San
Juan de Ávila
Carta á un señor de título enfermo, animándole al amor del padecer, significándole el grande fruto que de aquesto viene
He
sabido que después que de allá me partí ha ido á V. S. aún más
trabajosamente que quando yo allá estava; y deve ser por hazerle Nuestro Señor
más merced, pues lo son los trabajos para quien lo sabe entender. Y bien es que
para tener parte en la venida de Jesu Cristo Nuestro Señor esté V. S. en
ellos, pues dixo Él que avía venido para dar á los pobres buenas nuevas, y
medicinar los quebrantados de coraçón y consolar los llorosos, y darles corona
por la ceniza y alegría por el lloro. Y pues el consejo del Altíssimo es no
dar parte de sí sino á quien destas cosas tuviere parte, tiémplese el
sinsabor de ellas con venir Dios con ellas, ó tras ellas; lo qual no sólo las
haze sufribles, mas deseables, porque muy mayor es la ganancia que traen que la
pérdida; y siendo Dios el que se da á trueco de la hiel que ell[a]s tienen, en
ninguna manera deven dexar de ser amadas, y assí bien recebidas quando vienen,
y aun desseadas, y llamadas quando se tardan.
Fortíssima
cosa es un coraçón determinado en querer á Dios, porque, como entiende que
puede alcançar á este que desea, no teme meterse por lanças, teniéndose por
cumplidamente dichoso con sólo este bien que alcance, aunque sea á trueco de
todo lo que le pueden pedir: estima á Dios en mucho, y de aí le viene estimar
los trabajos en poco, pues leemos de Jacob aver hecho esto con su amada Raquel,
y aunque le echasen carga de nuevos trabajos, toda la llevó por gozar de su
deseo; y pues á V. S. ha cabido suerte por la misericordia de Dios de estar
apalabrado con Dios sobre que será Él su gualardón y descanso de sus
trabajos, no dé esta mancha en su honra, que le parezcan grandes, siendo Dios
la paga dellos y el mismo que los embía. Sufra V. S. la carga y la sobrecarga
los siete años primeros y los siete siguientes, que si persevera en el amor de
Raquel, su galardón será el eterno descanso, y cantará delante el acatamiento
de Dios: L[a]etati sumus prodiebus quibus nos humiliasti: annis quibus
vidimus mala; y entenderá entonces el valor de la enfermedad y dolores que
Nuestro Señor agora le embía, y mirarlas ha como á simiente de su gozo, y á
camino de su descanso y á cosas que le acarrearon á Dios; y pues el cristiano
acá ha de tener parte de aquella luz que allá ha de poseer perfectamente, mire
V. S. sus trabajos con ojos de fe, cotejándolos con lo que dellos saldrá, y
serle han consuelo dellos mismos, y verá que aunque son cargosos, ellos mismos
traen fuerça con que ser llevados; porque lo que afligen con lo presente
consuelan con la esperança: y como ésta sea muy cierta, pues lleva la orden
que Dios tiene puesta, que es que venga después de ser uno provado en la
tribulación, ningún lugar queda para no ser bien recebidos los anunciadores de
nueva tan buena, como es de llevarnos al cielo. Tenga V. S. cuidado de les dar
compañía qual ellos dessean, que es paciencia en ellos y diligencia en hazer
las buenas obras que pudiere; que pues Dios da á entender que le quiere salvar,
no es razón ser floxo en effectuar lo que conviene para tan grande bien y que
tan presto verná: y esté con mucha confiança en las piadossíssimas manos de
Dios, el qual sea guarda de V. Illustríssima S., y todo su bien, y su eterna
corona. Amen.