P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

Himnos de Adviento

La Inmaculada Concepción de la Virgen María – 3


Tabernáculo elegido
(Oficio de lectura)


En el oficio de lectura de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se toman los salmos del Común de la Virgen María. Las antífonas marianas de dichos salmos se encuentran un poco modificadas, para aplicar nuestra atención espiritual al misterio del origen de María, y quedan de esta manera.

Primera. En su concepción María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia de Dios, su salvador (Salmo 23).

In Conceptióne sua accépit María benedictiónem a Dómino, et misericórdiam a Deo salutári suo

Segunda. Dios la socorrió al despuntar la aurora, el Altísimo ha consagrado su morada (Salmo 45).

Adiúvit eam Deus mane dilúculo: sanctificávit tabernáculum suum Altíssimus.

Tercera. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Ciudad de Dios!: el Señor te ha cimentado sobre el monte santo (Salmo 86).

Gloriósa dicta sunt de te, cívitas Dei: fundávit te Dóminus in móntibus sanctis

Orar con los salmos es orar no confinados en la fe que se va revelando, sino orar con los misterios cristianos, orar desde la plenitud del Evangelio. Los tres salmos elegidos nos hablan de la Comunidad de Dios, de Israel, el Pueblo elegido. Y en esa santa Comunidad ¿no podremos ver a la Virgen, que es la Madre de Jesús, la Madre del Verbo? Tal es la visión de la Iglesia, que justifica el tono mariano de las antífonas, tomadas de los salmos.

(NOTA. Para poder apreciar la literalidad de la expresiones, que proceden del texto tradicional de la Vulgata, anotemos lo siguiente. Psalm 23,5 hic accipiet benedictionem a Domino et misericordiam a Deo salvatore suo (Nova Vulgata: salutari) - 45,5 sanctificavit tabernaculum suum Altissimus - 45,6 adiuvabit eam Deus mane diluculo - 86,3 gloriosa dicta sunt de te civitas Dei - 86,1 fundamenta eius in montibus sanctis - 86,5 et ipse fundavit eam Altissimus).


Tabernáculo elegido
para ser Madre del Verbo;
toda humildad, toda gracia
Dios ha puesto en su aposento.

Bendición, misericordia
del Dios de todo consuelo,
Dios es luz, Dios es pureza
y en su luz la carne ha envuelto.

Ya las santas Escrituras
llegan a su cumplimiento;
y María, hija de Adán,
es la aurora del Adviento.

El Altísimo ha fundado
para el Hijo un santo templo;
de origen santificado
el Verbo ha tomado cuerpo.

Virgen gloriosa, agraciada,
en el divino misterio,
de la Iglesia, virgen madre,
eres figura y secreto.

¡A la santa Trinidad
sea el agradecimiento,
gloria al Padre, gloria al Hijo,
y al Don, Espíritu eterno! Amén.


Puebla, diciembre 2008