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VI.
Himnos para Pasión y Semana
Santa
JUEVES SANTO
La Cena de despedida
Canto de comunión
En su libro Jesús de Nazaret, vol. II (2011), “Joseph Ratzinger /
Benedicto XVI” ha analizado detenidamente las palabras de la
consagración en la doble tradición llegada por Mateo – Marcos y Lucas –
Pablo (1Co 11,23-26).
Ante un acontecimiento de tal
magnitud en la historia de las religiones “no podía faltar el
cuestionamiento de la teología moderna… No se puede creer que (Jesús)
‘fuera capaz’ de tanto. … Así las cosas, una buena parte de teología
actual cuestiona que las palabras de la institución se remonten
realmente a las palabras de Jesús. Dado que lo que aquí está en juego es
el núcleo del cristianismo y el aspecto central de la figura de Jesús,
hemos de examinar la cuestión más detenidamente” (En la edición de
Planeta-Encuentro, 141-142).
El Padre quiere perdonar
incondicionalmente (Peter Fiedler); esto es verdad. Entonces no es
posible con la “expiación”, que suponen las palabras de Jesús, al decir
que da su vida “por vosotros, por muchos”, por todos. “Aquí reside el
verdadero motivo por el que una buena parte de los teólogos modernos (y
no solo los exegetas) no admiten que las palabras de la última Cena
provengan de Jesús” (o. c., 143). El Papa explicará cómo es posible el
perdón incondicional de Dios , anunciado desde el principio, y la
expiación que Jesús atribuye a su vida, no solo en el mensaje de
Jerusalén, sino ya desde el principio.
“…Es comprensible por tanto que
haya en la exégesis un amplio debate sobre cuáles sean las palabras
originarias de Jesús. Rudolph Pesch ha mostrado que, en un primer
momento, surgen aquí cuarenta y seis posibilidades que, intercambiando
cada una de las respectivas introducciones, pueden ser el doble…
Nosotros partimos del presupuesto de que la transmisión de las palabras
de Jesús no existe sin su recepción por parte de la Iglesia naciente…
Así se podía percibir en las palabras de Jesús tanto el eco de Éxodo 24
como de Jeremías 31, y acentuar más un contenido u otro” (pp. 152-153).
(Nota. Estas páginas son de un
teólogo profesional, y no se entienden con una mera lectura informativa
de corrido)
Desde esta perspectiva, con un estilo que acaso llamaríamos
“dogmático-narrativo”, y agradecidos a Benedicto XVI, escribimos este
himno en Jueves Santo de 2011.
La Cena de
despedida
es la Pascua del Señor:
Dios encarnado es amor
y su vida es nuestra vida.
1. Es el pan entre
sus manos
Pan partido y compartido:
“mi historia y vida yo entrego;
unido a vuestro destino”.
2. Por vosotros y por muchos,
expiación y martirio;
la salvación y la gracia
es este pan y este vino.
La Cena de despedida
es la Pascua del Señor:
Dios encarnado es amor
y su vida es nuestra vida.
3. La sangre en el
Sinaí
consagró el pacto divino (Ex 24),
mas el pecado obstinado
fue quebrando el compromiso.
4. He aquí que llegan días
en que habrá un pacto distinto (Jr 31);
grabaré en el corazón,
la obediencia de mi Hijo.
La Cena de despedida
es la Pascua del Señor:
Dios encarnado es amor
y su vida es nuestra vida.
5. Por la muerte de
Jesús
se cumplió el pacto predicho,
y una Alianza por siempre
se creó en su sacrificio.
6. El cáliz de mi alianza
es ese mi amor invicto;
es el perdón con mi sangre,
del Padre el abrazo íntimo.
La Cena de despedida
es la Pascua del Señor:
Dios encarnado es amor
y su vida es nuestra vida.
7. Es esta la
tradición,
que viene desde el principio;
este es Jesús y su Iglesia,
es el culto del Dios vivo.
8. Y hoy nosotros celebramos
su memorial por los siglos,
con un anhelo en los ojos:
la copa del Paraíso.
La Cena de despedida
es la Pascua del Señor:
Dios encarnado es amor
y su vida es nuestra vida.
9. Oh Jesús, divino Esposo,
nuestro deseo cumplido,
esa Pascua que aquí empieza
la quiero beber contigo.
10. ¡Al Padre la acción de gracias,
con los dones bendecidos,
y a ti, Jesús, Cuerpo y Sangre
y el Espíritu encendido! Amén.
Puebla de los Ángeles, Jueves Santo 2011
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