culto al Icono del Señor. Podemos venerar el nombre físico de Jesús con el culto de latría con que veneramos y adoramos la santa Cruz, signo sacramental de nuestra redención. Al venerar el nombre de Jesús, damos culto al Verbo Encarnado, adoramos la santa Humanidad del Hijo de Dios. Pero esto lo hacemos en lo concreto: el nombre de Jesús llena los cinco sentidos; es poseído, a través de la fe, por los cinco sentidos corporales y espirituales.


1. Dios es carne y tiene nombre
en su locura divina;
Dios desciende a mi ternura,
Dios es Tierra, Dios es Hombre.

2. Yeschúa es aposento
de eterna divinidad,
en mi piel es suavidad,
en mis labios, sacramento.

3. Vida de cinco sentidos,
aliento del corazón,
Jesús, mi toda oración,
entre dulzura y gemidos.

4. Jesús, piedad encarnada,
salvación que me traspasa,
Jesús, mi pan y mi brasa,
esperanza regalada.

5. Profeso la Encarnación
con vocablo dulce y bueno,
Jesús, Jesús Nazareno,
mi amor y mi adoración.

6. ¡Salve Jesús de la espera,
Evangelio en vida y muerte,
queremos amarte y verte
en la mansión venidera! Amén.


Puebla, 3 de enero de 2008