Himnos de Adviento
La Inmaculada Concepción de la Virgen María – 3
Tabernáculo elegido
(Oficio de lectura)
En el oficio de lectura de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se
toman los salmos del Común de la Virgen María. Las antífonas marianas de
dichos salmos se encuentran un poco modificadas, para aplicar nuestra
atención espiritual al misterio del origen de María, y quedan de esta
manera.
Primera. En su concepción
María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia de Dios, su
salvador (Salmo 23).
In Conceptióne sua
accépit María benedictiónem a Dómino, et misericórdiam a Deo salutári suo
Segunda. Dios la socorrió
al despuntar la aurora, el Altísimo ha consagrado su morada (Salmo 45).
Adiúvit eam Deus mane
dilúculo: sanctificávit tabernáculum suum Altíssimus.
Tercera. ¡Qué pregón tan
glorioso para ti, Ciudad de Dios!: el Señor te ha cimentado sobre el monte
santo (Salmo 86).
Gloriósa dicta sunt de
te, cívitas Dei: fundávit te Dóminus in móntibus sanctis
Orar con los salmos es orar no confinados en la fe que se va revelando,
sino orar con los misterios cristianos, orar desde la plenitud del
Evangelio. Los tres salmos elegidos nos hablan de la Comunidad de Dios, de
Israel, el Pueblo elegido. Y en esa santa Comunidad ¿no podremos ver a la
Virgen, que es la Madre de Jesús, la Madre del Verbo? Tal es la visión de
la Iglesia, que justifica el tono mariano de las antífonas, tomadas de los
salmos.
(NOTA. Para poder apreciar la
literalidad de la expresiones, que proceden del texto tradicional de la
Vulgata, anotemos lo siguiente. Psalm 23,5 hic accipiet benedictionem a
Domino et misericordiam a Deo salvatore suo (Nova Vulgata: salutari) -
45,5 sanctificavit tabernaculum suum Altissimus - 45,6 adiuvabit
eam Deus mane diluculo - 86,3 gloriosa dicta sunt de te civitas Dei
- 86,1 fundamenta eius in montibus sanctis - 86,5 et ipse
fundavit eam Altissimus).
Tabernáculo elegido
para ser Madre del Verbo;
toda humildad, toda gracia
Dios ha puesto en su aposento.
Bendición, misericordia
del Dios de todo consuelo,
Dios es luz, Dios es pureza
y en su luz la carne ha envuelto.
Ya las santas Escrituras
llegan a su cumplimiento;
y María, hija de Adán,
es la aurora del Adviento.
El Altísimo ha fundado
para el Hijo un santo templo;
de origen santificado
el Verbo ha tomado cuerpo.
Virgen gloriosa, agraciada,
en el divino misterio,
de la Iglesia, virgen madre,
eres figura y secreto.
¡A la santa Trinidad
sea el agradecimiento,
gloria al Padre, gloria al Hijo,
y al Don, Espíritu eterno! Amén.
Puebla, diciembre 2008
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